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Capítulo XXV


Capítulo XXV

— ¿Amo qué haremos con el guardián? Preguntó Jezabel, ya que deseaba ver a Mario muerto desde hace rato.

—Llévaselo al amo Lucifer, que sea él quien decida su destino, o mejor entréguenselo a Lilith, ella tiene asuntos pendientes con ese humano.

*

—Delta, entiendo que estés preocupada por tu compañero, pero haber venido sola fue muy peligroso.

— Lo sé Zadkiel y agradezco que me acompañes y el apoyo que me das en estos momentos.

—Mira, es la estrella de Belén, solo los seres que vivimos en el cielo podemos verla.

—Así es, ustedes pueden verla y yo la veo también porque Dios me concedió ese poder.

*

—Si la guardiana se da cuenta que su compañero fue atrapado por los demonios, nuestro enfrentamiento contra el infierno será mucho antes de lo pensado.

—Los guardianes son así, los dos se comportan como si no existiese nadie más a su alrededor, y esto ha sido de ese modo desde que han existido, Dios los hizo muy unidos.

—Gabriel, ¿crees que es posible rescatar al guardián del infierno?

—No sé, yo que estuve allí te puedo asegurar que una vez que caen en esas fauces arderás por toda la eternidad, aunque si tienes la protección de Dios como fue mi caso y es el de Alpha, puede que tenga una oportunidad para salir de allí.

*

—Déjenlo en mi aposento, tengo cosas que discutir con él.

—Pero ama, de qué le sirve este humano, si está más muerto que vivo.

—No por mucho tiempo, sé bien cómo hacerlo regresar de ese lugar.

—Pero usted le dijo a la guardiana que...

—Lo que le dije no tiene importancia, esa maldita se tiene merecido ser engañada, mira como dejo mis hermosas piernas, las dejo marcadas por la eternidad, esa espada que usa no es cualquier espada, y ni con los poderes míos o de ustedes pude lograr curarme del todo, aun duelen las llagas que me hizo.

*

—Por más que la estrella indica este lugar, no veo nada, no hay nada Zadkiel , ¡esa maldita bruja nos engañó! Mario, no debí dejarlo solo, ella está detrás de Mario.

—Tranquilízate Delta, Miguel esta cuidado de él.

—Eso espero o sino...

*

—Ya despertaste bello durmiente

— ¿Dónde estoy?

—Bienvenido a mi humilde hogar, las llamas del infierno están ansiosas por devorar tu piel y tu alma guardián.

—¡Lilith!

—Tu querida compañera te abandono, y ahora pasarás toda la eternidad a mi lado, claro, mientras yo te torturo.

—Delta no haría eso.

—Pues yo no veo a tu amiga por ningún lado, estas solo, solo y en mis manos Adán.

*

— ¿Qué fue lo que sucedió Miguel? se supone que tu ibas a proteger al guardián, pero ahora está en el infierno

—Metatrón no fue mi culpa, me descuide y ellos aprovecharon y se lo llevaron, no sé qué harán con él, lo más seguro es que lo maten.

—El aún sigue con vida, su alma está en algún lugar del infierno, la puedo sentir. Sé que debemos decirle a Dios lo que está sucediendo, pero con el asunto de su hijo no creo que sea bueno preocuparlo por esto.

— ¿Preocuparme por qué motivo hijos míos?

— ¿Mi señor, usted estaba aquí!

— ¿Qué ocurre Miguel?

Miguel y Metatrón tuvieron que contarle todo a Dios, y no solo eso, sino que Delta había ido en busca de una cura para su compañero junto a Zadkiel.

—Miguel, cómo es posible que estando tú allí se hayan raptado el cuerpo de Alpha, ¿y por qué dejaste ir a Delta? . Mi hija fue engañada por Lilith otra vez, por suerte esta con nuestro arcángel, dile que regresen enseguida. Y en cuanto a Alpha, ya veremos cómo lo sacamos de allí.

*

—No me mires así Adán, sabes bien que disfruto ver tu sufrimiento.

—¿Y cómo quieres que te vea? ¡mira nada más en lo que te has transformado! Lilith, tu no eras así, tú...

—¡Basta de sentimentalismo!. ¡La preferiste a ella, y ahora pagaras!

—No entiendes nada, todo esto lo ocasionaste tú Lilith, el odio te corrompió.

—Al igual que a tu hijo. —Lilith sonrió al decir estas palabras, sabía sobre el encuentro que había tenido con Caín. —¿Qué pasa Adán, no te gustó ver a tu hijo? Él es feliz en ese lugar

—¡Calla!

—¿Lo viste, hablaste con él?

Alpha solo miraba con rabia e impotencia a Lilith. Es que esa demonio sabía bien como fastidiarlo, y lo estaba haciendo y disfrutando ahora mismo.

—Si juras que me obedecerás por toda la eternidad puedo hacer que tu hijo salga de ese lugar.

Alpha tragó saliva, miró a la demonio y no quiso decir nada.

—Te quedas en silencio porque sabes que eres el culpable de que él este allí. Reconoce que tú y esa estúpida compañera que tienes lo dejaron solo, lo abandonaron, no lo defendieron ante Dios, y éste lo castigó por toda la eternidad.

—¡No fue nuestra culpa, él no debió matar a su hermano!

—Pero lo mató, y lo desterraron, y lo sentenciaron a ir al infierno, y a ustedes no les importo su destino. Siguieron viviendo felices su idilio de amor

—¡Calla, deja de atormentarme bruja maldita! Tu mejor que nadie sabe porque mi hijo hizo eso, tú, engendro del mal, fuiste tú quien le susurraba día y noche que lo hiciera, tú maldita bruja engañaste a mi hijo y le insertaste la maldad en su corazón.

Lilith soltó una carcajada, estaba eufórica escuchando al guardián.

—Humanos, débiles, y tu hijo era un debilucho que se dejó convencer por mis dulces palabras, no me culpes, ustedes no le enseñaron bien jaja . Si tan solo me hubieses seguido como te lo pedí, si tan solo hubieses desobedecido a Dios aquella vez, ¡yo no estaría convertida en eso! Es tu culpa Adán, preferiste a Dios en vez de a mí, el árbol del conocimiento me lo dijo.

—Tú sabías lo que hacías, nadie te obligo a probar de ese árbol, es tu pecado, y por eso has pagado el precio.

—No, no estoy pagando nada, esto es lo que elegí, Lucifer me dio lo que ni tú ni Dios me pudieron dar, yo elegí esta existencia y soy feliz.

Lilith y Mario se miraban a los ojos. La tensión entre ellos se podía sentir.

—Déjame ir.

—Nunca, tú me perteneces.

—¡Jamás, lo escuchaste, jamás!

Lilith levanto su espada y apuntó hacia el corazón del guardián.

—Adelante, termina de una vez por toda con mi vida.

La manos de la madre de demonios comenzaron a temblar, ver a los ojos a ese hombre le hacía daño, algo dentro de ella aún no estaba muerto, algo en lo profundo de su alma le impedía acabar con él.

—¡Maldición! —Grito Lilith y bajo la espada.

Mario al ver como la demonio bajaba la guardia, se abalanzó sobre ella y con un movimiento rápido y certero le arrebato la espada.

—¡Mátame!

La mirada de Lilith había cambiado por unos segundos, no había odio en sus ojos y Mario lo pudo percibir.

—No vale la pena mancharme las manos de tu sangre.

—Si no me matas ahora, te arrepentirás

—Lo siento, no tengo deseos de matarte

—Te doy pena, ¿sientes lástima por mí?

Los ojos de la madre de demonio comenzaron a brillar, y la maldad volvió a relucir en su rostro.

—Sal de aquí, no quiero volver a ver tu cara en mucho tiempo.

—Si me dejas ir, sabes bien que si nos volvemos a encontrar y uno de los dos terminara muerto.

—No Adán, la que debe morir es tu compañera, no nosotros. Tu destino está unido al mío aunque no lo quieras.

—Nunca, lo oyes, nunca estaremos unidos, yo ya elegí a Delta por sobre ti.

Mario termino de decir esas palabras, se dio media vuelta y corrió por los pasillos oscuros y llenos de azufre.

—Ama, lo dejo ir. Si el amo Lucifer se entera...

—Solo se enterará si tu abres tu bocota, ¡sal de aquí, déjame sola!

El encuentro que la madre de demonios había tenido con ese humano había sido fatal, aun lo recordaba, aun podía percibir su esencia dulce, aun sus ojos la cautivaban, cuántos cientos de años habían pasado y aun su corazón latía por ese maldito. Ni toda la maldad que habitaba en su interior había sido capaz de borrar los vestigios de ese hombre. Y ahora lo dejaba ir, y no le importaba recibir el castigo si es que su amo se enteraba de lo que había hecho. Al final, ella estaba sentenciada a sentir amor y odio a la vez.

*

—¿Cómo que Mario fue raptado? Miguel, tu prometiste cuidarlo

—Lo siento, ellos me tendieron una trampa.

—¿Dónde está? Hay que ir a buscarlo

—No podemos, se lo llevaron al infierno.

Victoria casi se desmaya al escuchar esas palabras, primero Mario enfermo y grave a punto de morir, y ahora se entera que lo tienen en el infierno. Seguro esa bruja lo tramó todo pensó.

—¿Estas bien?

—Si, no es nada. Le voy a pedir a Dios que me deje ir allí.

—Imposible, él no te dejará

—Metatrón, es lo único que se me ocurre para traer a Mario de...

—De regreso—Dijo una voz desde el fondo.

—¡Alpha! —Grito Delta y corrió a abrazar a su compañero. Luego lo miro a los ojos, después le observo el rostro y le comenzó a revisar si estaba herido o si tenía esas marcas raras que le había visto cuando estaba desmayado.

—Basta, deja de tocarme, me haces sonrojar. —Dijo Alpha todo sonriente mientras su compañera lo revisaba.

—Es que no puedo creerlo, eres tú

—Así es, soy yo. ¿Qué pasa, no estas feliz de verme?

—¿Cómo lograste escapar del infierno? —Preguntó Miguel intrigado

Y no solo Miguel estaba intrigado, sino que Metatrón no podía dar crédito de lo que veía, el guardián había regresado sano y salvo.

—Está bien, les voy a contar lo que sucedió. Resulta que Lilith me dejo ir y...

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