Capítulo XIII
Capítulo XIII
—Así que esas eran las trompetas que tanto decían. —dijo Mario apenado viendo como el señor de baja estatura lo fulminaba con la mirada.
—Creo que al final no eres tan buen rock star Alpha. —agrego Victoria susurrándole al oído.
—Pero también se tocar otros instrumentos. —enarco una ceja en tono seductor.
—Basta Alpha.
Por alguna extraña razón ese comentario la había sonrojado, y algo en su interior se estremeció. Aunque a decir verdad no era el lugar, ni el momento.
Se aclaró la garganta aquella persona que estaba frente a ellos y agrego.
—¡Los están esperando!
Los guardianes no dijeron nada y caminaron a la par, sabían que no era tiempo de bromear y que el destino de los planos estaba en sus manos.
—Esto es...
Las palabras quedaron a la deriva cuando Victoria vio el asombroso lugar. Estaba detallado con oro y en algunas partes con plata, se veía muy acogedor y transmitía serenidad.
—Es maravilloso. —finalizó Mario el comentario de su compañera. No había nada más que decir del lugar, simplemente era majestuoso.
—Alpha esto ni en mis sueños lo imaginaba. —giro para ver detenidamente el sitio y mientras lo hacía extendía los brazos para sentirse plena.
—Es un lugar único sin lugar a duda, por algo Dios lo tiene en este lugar.
Mientras los guardianes seguían hablando entre ellos, una bruma blanca se extendía en medio del lugar, un eco los puso alertas y se materializó aquel ser llamado, el dragón dorado.
—Guardianes no hay tiempo que perder...
—Alpha escuchaste eso. —dijo consternada Victoria viéndolo de reojo.
—Si, al parecer nos está hablando telepáticamente.
—En ese caso. —Mucho gusto estamos a sus órdenes. —Ya le hablé por la mente. —menciono alegre Victoria, tenía una amplia sonrisa.
—Si lo se Delta yo también te escuché en mi mente.
—Seguro.
—Escuchen no hay tiempo que perder, Dios los necesita. Beban esto, síganme, no hagan caso de nada ni de nadie, el tiempo es como una enfermedad, en el cual te puedes perder y ni siquiera saber que están perdidos...
—Una última advertencia, traten de no separarse, ya que si quedan atrapado en ese lugar, nada ni nadie podrá sacarles de allí. Vagaran por toda la eternidad. Así que les aconsejo que eliminen cada pensamiento negativo de sus mentes, ya que has sombras acechando, y si su voluntad es débil no conseguirán llevar a cabo esta misión.
—¿Y si usted sabe todo eso, porque no mejor nos acompaña y guía?
—Insolente, mi señor no puede hacer eso, nosotros los dragones no podemos interceder en favor de los humanos, ni de ningún ser, Dios nos dio la misión de proteger, no de luchar ni tomar parte en alguna guerra o batalla.
—¿Y si los demonios dominan la tierra? Acaso ustedes se quedaran solo observando? —Pregunto Mario algo molesto.
—Si ese es el destino de la tierra, nosotros lo respetamos.
—¡Vaya cobardes que son!
—¡Mujer Insolente! Mi señor no puede tomar parte en ninguna batalla porque Dios fue...
—¡Silencio, no digas nada! Entiendan guardianes, esto no nos incumbe a nosotros, es entre Dios y ustedes. Si dentro de sus corazones Hay esperanza y voluntad, tengan por seguro que la fuerza de Dios estará con ustedes, no olviden que él los creo, y él sabe bien de que son capaces .
Cuando Alpha y Delta entraron a las aguas del tiempo, una neblina los envolvió por completo.
—Esto no me agrada Alpha
—No te alejes de mi por ningún motivo, y hablemos todo el tiempo, así no nos perderemos.
—Entiendo. El dragón dorado dijo que siguiésemos el camino plateado. Pero aquí no se ve nada.
—Calmémonos, debemos abrir nuestra mente y confiar en nuestros instintos, Dios está con nosotros Delta.
La respiración de ambos estaba entrecortada, el lugar a medida que avanzaba se iba volviendo frío, y ahora sentían que en vez de dar pasos certeros, estos solo flotaban, era como si el suelo hubiese desaparecido, pero ellos estaban seguros de estar siguiendo el camino correcto.
—Me sudan las manos Mario, estoy demasiado nerviosa, y si quedamos atrapados para siempre aquí
—No pienses en eso Viki, saldremos de esta
El frío y el miedo acechaba a los guardianes, y no solo eso, de pronto se comenzaron a escuchar voces alrededor de ellos.
—¿Y eso?
—Sigue caminando Delta, no le hagas caso.
—Dijeron mi nombre, es la voz de mi madre
—No, es solo tu imaginación, yo no escuche nada.
—Sí, es la voz de mi madre. Sabes cuando ella murió yo no pude despedirme ni decirle que la quería, porque ese día cuando ocurrió el accidente, yo había discutido con ella la noche anterior por...por tonteras, y estaba tan enojada que la mande al demonio, pero en el fondo sabía que mi madre tenía razón, que yo había actuado mal y que ella solo me aconsejaba por mi bien. Pero cuando me llamaron al día siguiente, no podía creerlo, mi madre había sido atropellada y murió al instante, por lo menos me queda el consuelo de que casi no sufrió, pero no pude disculparme con ella.
—Deja de llorar, ella sabe que tú la amabas.
—No, es que no lo entiendes, no se lo dije, yo no le dije que siempre tuvo razón en las cosas que me decía, y de un momento a otro la perdí, y no la vi más. Y ahora me está llamando, estoy segura que ella está en este lugar, después de todo, en las aguas del tiempo es donde quedan guardados los recuerdos de los seres vivos.
—Ni se te ocurra hacer lo que estás pensando
—Lo siento, pero...es mi madre, y esta es la única oportunidad que tengo para verla por última vez
—Viki no, no lo hagas, Viki! Carajo, ella nunca me escucha, y ahora qué
—Mamá, soy yo, soy Viki, Victoria, tu hija.
El resplandor penetra por una extraña ventana, una mujer de aproximadamente cincuenta y cinco años esta de espaldas. El lugar brilla tanto que la luz se hace insoportable, pero Victoria se acerca a la mujer y le toca el hombro.
—Mamá
La mujer no dice nada, solo se queda en silencio. Delta le da un abrazo, comienza a llorar y balbucear palabras.
—Es mi culpa, no debí enojarme contigo, perdóname mamá, yo no quería discutir contigo esa noche, yo...yooo
Un viento cálido envuelve a la mujer y a Viki. De pronto la mujer voltea.
—Un grito desgarrador y de pánico alerta a Mario, es Viki, la que está gritando es su compañera. Carajo, carajo. De dónde proviene ese grito.
Mario comienza a gritar con desesperación, pero Delta no responde.
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