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Capítulo 7 - La cena familiar PARTE I.

El día de la cena familiar había llegado. La familia Gómez Quiroga tenía casi todo listo para comenzar la celebración en cuanto el sol comenzara a ocultarse; Jane Gómez había sido la primera hermana de Juan en llegar a la mansión, acompañada por sus dos hijos, Cristal y Anahí, al igual que por su esposo, Sebastián, quienes viajando desde Italia llegaron para celebrar a la menor de la familia, quien había logrado cumplir un sueño que no muchos menores logran, por lo cual requería una celebración especial.

El clima en la mansión era tenso, debido al fuerte ruido que los menores lograban causar, ocasionando que los mayores se desesperaran para que la celebración comenzara de inmediato. Jazmín intentaba todo lo que estaba en sus manos para controlar a los niños, mientras Candy, Maru y Jane se encontraban en la cocina terminando el estofado que sería el platillo principal de la cena; Juan y Sebastián se encontraban en la oficina de Maru, hablando de algunos proyectos que ambos tenían a futuro.

—¡Chicos vengan, veremos videos! —gritó Jazmín, llamando la atención de todos los menores.

Todos los menores, en donde se incluían Cristina, Dani, Miguel, Cristal y Anahí corrieron a tomar asiento en los sofás de la sala principal, por lo que Jazmín soltó un suspiro al ver que por fin había logrado calmar a su familia, dio un clic al control de la televisión y una serie infantil empezó a ser reproducida en la gran pantalla que hacía presencia en la sala.

—Vean esto, por favor —dijo Jazmín, tomando asiento en un sofá.

Ella abrió un nuevo libro que estaba leyendo y comenzó a leer, hasta que escuchó unas risas provenientes de las escaleras; Josué y Less planeaban algo y Jazmín no estaba dispuesta en dejar que eso pasara. De inmediato se puso de pie y corrió a las escaleras, llegando demasiado tarde, Less colocaba videos de miedo en la televisión de la sala, causando que todos los menores comenzaran a gritar, empezando el relajo de nuevo.

—¡Maldición, quiten eso! —gritó ella, arrebatándole el celular a su hermana rebelde.

—Es gracioso verlos gritar —sonrió Less.

—No seas tan aguafiestas, hermana —mencionó Josué, subiendo las escaleras.

En cuanto Jazmín quitó los videos de miedo, Less le quitó su celular y caminó detrás de Josué. Karime bajaba las escaleras confundida, había pasado la mayor parte del día dormida y estaba confundida de lo que sucedía a su alrededor.

—De lo que te has perdido, la tía Jane llegó —dijo Jazmín mirando a Karime.

—Lo sé, todo ese ruido me despertó —susurró Karime, dirigiéndose a la cocina—. Tengo mucha sed.

Jazmín la siguió con la mirada, viendo como al abrir la puerta de la cocina, su madre y sus tías comenzaron a reír por el aspecto de Karime.

—Vaya, que gran peinado —dijo Maru riendo.

Karime la miró fijamente por algunos segundos, la ignoró y caminó hasta el refrigerador, tomó una jarra de agua fría, se dirigió por un vaso, se sirvió y se dispuso a salir de la cocina de inmediato.

—Alto ahí, muchachita —añadió Maru autoritaria.

—¿Qué pasa, mamá? —preguntó Karime dando la vuelta.

—Llena la jarra y guárdala en el refrigerador.

La hija ejemplar de la familia rodó los ojos y tomó nuevamente la jarra, caminó hasta el galón de agua y comenzó a llenarla.

—Recordaba a Karime más educada —dijo Jane confundida.

—Acaba de despertar, así se pone, ni ella se aguanta –río Maru mirando a su hija de reojo.

—Confirmo —añadió Candy riendo.

***
Después de que el fuerte ruido de la sala cesara, Juan cerró la puerta de la oficina de Maru, tomó dos copas y sirvió vino en ellas, le entregó una a Sebastián, quien ya se miraba fastidiado por el ruido que causaban los menores de la casa, y necesitaba relajarse un poco, rápidamente le dio un gran sorbo al líquido.

—¿No has pensado contratar a una niñera? —preguntó Sebastián pensativo—. Digo, tantos hijos, debe ser difícil tenerlos al margen a todos.

—Maru y yo lo hemos hablado, pero no hemos encontrado a la indicada —dijo Juan sirviendo más vino en su copa.

—¿Sabes? Mi hermana Vanya es buena con los niños y de hecho actualmente está desempleada, le vendría bien el dinero.

—¿No le importa que sean tantos niños? —cuestionó Juan sorprendido.

—No, ella los ama, aunque si la contratas, debo avisarte que tiene un hijo —añadió Sebastián buscando algo en el interior de su bolsillo del pantalón.

Segundos después sacó una tarjeta, la cual llevaba por nombre el servicio de niñera de su hermana Vanya Manga, el cual incluso tenía en oferta, tal vez le urgía un trabajo, ya que en Colmar a las familias les gustaba traer a las niñeras de otros lugares del continente.

—Lo hablaré con Maru a ver qué piensa —Juan tomó la tarjeta y la colocó encima del escritorio de su esposa.

En ese justo momento, tocaron la puerta de la oficina, Sebastián caminó a abrir. Ulises apareció del otro lado sosteniendo una botella de vino, saludó levemente a Sebastián y luego se desvió hasta su hermana favorito, al cual le dio un fuerte abrazo.

—Vaya, llegaste temprano, me sorprendes —le dijo Juan asombrado.

—Llegué a Colmar ayer, pero no quería molestarlos tan pronto, te dije que no me perdería nuevamente una cena familiar.

—Me sorprende, ahora solo tenemos que esperar a Pablo y Paola, creo que ya vienen algo retrasados —mencionó Juan preocupado.

—Tranquilo, si van a llegar, les envié un mensaje en el camino y dijeron que ya habían llegado al aeropuerto —sonrió Ulises.

Juan asintió con la cabeza y tomó asiento, sacó su celular y envió un mensaje a su hermana Paola, sólo para verificar que lo que decía Ulises era verdad, dándose cuenta que efectivamente si era verdad, Paola contestó lo mismo que le había dicho su hermano menor.

—Vayamos al comedor entonces —dijo Sebastián, saliendo de la oficina.

***

Un profundo silencio inundaba la casa de la familia Gomez Quiroga, ya que todos los integrantes de esta se encontraban en el comedor a la espera de la cena familiar que, desde varios días, Maru preparada con esmero y dedicación. El estofado que la madre había preparado con ayuda de su hermana y Jane ya se encontraba listo para ser servido, pero debido al retraso de los dos hermanos mayores de Juan debían esperar.

—¿Seguro que si van a venir? —preguntó Maru desesperada.

—Si, sé que ya vienen tarde, pero por favor esperemos otros cinco minutos —añadió Juan y con preocupación sacó su celular del bolsillo y verificó que no tuviera algún mensaje de cancelación por parte de sus hermanos.

La paciencia de todos los presentes comenzaba a acabarse, en especial la de los menores de la familia, quienes preferían estar en otro lado en ese mismo momento, como viendo videos o haciendo relajo como ya lo habían hecho hace rato.

—Verificando Facebook, veo que el tráfico hoy en Colmar esta de locos —añadió Josué a sus padres.

—Puedes guardar ese celular Josué, ya sabes que en la mesa no puedes tenerlo —rechistó Maru enojada.

Josué hizo lo que su madre le indicó, en ese preciso momento el timbre de la puerta principal sonó y Karime se levantó apresurada para abrirle a sus tíos, los únicos que faltaban para que la cena familiar por fin diera inicio.

—Vaya, hasta que por fin llegan —sonrió Leslie, dejando de comer la botana que había en la mesa.

Paola y Pablo aparecieron en el comedor, detrás de ellos Karime cargaba una gran caja de regalos que sus tíos les habían traído.

—¡Los tíos nos han traído regalos! —gritó ella emocionada, moviendo la caja.

—Vayan, hay regalos para todos —dijo Paola, caminando a la mesa.

Todos los menores de la familia se pusieron de pie y corrieron detrás de Karime hacia la sala principal, donde diferentes bolsas y cajas hacían presencia, los niños buscaban las tarjetas que tuvieran sus nombres.

—¿Dónde demonios estaban metidos? —interrogó Juan enfadado.

—El tráfico está horrible desde el aeropuerto, intentamos llegar lo más pronto posible —habló Pablo, saludando a Juan.

—¿Ves papá? Te lo dije, el tráfico —interrumpió Josué, mostrando el celular.

Maru miró con enojo a su hijo, quien de inmediato guardó el celular y se mantuvo en silencio. Los saludos continuaron, mientras los pequeños de la familia abrían los regalos.

—Ahora si Juan, ¿A qué se debe esta cena tan especial? —preguntó Jane llena de intriga.

Juan se puso de pie, caminó hasta un mueble cercano al comedor y tomó el libro en el cual su hija Cristina participaba de coautora, emocionado se lo entregó a su hermana Jane, quien asombrada comenzó a hojear el libro, las miradas de los hermanos se posaron en el libro de igual manera.

—¿La pequeña Cristina lo escribió? —preguntó Paola emocionada.

—Así es tía, la pequeña salió talentosa, ¿No cree? —intervino Jazmín sin contener la emoción que sentía por el logro de su hermana.

—Wow es increíble, quiero leer el libro, ¿Cuándo sale a la venta? —preguntó Paola mirando a Juan.

—Muy pronto, no tenemos fecha establecida, pero será lo antes posible —Juan formó una gran sonrisa en su rostro.

La familia se pasaba el libro para que todos pudieran visualizarlo, leían una que otra historia escrita por la pequeña, sorprendidos por el talento que tenía, mientras los pequeños de la familia regresaban a la mesa, la cena familiar tenía que empezar.

***

Todos se encontraban frente a sus platos con el delicioso estofado que Maru había preparado desde tempranas horas del día, ella orgullosa miraba a todos los presentes disfrutar del platillo, celebrando la noticia importante que habían recibido por parte de Juan.

—¿Pueden pasarme el vino? —preguntó Candy desde su asiento.

—Claro —dijo Paola y se lo pasó—. Es bueno verte Candy, hace tiempo que no lo hacíamos.

—Lo mismo digo Paola, ¿Cómo te ha ido?

—Muy bien, he logrado hacerme de un nombre en mi país, soy de las mejores psicólogas de todo Puerto Rico —sonrió ella, emocionada.

Sin que nadie se diera cuenta. Maru le quitó el vino a Candy, pues es bien sabido en la familia que ella no puede ingerirlo por el grave problema que la llevó al hospital en varias ocasiones y era la razón por la cual Candy se separó de su esposo.

—Toma mamá, mejor toma limonada —Miguel le pasó un vaso con limonada.

Candy se sintió observada por lo que, con una sonrisa en el rostro, tomó el vaso de limonada, le dio un sorbo y se dispuso a continuar comiendo un poco apenada.

—¿Cómo les ha ido familia? —preguntó Pablo, rompiendo el silencio que se había formado por la situación con Candy.

—Muy bien, he conseguido reconocimiento de primer lugar en la escuela —añadió Karime orgullosa.

—Vaya, eso es una muy buena noticia —dijo Pablo sorprendido—. Todos tus hijos salieron inteligentes, hermano.

Juan asintió con la cabeza, fijando su mirada en Dani, quien este año no iba muy bien en la escuela, pero no dejaba que eso la afectara. Ella le echaba todas las ganas del mundo al estudio y parecía no dársele muy bien.

—Bueno, yo voy muy bien en mi primer semestre de ingeniería química —mencionó con orgullo Jazmín.

—Yo gané un concurso de matemáticas —añadió con emoción la pequeña Cristal.

—Yo gané un concurso de oratoria —sonrió Less.

—A nadie le importa eso, Less —comentó Josué, riendo en voz baja.

Less frunció el ceño y le lanzó un trozo de pan al rostro, el cual fue contestado por su mellizo, quien le lanzó otro trozo de pan. Los presentes fijaron sus miradas en los mellizos, quienes continuaban lanzándose pan, sin previo aviso, todos los pequeños siguieron el ejemplo de los mellizos rebeldes y lanzaban pan a todos los presentes.

—¡Alto! —gritó Maru enojada, poniéndose de pie.

Los pequeños de la familia ignoraron por completo a Maru y seguían en lo que hacían, lanzar pan a todos los invitados que se encontraban reunidos alrededor de la mesa, quienes tan sólo se tapaban para que alguna migaja no entrara en sus ojos.


CONTINUARÁ...

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