Capítulo 72 - La casa de mi novia PARTE 2.
Rodeada de una multitud de personas, Ana se encontraba confundida, no sabía donde estaba, ni qué debía hacer en esa situación; una melodía comenzó a sonar y todos a su alrededor comenzaron a gritar y aplaudir eufóricamente, fue en ese momento que se dio cuenta que estaba en el tour de tiktok stars, no podía ser posible, cómo rayos llegó ahí. Lo único que podía escuchar eran los gritos de las personas recibiendo a sus ídolos, mientras una voz en off los presentaba uno a uno, Chase Hudson, Jaden Hossler, Griffin Johnson, y más ídolos subían al escenario.
─¿Cómo llegué aquí? ─se preguntó a si misma, mirando a sus alrededores─. ¡Demonios, creo que morí!
─¡¿Qué?!, ¡Yo también morí de ver tanta belleza junta! ─exclamó la chica a su lado.
─No, no lo entiendes.
─¿Entendí mal o acabas de decir que no son lindos?
─No, no. Si son lindos, pero no me... olvídalo, intentaré buscar respuestas en alguna parte ─Ana le rodó los ojos a la chica y comenzó a avanzar entre la multitud de personas.
La chica estaba nerviosa mientras continuaba avanzando por la multitud, aún seguía sin saber cómo había llegado ahí, todo era muy confuso, sólo esperaba no estar muerta y que ese sea su cielo o algo por el estilo, a pesar de amar a sus ídolos, jamás se imaginó que ellos estuvieran en su cielo, es demasiado agobiante ese hecho para ella.
Al llegar al pie del escenario miró a ambas direcciones, guardias se encontraban en cada una de ellas, por lo que se quedó quieta, pues justo en ese momento su favorito comenzaba a hablar sobre él y todo lo que ha logrado en su carrera, algo que Ana conocía de comienzo a fin.
─¡Buenas noches, aquí Chase Hudson amando Colmar! ─fuertes gritos eran escuchados por todo el recinto, incluso Ana gritó un poco de la emoción─. Les iba a decir algunas cosas sobre mi carrera, pero no, mejor que lo haga Ana Morán, ven acá, pequeña.
Ana se quedó sorprendida, era evidente que todo lo que sucedía era como una realidad alternativa, un sueño o alguna especie de infierno, pues claramente su cielo no la pondría a hablar frente a miles de personas que esperan que conozcas a tu ídolo de pies a cabeza; ella negó con la cabeza a la petición del guapísimo Chase encima del escenario, agachó la mirada lamentándose no poder subir y demostrar que de todas las personas reunidas, ella es la que conoce más al chico.
─Vamos Ana, tú puedes... uno, dos, tres, cuatro ─Viki tomó su mano y la alentó a subir al escenario.
─No puedo, Viki. Tú muy bien sabes que no puedo hacerlo ─Ana limpió algunas lagrimas que resbalaron por sus mejillas.
─¿Eres una cobarde? ─preguntó Dani detrás de ella─. Venimos aquí por ti y no quieres disfrutar esto al máximo, no lo entiendo, uno, dos, tres, cuatro.
Respirando hondo y mirando a su lado a su hermana y a Dani, asintió con la cabeza y desvió su mirada a Chase, quien continuaba esperando a que la chica subiera al escenario, él tomó su mano ayudándola a subir y en ese momento Ana sintió como una corriente eléctrica recorría su cuerpo de pies a cabeza, aun así, tomó con firmeza el micrófono y se paró frente a todos los fanáticos del chico.
─Tú puedes hacerlo Ana, yo creo en ti, ellos creen en ti... no te des por vencida, esto sólo es una prueba más de la vida para demostrar lo valiente que eres ─dijo Chase manteniéndose junto a Ana─. Así que hazlo, uno, dos, tres, cuatro.
Todos en el recinto guardaron silencio, que para Ana, lograba ser un silencio incomodo que tendrá que romperse con su voz, no estaba lista para hacer esto, pero en el fondo sabía que podía lograrlo.
─Chase Hudson nació el 15 de mayo de 2002 en Stockton, California...
La multitud aclamaba a Ana, pero se dio cuenta de algo raro, todos y cada uno de los espectadores tenían sus manos entrelazadas y ejercían presión hacia la nada, algo que la confundió rápidamente, volteó a ver a Chase, él también se encontraba en esa pose, Viki y Dani de igual manera, no tenía ni idea de lo que significaba eso.
─Recuérdalo Ana, tú puedes hacerlo, hazlo por tu hermana que se culpa por lo que te pasó, no nos dejes... ─Chase comenzó a llorar, mientras la mirada de Ana viajaba a cada rincón del lugar donde estaba parada.
─¡Uno, dos, tres, cuatro! ─la multitud gritaba, mientras continuaban con sus manos entrelazadas ejerciendo presión a la nada─. ¡Uno, dos, tres, cuatro!
Gritos eran escuchados en todos lados, cuando una fuerte luz cegadora hizo presencia dejando a Ana ciega por algunos segundos, cuando su vista se hizo más clara, pudo sentir un dolor intenso viajar por todo su cuerpo, podía ver el cielo frente a ella, personas de blanco, ahora sí, entendía dónde estaba acostada.
─¡Ana, Ana! ─escuchó que gritaron a su alrededor.
Confundida por todo lo que acababa de pasar, tan sólo se mantenía inmóvil, intentando hacer que la vista frente a ella se hiciera mas clara, pero sin duda alguna ella sabía en donde estaba tirada, y que esas personas a su lado son paramédicos que acudieron a su ayuda cuando un hombre encapuchado la arrojó por la ventana del segundo piso de su casa; de inmediato las lágrimas en su rostro no se hicieron esperar, mientras seguía escuchando voces que la alentaban a recuperarse.
─Fui una terca, tienes que perdonarme, hermana ─Ana sintió una mano tomarla, como pudo, volteó a verla, era Viki, quien se disculpaba por no haber creído nada de lo que le habían dicho, lo que la llevó a abrir la puerta de la habitación─. No volverá a ocurrir algo así.
La vista de Ana se nubló y todo se volvió oscuridad, todos a su alrededor estaban llorando, Dani, Viki, incluso Jazmín que gracias a su ayuda, pudo mantener a la chica viva mientras llegaba la ambulancia a su rescate, parecía que ese curso de primeros auxilios que tomó hace unos años habían sido de ayuda.
─La salvaste, amor, lo hiciste ─Yadiel la rodeó en sus brazos, mientras todos veían como Ana era llevada a la ambulancia, seguida de su madre, padre y hermana.
***
Un oficial de policía se encontraba sentado en el sofá frente a Dani y Cristina, quienes seguían en shock después de todo lo que había pasado en el día. Juan y Maru las tomaban de la mano para que comenzaran a dar su declaración, para que ese hombre que intentó hacerles daño fuera atrapado y encarcelado por intento de homicidio hacia Ana.
─Quiero irme a casa, ya no quiero estar aquí ─dijo Cristina volteando a ver a Maru.
─Claro, pequeña, pero primero tienes que responder las preguntas del oficial, por favor.
Cristina asintió con la cabeza y sin más comenzó a platicar todo lo que había pasado, también incluyendo el detalle de que por la tarde un hombre las miraba por la ventana de la habitación de huéspedes, pero que Ana decidió no tomarle importancia a ese asunto. Dani explicó como entró a la cocina y despertó en la habitación y sin detalles claros, el oficial se fue con la declaración tomada.
─Perdón LyLy, no quería que la visita a la casa de mi novia terminara en tragedia ─Dani se puso de pie y fue hasta la habitación donde se encontraban sus cosas para tomarles, pues era momento de regresar a su casa.
Así fue, llegando a la mansión de los Gómez Quiroga, los hermanos restantes invadían en preguntas a ambas chicas, interesados por conocer el estado de salud de Ana y cómo se encontraban ellas. Jazmín con emoción le contaba a Jane como salvó la vida de la joven chica.
Dylan también había llegado al ser avisado por Karime de la situación y quería que sus hermanas menores sintieran todo el apoyo en ese momento, por lo que ahí también se encontraba.
─Es horrible lo que pasó, mínimo tendrá algunos huesos rotos, como cuando caí en ese edifi... parque de la ciudad y me rompí el cuello y algunas costillas ─sonrió Dylan apenado.
─Si, mejor sígueme, si no se te sale otra cosa que no deberías decir.
Karime y Dylan se alejaron hacía su habitación, Jazmín y Yadiel hicieron lo mismo, dejando a Dani y Cristina acompañadas por los hermanos mellizos, quienes querían lujo de detalles de lo que ocurrió pero simplemente ambas chicas no se encontraban de ánimos para contar cómo casi fueron asesinadas por un hombre misterioso, ni siquiera tenía sentido, la zona en donde vive su novia no es peligrosa.
Después de algún silencio incomodo, los mellizos prendieron la televisión y justo estaban contando del accidente, pero no a profundidad.
─¡Apaga eso! ─gritó Dani enojada.
─Perdón ─susurró Less angustiada─. No imagino cómo debieron haberse sentido.
La mirada de todos los presentes se desvió hacia Jane que salía de la cocina para darles unos aperitivos a las chicas, todo contenía pan como ingrediente principal.
─En México es muy común que después de un susto como este, nos den pan para comer, así que aquí les traigo un poco, disfrútenlo, ustedes también gemelos.
─Somos mellizos, tía.
─Lo que sea.
El timbre sonó y Jane de inmediato se dirigió a la puerta principal para verificar quién estaba tocando a esas horas de la noche, se quedó boquiabierta al ver a Sebastián parado frente a ella, tomando de la mano a Diego, quien parecía adormilado; por un momento pensó en cerrarles la puerta en la cara, pero no podía hacerle eso a su pequeño sobrino.
Volteó levemente a ver a las chicas y los mellizos en el comedor de la casa y sin más, se hizo a un lado para que su ex esposo entrara, no sin antes echarle una mirada de odio para que le quedara claro que él no es bienvenido en la mansión de los Gómez Quiroga.
─Diego se levantó de pronto y dijo que quería visitar a los hijos de Juan, y aquí estoy, cumpliendo su petición, pues me ha pedido otras cosas, que simplemente... no puedo cumplirle ─Sebastián agachó la cabeza.
─Bueno, nos alegra tenerlo aquí, pero no es buen momento.
─¿Qué?. ¿Por qué? ─su ex esposo caminó hacía el comedor y les echó una mirada detallada a todos─. Veo rostros tristes, puedo ayudarles en lo que quieran, soy especialista en fingir felicidad.
─Un tipo casi mata a la hermana de la novia de Dani, fue fatal todo, ahora se encuentra en estado critico en el Hospital Central de Colmar ─Josué se adelantó a contar.
─No tenías porque contar eso, Josué. A Sebastián no debería importarle lo que pasa con esta familia, que ya no es su familia.
─Claro que me importa, sigo queriéndolos a pesar de todo lo que sucedió ─Sebastián miró el suelo de la casa─. Puedo imaginarme el charco de sangre que dejó el cuerpo de Vanya.
Todos se quedaron sorprendidos por lo que habían escuchado, pues lo menos que querían era tener que recordar esos desagradables momentos que pasaron aquel día, por lo que ignorando a Sebastián, la tía Jane lo tomó del brazo y se lo llevó a la cocina de la mansión, cerrando la puerta para que no escucharan lo que tenía por decirle.
─Lamento lo que dijo, además yo ni quería venir ─añadió Diego angustiado.
─Tranquilo Diego, sabes que tú siempre serás bienvenido a nuestra casa.
─Lo sé, Less. Pero no quiero estar aquí, donde siempre recuerdo a mi madre muerta.
De inmediato Less se puso de pie para darle un abrazo a Diego y todos fueron testigos de como se escuchó un fuerte ruido en la cocina, al parecer Jane y Sebastián estaban forcejeando, algo que alarmó a los presentes que rápido se alejaron del comedor e intentaban buscar qué podrían hacer.
─¡Lárgate de la casa de mi hermano, por favor! ─gritó Jane enojada.
─Pero Jane, sólo vine a traer a Diego, ven ─Sebastián tomó la mano de su ex esposa y la acarició─. También quiero que sepas que puedes confiar en mi para lo que sea.
─Creo que la ultima vez que estuviste aquí fui muy clara respecto a como me sentía contigo y no he cambiado de parecer, espero ahora si te quede claro y puedas dejar de molestar a mi familia.
Sebastián soltó con brusquedad las manos de Jane, luego corrió al cajón donde se encontraban los cuchillos y tomó uno, acercándose de nueva cuenta a su ex esposa, a quién miró con odio.
─No quiero que te pase lo mismo que a mi hermana, por favor, vuelve conmigo ─dijo clavando el cuchillo en la alacena.
─¡Dios mío, aléjate de mí! ─exclamó Jane asustada.
─No te preocupes, ya me voy, sólo quería ver cómo estaban todos.
Sebastián salió de la cocina, tomó el brazo de Diego y así, ambos salieron de la mansión de los Gómez Quiroga, dejando a todos asustados en el interior por la actitud tan fea que tomó.
***
Una pequeña luz se lograba observar al final de un largo pasillo, por donde Ana se encontraba caminando, confundida por el lugar en donde estaba tan solo caminaba hasta que la luz blanca se hizo clara y pudo observar una habitación llena de libros, y al verlos a detalle, se dio cuenta que todos esos libros son sus favoritos, por lo que era el lugar perfecto para ella, lo que siempre había deseado tener; tomó asiento en un sofá y tomó el primer libro que pudo alcanzar, cuando estaba por leer la portada, todos los libros comenzaron a caer y no le quedó de otra más que correr lejos de ahí.
─¿Qué mierda pasa? ─se preguntó a sí misma.
─Hay dos posibilidades, estás soñando o estás muerta y esta destrucción que ves a tu alrededor es tu infierno, porque ni creas que esto podría ser el cielo.
─¿Qué? ¿Dylan?
─Parece ser que alguien piensa mucho en mí ─Dylan se acercó a la chica y rápido pudo ver lo nerviosa que se puso─. ¿O miento?
─Obvio mientes, jamás te pienso.
─Ay, yo me había emocionado ─Dylan se alejó hasta una puerta, por la cual salió─. Si me requieres, solo piénsame, guapa.
La extraña situación que ocurrió tan sólo hizo entender a Ana que estaba soñando, pero cómo podía despertar, el sueño para nada era de su gusto, pero justo así son los sueños, no tienes control de lo que pasa en ellos, tan solo queda esperar a despertar.
Ana regresó al pasillo donde estaba antes de entrar a la habitación llena de libros, pero no parecía haber otra puerta para elegir, así que lo único que le quedó fue pensar en Dylan para que le ayudara a despertar de ese extraño sueño.
─Siempre piensan en mí, ese es mi don.
─Ni te emociones, quiero que me ayudes a despertar.
─¿Por qué sabría yo cómo despertar? ─preguntó Dylan confundido.
─Bueno, al parecer eres alguien en mi mente, así que te obligo a ayudarme.
─No quiero.
─¿Qué?
─¿Qué? ─regresó la pregunta Dylan.
─Ayúdame, por favor, haré todo lo que me pidas.
─Dios, ¿Soy yo o hace mucho calor aquí? ─Dylan se acercó coquetamente a Ana, quien se alejó un poco hasta chocar con la pared del pasillo, por lo ambos quedaron demasiado cerca─. Dame un beso.
─¡Ni loca!
─Dijiste que harías lo que te pida ─Dylan se miraba triste.
─Si, pero no eso, pídeme otra cosa.
Dylan dio vueltas por algunos segundos pensando en algo que pudiera pedirle a la joven chica que se encontraba frente a él.
─Tócame una pompi ─soltó dejando de dar vueltas.
─Está bien, voltéate ─Ana se puso roja de la vergüenza, pero aun así, hizo lo que Dylan le pidió.
─Gracias, hace mucho tiempo que Karime no me toca ─sonrió Dylan y se dio la vuelta, quedando frente a frente con Ana.
Un incomodo silencio inundaba todo el pasillo, hasta que Dylan estiró los brazos y le dio un empujón a Ana que la hizo despertar. Al mirar a su alrededor se percató que ya se encontraba en una habitación de hospital, estaba demasiado feliz, no había muerto, no estaba atrapada en un raro sueño, ahora estaba despierta, con mucho dolor, pero estaba despierta.
Miró hacia su alrededor y pudo ver a Viki recostada en el sofá junto a su camilla, a pesar de lo que sucedió, ella no sentía ningún rencor hacía su hermana por abrir la puerta y desatar el caos que ocurrió.
─Viki, Viki, despierta ─llamó a su hermana.
─Eh, ¿Qué pasa? ¡Ana! ─de inmediato se puso de pie y se acercó a su hermana, feliz de verla despierta.
─Viki.
─Ana, estás bien, no sabes lo preocupados que nos tenías, todos están preocupados, tristes, llorando, en especial yo que fui la culpable de que esto te pasara, te pido que me perdones, puedes darme un golpe si eso te va a hacer sentir mejor, pero no me culpes por esto.
─Tranquila Viki, no te culpo, esto fue un estúpido accidente, a cualquiera le pudo pasar, a ti, a Dani o a Cristina... por cierto, ¿Dónde están ellas?, ¿Están bien?
─Si, pero están en su casa, estaban tan afectadas que sus padres no querían que estuvieran aquí ─Viki tomó el brazo de su hermana, mientras algunas lágrimas la engañaron y se escaparon por sus mejillas.
─Nos perdimos la premiere del tour de tiktok stars, ¿No?
─Si, pero tranquila, podemos ir la semana siguiente, los boletos ya están comprados, no podemos desperdiciarlos.
─Si, quiero hacerlo, fingir que nada de esto pasó.
Ana cerró los ojos por algunos segundos, a pesar de que sentía un poco de dolor, nada que impidiera darle un fuerte abrazo a su hermana, se levantó un poco y se lo dio, feliz de tener a la mejor familia que pudiera desear. No culpaba a nadie de lo que le pasó, pues era claro que fue un accidente y a cualquiera de todas las presentes les pudo pasar. Ahora estaba un poco preocupada por Cristina, y se arrepentía tanto de no haber dicho nada sobre el hombre que las estaba observando por la ventana esa tarde.
─En cuanto puedas, tenemos que ir a la casa de mi novia...
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