Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 20





Más tarde ese día, me encontré con Cinco en la biblioteca. Él estaba hojeando un libro, completamente absorto, y por un momento me quedé observándolo en silencio. Había algo en su concentración que siempre me había fascinado.

—¿Tienes un momento? —pregunté finalmente, rompiendo el silencio.

Él levantó la vista, sorprendido de verme ahí, pero asintió.

—Claro para tu siempre hay¿qué necesitas? —cerró el libro y me señaló el asiento frente a él.

Me senté, tratando de encontrar las palabras correctas.

—Quiero que me hables sobre los viajes en el tiempo —dije finalmente, esforzándome por sonar casual—. He leído algunas cosas, pero siento que tú podrías explicarlo mejor, aparte que quiero conocer el poder qué tiene el chico que me robo el corazón

Sus cejas se alzaron ligeramente, claramente sorprendido por mi interés repentino, pero no dijo nada al respecto y simplemente sonrió sabía que era una curiosa sin remedio siempre pero esta vez si tenía curiosidad por ese sueño.

—Es un tema complejo, pero puedo darte una idea general —dijo, entrelazando los dedos sobre la mesa—. Viajar en el tiempo no es como moverse de un lugar a otro. Implica manipular el tejido del espacio y el tiempo, algo que es increíblemente inestable.

—¿Y cómo lo lograste tú? —pregunté, intentando sonar curiosa pero neutral.

—La habilidad de Five y yo  me permite abrir una especie de portal en el tiempo —explicó—. Pero no es algo que pueda controlarse perfectamente, al menos no al principio aunque yo tenía el mejor manejo, él no lo tenía y siempre lo vio como una cosa fácil.

Asentí, procesando lo que decía.

—¿Y qué pasa si algo sale mal? —mi voz salió más preocupada de lo que pretendía.

Él me miró con seriedad, sus ojos llenos de sombras.

—Si algo sale mal, las consecuencias pueden ser catastróficas —admitió—. Podrías quedar varado en una época desconocida, alterar eventos cruciales o incluso... perderte para siempre.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante sus palabras, pero me esforcé por mantener la calma.

—¿Alguna vez tuviste miedo de que eso te pasara? —pregunté, casi en un susurro.

Él suspiró y desvió la mirada.

—Siempre hay miedo, solo fui un día y tuve la suerte de regresar—admitió—. Pero el miedo no puede detenerte cuando sabes que lo que me está bien; sin embargo a veces hay que hacerle caso.

Su respuesta me dejó pensando, y aunque no mencioné nada del sueño, sus palabras solo hicieron que mi inquietud creciera. Sin embargo, ahora entendía un poco más de lo que implicaba el viaje en el tiempo... y también de los riesgos que se podían tener.

Esa misma noche, a pesar de la constante lucha por conciliar el sueño, volví a soñar. Este no era como los sueños apocalípticos que me habían atormentado antes. Era más claro, más definido, pero seguía siendo igual de desconcertante.

Estaba con Ben, ambos vestidos de negro, como si estuviéramos en medio de una misión. Nos encontrábamos en lo que parecía ser un enorme almacén abandonado. Las paredes estaban cubiertas de polvo, las luces parpadeaban de forma inquietante, y un silencio opresivo llenaba el espacio.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunté en voz baja, aunque no estaba segura de si quería saber la respuesta.

—Es una misión, deberías saberlo —respondió Ben, con una leve sonrisa, mientras revisaba lo que parecía ser un mapa o plano del lugar.

A pesar de su tono relajado, había algo en su mirada que me decía que esto no era solo un sueño común. Había algo más profundo, algo que no lograba descifrar.

De repente, un ruido metálico resonó en la distancia. Ambos nos miramos, y Ben asintió, como si entendiera lo que debía hacer.

—Quédate detrás de mí —dijo, avanzando con pasos cautelosos.

—Espera, ¿qué está pasando? —insistí, pero él no respondió.

Continuamos caminando por los pasillos interminables del almacén. Las sombras parecían moverse, y cada paso que dábamos hacía eco en el lugar vacío. Finalmente, llegamos a una puerta de metal oxidado. Ben la empujó con cuidado, y al otro lado había algo que nunca habría esperado ver.

Era una versión más joven de mí, sentada en el suelo, llorando. Estaba rodeada de escombros, como si hubiera habido una explosión reciente. Ben me miró de reojo, sus ojos llenos de una mezcla de compasión y tristeza.

—No puedo cambiar lo que pasó, pero puedo ayudarte a enfrentarlo —dijo, su voz apenas un susurro.

—¿Qué significa esto? —pregunté, mi pecho apretado por la confusión y el miedo.

Ben se agachó frente a la versión más joven de mí y le tendió la mano. Ella lo miró con lágrimas en los ojos, pero no la tomó.

—Algunos recuerdos no se pueden enterrar para siempre —dijo, esta vez mirándome directamente.

Antes de que pudiera responder, el sueño comenzó a desvanecerse. El almacén, la versión joven de mí, Ben... todo se desintegró en la oscuridad, dejándome sola con un sentimiento de incertidumbre que me acompañó incluso después de despertar.

Me senté en mi cama, jadeando y con el corazón latiendo desbocado. ¿Qué intentaba decirme Ben? ¿Qué significaban esos sueños? Sabía que no podía ignorarlos por más tiempo. Tenía que buscar respuestas, aunque me aterrara lo que pudiera descubrir.

Justo entro Ben en ese momento a pesar que era madrugada, tenía su ojos llorosos y su mejilla estaba morada.

—¿Qué pasa? —encendí mi lámpara y me levanté rápido para ir hacia el.

El me abrazó y se aferro a mi como un niño pequeño, empezó a llorar y sus lágrimas mojaban mi pijama. El levantó su mirada y sorbio su nariz.

—Ahora si me dices —lo senté en mi cama y fui a mi baño a sacar el botiquín con una crema para desinflamar su moretón.

—¿Tú me quieres? —preguntó y vi como sus ojos se ponían vidrios os y brillaban por las lágrimas.

—Yo no te quiero.. si, yo te amo y tu sabes lo mucho que me hubiera encantada ser tu hermana de sangre —le puse la crema— Qué una sola misma mujer nos haya dado a luz a ambos y que la sangre nos una pero no fue así pero no quita el hecho de que tu seas mi hermano, que te ame y te adore eres lo mejor de este mundo —le di un beso en su mejilla no lastimada.

El empezó a llorar de nuevo abrazándome y yo trataba de tranquilizar

—Papá me dijo que nadie me quiere, que solo soy tu juguete, el juguete de todos y me golpeó porque no puedo utilizar mi poder en ellos entrenamientos o en las misiones porque tengo miedo —hablo llorando

Mis manos se detuvieron en su cabello mientras lo abrazaba con fuerza, intentando contener las lágrimas que amenazaban con brotar de mis ojos. Su confesión me rompió el corazón en mil pedazos. Sentí una ira profunda arder dentro de mí al imaginar a nuestro "padre" diciendo algo tan cruel.

—Ben, escúchame bien —dije con la voz temblorosa pero firme, separándome un poco para poder mirarlo a los ojos—. Tú no eres un juguete, no para mí, ni para nadie. Eres más fuerte de lo que crees, y no tienes que demostrar nada a nadie.

El bajó la mirada, sus lágrimas cayendo en mi pijama.

—Pero... no puedo usar mi poder sin sentir miedo. Es como si... como si algo dentro de mí me dijera que no está bien, que algo malo pasará.

Le acaricié la mejilla con cuidado, evitando la zona moreteada.

—No tienes que hacer nada que no quieras. No dejes que nadie, ni siquiera papá, te obligue a hacer algo que te asusta o que no estás listo para enfrentar. Tu valor no se mide por lo que puedas hacer con tu poder, Ben. Se mide por lo que eres, por tu bondad, tu inteligencia, tu lealtad.

Él asintió levemente, pero aún podía ver la duda en sus ojos.

—Papá nunca va a entender eso. Para él solo somos armas o herramientas.

—No eres una herramienta, y nunca lo serás para mí. Papá está equivocado, Ben. Siempre lo ha estado.

Él volvió a abrazarme, más fuerte esta vez, como si temiera que pudiera desaparecer.

—Gracias —susurró contra mi hombro, su voz apenas audible—. Gracias por no rendirte conmigo.

—Nunca lo haré —le aseguré, acariciando su espalda para consolarlo—. Nunca, Ben.

Pasaron varios minutos en silencio, y cuando sus sollozos cesaron, me di cuenta de que se había quedado dormido en mis brazos. Con cuidado, lo recosté en mi cama y lo cubrí con una manta. Me senté a su lado, observándolo mientras dormía.

Ese hombre podía llamarse nuestro "padre", pero jamás sería digno de nosotros. Y en ese momento, prometí que haría todo lo que estuviera en mi poder para proteger a Ben, incluso si eso significaba enfrentar al mismísimo Reginald Hargreeves.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro