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Capítulo 35 - Paola en Colmar.

La familia Gómez Quiroga estaba impaciente por la llegada de Paola a Colmar. Su pareja y ella ya habían avisado que estaban muy cerca, por lo que todos se encontraban en el exterior de la casa, esperando la llegada de ambas. Juan, Maru y Vanya no podían evitar sentirse felices, ya que en cuestión de horas el problema que se había generado a partir de la llegada de Lu a la mansión, por fin sería resuelto y todo volvería a la normalidad, en cambio, la pequeña Lu se miraba asustada, preocupada y nerviosa de conocer a la pareja que posiblemente jugaría el rol de sus nuevos padres, eso la tenía muy pensativa.

—Todo estará bien, cariño —susurró Maru, envolviendo a Lu en sus brazos.

—Gracias, muchas gracias por todo lo que han hecho por mí —una pequeña sonrisa acompañada de algunas lágrimas hizo presencia en el bello rostro de Lu, quien estaba nerviosa.

—¿Ya deberían estar aquí, no? —preguntó Juan, mirando el reloj que llevaba en su brazo

Todos desviaron su mirada hasta un auto que se acercaba velozmente a la mansión, por un momento pensaron que podría ser Paola y Colette, pero no. El auto se estacionó frente a todos los presentes y de el bajo Yadiel, sosteniendo un ramo de flores y una caja de chocolates, algo que también lograba sorprender a la familia, nunca habían visto al novio de la hija mayor de la familia tan detallista como en ese momento.

—Hola Yadi —saludó Jazz poniéndose de pie y acercándose al auto.

—Hola amor, mira lo que te he traído —Yadiel le entregó las flores y los chocolates a su novia—. Son para la mejor novia del mundo.

—Ay, Yadi —suspiró Jazz atontada.

Yadiel se alejó de Jazz y caminó hasta posicionarse frente a Juan y Maru, quienes estaban admirados de lo que veían, era extraño ver al novio de su hija comportándose de esa manera, nunca antes lo había hecho y era algo de admirar, sonriendo, esperaron a que Yadiel hablara.

—Maru, Juan... ¿Podría llevar a Jazz a cenar? —preguntó Yadiel con total amabilidad.

Juan por un momento pensó en negar la invitación, pues su hermana viene desde Puerto Rico a visitarlos, pero viendo lo enamorada que se veía Jazz, no le quedó de otra más que asentir con la cabeza ante la pregunta, en cambio Maru, miró a Jazz y ella con emoción indicó que tenía muchas ganas de salir, por lo que también aceptó.

—Vayan con cuidado, no llegues tarde, que tienes que saludar a Pao —se despidió Maru.

La pareja de jóvenes no tardó en subir al auto y comenzar a alejarse de la casa, justo en ese momento un auto más se acercaba nuevamente a la mansión, la familia miraba con atención de quién se trataba y nuevamente no fueron Paola y Colette. Era Yubel, rápido bajó del auto y corrió a saludar a Less.

—Amiga, no sabía que vendrías —comentó Less preocupada.

—Perdón, no sabía que esperaban visitas, puedo irme si quieres —Yubel dio un vistazo a su alrededor.

—No, no. Ven, vamos adentro a hablar —Less la tomó del brazo y caminaron a la puerta principal de la mansión.

—¡Esperenme! —gritó Josué, corriendo detrás de ellas.

Los tres entraron a la mansión, cerrando la puerta detrás de ellos, mientras tanto, los presentes ya comenzaban a fastidiarse, los minutos pasaban y Paola no llegaba, por lo que todos tomaban asiento en los escalones que conducían a la entrada principal de la casa. Hasta que por fin, un nuevo auto se estacionó frente a todos y efectivamente, ahora si era Paola y Colette.

Ambas bajaron del auto, con una sonrisa marcando el rostro se acercaron a todos los presentes para saludarlos. La familia Gómez Quiroga estaba muy feliz por la visita que habían recibido y lo demostraban de inmediato, inundando a la pareja de abrazados y saludos como sólo ellos podían hacerlo.

—Tú debes ser Luciana, ¿Verdad? —Pao se dirigió hasta Lu, quien miraba todos los saludos desde el margen de la puerta.

—Si, soy yo —susurró Lu asustada.

—Mucho gusto, yo soy Paola —saludó Pao a la chica—. Ella es Colette, mi pareja.

Lu sonrió y se acercó a ambas que se encontraban ya muy cerca de ella y sin pensarlo dos veces, les dio un fuerte abrazo, rápido todos notaron las lágrimas que estaban resbalando por las mejillas de la chica, sintieron pena por ella, luego tan sólo se alegraron de que tendrá unas mamás que le darán mucho amor.

—Mira Pao, Colette. Queremos presentarles a la niñera Vanya y a su hijo Diego —anunció Juan.

La niñera Vanya y su hijo Diego rápido saludaron a la pareja, ellas hicieron lo mismo y así, toda la familia entró al interior de la mansión, donde inmediatamente Juan, Maru, Paola y Colette se dirigieron a la oficina, tenían asuntos muy importante de qué hablar.

Al final, Colette cerró la puerta y tomaron asiento en las sillas. Juan colocó la hoja que contenía las instrucciones de adopción encima del escritorio y la pareja rápido comenzó a leerlas.

—Es una buena chica, ha pasado por mucho durante estas semanas, sé merece ser feliz —habló Maru, acariciando su barriga.

—Hablando de eso, Pao y yo queremos saber con exactitud lo que ocurrió, ¿Cómo fue que Luciana terminó con ustedes? —cuestionó Colette, fijando su mirada en el matrimonio.

—Será una larga historia, así que prepárense para escucharla —Juan se movió un poco en la silla para estar más cómodo—. Todo comenzó cuando...

***
Less, Yubel y Josué se encontraban reunidos en la habitación de este último, hablando de la mochila que les habían llevado sus ex amigos y como querían recuperar la amistad que había existido entre ellos en el pasado. Less estaba dispuesta en hacer las pases, pero Josué por nada del mundo quería verlos de nuevo, por lo que en un descuido de su melliza, él aprovechó para esconder la mochila y así no logre encontrarla.

—No sé como ayudarlos, es complicado para mi meterme en este asunto —dijo Yubel angustiada—. No sé como era su amistad.

—No hace falta que te metas, ya está decidido, no volveremos a ellos.

—Josué no seas grosero, al menos hay que ver la mochila —habló Less poniéndose de pie—. ¿Dónde está?

El mellizo se mantuvo callado, viendo como su hermana caminaba a su armario y buscaba en el interior la mochila que tanto quería ver. Less se dio cuenta de inmediato que Josué había cambiado la mochila de lugar, por lo que enojada se acercó a él, lo tomó de la playera y lo acercó a ella un poco.

—¿Dónde dejaste la puta mochila? —bufó Less enojada.

—No te voy a decir, eres débil y querrás hablar con ellos después de ver lo que tiene la mochila —Josué se alejó de su hermana y caminó a la ventana de la habitación.

Less volteó a ver a Yubel, ella tan sólo se mantenía recostada en la cama, observando la pelea que comenzaba a surgir entre los mellizos.

—Ya basta, no peleen y menos por culpa de ellos —Yubel por fin se puso de pie y se acercó a Less—. Vamos, hagamos algo para que olvides la mochila.

—Está bien —susurró Less, dejándose llevar por su amiga Yubel.

Ambas chicas salieron de la habitación del mellizo, en cuanto a él, una gran sonrisa se marcó en su rostro, mientras caminaba a su cama, sacando la mochila de abajo. La miró por algunos segundos y la volvió a meter, mirando a la puerta de inmediato para que nadie lo viera.

Josué se puso de pie, abrió la puerta de su habitación y salió de ella. Pensó seriamente en ir con Less a intentar convencerla de nuevo de que deje el tema de Angie y Joaquín en paz, pero mejor decidió bajar a la sala principal, donde la familia se encontraba, esperando a que Paola, Colette, Juan y Maru salieran de hablar de la oficina.

—¿Quién te crees? No saludaste a la tía Paola —regañó Cristina a su hermano.

—Perdón, ¿Dónde está ella?

—Está ocupada, siguen hablando con nuestros padres sobre Lu, ella será adoptada por la tía —sonrió Cristina y regresó al sofá.

El mellizo decidió tomar asiento en el sofá, para hacerle compañía a todos los presentes. A lo lejos, Karime y Dani se encontraban separadas del resto, hablando de como les había ido en la semana con sus amados, en cuanto a Dani, ya no había tenido la oportunidad de volver a ver a Viki desde que le contó que sus padres habían tomado la decisión de irse de Colmar, algo que la tenía muy triste, mientras que Karime había tenido un gran avance con Dylan.

—Le dije que debía estar segura si escucho bien —susurró Dani, recordando su última conversación con Viki—. Pero desde ese día, ya no he tenido noticias de ella... ¿Y si era verdad?, ¿Y si ella ya se fue de Colmar sin avisar?

Dani de inmediato se puso de pie, después de haber dicho eso, una gran preocupación se apoderó de ella, quería salir de casa y correr en busca de Viki, pero lamentablemente no sabía dónde vivía, por lo que no serviría de nada salir corriendo de casa.

—Tranquila, vamos a la cocina, ven —Karime tomó del brazo a su hermana y juntas caminaron a la cocina.

—No sabes lo mal que me siento —susurró Dani tomando asiento en una silla.

—Te comprendo, sé que la estás pasando mal —dijo Karime, sirviendo agua en un vaso—. Pero nada puedes hacer, toma.

Algunas lágrimas cayeron por las mejillas de Dani, mientras le daba un sorbo al vaso de agua, justo en ese momento se escuchó el timbre de la casa. Karime y Dani se acercaron a la puerta y vieron como Vanya se levantaba del sofá para abrir la puerta.

—¿Crees que sea Viki? —cuestionó Dani emocionada.

—No lo sé —respondió Karime y juntas vieron como la niñera abría la puerta.

Fede apareció por la puerta, saludando a todos los presentes, le indicó a Lu que lo siguiera y juntos entraron en la oficina de Juan, donde se encontraban los demás adultos. Todos se quedaron impacientes de saber que estaba sucediendo allí dentro.

—Quiero ir a buscar a Viki —susurró Dani, dando pasos hacía enfrente.

—No, ya es tarde, puedes ir mañana —Karime la tomó del hombro para que no caminara.

—Entonces me voy a mi cuarto —Dani quitó con brusquedad el brazo de su hermana de su hombro y corrió hacía las escaleras, las cuales subió con rapidez, desapareciendo por el pasillo.

***
Un incómodo silencio inundaba a Yadiel y Jazz en el restaurante. La pareja de jóvenes únicamente se miraban entre si, sin saber que decir o hacer en esos momentos, ambos tocaban su comida con la esperanza de que el contrario dijera algo y rompiera el silencio, Jazz al ver que no lo lograría con Yadiel, decidió dar el primer paso.

—Cariño —habló en voz baja, percatandose de que Yadiel no le había puesto atención, ya que se encontraba demasiado pensativo—. ¡Yadi!

—Perdón amor, hay un asunto en mi cabeza que no me deja disfrutar del todo esta cena —susurró Yadiel, llevando un trozo de pan a su boca.

—¿Entonces por qué me trajiste? —cuestionó Jazz confundida.

—Primero que nada, quiero preguntarte algo, quiero que me respondas con toda sinceridad.

—Pregunta, con confianza.

—¿Tú me amas? —los ojos de Yadiel se cristalizaron en cuanto las palabras salieron de su boca.

En ese momento Jazz se tranquilizó un poco, ya que el primer pensamiento que había pasado por su mente al ver el cambio brusco en su novio fue de que quería terminar la relación, pero ahora, se sentía confundida, ¿A qué venía la pregunta?

—Claro que te amo Yadi, nunca dudes de ello —sonrió Jazz con dulzura.

—¿Sin importar nada? —preguntó Yadiel, agachando su mirada.

—Sin importar nada, amor.

Jazz se puso de pie, caminó hasta el lugar de Yadiel y le dio un fuerte abrazo. Lágrimas cayeron por las mejillas de Yadiel sin poder evitarlo, estaba realmente enamorado y no quería perder a Jazz por nada del mundo.

—¿A qué viene la pregunta? —interrogó Jazz, regresando a su lugar.

—A... que... —Yadiel se mantuvo en silencio algunos segundos, luego fue interrumpido por el sonido del celular de Jazz, un mensaje nuevo había llegado a su bandeja de entrada, ella sin pensarlo tomó el celular y abrió la notificación.

"¡Jazz! Es oficial, lamento decirte esto pero... Ismael vuelve el próximo año a Colmar"  Sabrina _ 9:34 PM.

La mirada de Jazz se elevó hasta su novio Yadiel, quien posiblemente ya estaba enterado de la noticia y había hecho todo lo que hizo, para intentar enamorar más y más a Jazz para no perderla.

—¿Lo sabes? —preguntó Yadiel angustiado.

—Si.

—Perdón por no decirte, no quería ser el encargado de hacerlo, si quieres dejarme lo entenderé —Yadiel se puso de pie y caminó a la salida principal del restaurante.

—¡Yadiel espera! —gritó Jazz corriendo detrás de él.

La noche hacía presencia en Colmar, mientras que Yadiel se detuvo a medía calle para voltear a ver a Jazz, quien salía del restaurante angustiada y preocupada. Ella le indicó a su novio que se acercara, y Yadiel así lo hizo, en pasos lentos se fue acercando hasta estar de pie frente a ella.

—Conozco la historia de ustedes dos, entenderé si sigues enamorada de él y quieres volver con él cuando vuelva.

—¿Qué? No Yadiel —Jazz rápido le dio un beso en los labios a su novio—. Lo que pasó con él, ya es pasado, tu eres mi presente, te amo a ti, a nadie más.

—¿En serio? —preguntó Yadiel formando una pequeña sonrisa en su rostro.

—En serio, te amo, ¡Te amo Yadiel! —gritó Jazmín a los cuatro vientos.

—Veía como te ponías cuando lo mencionaban, creí lo peor —Yadiel se lanzó a los brazos de su amada y se dieron un fuerte beso.

—Es duro recordar el pasado, pero ya, ya no afecta.

Sus manos se entrelazaron y comenzaron a caminar por la calle. Ambos mantenían una gran sonrisa en su rostro, demostrando el gran amor que se tienen uno al otro.

***
Un clima tensó se lograba sentir en el interior de la oficina de Juan, en donde Fede ya estaba realizando el papeleo para que la adopción de Lu se hiciera oficial. Pao y Colette se mantenían tomadas de la mano, emocionadas de lo que estaba por ocurrir, Juan y Maru se mantenían cerca, ya que ejercerían como testigos de este momento tan especial.

—Está todo listo, sólo necesito sus firmas aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí —añadió Fede con total profesionalismo.

La primera en realizar las firmas fue Paola, mientras lo hacía un destello de luz se podía ver en sus ojos y justo igual pasó con Colette, destellos de luz se presenciaban en sus ojos, deslumbrando la emoción que ellas estaban teniendo en el momento, al final, Lu se acercó a colocar sus huellas en los documentos, feliz de poder tener nuevamente padres, en este caso, madres que la quieran.

—Necesito ahora la firma de los testigos para dar por concluido el trámite —mencionó Fede, desviando su mirada hasta el matrimonio Gómez Quiroga—. Vengan y firmen.

Con emoción Maru y Juan se pusieron de pie y caminaron hasta Fede, tomaron la pluma y comenzaron a realizar las firmas donde les correspondía.

—Eso ha sido todo, la adopción ha sido completada —Fede volteó a ver a Luciana—. Felicidades, desde hoy eres Luciana Gómez Jiménez.

Los presentes comenzaron a aplaudir, para luego reunirse en un gran abrazo. Dando así la iniciación a la familia a la pequeña Lu, quien ahora era parte de la familia Gómez Quiroga.

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