Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✎ CAPITULO 1

◤¿Embarazada?◥

El sol se elevaba sobre el manto azul que conformaba el cielo de aquel amanecer. Los rayos brillantes y ardientes del sol iluminaban todo lo que su luz llegaba a tocar, contagiando de su calor a los animales que despertaban con el gran resplandor que emanaba la gran esfera de color amarillo. Un nuevo día iniciaba en la, ahora evolucionada, ciudad de South Island.

La isla donde alguna vez estuvo esa pequeña villa ahora es una gran ciudad donde llegaban nuevos habitantes, turistas, o personas que llegaban a ese lugar a pasar vacaciones. South Island se convirtió en un gran y hermoso lugar para vivir, y es en esa misma isla donde aún se encuentran nuestros queridos protagonistas.

En una casa que se lograba ubicar más alejada de la ciudad, era habitada por una pareja de erizos que conocemos bastante bien. En su hogar reinaba el silencio por estar aún dormidos, claro porque eran las 6 con 15 minutos de la mañana, nadie se levanta tan temprano por razones innecesarias, y así es como les gustaba a ellos. Los rayos del sol que lograban colarse por la ventana que no estaba cerrada por las cortinas de colores blancos con verde habían tomado lugar en los párpados cerrados de la eriza rosa. De su boca se había liberado un gruñido de molestia al sentir las radiantes luces del sol en su rostro, hasta que terminó levantándose de la cama. Sus bellos ojos jade había volteado a ver a su marido que estaba profundamente dormido, sacándole una sonrisa.

Antes de salir de aquella habitación para tomar un relajante baño se había encaminado hacia su erizo favorito y regalarle un pequeño beso en su frente, causando que su contrario no hiciera más que sonreír por sentir esa muestra de cariño en su piel por parte de ella. Verlo sonreír ante su pequeño beso la había hecho sonrojarse por la vergüenza, liberando una pequeña pero risueña risa. Ahora con más ánimo decidió levantarse de la cama para poder ir al baño a arreglarse y comenzar el día.

Había abierto la puerta de su cuarto que compartía con su esposo, dispuesta a caminar por el pasillo hasta llegar a la puerta del baño pero en medio del camino empezó a sentir una cosa muy extraña, un dolor repentino en su estómago que le era demasiado fuerte, no comprendía que era lo que pasaba, y fue así hasta que las náuseas fueron presentes con el agite de ir urgentemente al baño a vomitar en el inodoro, que para suerte suya la tapa del mismo estaba abierta.

Expulsó los fluidos procesados en el inodoro, sintiéndose agotada y con un dolor de cabeza que le molestaba demasiado. ¿Qué era lo que le pasaba? ¿Estará enferma? ¿Algo que comió en la noche anterior le cayó mal a su estómago?

Espera... ¿Y si se trata de...?

Con esa duda en su cabeza se había levantado del suelo y fue directo al lavamanos donde enfrente suyo estaba un espejo que al abrirlo se podían ver varios desinfectantes para manos, pañuelos, botiquín de primeros auxilios y entre otras cosas incluyendo... Pruebas de embarazo.

Había tomado una de las dos pruebas que tenía en ese gabinete, mirándolo fijamente con sus ojos más abiertos que nunca, sintiendo que su alma salía de su cuerpo apenas parpadear. Tomó mucho aire y suspiró para calmarse, volviendo a ver ese pequeño palito que yacía entre sus dedos.

•––––––☆––––––•

Los rayos del sol comenzaron a molestarlo al grado de gruñir con rabia, usando su brazo derecho para buscar en la cama a su esposa, sintiendo ese espacio vacío que le daba la respuesta de que su amada podría, posiblemente, no estar en casa. Esa idea había sido desechada al escuchar ruido en la cocina.

Con una expresión perezosa y sacando un gran bostezo de su boca se había levantado de la cama con sus púas despeinadas y usando sus medias blancas todavía, bajando las escaleras con los párpados pesados costando le mucho más la tarea de permanecer despiertos.

Había visto a su esposa cocinando el desayuno, lo que le había sacado una sonrisa de dulzura acercándose a la menor con sigilo y silencio, rodeando sus brazos en su cintura y darle un beso sorpresa en su cuello, consiguiendo que ella se sobresaltara y que volteara a verlo con un rubor ante ese beso en esa zona sensible suya. La sonrisa burlona pero dulce de su marido la hacia apenarse mucho más.

─ Buenos días, Ames... ─ Susurró el mayor peligrosamente cerca de sus labios, logrando humedecer los mismos con su lengua. Quería saborear su comida favorita, los labios de su esposa.

─ B-Buenos... ─ Había quedado callada por el repentino beso en sus labios de parte de su esposo, sonrojandola mucho más de lo que estaba haciéndola parecer un tomate maduro. ─ días... ─ Terminó la frase tras el erizo separarse de sus labios, quedando más roja que nunca, siendo la burla de su marido.

El mayor permaneció abrazando a la pequeña eriza que estaba más que apenada o mareada tras ese repentino beso, sintiendo que el cobalto la apegaba más a su cuerpo en ese abrazo, sintiendo que él posiciona su cabeza sobre la de ella mientras los ronroneos del chico de ojos esmeraldas se oían.

─ No sabes cuánto te amo, Ames. ─ Le susurraba con amor entre esos dulces ronroneos, oyendo de su esposa su adorable risa. Esa bella risa que le encantaba causar.

─ También te amo, Sonikku. ─ Ella tras decir ese apodo dejando que su rubor bajara pudo sentir que el mayor se acurrucaba más en ella con cariño. ─ Jeje... ¿Y ese ánimo? Normalmente no sueles ser tan cariñoso.

─ ¡Auch! ─ Se separó de ella fingiendo dolor en su pecho, colocando una de sus manos en el mismo. ─ ¿Dices que no puedo ser amoroso con mi esposa? ─ La retaba coqueto, recibiendo de ella una sonrisa burlona, lo que lo había hecho sonreír malicioso. Lo siguiente que tenía pensado hacer la podría hacer enojar pero valía la pena. Tras ver esa sonrisa de ella, lo siguiente que hizo fue abrazarla fuertemente y girar entre risas, recibiendo de ella una queja por no esperarse eso. ─ ¡Relájate, Amy!

─ ¡Sonic, bájame! ─ Exclamó la menor viendo que su enojada petición se había cumplido, sintiendo otra vez el piso de madera en su descalzos pies.

─ Como sea, te espero en el comedor, mi sexy chica. ─ Su voz sonaba en su oído de manera repentina y coqueta, estremeciendo todos sus músculos, pero antes de que ella pudiera reclamarle él ya se había ido.

Vaya, ese erizo si que lograba ponerla nerviosa de simples manera.

Bueno, eso sucede cuando llevas de conocerlo de casi toda tu vida.

Y si lo conoce bien, estará sabiendo que el erizo cobalto se había ido al comedor con una sonrisa en su rostro tras su cometido.

•––––––☆––––––•

Ya sé encontraban desayunando los deliciosos panqueques que Amy había preparado, acompañados por secciones de cariño de parte de ambos al contrario. Les encantaba desayunar y mimar a su alma gemela, una manera tierna de empezar el día.

─ Am... Sonic. ─ Balbuceaba la menor de la pareja a su esposo, bajando sus orejas ligeramente por encontrarse nerviosa ante lo que quería decirle a su amado.

─ ¿Qué sucede, Ames? ─ Cuestionó interesado el mayor había el llamado de su pequeña rosa, sonriendo de lado como siempre solía hacer.

─ Quiero... decirte algo.

─ Ah, ¿Sí? ─ Observó que la menor se levantaba de la mesa, indicándole que buscaría algo para continuar con la conversación, cosa que el aceptó.

Ella había caminado hacia la sala y en el estante donde había algunos libros, una que otra planta decorativa y unas dos fotografías enmarcadas de ambos. Una de jóvenes y otra del día de su boda. En fin, en ese estante había una pequeña caja blanca con un listón rojo, siendo de esa manera una caja de regalo.

Había regresado sobre sus pasos debatiendo mentalmente por lo que fuera a ocurrir a continuación. Se preguntaba demasiadas cosas. ¿Acaso todo saldrá bien? ¿Cómo sería la reacción de él? ¿La odiaria por decirle la noticia?

Sea cual sea, esperaba que se tomara la situación con calma.

─ Eh, Sonic. ─ Lo llamó ella colocando la caja frente al mayor que aún estaba sentado en la mesa. ─ Esto es para tí.

─ ¿Un regalo? ─ La había volteado a ver con una ceja arqueada, sonriendo bromista. ─ ¿Desde cuándo me vuelves a dar regalos? No debiste hacerlo.

─ ¿Qué? ¿No le puedo dar un regalo a mi esposo y héroe? ─ Quejó ella en broma, cruzando los brazos sobre su pecho y sonriendo. Era una pequeña faceta que encubría los grandísimos nervios que habitaban su cuerpo.

─ Relájate, sólo jugaba. ─ Reía el chico de pelaje azúl, volviendo a ver el regalo que estaba frente a su mirada llena de curiosidad. Con ansias de saber que había adentro, retiró el listón rojo con cuidado y abrió la caja logrando encontrarse con un peluche de él mismo.

Amy al ver la expresión desconcertada y confusa de Sonic había pensado que arruinó las cosas, pero no pensó que el mayor de lo tomara de otra manera.

─ Aww, que lindo. ─ Expresó alzando el peluche hacia arriba con sus brazos mientras de levantaba de la silla y caminaba hasta quedar frente a la rosada, mirando de reojo a la antes nombrada. ─ Amy, es muy lindo que pienses que soy un bebé para tí.

─ Espera... ¿Qué?

─ Oye, los pequeños zapatos me quedan perfectamente en las orejas. ─ Comunicó él haciendo que Rose notara que en algún momento Sonic tomó los zapatos del peluche y se los colocó en las orejas. Eso la había hecho hacer el característico "Facepalm".

─ Sonic...

─ Por cierto, este peluche está súper tierno. Antes pensaba que era extraño pero ahora me es adorable. ─ Hablaba mirando el peluche con una sonrisa, una sonrisa que hacía ruborizar a la fémina de piel clara y ojos jade, pero sacudió su cabeza para concentrarse en su objetivo principal.

─ Sonic... ─ Repitió el nombre del antes mencionado, sin que el otro llegará a escuchar.

─ ¿Y el sonajero dónde está? ─ Bromeaba entre risas, pero recibió de la contraria un golpe en su frente. ─ ¡Au, ¿Pero...?!

─ ¡SONIC! ─ Interrumpió la eriza al contrario totalmente enojada y cansada de que no la oyera, ganándose la total atención de su esposo.

─ ¿Q-Qué sucede, Ames? ─ Titubeó nervioso porque le intimidad enserio ver a su amada enojada. Aunque, seamos francos, le encantaba molestarla porque la hacía ver tierna... Pero ardiente.

─ De eso no se trata el regalo. ─ Aclaró ella en un suspiro con sus manos en su cintura.

─ ¿Ah, no?

─ ¡No! ─ Volvió a suspirar tratando de calmar esos aires de rabia que se apoderaron de su cuerpo, hasta estar nuevamente serena y ver al erizo azul con nervios. ─ Escúchame bien porque solo lo diré una vez. ─ El erizo macho al por ese comentario de su esposa había afirmado con su cabeza, viendo que ella se acercaba un poco a él. ─ Sonic... estoy... embarazada.

─ El contrario no había dicho nada por el shock en el que se encontraba, hasta que dejó caer el peluche de sus manos y gritó asustado: ─ ¡¿Qué?! ¡¿Embarazada?! ─ Exclama el cobalto con nervios por lo antes dicho por su esposa.

•––––––☆––––––•

Espera, espera... ¿Qué dices? ─ Cuestiona el mejor amigo del cobalto a través de la línea del comunicador.

─ ¿Puedes ir a Meh Burger? Necesito hablar contigo. ─ Siempre ha considerado a Tails como un buen consejero, y en este momento de su vida necesita ayuda de su mejor amigo.

Está bien. En 20 minutos voy, es que Cream necesita hablar conmigo primero. ─ Avisó el zorro, cosa que hizo sonreír al de pelaje azúl de manera burlona.

─ Si cumples lo que dice tu novia, ¿Eh? ─ Burlaba el mayor, oyendo una queja de su mejor amigo.

¡Cállate! Y no me hagas arrepentirme de ayudarte. ─ Y cortó la llamada.

Cómo dijo el zorro, iría en 20 minutos. Tenía tiempo para poder relajarse un poco antes de ir al restaurante de comida rápida.

Solo iría a hablar con su mejor amigo de que su esposa estaba embarazada, ¿Qué otra sorpresa necesita?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro