Cero
Cero
Desierto de Gobi
En un lugar remotamente lejano, tan lejano que incluso el verdor de la tierra había perdido su esencia, ya que todo no era más que un erial desolado y abandonado, vivía un hombre que, a pesar de las crudas adversidades del clima, habitaba ese lugar. Y no solo él, sino también su nieto.
El anciano Landon era un hombre muy viejo, con el rostro marchito y curtido por el implacable paso del tiempo. Desde que tenía memoria, había estado allí. A pesar de que el muchacho le preguntaba constantemente desde que cumplió los catorce años cómo era posible seguir estando en ese lugar tan alejado de la sociedad, el viejo Landon lo observaba con una leve sonrisa y le decía: "No puedo abandonar este lugar. Tú y yo debemos permanecer aquí hasta que seas capaz de valerte por ti mismo". Máximo, que así se llamaba el chico, por más que pensaba, no entendía lo que el abuelo decía.
Esa misma noche, el viejo Landon recibió unas extrañas visitas.
— Llegó la hora, Landon. Los emisarios de Lilith están buscando al chico y los guardianes han vuelto a aparecer. Deja atrás tu apariencia de viejo y vuelve con nosotros. Sabes que sin nuestra ayuda no podrás vencer esta vez — dijo el primer sujeto.
— Lo siento, se me encomendó una misión y cuando el chico esté listo regresaré.
—Landon, ellos están buscando en todos lados. Eventualmente lo encontrarán. Sabes bien que ese chico es muy valioso para la humanidad — expresó el segundo.
—El que lo encuentre de todos modos lo va a sacrificar, ¿no te parece injusto? Ese chico es el salvador del mundo, pero ha vivido toda su vida recluido en este infierno, casi sin tener qué comer ni beber. Ha soportado tantas cosas, y ahora solo llega el momento indicado y esos bastardos se vuelven locos por ver quién se queda dominando al mundo — vociferó el anciano molesto y resaltó:
—Los guardianes no serán capaces de cuidar al chico, la última vez uno de ellos tuvo que morir a manos de Lilith, ¿crees que esta vez será distinto?
— Landon, no podemos hacer nada, el chico tiene que venir con nosotros y debemos entregárselo a los guardianes, eso se nos encomendó— respondió uno de ellos.
— Me rehuso a entregar al chico, yo soy el brazo derecho del creador, sabes bien que mi poder es tan grande como el de Él. Soy el único que puede protegerlo, ¡no se dan cuenta de esto!
— Lo siento Landon— Dijo el hombre y atacó intempestivamente al viejo con una lanza sagrada.
—¡Aaagghh!...— musitó.
—¡Máximo! ¡No!— vociferó el viejo guardián mientras veía cómo los emisarios tomaban al chico, y este se rehusaba constantemente, pero no pudo salir del fuerte agarre de esos hombres.
—Lo siento Landon pero esto es algo que debemos hacer— mencionó con lástima esa misteriosa persona.
—Pero...pero ¿por qué tiene que ser de esa forma si aquí está a salvo?— el viejo intentó incorporarse pero de la herida le salía un acuoso líquido dorado.
—Lo sé, pero no podemos tener fallas, no podemos— fue su reclamo como argumento.
Sin más, los misteriosos hombres dieron media vuelta dejando malherido a Landon. Tantos años conociendo a esas personas, conviviendo en el Cielo, combatiendo contra fuerzas extrañas, exterminando el mal, y ahora le atacaban, además le estaban dando la espalda y dejando que se muriera.
—Solo...solo espero que no le pase nada...
El viejo guardián parecía que estaba dando su último aliento, mientras se llevaba una mano a la herida intentando detener el sangrado. Tenía manchadas las manos de ese extraño y celestial líquido.
—¡Abuelo ayúdame! ¡Abuelo! ¡Suéltenme, suéltenme!—
Se escucharon a lo lejos los gritos que desgarraban la garganta del chico por regresar con su abuelo, finalmente las misteriosas personas desaparecieron entre una tormenta de arena. Perdiéndose en la nada.
Landon agonizaba, estaba desfalleciendo por la herida de la lanza sagrada , la misma que habían usado contra Jesús en la cruz.
Un último pensamiento entre la vida y la muerte pasó por la mente del viejo, no supo si lo había dicho en voz alta o si había quedado en su mente.
—Los encontraré Baalbek, te encontraré...
Después de estas últimas palabras, una luz iluminó todo su ser, no se supo si era la muerte o un ángel.
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