Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16 - Visitas en casa.

Una larga semana había pasado desde que Candy y Miguel habían abandonado la mansión de los Gómez Quiroga y poco a poco, todo volvía a ser como antes de que ellos llegaran a la casa. Los menores de la familia ya se habían acostumbrado a que Miguel no volvería y comenzaban a pasar más tiempo con sus amigos, incluso habían hecho algunos nuevos, los cuales se encontraban en la mansión, pues no habían tenido clases y decidieron invitar a la casa a sus nuevos amigos, ocasionando un gran caos en el interior.

—¡Alto! —gritó Jazmín, intentando detener a Celes, amiga de Dani, quien corría con su libro favorito por toda la casa—. ¡Devuélveme eso!

—¡Lánzalo hacia acá! —gritó Dani desde las escaleras.

Celes obedeció a lo que ordenó Dani, y sin pensarlo dos veces, lanzó el libro hasta su amiga, quien lo tomó y subió las escaleras de prisa, perdiéndose en el pasillo, dejando a una enfadada Jazmín observando con odio a la pequeña amiga de su hermana.

—Largo de mi vista —susurró Jazmín enojada.

—Perdón —dijo Celes y corrió escaleras arriba.

—¡Mis padres se enterarán de esto! —gritó Jazz tomando rumbo a la cocina.

Dani y Celes corrieron hasta la habitación de su único hermano, abrieron la puerta y entraron, encontrándose algo que las sorprendió bastante. Josué y Angie se encontraban besándose apasionadamente encima de la cama, ninguno de los dos se había percatado de la presencia de las chicas, quienes atentas miraban la escena.

—¡Dios mío! —exclamó Dani sorprendida.

—No deberíamos ver esto, vámonos —habló Celes, y cerró la puerta de la habitación.

Josué y Angie se exaltaron, se separaron, pues estaban seguros que alguien los había visto y el único hijo de la familia Gómez Quiroga temía que haya sido una de sus hermanas, pues si sus padres se enteraban, no los dejarían seguir con su relación a escondidas, la cual llevaban desde hace casi dos meses.

—Tengo que buscar a Less, debe estar buscándome —añadió Angie, dirigiéndose a la puerta.

—¡Espera! —gritó Josué poniéndose de pie—. Fíjate primero que no haya nadie cerca.

Josué se dirigió a tomar asiento en la silla frente a su computador y Angie salió de la habitación, dirigiéndose a la de Less. Al llegar, abrió la puerta y vio a su mejor amiga recostada sobre la cama, angustiada y con la mirada pérdida viendola fijamente, Angie se puso un poco nerviosa mientras tomaba asiento junto a Less.

—¿Qué sucede? —preguntó Angie confundida.

—Sé que Josué y tú tienen algo, no me molesta, pero por favor no me abandones —mencionó Less preocupada.

Leslie se acercó a darle un fuerte abrazo a su mejor amiga, la cual no pudo evitar sentir felicidad, pues ahora ya no tendría que esconder la relación que mantenía con Josué. Ella se alegró demasíado.

—¿Fuiste tú quien nos vio? —cuestionó Angie confundida.

—No, no fuí yo —susurró Less pensativa.

***

Mientras los fuertes gritos continuaban en la sala principal de la mansión Gómez Quiroga. En la cocina, Maru servía copas de fernet para Juan, Jazmín, Yadiel y Karime, quienes ya parecían estar hartos de las visitas que tenían sus hijos menores.

—Unas horas más y esos chicos regresaran a sus casas —sonrió Jazmín, dandole un sorbo al fernet.

—También yo tendré que regresar a mi casa, amor —susurró Yadiel, tomando a Jazz del rostro.

Las miradas de todos los presentes se fijaron en la joven pareja que se encontraba alrededor de la mesa, quienes habían dejado en claro que tenían una relación más allá de la simple amistad que la chica había dicho que tenían.

—Ya se exhibieron —habló Karime dándole un sorbo a su copa de fernet.

Yadiel y Jazmín se encontraban muy avergonzados por lo que sucedió, en cambio Juan y Maru se reían sin parar, ellos ya sabían de la relación de su hija desde el día de la cita y lo único que necesitaban era que su hija se los dijera y parecía que por fin lo harían oficialmente.

—Me disculpo por no haber avisado sobre esto —añadió Yadiel apenado.

—No te preocupes, ya lo sabíamos y nos pareces un buen muchacho para nuestra hija —dijo Maru evitando seguir riendo.

Yadiel sonrió y volteó a ver a Jazmín, quien se ponía de pie de la silla y caminaba a la puerta de la cocina, para salir de la situación tan incomoda en la que se había envuelto por culpa de su novio.

—Ven, vamos afuera.

—Nos vemos luego, padres de Jazz y Karime.

Los dos chicos salieron de la cocina y los demás tan sólo siguieron en lo suyo, tomar fernet hasta que las visitas se fueran de la casa para poder estar en calma.

—Es tu turno de llevarles bocados —Maru señaló la bandeja a Juan.

─Está bien, vuelvo enseguida —Juan tomó la bandeja y se dispuso a salir de la cocina.

En pasos lentos para que la limonada y los aperitivos no se cayeran de la bandeja, se acercó a la sala, donde se encontraban todos los chicos jugando, corriendo y lanzando cosas por todos lados, algo que en cuestión de horas, podría volver loco a cualquier adulto.

Juan colocó la bandeja en la mesa que allí se encontraba y todos se acercaron a ella a tomar lo primero que alcanzaban, como pudo, logró salir de los empujones de los niños que llegaban para tomar bocados.

—Cuidado, papá —dijo Cristina señalando un zapato que se encontraba en el suelo.

Juan esquivó el zapato y fijó su mirada en las escaleras. Daniela y Celes bajaban velozmente por allí, Juan cerró los ojos imaginando que caerían rodando, pero por suerte lograron hacerlo bien, sin salir lastimadas.

—¡No se corre en las escaleras! —gritó Juan molesto.

—Perdón, papá —agregó Dani apenada.

Dani pasó corriendo por los bocados en cambio, Celes pasó lentamente pues estaba apenada de haber sido regañada por el padre de su amiga Dani. El timbre de la casa sonó y Juan de inmediato cambió de rumbo para ir a abrirla, al hacerlo vio a dos chicos que él no parecía conocer, sosteniendo unos libros y unas laptops, dejando confundido a Juan.

─¿Podemos pasar? ─preguntó la chica sonriendo—. Karime nos invitó a estudiar.

—Claro, pasen —Juan se hizo a un lado y dejó pasar a los chicos, aún muy confundido por lo que presenciaba.

—¡Hasta que por fin llegan! —gritó Karime saliendo de la cocina—. ¡Papá, ellos son Mauricio y Sofía, mis amigos!

—Mucho gusto, chicos —sonrió Juan, viendo como se acercaban a Karime.

—Mucho gusto, señor Gómez —añadió Mauricio.

Sofía se limitó a saludar con el brazo, luego los dos chicos subieron las escaleras detrás de Karime, dirigiéndose a la habitación de la chica para estudiar.

El timbre nuevamente volvió a sonar, Juan rodó los ojos y dio media vuelta para dirigirse a la puerta principal, para su sorpresa Samuel ya se había adelantado a abrirla, dejando ver a un furioso Tashi mirando con odio todo su entorno. Maru se acercó a Juan, sabiendo que un nuevo problema para ellos se avecinaba.

—Buenos días, Tashi —saludó Maru sin moverse.

Tashi entró a la casa y mirando todo a su alrededor se acercó a los padres de familia, quienes ya se imaginaban la razón por la cual su vecino asiático se encontraba visitandolos una vez más en la semana transcurrida. Su mirada se fijó en Cristina, la cual se puso de pie y corrió escaleras arriba.

—¡Ella tiene a mi perra! —gritó Tashi, comenzando a correr detrás de Cristina.

Maru y Juan de inmediato corrieron detrás de ellos, pues Tashi no tenía ningún derecho a entrar de ese modo a la mansión y menos seguir a una de sus hijas por la casa.

—¡Tashi detente, hablemos! —gritaba Juan detrás de él—. ¡No puedes hacer esto!

Tashi se detuvo y volteó a ver a los padres de familia que lo habían seguido por las escaleras, sorprendido de lo que había hecho, tan sólo agachó el rostro un poco apenado.

—Me disculpo por entrar así, pero deben entender que ella ya no puede estar llevándose a mi mascota de ese modo.

—Tashi, ¿No has pensando que la perra no quiere estar contigo? —cuestionó Maru, nerviosa por la reacción de su vecino.

—Si, pero yo la quiero, es la única compañía que mi hijo tiene, no puedo quitársela —añadió Tashi angustiado.

Un silencio inundó el pasillo, tan sólo se lograba ver Joaquín y Josué asomándose desde la habitación, mirando el caos que había, igualmente pasaba con Angie y Less, miraban atentas la pelea con el vecino que se estaba originando en el pasillo principal de la mansión.

—Tu vecino me da miedo —susurró Joaquín en el oído de Josué.

Los dos rieron y cerraron la puerta, para ignorar lo que pasaba. Cristina abrió la puerta de su habitación, dejando verse con la perrita en sus brazos, la cual le entregó a Tashi en cuanto llegó con él.

—Lamento esconderla en mi habitación —susurró Cristina triste.

—No te preocupes, niñita. Puedes jugar con ella algunos días —habló Tashi, volteando a ver a Maru y a Juan—. Con una condición.

Juan y Maru se miraron entre si, intentando pensar cuál sería la condición que Tashi pondría para dejar a sus pequeñas jugar con su mascota.

—¿Cuál es esa condición, señor Tashi? —preguntó Cristina.

—Que tus padres cuiden a mi hijo este fin de semana —sonrió Tashi—. ¿Qué les parece?

Maru asintió con la cabeza sin esperar a analizar la situación con Juan, ella lo hizo con tal de ver feliz a su pequeña Cristina. Tashi sostuvo en sus brazos a su mascota y dio media vuelta, dirigiéndose a las escaleras por donde había subido, no sin antes voltear a verlos y agradecer que gracias a ellos, a podido sonreír de vez en cuando desde que su esposa murió.

—Puedes regresar con tus amigos y dile a Samuel que no debe abrir la puerta solo —dijo Juan, dándole un pequeño empujón a su hija.

—Todo terminó bien, por un momento pensé que Tashi y tú se agarrarian a golpes —río Maru.

Juan río un poco y le dio un abrazo a Maru, feliz de que habían solucionado un problema que los estaba comenzando a estresar.

***
Risas provenientes de Jazmín y Yadiel hacían presencia en el patio trasero de la mansión Gómez Quiroga. La pareja de jóvenes se encontraba riendo, mientras veían a Samuel e Irely pelear en la piscina como los hermanos que eran.

—¿Te imaginas en unos años tener hijos así? —preguntó Yadiel, dándole un beso en la mejilla a Jazmín.

—Si serán como mis hermanos o como Irely y Samuel, prefiero no tener —río Jazmín viendo de reojo a sus vecinos.

Yadiel sonrió levemente y se acercó a su novia, la miró fijo por algunos segundos y le dio un gran beso. Jazmín cerró los ojos y se dejó llevar por el momento romántico que comenzaba, se sentía muy feliz y cómoda con su novio.

—No sabes la suerte que tengo en que me hayas aceptado —susurró Yadiel en el oído de Jazmín.

—Yo soy la afortunada, no sabes cuan feliz me haces y eso que apenas cumpliremos dos meses —sonrió Jazz.

—Quería decirte algo...

—Dime.

—Mis padres quieren conocerte, les dije que te invitaría a cenar el sábado, ¿Qué dices?

—Vaya, no sé qué decir, no porque no quiera, sino porque estoy nerviosa.

—Sino quieres lo entiendo y sé que ellos lo entenderán.

—Si quiero, será genial, lo sé —sonrió Jazz emocionada.

—Gracias, amor. Vamos a pasarnosla genial.

Los dos se dieron un abrazo y continuaron viendo el drama que tenían sus vecinos, al que en cuestión de segundos Cristina y Dani se unieron, por lo que prefirieron disfrutar de su compañía mientras llegaba el momento de irse.

En el momento en que Dani se acercó a la orilla de la piscina, Cristina le dio un empujón que la hizo caer en el interior. Yadiel y Jazmín rieron sin parar y más cuando vieron a Samuel e Irely salir de la piscina para arrojar en el interior a Cristina, quien comenzaba a correr y gritar por todo el patio trasero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro