Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 19





El piano permaneció como un fantasma en el centro de la sala, cubierto por aquella sábana blanca que parecía un sudario. Cada vez que pasaba cerca, sentía una punzada en el corazón, un recordatorio constante de lo que había perdido: a Five, los sueños de ser pianista, y los momentos que nunca volverían.

Mis hermanos lo notaban, claro. Siempre había sido evidente que el piano y yo teníamos una conexión especial, pero ahora esa conexión se había convertido en una herida abierta que ninguno se atrevía a tocar. Cada vez que alguien entraba a la sala, sus miradas se desviaban entre el piano y yo, pero nadie decía nada.

Un día, mientras estaba sentada en el sofá con un libro entre las manos, escuché pasos acercándose. Era Ben, como siempre, mi roca en medio del caos.

—¿Por qué no destapas el piano y vuelves a tocar? —preguntó suavemente, sentándose a mi lado.

Sacudí la cabeza, sintiendo cómo mi garganta se cerraba.

—No puedo, Ben, no es lo mismo sin él.

Ben suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—Sé que lo extrañas. Todos lo hacemos pero Five no se habría ido para siempre si no creyera que volvería algún día.

—¿Y si no lo hace? —Mi voz tembló, y bajé la mirada al suelo, incapaz de enfrentar sus ojos.

—Entonces encontrarías una manera de seguir adelante —respondió con firmeza—. Pero estoy seguro de que no querría verte así Five odiaría saber que dejaste de hacer algo que amas por su culpa.

Su comentario me golpeó como un balde de agua fría. Sabía que tenía razón, pero mi corazón no estaba listo para aceptar esa verdad.

—Déjame ayudarte a destaparlo, cuando estés lista —añadió Ben después de un momento. Me dio una pequeña sonrisa y se levantó, dejándome sola con mis pensamientos.

Miré hacia el piano cubierto, preguntándome si algún día tendría el valor de quitar aquella sábana y enfrentar los recuerdos que tanto me dolían.

Había caído la noche y me fui a dormir, apague mi lámpara y cerré mis ojos para así caer en profundo sueño.

Me desperté ya que estaba de día, baje por las escaleras porque escuche alguien tocando el piano pero cuando me di cuenta no había nadie, absolutamente nadie pero mi cuerpo sintió un brisa y cusndo voltee a ver de donde venía vi la puerta principal abierta ¿Acaso Five volvió? ¿Está afuera? ¿Me esta esperando?. Mi cerebro le daba mil vueltas al asunto, mientras que mis pies se movían a esa dirección pero cuando salí no había nada de él sino que todo era normal.

Negué y me di la vuelta para entrar pero en eso la academia se derrumbó ante mis ojos, retrocedí asustada y voltee a mirar atrás y todo estaba derrumbado y en llamas. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba?

Corrí ante los escombros de la mansión y empecé a buscar a Klaus o Ben entre ellos pero no había nada, empecé a llorar desesperada.

—¡Ben! ¡Klaus! —grite desesperada, seguí corriendo por los escombros pero no había nada.

—Alguien responda ¡Chicos! —grite y no había respuesta—

Camine tropezando en los escombros y salí de ahí, claramente estaba en esa calle al frente de la academia pero tenía que descubrir ¿Que había pasado? Acaso era el apocalipsis, camine unas cuadras y todo estaba destrozado.

En eso sentí unos disparos, me escondí y cuando se acabaron, vi a Five me acerque corriendo y me caí. Pero me levanté lo más rápido y corrí pero algo me detuvo, el volteó a mirarme y nos quedamos viendo.

—Viniste —me sonrió.

—Five ¿Qué ha pasado? —el bajo la cabeza y no respondió.

—Tienes que irte ahora —me ordenó.

—¿Por qué? Que esta pasando —lo mire mal y el se acercó a mi y me empujó.

—Solo vete —en eso sentí un disparo y Five calló en mis pies.

Desperté asustada y llorando, me hice bolita en mi cama. El corazón me latía con tanta fuerza que pensé que se me saldría del pecho. Mi respiración era agitada, entrecortada, y las lágrimas caían incontrolablemente por mis mejillas. Me abracé a mis piernas, tratando de calmar el temblor en mis manos, pero era inútil. La imagen de Five cayendo frente a mí estaba grabada en mi mente, tan vívida que me costaba creer que solo había sido un sueño.

—No puede ser real... no puede ser real... —repetí en susurros, como si las palabras pudieran convencerme de que todo estaba bien.

Después de lo que pareció una eternidad, me forcé a levantarme de la cama. Mi cuerpo se sentía pesado, como si cada movimiento requiriera un esfuerzo monumental. Caminé hacia el baño, me mojé la cara con agua fría, pero incluso eso no logró borrar la sensación de angustia que me ahogaba.

Me miré en el espejo; tenía los ojos hinchados y la piel pálida. Me veía tan rota como me sentía. ¿Qué significaba ese sueño? ¿Era un simple producto de mi ansiedad, o algo más? Five siempre había sido tan misterioso con sus viajes en el tiempo, no sabía mucho de eso pero conocía alguien que si y podía darme información. Sin embargo el sueño me había dejado un sensación agridulce en la boca, pues no era la primera vez que soñaba con ese mismo lugar pero si era la prienra vez que era real, que veía a Five y que sobre todo me hablaba me estaba protegiendo pero de que ¿Que significa estos sueños? ¿Son premoniciones? ¿Eran verdaderos esos lugares, pasaría? ¿O eran visiones y que ese alguien que vi en mi sueño estaba tratando de comunicarse conmigo? ¿Qué pasa? No era la primera vez, necesitaba respuestas pero no se lo comentaría a nadie.

Mi mano se cerró en puño y golpeó el lavabo, me mire al espejo nuevamente y cerré los ojos con fuerza, me lavé la cara una vez más y me volví a mi cama. Ya no podía dormir si bien ya tenía insomnio ahora era peor y en este momento era indispensable dormir porque mañana tendríamos mucho entrenamiento.

A la mañana siguiente...

Me desperté con el sonido estridente del despertador, aunque en realidad no había dormido mucho. Me levanté de la cama sintiéndome agotada, con los músculos tensos y los párpados pesados. Pasé una mano por mi cabello desordenado y suspiré profundamente, sabiendo que el día sería largo.

Al bajar al comedor, todos ya estaban ahí, reunidos como de costumbre, cada uno en su propio mundo. Klaus estaba medio dormido con la cabeza apoyada en la mesa, Allison leía una revista, Luther discutía algo con Diego, y Ben me lanzó una mirada preocupada en cuanto entré.

—¿Dormiste algo? —me preguntó con voz baja cuando me senté junto a él.

Negué levemente mientras servía algo de café en mi taza. —No mucho.

Ben frunció el ceño, pero no dijo nada más. Sin embargo, Cinco, sentado al otro lado de la mesa, parecía más atento de lo usual. Sus ojos verdes estaban fijos en mí, como si pudiera leerme, como si supiera que algo no estaba bien.

—¿Estás lista para el entrenamiento? —preguntó con ese tono serio y cortante que siempre usaba cuando no había dormido bien.

Le devolví la mirada y asentí, aunque en realidad no lo estaba. Mi mente seguía atrapada en los recuerdos del sueño, en los escombros, en la figura de Five.

—Bueno, no seas la última en llegar esta vez —añadió, volviendo la vista a su plato.

—No la presiones, Cinco —intervino Ben con tono protector.

—No la estoy presionando —replicó él, pero había un leve sarcasmo en su voz.

Ignoré la conversación mientras terminaba mi café. Quería mantenerme enfocada, pero cada vez que cerraba los ojos, las imágenes del sueño regresaban como una tormenta. ¿Por qué ahora? ¿Por qué esos lugares parecían tan reales?

En el entrenamiento, intenté dar lo mejor de mí. Luther había establecido una serie de ejercicios en grupo para mejorar nuestras habilidades en equipo, pero mi mente estaba en otra parte. A mitad de una práctica, Diego me llamó la atención.

—¡Eh, despierta! Si no prestas atención, podrías lastimarte —gruñó mientras lanzaba uno de sus cuchillos al objetivo.

—Lo siento —murmuré, sintiendo las miradas de todos sobre mí.

—¿Estás bien? —preguntó Allison con preocupación.

—Sí, solo no dormí bien anoche —mentí, fingiendo una sonrisa.

Pero Cinco no se creyó ni una palabra. Sus ojos se entrecerraron, y pude sentir cómo me analizaba en silencio. Algo en su mirada me decía que, tarde o temprano, me interrogaría, y no estaba segura de si estaba preparada para enfrentar sus preguntas.

El entrenamiento terminó, y mientras los demás se dispersaban, él se quedó detrás, esperando que todos estuvieran fuera de vista antes de acercarse a mí.

—No estás bien —afirmó en voz baja, sin rodeos.

—Estoy bien —mentí de nuevo, evitando su mirada.

—No mientas. Sé que algo está pasando.

Mi corazón se aceleró. No podía decirle la verdad, no todavía. Pero su insistencia y esa mirada penetrante me estaban empujando al límite. ¿Y si él tenía las respuestas que yo buscaba? ¿Y si sabía más de lo que aparentaba?

Su mirada intensa me desarmó por completo. El silencio entre nosotros era denso, casi insoportable, y la única manera de romperlo fue ceder a lo que sentía. Sin pensar demasiado, di un paso hacia él, mis manos temblorosas alcanzaron su rostro.

—Cinco... —susurré, apenas capaz de pronunciar su nombre antes de inclinarme hacia él.

Lo besé. Con toda la pasión, la frustración y el dolor acumulados que había estado guardando durante semanas. Fue un beso profundo, lleno de emociones reprimidas, y por un momento el mundo dejó de existir. Solo estábamos él y yo, perdiéndonos en la intensidad del momento.

Al principio, él  reaccionó, sorprendido nunca lo había besado de esa manera. Pero luego, lentamente, respondió al beso, sus manos rodeando mi cintura mientras me acercaba más a él y su respiración se mezcló con la mía, y su usual frialdad desapareció, reemplazada por una calidez que rara vez mostraba.

Cuando finalmente nos separamos, nuestras frentes se quedaron pegadas, nuestras respiraciones entrecortadas. Sus ojos verdes buscaban los míos, confusos pero cargados de algo que no podía descifrar del todo.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó, su voz más suave de lo que esperaba.

—Porque... no podía seguir callándolo —admití, apenas en un susurro—. Te amo, Cinco, y no importa lo que esté pasando, necesitaba que lo supieras.

Por un momento, él no dijo nada. Solo me miró, como si estuviera procesando mis palabras. Luego, con una leve sonrisa que apenas curvó sus labios, murmuró:

—Siempre lo supe.

Y antes de que pudiera decir algo más, me besó de vuelta, esta vez con una pasión que igualaba la mía. Todo lo demás dejó de importar.

El beso se intensificó, sus manos subieron hasta mi rostro, sosteniéndolo con firmeza pero a la vez con una delicadeza que nunca había experimentado de su parte. Su usual control y calma parecían haberse desvanecido, y en su lugar había una urgencia que lo hacía aún más real, más crudo.

Mis dedos se aferraron a los bordes de su camisa, como si temiera que este momento se desvaneciera si lo soltaba. Podía sentir los latidos acelerados de su corazón a través de la tela, sincronizándose con los míos y todo mi ser estaba envuelto en él, en su esencia, en el calor que irradiaba su cuerpo y en la intensidad de su beso.

Finalmente, ambos nos separamos, nuestras respiraciones pesadas llenando el aire entre nosotros. Mis manos permanecían sobre su pecho, sintiendo cómo su respiración se estabilizaba poco a poco.

—No sabes cuánto tiempo esperé esto —murmuró, su voz apenas un susurro.

—¿Esperaste? —pregunté, mi voz cargada de incredulidad y emoción.

Él asintió, sus ojos aún fijos en los míos, vulnerables de una manera que pocas veces se permitía ser.

—Nunca fui bueno para decir lo que siento, pero contigo... —vaciló, como si buscara las palabras correctas—. Contigo siempre ha sido diferente. No sé cómo lo haces, pero me haces querer ser más, querer... quedarme.

Mis ojos se llenaron de lágrimas ante sus palabras, y aunque traté de contenerlas, una se deslizó por mi mejilla. Él la limpió con el pulgar, su toque suave y reconfortante.

—No importa lo que pase, Cinco. Estoy aquí, contigo.

—Y yo contigo —dijo, inclinándose para besarme nuevamente, esta vez con una ternura que me desarmó por completo.

En ese momento, no existían las dudas, los miedos ni el dolor. Solo estábamos nosotros, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí completa.

Nos quedamos en silencio por un momento, su frente apoyada en la mía, nuestras respiraciones sincronizándose lentamente. Sentí que el tiempo se detenía, que el mundo y sus problemas quedaban afuera de esa burbuja que habíamos creado.

—Deberíamos bajar antes de que padre sospeche algo —dije en un susurro, aunque realmente no quería moverme de su lado.

Él negó con una leve sonrisa, su mano acariciando mi mejilla.

—Déjalo que sospeche,por una vez quiero ser egoísta.  — me seguía agarrando la cintura.

No pude evitar sonreír ante su respuesta. Cinco siempre había sido meticuloso y reservado, pero en este momento parecía dispuesto a romper todas las reglas, y no podía estar más agradecida por ello.

—Cinco, sabes que tarde o temprano padre se dará cuenta. No quiero que esto... —mi voz se quebró levemente— se arruine.

—No se arruinará —aseguró con firmeza, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos—. Porque no voy a dejar que eso pase.

Su determinación era contagiosa, y aunque las dudas seguían presentes, me sentí más fuerte a su lado.

—Te amo —dije de repente, sin planearlo. Las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas, y por un instante, el miedo de haber dicho demasiado se apoderó de mí.

Él me miró fijamente, su rostro suavizándose mientras una sonrisa sincera aparecía en sus labios.

—Te amo más de lo que pensé que podría amar a alguien —confesó, su voz llena de emoción—. Y juro que haré todo lo posible para demostrarte que nunca me iré.

Sus palabras calaron profundo en mi corazón. En ese momento, todo lo que importaba era que estábamos juntos, enfrentando lo que fuera que el destino nos lanzara.

Y aunque sabía que las cosas no serían fáciles, por primera vez en mucho tiempo, sentí esperanza.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro