Capítulo VI

—Ustedes saben que Gabriel traiciono a Dios y aun así lo están apoyando, ¿qué clase de arcángeles son?

—Yo no estoy del lado de Gabriel, yo estoy del lado de la justicia, y Dios me encomendó salvar a la humanidad.

—¿Dios? Pregunto incrédulo Metatrón. ¿Cuándo hablaste con Dios?

—Antes que quedará atrapado en las aguas del tiempo

—Eso es imposible, él no me dijo nada a mí.

—Dios sabía lo que iba a ocurrir, por eso se puso de acuerdo con Gabriel y  le encomendó  ir al inframundo e infiltrarse como uno de ellos, para poder echar abajo los planes de Lucifer. Una nueva rebelión se aproxima.

—No puede ser, y entonces, ¿qué pasa con los guardianes?

—Ellos serán la carnada

—No, no, no puedo ser parte de esto, es como llevarlos a su propia tumba justo ahora que han recuperado sus recuerdos y poderes.

—¿Quiénes más forman parte de este plan? —pregunto enojado Metatrón.

—Lilith.

—¿Ella? Cómo pueden confiar en ella, en la madre de los demonios.

—Hizo un pacto con Dios —dijo con voz fuerte Miguel

Lejos del paraíso

—Me siento muy liviana, volar es lo máximo, mira que bien se siente la brisa en el rostro.

—Deja de jugar y vamos rápido que no tenemos mucho tiempo.

—Espera Mario, no todos los días a uno le crecen alas y se ve así de imponente y celestial (volando en círculos alrededor de su compañero y sonriendo)

—Está bien, ¿qué quieres hacer?

—Quiero volar sobre las montañas, quiero tocar las nubes, quiero subir y ver el espacio, quiero...

—Solo una cosa haremos, ¡así que decídete de una vez!

—¡Qué eres egoísta!

—Vamos a salvar al mundo, así que tenemos derecho de por lo menos tomarnos un par de minutos de diversión, mira, estas alas son geniales y podemos alcanzar una velocidad increíble.

Mario miraba a Viki, y movía la cabeza.

—Vamos primero al espacio y luego a las montañas dijo Alpha guiñándole el ojo.

Delta miró a su compañero y gritó a todo pulmón. Graciassss

En el paraíso

—Yo no creo esas mentiras. — dijo Landon, y con un movimiento rápido se colocó detrás de Miguel

—Si no sueltas a Metatrón, el que perderá la cabeza será otro. Y tú no te muevas traidor.

Landon estaba detrás de Miguel, y su espada estaba alrededor de su cuello.

—Tranquilo Landon, Miguel está contando lo que sucede, no tienes por qué ofuscarte ni amenazarnos.

—Y acaso ustedes no hacen lo mismo, Miguel está amenazando a Metatrón.

—Calma Landon, Miguel va a bajar su espada y vamos todos a conversar en paz.

—Si suelto mi espada tú vas a luchar, te conozco. —dijo Miguel

—No te haré daño, te doy mi palabra.

Miguel bajo la espada y soltó a Metatrón, Landon hizo lo mismo, pero los cuatro estaban en guardia, cualquier movimiento brusco o leve sería el inicio de una contienda entre ellos.

—¿Háblame de ese pacto?

Esto sucedió poco antes de que Dios quedará atrapado en las aguas del tiempo como ya saben, para ser sincero no es que este realmente atrapado allí, más bien...Miguel observó el rostro de los tres y dio un hondo respiro. —Lo sabía, esto es una locura, le dije, y le repetí que no podría hacerlo, que tal vez si buscábamos otra manera lo lograríamos pero él insistió, me suplico que guardase el secreto y que solo lo divulgará a los de más confianza, ya que el mal estaba acechando las puertas del paraíso, y su poder estaba decreciendo, está cansado, dice que perdió la fe en los humanos, que el mundo está corrompido y nosotros ya no podemos hacer nada por ayudarles. Le rogué y le suplique que me dejase ir a la tierra para que ellos volvieran a creer en Dios, pero los humanos son tercos y egoístas, solo piensan en sí mismo, el prójimo ya no les importa. Fue entonces que recordé que Landon estaba cuidando al elegido, a la llave que puede sellar el mal. Y además estaba lo otro, que ya habían pasado los 800 años y los guardianes ya habían renacido, así que su plan fue sencillo y a la vez muy peligroso.

—No entiendo, ¿qué tienen que ver los guardianes aquí?

—No lo entiendes Landon. El trato que Lilith ofreció fue tener a los guardianes.

—Imposible, Dios nunca haría eso, él ama a los guardianes, por algo los creó y les dio ese poder.

A unos 3.970 m de altura, en la montaña de El Eiger, en los Alpes suizos

—Había olvidado lo bien que se siente volar. ¿Crees que podamos salvar al mundo esta vez?

—Seguro Viki, siempre lo hemos hecho.

—Me gustaría darle las gracias a Dios por darnos tantas oportunidades para existir, él nos debe amar mucho.

—Así es, hemos estado desde los inicios de los tiempos siendo los custodios de la humanidad, Dios siempre ha sido tan misericordioso con nosotros y nos ha regalado una nueva vida. Esta será una misión más.

—Lo sé amigo, y si nos matan, nos volveremos a ver en la siguiente vida, y así sucesivamente, es nuestro destino.

En el paraíso

—Si Lilith se queda con los guardianes los torturará eternamente. —dijo en tono triste Landon.

—Dios los va a sacrificar a cambio de la humanidad. Por eso digo que Dios está loco, por eso mismo digo que él perdió el juicio, pero a la vez es la única salida que le queda.

—¿Y si piensas que él está loco, entonces porque te aliaste con Gabriel y los demonios?

—No, eso lo planeó  Gabriel, Dios no tuvo nada que ver, solo acató el plan con tristeza, pero lo acepto.  Es que Gabriel  quiere destruir al mal  en su propio territorio, le dije que era una estupidez, que no hiciera eso, pero ustedes lo conocen, cuando se les mete algo no hay quien lo haga cambiar de parecer . Además, es sabido que a Gabriel no le agradan los guardianes, por aquel acontecimiento que sucedió en la edad media, desde ese momento que les guarda rencor y esta era una gran oportunidad para ver a sus rivales caer.

—Así que si o si, los guardianes van a ser sacrificados, dijo en tono apagado Metatrón.

En la montaña de El Eiger

—Lista Viki.

—Estoy lista Mario, vamos por el elegido.

Frente a los guardianes un hermoso arrebol, los colores se fusionaban y se difuminaban a su alrededor, como una pletórica pintura que coloreaba un lienzo en blanco. Rojo, anaranjado, violeta y azul en completa armonía.

—Esto es...

Mario no pudo terminar la frase, no por que estuviera asombrado por una de tantas maravillas del señor sino porque un fuerte impacto le dio en su mandíbula.

—¡Alpha! —gritó Victoria al ver como salía volando inconsciente.

Sin perder tiempo expandió sus relucientes alas y fue a rescatar a su compañero, estaba en shock por aquel acontecimiento que los había tomado por sorpresa.

—Te...te...te encuentras bien...

Preguntaba trémula su compañera al tomar a su compañero antes que impactara en tierra. Un choque contra ese suelo y sería más que terrible.

—Si-si estoy bi-bien. —respondió mareado por el fuerte impacto, no recordaba un golpe tan fuerte y certero en todos sus recuerdos. —Gracias Viki y tenemos que tener cuidado.

—¿Pero qué fue lo que paso? —indagó observando hacia todos los lados intentando ver algo que se le había escapado de las manos.

—No lo sé. —agrego retomando la postura y limpiándose un hilo de sangre que le escurría de la comisura de los labios. Aquel líquido era dorado, dorado e inmaculado como el ser que les dio la misma vida. —Solo sé que...

—¡Mejor di que no pudiste ver mi ataque!

Frente a los guardianes estaba un cruento ser, tenía un fino rostro como si fuera afeminado pero emanaba maldad pura, con una corona negra que estaba incrustada en el cráneo, o parecía como si fuera parte del hueso, pelo largo, pies de reptil, una túnica negra y un bastón de madera que emanaba fuego negro.