Prólogo

Difícil escenario es el que se les presenta a los guardianes en estos tiempos, ya que ellos aún no han logrado recuperar todos sus recuerdos de vidas pasadas, quizás por eso mismo la misión que se les encomendó desde los inicios de los tiempos corre peligro, a lo mejor, la única salida sería volver a los sacrificios, ritual que hasta el mismo creador detesta que hagan, pero a la vez es la manera más certera de conseguir la paz en el mundo, y para conseguirlo de acuerdo a la tradición milenaria, se debe sacrificar al alma más pura que pise la tierra, el elegido mismo deberá tomar esa decisión, ya que con su sangre se purificará la llave dorada capaz de sellar a la maldad en las puertas del infierno. Sin embargo, encontrar a esa alma pura es todo un enigma. Además, del otro lado, los emisarios de Lilith ya han comenzado con el plan de su amo Lucifer, llevan años de permanencia como infiltrados, ocultos en las sombras, silenciosos como el mejor de los secretos, y peligrosos como el infierno mismo. ¿Cuántas almas?

Los secuaces de Lilith son bestias amorfas, sombras estrafalarias híbridas que se perdían en la penumbra y no solo se limitan a matar, sino a cercenar, mutilar y desollar, sus perversiones no tienen límite.

¿Dónde estará esa alma pura y cómo encontrarla entre millones de personas? Solo contaban con algunas pinceladas para buscarla; que había nacido en un día y a una hora específica, en el lugar indicado, el día de la luna plateada, algo en ellos les diría que era él o ella, tal vez su nombre iluminaría su alma, tan "clara" y llena de vida que denotaría todo el fulgor por el amor y la pureza misma que los ángeles y los arcángeles destilan por sus venas, la esencia de Dios.

Algunos estudiosos "doctos en la materia de los enigmas" afirman que las pistas apuntan a Roma, otros a una ciudad concurrida como Singapur, otros dicen que está en Egipto, pero solo los guardianes saben que la clave es encontrarlo mediante los papiros de los cuales los indicios de todos ellos no están del todo claros, labor pues complicada por dónde se le busque, pero los guardianes avezados aventureros, cazadores innatos, tendrán que embarcarse en la búsqueda del elegido, enfrentar sus propios temores, combatir a los adversarios y la misión más arriesgada de todas; descubrir el secreto de Dios.