Capítulo 12 - La cita de Jazmín.
Días antes...
Un cielo nublado cubría la mayor parte de Colmar, el día en la universidad había sido muy pesado para Jazmín, que lo único que quería era poder llegar a su casa y descansar del día tan cargado que había tenido, las clases habían sido muy pesadas. Para mala suerte de ella, Sabrina y Baruk, sus mejores amigos, tenían planes completamente diferentes para la mayor de los Gómez Quiroga. Por lo que, llegando al estacionamiento de la universidad, le indicaron que subiera al auto con ellos.
—¿A dónde iremos? —preguntó Jazmín confundida.
—Sube, Sabrina te llevara, nos vemos luego —Baruk se despidió de las chicas y se alejó del auto.
Sin rehusarse, Jazmín entró al auto en el asiento de copiloto y de inmediato Sabrina comenzó a conducir, no sin antes despedirse con una seña de mano de su mejor amigo Baruk, quién subía al auto de Jazz para llevarlo a la mansión de los Gómez Quiroga.
—¿Ya puedes decirme a dónde me llevarás? —Jazmín fijó su mirada en Sabrina, quién atenta miraba el camino.
—No tienes nada de qué preocuparte, no voy a secuestrarte —Sabrina río un poco y prendió el estéreo.
Las dos chicas comenzaban a moverse al ritmo de la música, la cual era la favorita de ambas, dejándose llevar por el camino y por el cansancio; Jazmín poco a poco cayó dormida en el asiento de copiloto. Sabrina la observó con una sonrisa en el rostro y continuó conduciendo.
Minutos después, Sabrina movía lentamente a su mejor amiga Jazmín, para que despertara, ella abrió los ojos lentamente y miró a su amiga, luego miró sus alrededores viendo cómo se encontraban en el estacionamiento de una tienda de ropa en el centro de la ciudad de Colmar, sorprendida por lo que veía miró a su mejor amiga fijamente.
—¿En serio? —cuestionó Jazmín, saliendo del auto.
—Tu cita es en pocos días, así que decidí obsequiarte algo —sonrió Sabrina, tomando la mano de Jazmín.
Las dos caminaron hasta el interior de la tienda de ropa, y de inmediato llegaron al área de chicas, dónde Sabrina tomó el primer vestido que visualizó y se lo entregó a Jazmín para que se lo probará, una sonrisa se marcó en el rostro de ambas chicas.
—¡Vamos! Sé que te quedará bellísimo —Sabrina la jaló del brazo hasta estar dentro de los probadores.
Jazmín se quitó la ropa y en pocos minutos ya se encontraba modelando el vestido que su mejor amiga había escogido, el cual le quedaba perfecto, no era extravagante, pero tampoco sencillo, la justa medida, era como si Sabrina hubiera llevado tiempo observando el vestido ideal para su amiga.
—Es perfecto —dijo Sabrina emocionada—. Todo tuyo.
Las dos amigas se unieron en un gran abrazo, lleno de cariño, Sabrina no pudo evitar soltar algunas lágrimas, algo que también comenzó a hacer Jazmín, feliz y agradecida de tener la mejor amiga del mundo, que la apoye en todo lo que hace, como en su cita.
Hoy.
Jazmín se encontraba de pie frente a su espejo en su habitación, miraba detenidamente el vestido que días atrás Sabrina le había obsequiado para que lo usará en su cita romántica, conforme lo miraba, dudas aparecían en ella si debía usarlo, ya que comenzaba a ponerse nerviosa por lo que deparaba la noche y si todo iba a salir como ella lo había estado planeando toda la semana; su celular sonó y ella de inmediato corrió a verlo, un mensaje de su pretendiente apareció en la pantalla.
Una gran sonrisa se formó en su rostro, mientras dejaba el celular en su mesita de noche, regresó al espejo a mirarse y empezaba a convencerse de que el vestido era el mejor atuendo que pudo elegir. Alguien tocó la puerta, Jazmín indicó que podían entrar y Karime apareció por allí, sorprendida por lo increíble que se miraba su hermana mayor.
—¡Te ves increíble! —añadió Karime, acercándose poco a poco a su hermana—. El vestido es perfecto.
—¿Segura? Estoy teniendo una crisis en este momento, ¿No crees que es demasiado?
—Para nada, se ve bellísimo —sonrió Karime.
Karime siguió halagando el vestido que su hermana mayor había elegido para su cita, diciendo que ella quisiera usarlo cuando se le diera la oportunidad para verse igual de genial que Jazmín.
—Debo admitir que es lindo —se escuchó la voz de Leslie desde la puerta.
Las dos hermanas desviaron su mirada a la puerta, Leslie sostenía un bolso en sus manos, el cual le entregó a Jazmín.
—¿Para que es esto, Less? —preguntó Jazmín confundida.
—Considéralo un obsequio, no tienes que agradecer —sonrió Leslie y se dispuso a salir de la habitación.
—Ahora estoy lista, me voy —Jazmín se colocó el bolso y se dispuso a salir de su habitación. Karime caminaba detrás de ella.
Jazmín se detuvo en el inicio de las escaleras, ya que la familia que se encontraba en la sala principal comenzaba a darle elogios por su vestimenta y lo bien que se veía para su cita romántica, a excepción de Josué.
—¿Irás vestida así?, tu cita te va a huir —río Josué y de inmediato recibió un golpe por parte de Dani.
—¡Cállate! —gritó Dani enojada.
Jazmín ignoró a Josué y bajó las escaleras, pues Juan y Maru ya la esperaban en la puerta principal para llevarla al restaurante donde se vería con su cita, así lo habían acordado y así lo harían.
—Vamos hija, te ves bellísima —sonrió Juan, dándole un abrazo leve a Jazmín.
—Gracias, papá.
Maru de igual manera elogió el atuendo de su hija mayor, se emocionó por ella y le deseó la mejor de las suertes en ese día tan especial para ella. Los tres se dispusieron a salir de la casa, hasta que Cristina se puso frente a ellos, ella quería ir al restaurante.
—Quiero ir con ustedes, ¿Puedo? —añadió Cristina emocionada.
—No, pequeña, quédate aquí, Karime los cuidará hasta que su tía Candy y Miguel vuelvan —comentó Maru y la pequeña Cristina aceptó.
Los hijos se despidieron de sus padres y su hermana mayor y cerraron la puerta de la casa. Jazmín, Juan y Maru subieron al auto y de inmediato emprendieron el viaje hacia el restaurante, ya que no podían permitir que su hija llegara tarde a su cita.
***
Los menús del restaurante en el que era la cita de Jazmín, se encontraban cubriendo los rostros de Maru y Juan, ya que por decisión de su hija deberían mantenerse alejados de ella para no asustar a su cita, lo cual eso era lo que sus padres hacían, fingir mirar el menú, pero en realidad estar viendo fijamente la mesa de su hija como unos acosadores.
—¿Somos buenos padres haciendo esto? —preguntó Maru, bajando el menú.
Juan de inmediato hizo que se volviera a cubrir, lo cual Maru rápido hizo, espiando a su hija desde lejos.
—Claro que somos buenos padres, si fuéramos malos, nos hubiéramos ido de aquí sin tomarle importancia a este momento tan importante para nuestra hija.
—¿Es correcto hacer esto?, ¿Espiar a nuestra hija en su cita, en vez de cuidar a nuestros demás hijos? —cuestionó Maru nuevamente.
—Si amor, debemos estar seguros de que tipo de chico tiene en la mira nuestra hija —Juan sonrió, volteando a ver a Maru.
Maru ya no le dijo nada más, pues tenía la vista atenta en el muchacho que llegaba a la mesa de Jazmín quien, con una sonrisa marcada en el rostro, saludaba a su cita.
—Hola Yadiel, que bueno verte —exclamó Jazmín dándole un leve abrazo.
—Hola Jazz, te ves estupenda, muchas gracias por aceptar esta cita —dijo Yadiel, tomando asiento junto a la chica.
Los padres miraban desde lejos, sorprendidos ante lo que miraban, pues el apellido Cruz al que pertenecía la cita de su hija, provenía de la familia rival de los Gómez, quienes habían tenido leves altercados desde que la familia llegó a Francia.
—Lo veo y no lo creo —dijo Maru, cubriéndose con el menú.
—Debemos hacer algo, nuestra niña no puede estar con él —añadió Juan lleno de enojo.
—Cálmate, no podemos arruinar este momento especial de nuestra hija.
Juan sin obedecer a lo que Maru le dijo, se puso de pie y fingiendo ser un completo extraño pasó muy cerca de la mesa de su hija, haciéndole leves señas de que la siguiera. Jazmín confundida volteó hasta la mesa de sus padres, donde Maru le decía que no lo siguiera, por lo cual Juan pasó nuevamente por la mesa, dirigiéndose a Maru.
—Debía hablar con ella —dijo Juan molesto—. Lo haré de nuevo.
—No —Maru lo tomó del brazo y lo obligó a quedarse quieto.
Los dos se calmaron, colocaron los menús frente a sus rostros y observaron de reojo a la mesa de su hija, mirando detenidamente toda la cita.
—¿Cómo están tus padres?, ¿Cuándo los conoceré? —preguntó Yadiel sonriendo.
—Oh, primero tengo que decirles que somos novios, espero lo tomen a bien —sonrió Jazmín, mirando de reojo a la mesa de sus padres.
Yadiel asintió con la cabeza y justo en ese momento los platillos que la joven pareja había pedido fueron entregados y se dispusieron a comer, disfrutando del rico platillo que les habían colocado frente a ellos.
Los padres de la chica continuaron observando la cita de su hija por algunas horas, confundidos de porqué su hija reía, se carcajeaba, se abrazaba al chico y se besaban.
—¿Acabas de ver eso? —preguntó Juan molesto.
—Parece ser que son novios —Maru miró fijamente a Juan.
Los dos se veían sorprendidos, incluso querían correr hacia su hija e interrogarla acerca de todo lo que habían estado observando, pero ella se miraba tan feliz disfrutando su cita de amor, como en el pasado, Juan y Maru solían hacerlo.
—Dejémosla disfrutar, ella sabrá decidir al indicado —comentó Maru emocionada.
Juan asintió con la cabeza y fijó su mirada en la mesa de su hija, donde las risas no paraban desde hace rato, lo cual, a pesar de sentir un poco de celos debido a su hija, lo hacía sentir feliz, gracias a que alguien lograba alegrar a su hija mayor.
—Me alegras el día siempre, ¿Sabias? —sonrió Jazmín, mirando a Yadiel.
—Lo sé —Yadiel se acercó a su rostro y le dio un beso—. Te amo Jazmín.
—Yo también te amo —dijo Jazmín, abrazándolo.
Después de todo lo que habían observado, la cita de su hija parecía ser un buen chico, por lo que, sin llamar la atención de nadie, Juan y Maru salieron del restaurante dejando a su hija disfrutar de su cita como debieron haberlo hecho desde que comenzó.
Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Jazmín, al visualizar que sus padres se habían ido, se sentía contenta porque al fin había ganado la confianza de ellos para dejarla tener novio después de lo que había sucedido hace meses con Ismael, y se sentía aún más contenta al encontrarse frente al chico que le gustaba desde hace tiempo, al que le provocaba mil emociones con tan sólo un mensaje de buenos días.
—Cuéntame más sobre ti, Yadi —sonrió Jazmín, para luego darle un sorbo a su copa de vino.
Yadiel le dio un sorbo también a su copa de vino y se dispuso a contar sobre él a su ahora novia, le contó sus planes a futuro, sus pasatiempos y todo lo que le gustaba hacer en su tiempo libre, también hablaron de sus ex novios, para ser la primera cita oficial era algo muy extremo hablar sobre eso, pero ninguno de los dos parecía haberse avergonzado por eso. Jazmín también le contó sobre ella, mientras disfrutaban de una rica cena.
—Eres increíble —añadió Yadiel, mirando fijamente a su cita—. Y te ves aún mejor.
—Tú también lo eres y gracias, mi amiga Sabrina me ayudó a escoger el vestido —sonrió Jazmín con una gran sonrisa en su rostro.
—Escogió muy bien, a mí, mi madre me ayudó a escoger el traje —río Yadiel.
La cita avanzaba, los dos chicos parecían estarse divirtiendo, y Jazmín no podía estar más que feliz, todo lo que ella se había imaginado había ocurrido como ella deseaba, lo cual la emocionada demasiado, sin contener la felicidad.
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