No se sabe con exactitud cuántos días ha estado Evan en esa tienda, pero sabía que probablemente ya no saldría vivo de ese lugar, pero lo que tanto temían se había cumplido, lograron romper completamente a Evan, lograron quitarle los mejores recuerdos de él para reemplazarlos con oscuridad. Era obvio, después de lo que pasó en el ministerio lo llevaron de nuevo a la tienda para castigarlo por lo que pasó con Sirius, al final termino confesando todo.

—¿¡Conocías a Sirius Black!?—gritó el mortifago

—Si, lo conocí cuando escapó de Azkaban, lo ayudé cuando estuvo en Hogwarts. —susurró con la voz débil—. Me dijo que cuando terminará eso me fuera a vivir con él

Desde ese día siguieron las torturas, dos veces cada día, había escuchado que en unos días seria la ceremonia de iniciación de Draco para los mortifagos y su misión era bastante importante, tenía que matar a Dumbledore.

—Escucha con atención—alguien entró al cuarto de Evan—. Tú hermano tendrá una misión importante, a causa de la ineptitud de tú padre en el ministerio con la profecía, pero Voldemort sabe que ese niño se arrepentira al final, así que me pidieron que te diera una nueva misión. —Evan alzó la mirada

—¿Qué tengo que hacer?. —su voz era más rasposa y sus ojos más oscuros

—Reparar el armario evanescente. —el chico asintió—. Prepárate, te vas en unas horas

Dejaron la puerta abierta para que Evan pudiera darse un baño, realmente habían sido semanas las que había estado ahí y lo necesitaba con urgencia, entró al baño y vio que había ropa limpia y varias toallas para que pudiera secarse, antes de abrir la llave se puso frente al espejo, donde veía su reflejo, ya podían notarse sus costillas y ahora los moratones eran más grandes, igual de los de su cara.

—Mi nombre es Evan Malfoy
Soy de la casa Gryffindor
Mi hermano es Draco Malfoy
Soy un mortifago
Sigo las órdenes del señor tenebroso
Mis amigos me dejaron a mi suerte
Todos los que estén cerca de Harry Potter son mis enemigos
Y yo me encargaré de matarlo

Prendió el agua y la puso la temperatura más fría que pudo, dejó que el agua cayera en su cabello aguantando el dolor que le causaba gracias a los golpes, si, ahora habían incluido golpes a su tortura, al cerrar los ojos oía en su mente los gritos de dolor que dio en esas semanas y los abrió rápidamente tratando de apartar eso de su mente, pero no podía. Cuando salió se vistió y llegó al recibidor donde estaba Theo Wilder y Borgin.

—Te ves realmente mal. —bromeó Theo al ver llegar a Evan—. Tú madre fue notificada de donde estabas y lo que pasó, no con tantos detalles, espero y con eso tú padre entienda las consecuencias de sus actos

El chico no dijo nada, mantenía su mirada fría llena de odio, esperando el momento en que ese tonto dejará de hablar para irse a su casa.

—Bien, no me da especial agrado estar aquí, así que es hora de irnos—Borgin vio con cierta pena al chico que salía del lugar, por un momento pensó que estaba viendo al mismo Tom Ryddle cuando llego a su tienda a trabajar