✎ CAPITULO 3
◤No es nada fácil◥
Habían pasado unas 12 semanas, 3 meses específicamente, y todo marchaba más que excelente para aquella pareja del zorro y la coneja.
Por suerte para Tails, Vector se tomó bien el delicado tema de que Cream estuviera embarazada, de hecho, decidió junto con Vainilla ayudarlos a ambos a sobrellevar esa responsabilidad, y con ayuda de sus amigos iban más que excelente.
Aunque para Sonic estar llevando esa carga de que Amy también estuviera en el embarazo lo estaba cansando un poco. Amy era demasiado exigente en esta etapa y estresaba mucho al erizo.
─ ¡Sonic!
Y hablando de la reina de Roma.
─ ¿Que sucede? ─ Cuestiona el erizo caminando hacia su esposa que estaba acostada en el sofá.
─ ¿No puedes buscarme algo de comer?
─ ¡¿Qué?! ¡Pero hace 10 minutos te di un sándwich, un burrito, una Mehburguesa y 5 Chilli-dog! ─ Exclamó el azulado. ─ ¡¡Y eso que rara vez comes Chilli-dogs!!
─ Por favor... ─ Le suplicó la rosada colocando una tierna mirada que ruborizaba al mayor.
Él colocaba resistencia ante esa hermosa imagen que tenía de su esposa, cruzando sus brazos y desviando su mirada de la rosada. Odiaba que Amy hiciera eso, pero... Verla con ese brillo en sus ojos, esa sonrisa, ese cariño que le transmite... Carajo.
─ Agh... Bien, está bien. ─ Dijo él llendo a la cocina.
─ ¡Yo gano! ─ Exclama ella desde la sala.
El erizo azul estaba más que estresado, buscando algún alimento que darle a su hambrienta esposa. Logró encontrar un trozo de pastel de chocolate que le había regalado Cream por el cumpleaños de Tails, así que decidió tomarlo y llevárselo a Amy.
Caminaba con ese postre en sus manos y vió a la rosada recostada mirando el techo para distraerse. Ella actuando de esa manera, sin pedidos o exigencias de por medio, la hacían ver tan adorable. Una ligera sonrisa apareció en el rostro de nuestro erizo, y se sentó en el sofá viendo que Amy tomaba asiento con cuidado y miraba a su esposo con una sonrisa.
─ Aquí tienes. ─ Le extendió el plato con el postre, viendo que ella lo tomaba. ─ Espero que después de esto no pidas más comida.
─ No prometo nada. ─ Contesto ella, comiendo el pastel. ─ Gracias, Sonikku.
Sintió un flechazo interno y un rubor se plantó en su rostro. Adoraba que ella le dijera de esa manera, haciendo que la abrazara con amor rodeando sus brazos por su vientre y acariciara esa pancita de embarazada que ella tenía.
Esa acción suya la había dejado roja por su vergüenza.
─ S-Sonic... ─ Tartamudea entre risas, viendo que el antes mencionado escondía su rostro en su cuello.
─ ¿Qué sucede, Ames? ─ Susurraba contra la piel de la rosada, viendo que ella volteaba a verlo con una sonrisa divertida en su rostro. ─ ¿Por qué esa sonrisa?
─ Por esto. ─ Lo había besado en sus labios y con un poco de sabor a chocolate por el pastel que comía.
Esa acción de su esposa lo había dejado sorprendido, por lo que decidió devolverle el beso con el mismo cariño que ella le daba, saboreando el dulce sabor de sus labios y el del chocolate.
─ Tú siempre sabes cómo volver a enamorarme... ─ Susurró el erizo separándose de sus labios ahora manchados de chocolate.
─ Lo sé. ─ Contesta ella, pero una sonrisa nerviosa se había visto en sus labios desconcertando al mayor.
─ ¿Qué pasa?
─ B-Bueno... ¿P-Podrias buscar otra rebanada de pastel?
─ Espera... ─ Se había quedado pensando por un momento hasta reaccionar, frunciendo el ceño. ─ Tramposa.
─ ¿Por qué?
─ Me besaste para que después me pidieras otra cosa y yo fuera sin enojarme. Tramposa. ─ Dijo él.
─ Mm... Puede que si. Puede que no. No lo sé.
─ Agh... ¡Amy!
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Bueno, se podría decir que el gran Sonic The Hedgehog ha tenido bastante trabajo ayudando a su esposa en la etapa del embarazo, y eso que es solo el comienzo. Algunas veces algunas peticiones de la eriza, ¡No tenían sentido!
─ ¡Oye, Sonic!
─ ¡Ya voy! ─ Exclamó el mayor desde la cocina, llegando a la habitación que compartían, estando Amy ahí. ─ ¿Qué sucede?
─ ¿Puedes pasarme ese libro, por favor? ─ Pide ella sonriente.
El erizo había alzado una ceja y después vió el libro que estaba en la cama, misma ubicación donde ella estaba, y para que fuera más absurda la petición tenía el libro a la par de sus pies. Un entrecejo fruncido se vió en el rostro del cobalto.
─ Amy, ¿Es en serio? ─ Quejó, tomando el libro y dejándolo en las manos de su amada.
─ Gracias.
Sonic estaba apunto de salir de la habitación hasta que volvió a escuchar la voz de su esposa, por lo que regreso a su puesto y la miró.
─ ¿Qué?
─ ¿También me puedes pasar el vaso de agua?
Lo dijo ella y sabiendo que el vaso estaba en la mesita de noche que se encontraba justo al lado de la cama. Esto ya se estaba volviendo ridículo.
─ Amy, ¿No crees que esto es algo tonto? ─ Replicó el erizo dándole el vaso de agua a su esposa.
─ ¿Es tonto querer ayudar a tu esposa?
─ ¿Qué?... Yo nunca dije eso.
─ Dijiste que "Es algo tonto". Osea, quieres decir que es tonto ayudarme.
─ ¿No crees que estás exagerando un poco?
─ ¡No estoy exagerando! ─ Gritó la eriza en rabia, asustando a su marido.
─ Eh... ¿Hay otra cosa que pueda hacer por tí?
─ ¡Si! ¡Irte! ─ Señaló la puerta la chica, por lo que su esposo acató la orden.
Sonic cerró la puerta y bajo las escaleras hasta la sala, decidiendo sentarse en el sofá y leer un libro hasta que su amada se relaje, pero unos 5 minutos después escuchó que ella lo llamaba y él decidió dejar su libro en el sofá e ir directo a la habitación.
Abrió nuevamente la puerta y vió a Amy sentada en la cama con lágrimas en sus ojos, preocupando al mayor.
─ ¡Ames! ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ─ Se sentó a su lado colocando sus manos en los hombros de su chica.
─ L-Lo siento... ─ Fue lo único que ella había dicho, respecto a su enojo de hace un momento.
Era entendible sus cambios de humor. Estaba en esa etapa del embarazo que afectaba en sus emociones y, aunque fuera un dolor de cabeza, era normal. Eso lo sabía el héroe de Mobius.
─ Ay, linda... No tienes que llorar. Pero no vuelvas a asustarme así. ─ Le contestó dándole un beso en su frente.
─ Sonic...
─ ¿Si?
─ ¿Puedes abrazarme? ─ Pidió suavemente la eriza rosa, llenando de ternura al azulado.
El erizo azul queriendo hacerla sentir mejor acató su petición y la abrazo con toda la suavidad y ternura que solo le podía ofrecer a alguien como ella. Sus manos rodeaban su cintura y apoyaba su menton en la cabeza de su esposa, sabiendo que de esa forma ella de sentía resguardada y segura en ese abrazo que le otorgaba su esposo.
De manera inconsciente el erizo empezó a ronronear, logrando sacarle una suave risa a Rose por amar cuando Sonic ronronea cuál gato. Era algo que amaba sin duda de él.
─ Te amo, Sonikku...
Ante su pequeño susurro, el cobalto había tomado con suavidad en mentón de su amada para otorgarle un pequeño beso en sus labios, un beso que Amy aceptaba con cariño y gusto.
─ También te amo... ─ Susurró el mayor alejándose de los labios de su esposa.
Esa simple oración, esas simples palabras, tan pequeñas que fueran, causaban miles de emociones en la rosada, que responde dándole varios besos en el rostro a Sonic que empieza a reírse por las acciones de su amor.
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Enfrentaban el estrés y lo cansado que era encontrase en un camino largo pero hermoso que era el embarazo. Aunque los cambios de humor de Amy agitaban a Sonic, sus peticiones, sus rabietas y entre otras cosas, era algo que debían pasar para reforzar su unión y así entrar en un entorno al que debían acostumbrarse al ser padres de una pequeña criatura.
Los días pasaban, y por ende, los meses también, era un camino agotador pero lograron superarlo juntos con la ayuda de sus amigos.
Hasta que por fin llegaron al último mes del embarazo de Amy, el cuál por casualidad o preferencia que fuera, caía en el último mes del año. Diciembre. El mes que era dueño de la festividad que unia a las familias y amistades en una hermosa celebración. Navidad.
La nieve caía del cielo, los niños jugaban en las calles llenas de nieve, la gente veía el hermosos clima que tanto adoraban. Era algo bello encontrarse en South Island cuando llegaba el invierno.
─ ¡Sonic! ¿Puedes pasarme esa llave inglesa? ─ Pedía el zorro arreglando un artefacto que estaba fabricando.
─ ¡Claro, bro! ─ Responde el erizo, usando su velocidad para tomar rápidamente la herramienta ubicada en la mesa de café y después volver a acercarse a su amigo que estaba en su escritorio de trabajo.
─ Gracias. ─ Tomó la herramienta y empezó a acomodar unos cuantos tornillos y pernos.
─ Hola, Sonic. ─ Saludaba la madre de la conejita, que tenía entre sus brazos al pequeño bebé de ambos. Era un conejo de ojos marrones, teniendo el pelaje amarillo y un flequillo como el zorro.
─ Hola, señora Vainilla. ─ Saludó el erizo a la mujer, y después de acercó para ver al pequeño conejo. ─ ¡Hola, Leo! ¿Cómo está el pequeño?
Le hacía cosquillas al bebé para hacerlo reír, lo que funcionó porque se oía la risa del menor. Tenía una risa adorable y risueña, al igual que la risa de Cream.
─ Se nota que eres bueno con los niños. ─ Comentó la coneja mayor.
─ Meh, nunca me di cuenta de eso.
─ Y por cierto, ¿Cómo está Amy?
─ Está bien. Aunque no quería dejarla sola, ella aseguró que podía irme a hacer mis cosas.
─ ¿No estás preocupado? Me sorprende viniendo de tí.
─ ¿En serio? Estuvo todo el rato diciendo "¡Amy puede necesitar esto!" y "¡El bebé debió nacer y yo no estoy ahí!". Fue por eso que le pedí que me ayudara para que se distrajera. ─ Reveló Tails que aunque estuviera arreglando su artefacto estaba pendiente de la conversación.
─ Oh, ya veo. ─ Dijo entre risas Vainilla. El cobalto se sintió avergonzado. ─ Tranquilo, es algo normal. Lo harás genial.
─ Gracias. Y a comparación de ustedes que Leo nació en noviembre creo que ya tienen algo de experiencia.
─ ¡Claro, amigo! Junto con ayuda de Knuckles, Rouge, María y Shadow podemos enseñarte.
─ ¿Ayuda de Shadow? ¡No bromees! Él aunque sea padre no me enseñaría a cómo cambiar un pañal.
En ese momento la puerta del taller de había abierto y se vió a Cream entrar con unas cuantas cosas que necesitaban para el hogar y para el bebé, dejando esas bolsas en la mesa. De manera instintiva, Sonic había ido hacia ella para ayudarla.
─ Gracias, Sonic.
─ No es nada, Cream. ─ Contestó con una sonrisa.
─ ¿Eh? ─ Tails había volteado y pudo ver a la conejita, por lo que dejó lo que estaba haciendo y fue hasta ella para abrazarla y darle varios besos en su rostro.
─ ¡Ay, Tails! ¡Basta! ─ Exclama entre sus adorables risas la conejita de ojos marrones.
─ No. ─ Dejó en la frente de su chica un beso para después acariciar con suavidad las mejillas de la menor. ─ Te extrañé.
Ellos siendo tan lindos y románticos era algo ya adorable de ver... Claro, eso no pensaba en erizo azul ya que él amor no es su fuerte en realidad. Cuando hablamos de su esposa es un caso diferente.
─ Por favor, la sesión de cariño que sea para después. ─ Dijo el azúl, haciendo reír a la pareja. ─ Oye, Cream, ¿Cómo te fue en el centro comercial con Amy?
─ Nos fue bien. ─ Contestó, viendo que su madre le entregaba a su bebé, cargando al conejito con cuidado. ─ Ella llegó a comprar un lindo peluche para su bebé. También unas cuantas ropitas que la ayude a escoger. Está muy emocionada.
─ Eso lo sé. Es el último mes de embarazo y que interesante que fuera en fechas navideñas.
─ Supongo que si nace ahora, tendrán un lindo regalo navideño. ─ Bromeó Tails, aunque no estaba lejos de la realidad.
Sonic había soltado una risa para después llamar a Amy para decirle que iría ahora a casa, pero él fue el que recibió una llamada de su esposa, por lo que contestó rápido.
─ Tranquila, amor. Iba a llamarte para avisar que ya voy a casa.
─ E-En realidad... Te quería decir o-otra cosa... ─ Hablaba angustiada la eriza del otro lado de la línea.
─ ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ─ Interroga el mayor preocupado.
Los demás en el lugar veía a Sonic hablar por su teléfono con su esposa, estaban al tanto de lo que podría suceder, por lo que miraban fijamente al chico azúl que al haber cortado la llamada tenis una expresión de pánico.
─ Eh... ¿Pasa algo, Sonic? ─ Preguntó el mejor amigo del erizo.
─ ¡El bebé! ¡Nacerá el bebé!
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Asi es como describimos una situación de verdad inesperada. Este grupo de amigos, y hasta de podría decir familia, pensaban en reunirse en el patio trasero del taller de Tails y celebrar una navidad bajo los fuegos artificiales, pero en cambio tendrían una noche en el hospital por estar acompañando a cierta pareja de erizos.
Amy se encontraría ya en la sala de partos donde debería estar dando a luz a su bebé, mientras que los demás estaban fuera de esa sala. El más asustado de todo era Sonic, se podía notar en como caminaba de un lado al otro y el como su pelaje de tornaban oscuro poco a poco.
─ Sonic, cielo, deberías calmarte. Vas a preocuparnos más. ─ Hablaba Rouge con el pequeño murciélago en sus brazos que yacía dormido.
─ ¡¿Calmarme?! ¡¿Cómo?! ¡Dime el maldito "cómo"! ─ Expresaba alterado el erizo.
─ Amigo, Rouge tiene razón. Necesitas bajarle un poco a tu pánico. ─ Comentó Tails.
─ ¡No puedo! ¡Amy me necesita ahí adentro pero no me dejan entrar por mi alteración! ¡Agh, Maldición!
─ Sonic, en serio, debes relajarte un poco. Todo saldrá bien. ─ Contestó al albino que estaba con su esposa felina.
─ ¡Espera a cuando te pase a tí! ¡Tu hija nacerá en tres meses! ¡Puede que la mía se muera de frío! O... ¡Puede que haya salido algo mal y haya muerto en el parto! O peor... Pudo ser Amy la que... ¡¡O incluso las dos!!
─ ¡Suficiente! ─ Gritó el erizo negro que había dejado a su hijo en los brazos de su esposa de púas amarillas.
El erizo de vetas rojas de levantó de su silla y caminó gais el erizo azul que estaba entrando en un ataque de ansiedad, hasta haber recibido un fuerte golpe en el rostro por parte de Shadow para calmarlo.
─ ¡Shadow! ─ Exclamó la esposa del antes nombrado.
─ Buen golpe. ─ Dijeron Knuckles y Fiona al mismo tiempo.
─ Agh... ¿Mejor? ─ Le cuestiona Shadow a Sonic, que estaba acariciando su mejilla golpeada.
─ Un poco, si... ¿No pudiste pensar en otra solución?
─ Si te ayudo, será a mi manera.
De manera repentina, la puerta de la sala de partos se abrió, dejando ver a una enfermera que tenía unos cuantos papeles en sus manos para después mirar al grupo que se encontraban en el lugar.
─ ¿Familiares de Amy Rose?
─ ¡Nosostros! ─ Alzaron la voz al mismo tiempo, confundiendo a la enfermera.
─ Eh...
─ Yo soy su esposo. ─ Sonic se acercó a la enfermera aún con su mejilla golpeada. ─ ¿Ella como está?
La asistente médico había sonreído y le indicio con amabilidad al erizo de pasar, por lo que Sonic le dijo a los demás que esperarán ahí. Knuckles, Silver y Sticks fueron los que se quejaron porque querían ver al bebé.
Sonic entró a la habitación y pudo ver en la camilla a su esposa que tenía una sonrisa en su rostro, eso lo habría calmado al mayor, por lo que se acercó y se sentó a su lado, tomando su mano.
─ Hola... ─ Esa suave y tierna voz de esa linda eriza lo relajaba. Eso era bueno.
─ Hola, Ames... ─ Le dió un beso en la frente a su esposa, contestando con la misma suavidad que ella. ─ ¿Y dónde...
Justo antes de terminar de formular su pregunta unos llantos de bebé se escuchaban en la habitación, los cuales provenían de una cuna. Sonic había visto a su esposa y ella le dijo que se acercará. El obedeció. En la cuna de podía aprecian a una pequeña eriza de color azul claro, la cual poseía el pequeño flequillo de Amy pero más desordenado. Esa escena había cautivado al erizo, por lo que con cuidado cargo a la pequeña en sus brazos.
La bebé al sentirse cargada abrió sus ojos. Eran jades, justo como los de Amy. La pequeña había visto a su padre y lo primero que hizo fue sonreír y dejar escalar suaves risas, haciendo que el gran héroe de Mobius sintiera su corazón latir por lo hermosa que era la bebé; su hija.
─ Je... Es increíble como un pequeño bebé me haga llorar... ─ Comentó el chico tratando de ser bromista pero por sus lágrimas le fue algo inútil.
La eriza había soltado una suave risa por eso. Nunca había visto a su esposo tan cautivado por algo, lo que hacia el momento más adorable.
Sus amigos entraron unos minutos después, y cada uno tenía el privilegio de ver a la pequeña que ahora era el nuevo miembro de la familia. Era un momento tan hermoso que todos estaban tan felices.
Pero dicha felicidad nunca perdura por tanto tiempo.
La pareja de erizos de encontraba en la habitación del hospital, ambos dormimos y en la cuna estaba la pequeña eriza también dormida, pero una sombra se acercaba por la ventana, reflejando una sonrisa oscura que dejaba ver sus afiliados colmillos, teniendo en su mano una navaja.
El ser se había acercado a la cuna donde se ubica la bebé, mirando como la menor dormía con tranquilidad. Él estaba decidido a perturbar esa tranquilidad.
Fue cuando el llanto de la bebé se escuchó, alarmando a sus padres que vieron a ese extraño en la ventana, saltando hasta llegar al suelo.
Sonic se levantó y miro a la bebé, la cual lloraba a mares de lágrimas, localizando que en uno de sus ojos tenía una gran cicatriz que abundaba en sangre. La cargo en sus brazos y tomó una pequeña venda, mientras Amy llamaba a algún enfermero.
Sonic había logrado ver por la ventana y localizó algo escrito en el suelo, pero lo que más llamó su atención fue en que color estaba escrito... Verde.
"Feliz navidad... Sonic"
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