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Capítulo 19 - Bebé en camino.

Los integrantes de la familia Gómez Quiroga se encontraban durmiendo, la noche aún hacía presencia y todos se encontraban descansando del largo día que habían tenido en la editorial de Juan, donde tuvieron que ayudar en los pendientes para que la entrega de libros se diera en tiempo y forma. El reloj marcaba las casi cuatro de la madrugada cuando Maru abrió los ojos de golpe, unas inmensas ganas de vomitar se apoderaron de ella, lentamente quitó las manos de Juan, las cuales la envolvían en un abrazo, se puso de pie y corrió al baño, abrió la puerta y vomitó sobre el suelo ya que no llegó al inodoro.

—¿Maru, estás bien? —preguntó Juan poniéndose de pie.

—No —añadió Maru, para luego vomitar nuevamente—. Oh no.

—¿Qué pasa? —cuestionó Juan, viendo como su esposa se miraba fijo por el espejo que hacía presencia en el baño.

Por la mente de Maru pasaban distintas cosas, desde que comenzó con extraños antojos, hasta el vómito que comenzó justo el día de ayer, ella tenía claro que era lo que estaba sucediendo, pero necesitaba una confirmación médica para no alegrarse o preocuparse por la situación.

—Creo que estoy embarazada —susurró desviando su mirada a Juan.

Juan no sabía que decir en ese momento, estaba en shock, pero era entendible, ya tenían seis hijos y uno más posiblemente se uniría a la familia a hacer demasíados cambios en ella y todavía tenían que ver como reaccionarian los demás miembros de la familia al enterarse que un nuevo bebé está en camino.

—Tenemos que ir al hospital, saber si es acertada tu teoría.

—¿Estás dudando de mí? —preguntó Maru sorprendida.

—No, creo en ti, siempre lo he hecho —Juan le dio un beso en la frente—. Pero debemos estar seguros.

Maru asintió con la cabeza, desvió su mirada a su abdomen y comenzó a masajear su vientre, formando una gran sonrisa en el rostro. Juan salió del baño y caminó hasta la cama, tomó asiento en la orilla de la misma y se quedó pensando en lo que pasaba, se recostó y miró fijamente el techo, formando una sonrisa en su rostro.

—Ojalá sea niño.

***
La familia Gómez Quiroga se encontraba por completo en el comedor de la mansión, todos desayunaban en silencio en especial Maru y Juan, quienes no querían dar la noticia hasta estar completamente seguros de que es verdad. Josué y Less seguían peleados, no habían cruzado palabras en toda la semana y cuando lo hacían, terminaban peleando.

—¿Puede venir Irely a jugar? —intervino Dani, rompiendo el tenso silencio que se había generado desde que comenzaron a desayunar.

—Claro cariño, Jazz se encargará de cuidarlos, su padre y yo saldremos —añadió Maru, dándole un sorbo a su jugo.

—Gracias mamá, prometo obedecer a todo lo que Jazz diga —susurró Dani, levantándose de la mesa.

—¿Yo los cuidaré? ¿No se les ocurrió que podría tener planes con Yadiel? —cuestionó Jazz enfadada.

—Puede venir a la casa, Karime los vigilará —sonrió Juan, echándole una mirada a Karime.

—Lo haré muy bien, papá —dijo Karime con orgullo.

Jazz rodó los ojos, se levantó de la mesa y se alejó del comedor gritando que ella no cuidaría a sus hermanos. Juan y Maru se miraron mutuamente, la hora de irse había llegado, los dos se levantaron de la mesa, tomaron las llaves del auto y se dirigieron a la puerta, donde Dani se encontraba recibiendo a su amiga Irely, quien al parecer tenia compañía y no era Samuel, otra chica de su misma edad se encontraba junto a ella.

—¿Quién es ella? —preguntó Dani confundida.

—Victoria, mi prima —sonrió Irely entrando a la mansión.

Juan y Maru se alejaron por la puerta principal, mientras Dani guiaba a su amiga y su prima a las escaleras, era común que se encerrará en su habitación para jugar sin ser interrumpidas por las bromas pesadas de Josué.

—¡Espera! —gritó Cristina, saliendo del comedor.

—¿Qué pasa Cristina? —preguntó Dani deteniéndose a mitad de las escaleras.

—Quiero jugar también —añadió alcanzando a su hermana.

Dani asintió con la cabeza y las cuatro chicas continuaron su camino hasta la habitación, donde jugarían. Jazmín se encontraba sentada en el sofá, mirando su celular fijamente, sin saber que hacer ante lo que sus papás dijeron.

"Cambio de planes, tengo que cuidar a mis hermanos, en estos momentos deseo que la niñera ya esté aquí. Si quieres venir y hacerme compañía, te espero, besos"  Jazz _ 8:34 AM.

"Con tal de pasar un rato contigo y conocer más a tus hermanos, ya voy en camino, llego en unos minutos, te amo"  Yadi _ 8:35 AM.

***
Karime observaba fijamente a Josué y Less, se reía internamente al ver la absurda pelea que tenían desde hace días, pensaba en cómo hacer que su odio disminuyera, pues no podía permitir que ya no se hablaran más.

—Planeas algo, lo sé —habló Josué mirando a Karime.

—No planeo nada —susurró Karime poniéndose de pie—. Me caían mejor antes, cuando no estaban peleados.

—Que mal, porque jamás volveré a dirigirle la palabra a este imbécil —añadió Less enojada.

Josué ignoró por completo a Less y se alejó del comedor al igual que Karime, quien se dirigió a la sala donde se encontraba Jazmín sentada sobre el sofá, mensajeando con su novio.

—Jazz tengo algo que decirte —mencionó Karime, sentándose a su lado.

—¿Qué pasa? Escupe.

—Por la mañana, sin querer escuché una conversación de mamá y papá, estoy preocupada —susurró Karime angustiada.

—¿¡Qué escuchaste!? —interrogó Jazz dejando su celular en el sofá—. ¿Van a divorciarse?

—¡No!, creo que tendrán un bebé.

—¿Un bebé en camino? —se preguntó a sí misma Jazz—. No puede ser.

—Lo escuché, pero no digas nada hasta que ellos lo cuenten, por favor.

Karime se levantó del sofá y corrió a las escaleras, subió por ellas y se detuvo a la mitad, volteando a ver nuevamente a Jazz, quien se dirigía a abrir la puerta, ya que el tiembre comenzaba a sonar.

—¡No digas nada! —gritó Karime.

Jazz abrió la puerta y Yadiel apareció por ella, un pequeño saludo hizo presencia y los dos entraron, tomando asiento en el sofá. Jazz prendió la televisión y con una sonrisa en el rostro se recostó en el pecho de su novio.

—¿Dónde están tus hermanos? Pareciera que estamos solos —sonrió Yadiel emocionado.

—Ni te emociones, por ahí andan y Karime nos vigila —río Jazz levemente.

Karime río desde las escaleras, al ver que nada malo pasaría allí abajo, se puso de pie y caminó por el largo pasillo para dirigirse a su habitación, mientras lo hacía unos susurros llamaron su atención desde la habitación de su hermana Dani. Por breves momentos pensó en seguir avanzando y no tomar importancia, pero su curiosidad fue tan grande abrió la puerta.

—¡Oh Dios mio! —exclamó Karime ante lo que sus ojos visualizaban.

Su hermana Dani y Victoria, amiga de Irely se daban un beso, sentadas sobre el suelo, parecía que no se habían percatado de la presenciado de Karime, hasta que ella gritó, pues las dos ya se encontraban aterradas de pie, mirando fijamente la puerta donde su hermana se encontraba.

—¿Qué haces aquí, Karime? —cuestionó Dani avergonzada.

***
Dani guiaba a sus amigas y su hermana a su habitación, la abrió, prendió la luz y entraron en ella. Cristina de inmediato corrió al armario, pues allí se dormía Buffy cuando Tashi la dejaba a cuidado de las chicas.

—Creí que al vecino no le gustaba que la tuvieran aquí —añadió Irely acariciando a la perra.

—Eso era antes, mi padre llegó a un arreglo y ahora podemos cuidarla —sonrió Dani, tomando asiento en el suelo.

—Es una perrita muy bonita —dijo Victoria fijando su mirada en Dani.

—Lo es, Victoria —habló Dani acercándose a ella.

—Llámame Viki, más fácil y corto —río la chica.

—Muy bien —susurró Dani mirando sus alrededores—. ¿Qué quieren hacer?

Cristina e Irely estaban muy distraídas jugando con Buffy que ignoraron por completo lo que Dani dijo, por suerte Viki parecía estar muy interesada en ella, que de inmediato cortó la escena vergonzosa para Dani.

—Están muy distraídas con la mascota, olvídate de ellas —sonrió Viki dándole un dulce a Dani—. Mi madre siempre me da estos dulces para que se los de a mis nuevos amigos.

—Gracias.

Buffy salió corriendo de la habitación, Cristina e Irely  comenzaron a correr detrás de ella, dejando a Dani y Viki solas en la habitación, sin nadie que las moleste en algunos minutos.

—Juguemos a algo, ¿Si? —preguntó Vicki cerrando la puerta.

Dani asintió con la cabeza y espero a que su nueva amiga se colocará frente a ella, las dos se miraron fijamente por algunos segundos, las dos tenían una gran sonrisa marcando su rostro, las dos comenzaron a acercarse una a la otra, mientras Viki susurraba a Dani que se dejara llevar por el momento, las dos comenzaron a besarse. El sonido que hace una puerta al ser abierta hizo presencia, pero a las chicas no pareció importarles, hasta que...

—¡Oh Dios mío! 

Las dos se separaron de inmediato, se pusieron de pie y sus vistas se posaron en la entrada de la habitación, donde Karime se encontraba totalmente sorprendida por lo que había visto. Dani estaba avergonzada y no sabía que hacer en ese momento.

—¿Qué haces aquí, Karime? —cuestionó Dani avergonzada, luego desvió su mirada a su nuevo amiga—. ¿Por qué lo hiciste?

Ella tan sólo negaba con la cabeza, Karime se alejó de la habitación y su nueva amiga salió corriendo de la habitación, Dani corrió al baño, donde se encerró, colocándose detrás de la puerta sentada, abrazando sus rodillas, pensando en que hizo algo malo y podría tener consecuencias.

***
La noche hacía presencia en Colmar, el auto de Maru se estacionaba fuera de la mansión, ellos al fin tenían los resultados oficiales y debían compartirlos con el resto de la familia. Emocionados entraron a la casa, vieron a Jazz recostada en el sofá viendo televisión, prendieron la luz y Jazz se puso de pie.

—Hola, ¿Cómo les fue? —preguntó Jazz fingiendo interés.

—Muy bien, ¿Podrías hablarle a tus hermanos, por favor? —habló Maru, mientras movia un sobre en sus manos.

Jazz asintió con la cabeza y se alejó por las escaleras, gritos hicieron presencia y luego los miembros restantes de la familia bajaban las escaleras detrás de la hermana mayor.

—¿Se enteraron? —cuestionó Dani angustiada.

—¿Enterarnos de qué? —dijo Juan, mirando a Dani.

Dani desvió su mirada a Karime, ella negaba con la cabeza. Por lo que Dani también negó con la cabeza para que la atención se centrará nuevamente en Juan y Maru.

—Bueno hijos, tenemos una noticia que darles —sonrió Maru, tomando la mano de Juan.

—¿Se van a divorciar? —interrogó Josué sorprendido—. No se preocupen, en la actualidad es muy normal que se haga.

—¡No Josué, no nos vamos a divorciar! —exclamó Juan.

—Perdón, entonces... sigan.

—Hay un bebé en camino —dijo Maru sin previo aviso.

La expresión de todos los presentes cambió, todos entendieron rápidamente la referencia, a excepción de la pequeña Cristina, quién en vez de mostrarse sorprendida o emocionada como el resto, se mostraba confundida ante lo que su madre había dicho.

—¿Bebé en camino? —preguntó la pequeña.

—Vas a tener un hermanito —sonrió Maru y la menor de los Gómez Quiroga por fin estaba entendiendo.

Ahora sí, después de la leve explicación, todos los miembros de la familia se miraban sorprendidos ante la noticia, pues nadie esperaba un nuevo miembro de la familia y mucho menos Maru y Juan. Al parecer todos se habían quedado sin palabras, nadie decía o hacia nada, por lo que Juan y Maru se alejaron hasta su oficina.

—Ahora más que nunca necesitaremos niñera, llama a la tarjeta que está en tu escritorio.

Juan tomó la tarjeta, tomó su teléfono y marcó el número que allí hacía presencia, espero hasta que la llamada fue mandada al buzón debido a que se encontraba ocupado.

—No responde —susurró Juan preocupado.

—¿Crees que haya conseguido empleo?

—No lo sé, llamaré a Jane.

Juan tecleó el número de su hermana en su teléfono y al colocarlo en la oreja, su hermana de inmediato respondió con un saludo.

—Hola Juan, que gusto escucharte.

—Hola Jane, lamento llamarte tan tarde.

—No importa, sabes que para ti siempre estoy disponible, ¿Qué se te ofrece?

—Preguntarte si la hermana de Sebastián, Vanya, sigue disponible para niñera.

—Si, sigue disponible, incluso ayer Sebastián le contó tu caso y ella está encantada de trabajar para ustedes, ¿Al fin lo pensaron?

—Si, queremos contratarla cuanto antes.

—Vaya, eso si que la alegrará, yo le aviso para que te regrese la llamada.

—Muchas gracias Jane. Te agradezco.

—Por nada hermano, hasta luego.

—Hasta luego.

La llamada se cortó. Juan y Maru se miraron mutuamente por algunos segundos y luego miraron la tarjeta que se encontraba sobre el escritorio, después de mucho meditarlo, una niñera será buena para la familia.

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