Capítulo VIII 

Mientras tanto en un lugar lejano en el mundo

—Es momento de empezar...

—Pero Baalbek todavía no es tiempo

—Dije que es tiempo imbécil, sé que Lilith está cerca, no debemos de perder tiempo. Preparen al elegido que yo mismo lo desangraré

—¿Cerca? —Jajajajaja apuñalando a Baalbek por la espalda y luego lamiendo la daga con su lengua Bifída. —He estado a tu lado desde hace días, sabes bien que la madre de demonios puede tomar diferentes formas

—¡Desgraciada bruja!

—¿Serán esas tus últimas palabras maldito Baalbek? Jajajjaja

La herida era demasiado profunda, a Baalbek le costaba mantenerse de pie y respirar, además sus aliados habían sido emboscados por Lilith y muertos en cosa de segundos.— Dios, perdóname por traicionarte. Baalbek miraba hacia el cielo en busca de perdón, ya que sus ansias de poder le habían devorado la razón y el alma, y ahora justo cuando se encontraba en su última hora de existencia, recurrió a Dios y a su perdón, sin embargo su alma ya estaba sentenciada a irse al infierno.

—Y pensar que esta criatura débil es el elegido jajajaja que absurdo ¡me escuchaste Dios! Es ridículo todo lo que hiciste, guardar esta joya para salvar al mundo jajaja . Me haces reír, tú, los estúpidos guardianes y esos ángeles.— Y tú no me mires con esos ojos llorosos , no tengo lástima por ti ni por nadie, tu destino está en mis manos ahora. 

— Darvelion , Cúbrele los ojos, me molesta esa mirada que tiene.

—Si ama.

En la montaña de El Eiger

—Dejen de jugar conmigo guardianes, y presten atención a lo que les voy a decir.

Alpha y Delta se miraron , ambos desconfiaban de Gabriel, pero al decir verdad, tampoco tenían muchas opciones ahora, ya que a pesar de todo este arcángel trabajaba para Dios, y Dios era quien los protegía a ellos, por lo tanto, tenían que confiar aunque les fuera difícil hacerlo.

—Lilith se nos adelantó y tiene al elegido.

—¡No puede ser! Exclamaron los guardianes al mismo tiempo

—Hay un modo de vencer a Lilith y rescatar al elegido, pero  deben tomar una decisión, ya que todo va a depender de ustedes ahora en adelante.

—¿De qué hablas Gabriel? Sé más claro.

—Haremos un intercambio, el elegido a cambio de ustedes.

—¿Qué? Delta le dio una mirada a Alpha, en sus ojos había desconfianza, las palabras de Gabriel no le agradaban. ¿Acaso seria esta su venganza por lo que le había hecho?, ¿o este sería el único modo de salvar al mundo?

—¿Y qué más? —Dijo Mario en tono sereno.

—Así es, cuéntanos Gabriel, ¿qué más hay que saber de ese plan? ¿Que luego nos dejas con Lilith y esta nos corta la cabeza? O espera, acaso no es más fácil y divertido que nos devoren las almas del infierno ¡Crees que somos estúpidos!

—Calma Delta.

—No les miento, si quieren pueden preguntarle a Metatrón, él sabe de esto.

—¿Será que  le  harán una emboscada a Lilith y nos rescatarán?

—No Alpha, esta vez no hay rescate. Dios dice que ustedes son el sacrificio

Los ojos de Victoria se llenaron de lágrimas al escuchar esas palabras, ¿realmente Dios los iba a sacrificar? Ella entendía que el mundo era mucho más importante que sus vidas, pero quedar en manos de Lilith, esa demonio, imposible, como podrían ellos caer en las manos de una bruja como esa, y aceptar silenciosamente su destino.

—Me niego dijo en tono serio Mario.

—Alpha.

—Vamos Viki, yo no voy a seguir las ordenes de Dios.

—Espera Mario, no podemos desobedecer a Dios, él es...

—Dios no nos quiere, hemos dado la vida por él siempre y así es como nos paga, ¿ofreciendo nuestras almas al infierno? Me niego, no voy a regalar mi preciosa alma a nadie, está es mía y solo mía, y yo...

—Alpha tiene razón, Dios no nos quiere, por lo tanto renegamos de él y de sus órdenes!

—¡Ustedes no pueden hacer eso!

—Qué no podemos, pues si no nos dejas pasar tendremos que matarte Gabriel, dijo Mario con una mirada fría y serena a la vez. Había sido tan grande el impacto de las palabras que les había dicho el arcángel que Mario estaba dispuesto a luchar sin importarle nada. Después de todo, por lo que ellos luchaban ya no significaba nada, sus vidas no eran nada, sus vidas solo eran un juguete para Dios, y Dios ya no los quería. Negarse a sus designios era darle la espalda a Dios. ¿Ahora serían los enemigos de Dios? que locura  se preguntaba Mario.

De pronto se escuchó una voz como eco en el cielo que provenía de todas partes—Dios no los ha abandonado.

Los tres se voltearon y vieron a un ser alado que relucía igual que Dios.

—¿Quién eres? Pregunto el arcángel Gabriel, al mismo tiempo que desenfundaba su espada y agitaba las alas.

—Soy Dios

—¿Eh? Alpha y Delta se quedaron pasmados mirándolo.

En el infierno

—Lo sabía, Gabriel nunca estaría de nuestro lado jajajaja ¡maldito arcángel!

—Amo, algo extraño está ocurriendo

—¿Te refieres a lo que está haciendo Lilith?

—No amo, no sé cómo explicarle esto, pero es mejor que usted vaya a ver

—¿Quieres que deje mi seguridad para ir a ver quién sabe qué cosa?

—Amo, los poderes de Dios han aparecido hacia el norte, cerca de las montañas de El Eiger.

—Ya lo sé, puedo sentirlo, no sé supone que Dios está en el paraíso? ¿Qué hace aquí en la tierra?

Gabriel levanto la espada para atacar al ser luminoso, y éste se movió más rápido que la velocidad de la luz y envolvió a los guardianes con un halo transparente y luego desaparecieron del lugar.

—¿Dónde estamos?

—En un lugar demasiado lejano para ser encontrado respondió el ser telepáticamente.

—¿Mario, lo escuchaste?

—Sí Viki, este ser se está comunicando a través de nuestra mente

—¿Quién eres?

—Ya se los dije, soy Dios

—El Dios que conocemos no luce como tú

—Hijos míos, ustedes me llamaron y yo acudí en su ayuda.

—¡Imposible!

—Soy el pensamiento de Dios, él los quiere tanto por eso esto pudo ser posible gracias al amor que él les tiene a ustedes.

—No entiendo ¿y por qué Gabriel quiso atacarte entonces?

—MI hijo Gabriel es así, lo que no logra comprender en su mente y corazón se transforma en su enemigo. Pero dejen que les cuente que esta es la primera vez que hago esto, quizás por eso, ni el propio arcángel pudo reconocerme, aunque dentro de su corazón, algo le decía que yo no era peligroso, pero por fuera su temperamento y sus dudas lo hicieron hacerme frente.

—Debiste decirle a Gabriel quien eras

—Imposible, esto que tengo que decirles, es un secreto que ni siquiera mis más cercanos saben.

—¿De qué habla? Pregunto Mario intrigado.

—Todos los ángeles piensan que he perdido el juicio, y es cierto, lo he perdido, pero no por voluntad, poco a poco me he ido debilitando, días antes de que ustedes volviesen a despertar y a recordar, tuve una visita. El rey dragón que cuida las ciudades del cielo me puso sobre aviso, ustedes deben recordar que al dragón dorado yo le concedí la vida eterna para que quedará como guardia absoluto de las siete ciudades sagradas, él y los suyos han mantenido el balance entre la tierra el cielo y el infierno.

El dragón dorado me informó que un poder completamente desconocido se acercaba al mundo, un poder tan grande y peligroso que incluso podría compararse con el mío. Envié a dos emisarios a que averiguaran si todo eso era cierto, y al cabo de un par de días tuvimos noticias suyas. Ellos habían perdido la razón y sus alas, los habían succionado por completo, ya no eran ellos, ni con todo el poder que tengo logre traerlos de regreso, no sé en qué lugar estén ahora, ya que sus cuerpos solo son recipientes vacíos.

Fue entonces que recordé al elegido, ustedes saben que el elegido es la llave entre el cielo y el infierno, y que si cae en manos equivocadas esto podría ocasionar el caos en el mundo, es por eso que los demonios y Lilith están tras él, y no solo eso, hasta donde sé, el elegido ha sido capturado.