Capítulo XXI

... Lilith con la misma silente distancia, observando todo junto a sus súbditos desde puestos estratégicos a fin de captar lo más posible a todos los que se encontraban en ese lugar.

—¡Vaya! ¡Pero qué tenemos aquí!... Tu, tu y tú vayan por aquel risco y rodeen el lugar, no hagan nada en lo absoluto, solo se quedaran ahí y observarán cualquier suceso relevante inmediatamente se lo comunican a Sri ¿quedó claro?— dijo la infernal dama de la oscuridad asegurando lo que podría suceder.

—¡Sus deseos son órdenes! mi ama— dijeron al unísono el trío de fieles súbditos.

Luego continuó observando en tanto a lo lejos vislumbra dos figuras conocidas adentrarse a la cueva, por ello Lilith se dirige a uno de sus amados hijos, su predilecto, Samael.

—Ese par de tontos, no saben lo que hacen ¿te das cuenta? Sam—

—Lo he notado, madre— estoico como siempre ha sido, responde, luego se acerca un lacayo susurrando acerca de los acontecimientos y lo que los guardianes han visto, enseguida se lo comunica a ella también.

—Venga, que es hora de que todos esos tontos de allá dentro, sepan con quién están tratando, y desde luego el porqué sigo siendo la favorita del amo de las tinieblas, que sepan que conmigo no se juega, por eso y porque ¡soy la madre de todos los demonios!— dijo con la seguridad de alguien que sabe lo que sucederá, cerró el puño agitando sus flamas hasta hacerlas desaparecer luego sentenció para que todos sepan que la hora de los juegos se ha terminado.

—¿Tienes todo listo? Yalda... Espero que sea así, que quiero ver si tu plan rendirá frutos, así que más te vale que funcione, en cuanto veas a ese par salir, sin dilación ¡hazlo!

—Lo tengo muy presente, descuida mi querida Lilith, espero que puedas ver el show, luego de tu misión—

—Me parece perfecto— sin voltear a ver a su amante, enseguida se dirige con su hijo y un aliado hasta ahora desconocido por el árido lugar.

*

regresando al punto de inferencia...

—¿Por qué te sorprende tanto verme aquí? Paimon... Después de todo esta es mi misión no de ustedes, por ello les pregunto ¿qué carajos hacen aquí?— dijo con estentórea voz de mando visiblemente enojada.

—Nosotros... yo es que... — trémulo solo alcanza a decir Paimon.

—Estupido y cobarde, no me extraña de ti, es lo que siempre has sido... Pero tú Astaroth, no tenemos tiempo que perder y ¿se te ocurre algo como esto? ¡Por todos los círculos sagrados del árbol de la muerte!— con un dedo acusador señala a sus otrora amante.

—No es lo que crees querida, además es un plus en nuestra misión y...— y la dama encolerizada interrumpe a uno de los reyes del círculo infernal.

—¡No me vengas con estupideces! ¿Cuál es tu misión?.. ¿Cuál es tu misión aquí y ahora?—

—Tengo mis motivos para esto ¿de acuerdo?— resolvió presintiendo que tiene toda la razón y el tiempo es un lujo que no se pueden dar, cada vez menos, aunque su escudo y pretexto por ahora quede aplazado, conoce lo que significa estar divididos.

Una espectral mano toma a la reina de los demonios intentando tomarla del brazo, es la señal...

—Pero es que... ¡Mierda! no tenemos tiempo..— sorprendida, sabiendo lo que ocurre ordena. —¡Ea! Inútiles... ¿Ves esta mano? Se terminó el juego, a largarnos de aquí.. ¡AHORA!—

Y sin perder un segundo todos salen de la esfera, para regresar al pasadizo donde comenzaron, Samael, sigiloso los espera junto al personaje cuya identidad no es desconocida para Astaroth ya que ha sido compañero de mil batallas.

—¡Eso estuvo cerca!... y si mi instinto no me falla esa mano le pertenece a nada más ni nada menos que Amdusias ...claro más nadie podría atravesar tal barrera temporal—

—Asta sabes que esa es una de mis cualidades.. ¿Cuánto tiempo sin saber de ti? ¡eh!— lo tomó del brazo para un saludo casi marcial.

—Si, si si, luego se saludan mozalbetes, esto no es el campo de entrenamiento en Yquilonix.. ¡Atentos que los guardiancitos ya vienen! Todos a sus posiciones señores.. andando—

—Sí, ama— dijeron los de menor rango al tiempo que Paimon, Astaroth, Samael, Amdusias y Vassago solo asintieron con la cabeza.

—Veamos qué pasa si recibo con los brazos abiertos a mi ex querido en cuanto lo vea venir, solo para observar la cara de incrédula de su amorcito.. jajajaja.. después de todo creo que si me podría divertir un poco—

—No te presiones tanto mujer, que sabemos lo que hacemos— dijo Astaroth al tiempo que su mano tocó la esfera, listo para tomarla y dársela a su fiel súbdito, ella guardó silencio, su punto de concentración estaba puesta en su mirada, su resolución, su mente, todo apuntaba hacia un solo objetivo.

Yaldabaoth mientras afuera con sus hombres por un extremo y Jezabel junto a su ejército de féminas por el otro, todos dispuesto para cercarlos, por consiguiente el líder de la legión de incubus ordena a su lacaya si acaso su homóloga sabe lo siguiente que ocurrirá.

—Rita, querida ve con Jez y verifica que esté consciente de lo que debe de ocurrir aquí.— en tanto su mano toma la mandíbula de la joven sucubus.

—Como ordene mi señor que con su varonil voz de mando me hace temblar de emoción, a la par de saber las cosas que sucederán en este alejado páramo, donde sólo el viento es capaz de dar un soplo de aliento mientras mi instinto sumiso, de cuando en cuando no deja de latir igual que mi corazón acelerado por su amo, para...— no puede terminar la frase ya que su maestro y señor le conmina a darse cuenta que no es el momento ni el lugar para recitar alegorías mucho menos, versos profanos.

—¡Calla! Por ahora no, pequeña imprudente... Luego de este periplo caótico, tu y yo tendremos tiempo suficiente para unos versos profanos de tal intensidad, que harán palidecer al mismo Marqués de Sade. — y ella guarda sus palabras entendiendo que tiene toda la razón su siniestro amo.

En tanto, Victoria grita a su compañero guardián ya que una neblina ha aparecido, luego de caer en la plataforma.

—¿Pero que..? ¡Justo lo que nos faltaba! además de parecer hologramas ahora no puedo verte... ¿eh, Mario?... ¡MARIO!!.. ¿dónde estás? no te veo.—

Una voz respondió cada vez más débil, cada vez más alejada... o eso parecía a los oídos de la guardiana Delta.

—A..¡Aquí!... Estoy por aquí.. cof, cof... no puedo ver nada.. ven acércate...—

—Alpha ¿te encuentras bien?... ¿te ocurrió algo? Enseguida iré donde estás no te muevas, tenemos que salir de aquí cuanto antes. — dijo ella.

—¿Ahora me puedes ver?.. estoy detras de ti, ¡querida!— sonriendo con malicia dijo el ser, ella volteó enseguida pensando que se trataba de Mario ya que la imitación había dado resultado, para descubrir que a los segundos de verle el rostro, este comienza a transfigurarse mostrando su verdadera e infernal cara.

—Pero.. mis ojos me engañan, o es la neblina... ¡ooh no! Y tú no eres Mario, ¿quien eres?—

—Haces muchas preguntas para ser una guardiana.. y pensar que por alguien como tu, mis camaradas están dispuestos a hacer lo que sea.. ¡Qué desperdicio de tiempo!— dijo Vassago el maestro del disfraz y las simulaciones de todo tipo.

Una mano aparece entre la neblina y toma a Mario que se encontraba en el suelo intentando ponerse de pie en tanto extendía los brazos en un vano intento por buscar en el aire a su compañera y colega.

—Pero ¿qué diablos es esto?... Victoria... ¿Estás ahí?... tenemos que irnos.— la espectral mano se acerca lo suficiente para que Alpha pueda verla, simulando ser la mano de Delta. —No juegues Vicky.. toma mi mano y vamonos.—

—Claro que sí, querido— Una rasposa voz respondió al tiempo que fuertemente lo toma del brazo y lo jala sin darle tiempo a reaccionar o meditar de quien se trata. Mario es el primero en salir de las arenas del tiempo, su mente todavía se queda pensando que está ocurriendo temiendo lo peor y por supuesto que ha sucedido con su compañera, una figura femenina lo recibe enseguida de materializarse por completo y lo abraza con efusividad, él atontado todavía no hace otra cosa más que dejarse llevar.

—Aquí tienes tu regalo prometido Lilith.. ten..— dijo Amdusias sonriendo, luego de jalar a Mario para sacarlo de la alucinación que Vassago había creado, en tanto este último todavía compartía algunas palabras más con Delta.

—Me parece perfecto Amdu.. ¡Es justo lo que le pedí a Satán Clos! Jajajajaja—

*

—¡Responde inmundo demonio! ¿Cuál es tu nombre y dónde está Alpha?— enojada pero temerosa preguntó Victoria, temiendo que algo le hubiera pasado a Mario.

—Aquí vamos de nuevo... Ustedes los humanos empiezan con los adjetivos descalificativos y luego dicen que es uno la maldad andando.— con fastidio dijo el infernal sujeto, harto de ver tantas veces como alguien le habla con petulancia.

—Amdusias saca a esos dos, que ya no podemos sostener esto por más tiempo, camarada— Resuelto Astaroth se dirigió al maestro de escapismo y los pasajes dimensionales.

—Como digas camarada.. ¡Que así sea!—

—En cuanto salgan los dos, Astaroth cierras y tomas la esfera mientras Paimon te cuidara las espaldas y váyanse lo antes posible para entregarle el objeto a nuestro siniestro líder, sin olvidar la señal para que Yaldabaoth y Jezabel sepan que es su momento de actuar.— dijo convincentemente Lilith a sus compañeros.

—.. Ya..Ya... Mi nombre es Vassago ¿de acuerdo?... que desesperante eres mujer humana no sé cómo es que te tolera el que vino contigo.—

—Pero como te atreves a decir que....— sin poder terminar la frase, dos brazos largos aparecen de la neblina y toma a cada uno para sacarlos de ahí, sorprendida Victoria intenta zafarse pero la fuerza de aquella mano es como pegamento, solo escucha una voz instantes antes de que sean absorbidos.

—El tiempo para el parloteo ha llegado a su fin... ustedes dos vendrán conmigo, ¡les guste o no!—

—Me da igual Amdu.. todo es un fastidio en realidad.— y se deja conducir el conde infernal.

Y Victoria finalmente de aquella alucinación ha salido con éxito, pero apenas es el inicio para la batalla pues ya la están esperando Yaldabaoth y su legión de incubus.

Un asombro tras otro puesto que más allá de ellos, observa a Lilith abrazando a Mario con total descaro, para luego dar media vuelta con una sonora carcajada, signo visible de provocación hacia Victoria.