Capitulo 16
Todo estaba destrozado en la habitación de Five, Allison entró en silencio a la habitación de su mejor amigo y se arrodilló ante la cama de este y con su mano hizo a lado algunos mechones que cubría la cara de este; sin embargo este al sentir el contacto sonrió y siguió durmiendo.
Así que la morena se paró del suelo y empezó a acomodar la habitación, pero en eso que se acercó al escritorio vio un libro con un título particular.
—¿Viajes en el tiempo? — frunció su ceño, en eso su vista también se desvío a un cuaderno lleno de fórmulas pero en ese instante el castaño empezó a levantarse y ella sin dudarlo salió rápidamente olvidando lo que había visto
Five se levantó con el ruido de un pequeño golpe al otro lado de la habitación y al abrir los ojos y notar el desorden que aún quedaba, suspiró pesadamente mientras se pasaba una mano por el cabello. Algo no cuadraba: estaba seguro de que había más caos antes de quedarse dormido.
Se levantó lentamente, sintiendo un leve mareo por la falta de descanso. Miró alrededor y notó que su escritorio estaba ligeramente desorganizado, como si alguien hubiera estado revisándolo, sus ojos se estrecharon cuando vio que el libro "Viajes en el tiempo" no estaba en la misma posición que lo había dejado.
—¿Quién demonios...? —susurró para sí mismo mientras avanzaba hacia el escritorio. Al abrir su cuaderno de fórmulas, notó que algunas páginas estaban mal acomodadas, como si alguien lo hubiera hojeado apresuradamente.
Su mente comenzó a procesar posibles escenarios, y una idea le cruzó rápidamente: Allison. Su mejor amiga era la única persona con suficiente confianza (o imprudencia) como para entrar a su habitación sin permiso así que apretó la mandíbula, incómodo con la posibilidad de que hubiera descubierto algo que no debía.
Five respiró hondo y se dirigió a la puerta. Si Allison había visto algo, necesitaba confrontarla antes de que hiciera preguntas o, peor aún, compartiera información con los demás. Su investigación sobre los viajes en el tiempo era algo que había mantenido en secreto por mucho tiempo, y no podía permitirse que nadie interfiriera.
Al bajar las escaleras, encontró a Allison en la sala común, sentada con una taza de café en las manos. Parecía tranquila, pero Five notó cómo sus dedos tamborileaban nerviosamente contra la taza.
—¿Disfrutando el café? —dijo con voz baja pero firme, deteniéndose frente a ella. Sus ojos se encontraron, y Allison supo al instante que él había notado su intrusión.
—Five... yo solo... quería asegurarme de que estabas bien. Tu habitación parecía un caos, así que intenté ordenarla un poco —respondió ella con una sonrisa nerviosa.
—Y mientras "ordenabas", ¿te pareció buena idea husmear en mi escritorio? —su tono era cortante, pero mantenía la calma.
Allison bajó la mirada, insegura de cómo abordar el tema.
—Vi el libro... y el cuaderno —admitió finalmente—. No pude evitarlo. ¿Qué estás planeando, Five?
El castaño cerró los ojos por un momento, tratando de contener su frustración.
—Allison, esto no es algo en lo que debas involucrarte. Es complicado... y peligroso. No necesito que nadie más meta las manos en esto.
—¿Peligroso? ¿Qué tan peligroso? Five, somos una familia, si algo te pasa... —empezó, pero él la interrumpió.
—¡No es tu problema! —dijo con más fuerza de la que pretendía—. Esto es algo que debo resolver solo. Por favor, Allison, confía en mí. No digas nada de esto a nadie.
Ella lo miró, preocupada, pero asintió lentamente.
—Está bien... no diré nada. Pero si alguna vez necesitas ayuda, sabes que estaré aquí, ¿verdad? —dijo con un tono más suave.
Five no respondió, solo le dedicó una mirada seria antes de volver a subir las escaleras. Sabía que, aunque Allison prometiera no hablar, el daño ya estaba hecho. Ahora tendría que ser más cuidadoso que nunca con su investigación.
Five subía las escaleras con el ceño fruncido, su mente ocupada con la conversación que acababa de tener con Allison pero cuando dobló la esquina del pasillo, se detuvo en seco. Frente a él estaba ___, quien al verlo levantó brevemente la mirada antes de bajarla rápidamente, su postura era rígida, como si esperara algo de él, aunque no se atreviera a hablar.
Él la observó por un instante que pareció eterno. Sus labios se apretaron y su mandíbula se tensó, pero no dijo nada y sin expresión alguna, se pasó de largo, rozándola apenas en el estrecho pasillo. El leve contacto hizo que ___ retrocediera un paso, como si su sola presencia fuera demasiado abrumadora.
Ella cerró los ojos por un momento, intentando reunir el coraje para detenerlo, para decir algo que arreglara lo que había entre ellos. Pero sus pies no se movieron y sus labios permanecieron sellados.
Five siguió su camino sin mirar atrás, como si la escena jamás hubiera ocurrido. Sin embargo, mientras subía el último tramo de escaleras, una punzada de algo desconocido —¿culpa? ¿dolor?— se instaló en su pecho, aunque no permitió que se reflejara en su rostro.
En el pasillo vacío, ___ se quedó en silencio, sintiendo cómo su corazón se hundía un poco más. Sus manos temblaban ligeramente mientras trataba de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.
___ estaba al borde de las lágrimas cuando Ben y Cinco aparecieron en el pasadizo. Ben fue el primero en notar su estado; sus ojos húmedos, su expresión abatida y el leve temblor de sus manos le contaron todo lo que necesitaba saber. Era su mejor amiga, y no había necesidad de palabras para entender lo que estaba pasando.
Cinco, sin embargo, frunció el ceño al verla. Su preocupación fue inmediata, y dio un paso hacia ella.
—___, ¿qué pasa? —preguntó, con una mezcla de suavidad y firmeza.
Ella levantó la mirada y trató de sonreír, pero sus labios temblaban demasiado y antes de que pudiera responder, Ben intervino, su tono cuidadoso pero firme.
—Nada que no podamos manejar, Cinco. Dale un respiro, ¿sí? —dijo, poniendo una mano en el hombro de su hermano para evitar que se acercara demasiado.
Cinco lo miró desconfiado.
—¿Por qué me parece que me estás escondiendo algo? —replicó, cruzando los brazos. Luego volvió su atención a ___—. ¿Te hizo algo alguien? ¿Five?
El simple nombre provocó que ___ cerrara los ojos y apretara los labios para contener las lágrimas. Cinco notó su reacción y sus ojos se endurecieron.
—Fue él, ¿verdad? —dijo, con un tono que mezclaba rabia y determinación.
—¡Cinco, no hagas suposiciones! —Ben se interpuso, sujetándolo del brazo.
—¿Por qué no? —soltó, mirándolo con furia—. Sabes tan bien como yo que no es coincidencia que ella esté así después de verlo.
___ finalmente encontró su voz, aunque era un susurro entrecortado.
—No pasó nada... solo... estoy cansada, eso es todo. —Su mentira fue evidente, pero ninguno de los dos la confrontó directamente.
Ben suspiró y puso una mano en el hombro de ___, inclinándose un poco para mirarla a los ojos.
—Mira, no tienes que decirnos nada ahora, pero no estás sola. Estamos aquí, ¿entendido?
Ella asintió débilmente, mientras Cinco la miraba con frustración. Quería respuestas, pero algo en su expresión lo hizo retroceder y en lugar de presionarla más, suspiró y extendió una mano hacia ella.
—Ven, vamos a tu habitación. Necesitas descansar.
Ella vaciló un momento antes de aceptar. Ben observó la escena en silencio, pero en su mente ya planeaba hablar con ___ más tarde, lejos de Cinco, para averiguar la verdad y advertir lo que estaba por venir.
Cinco la tomó de la mano y la guió a su habitación sin decir nada más. Sus pasos eran firmes, pero su mente estaba llena de preguntas que no se atrevía a formular, al llegar, cerró la puerta tras ellos y la observó con detenimiento.
—Si no quieres hablar ahora, está bien —dijo finalmente, su voz suave pero cargada de una tensión apenas contenida—. Pero no puedo ignorar que algo pasa.
Ella lo miró, con los ojos brillantes de emociones contenidas. Se sentía vulnerable, atrapada entre la culpa, el miedo y el consuelo que encontraba en él.
—Cinco, yo... —intentó comenzar, pero las palabras no salían.
—No tienes que explicarme nada si no estás lista —susurró, acercándose un poco más. Sus manos se posaron suavemente en sus brazos, como si temiera romperla—. Solo quiero que estés bien.
Ese gesto, su preocupación y la manera en que sus ojos buscaban los de ella como si fueran lo único que importara, la abrumaron. Sin pensarlo mucho, se acercó más y puso una mano en su rostro.
—Gracias por estar aquí, siempre —murmuró, y antes de que él pudiera responder, se inclinó y lo besó.
El contacto fue suave al principio, casi tímido, pero la calidez de sus labios y la intensidad de sus sentimientos pronto transformaron el momento. Cinco, sorprendido al principio, pronto dejó que sus instintos tomaran el control. Sus manos encontraron su cintura mientras profundizaba el beso, permitiendo que una pizca de pasión se colara en el gesto.
El mundo alrededor de ellos parecía detenerse. El beso era reconfortante y ardiente a la vez, como una promesa silenciosa de que estaban juntos en todo, incluso en los momentos más oscuros.
Cuando finalmente se separaron, sus frentes se apoyaron una contra la otra, sus respiraciones entrecortadas llenando el silencio.
—Te amo, ___ —murmuró Cinco, su voz apenas un susurro, pero cargada de emoción.
Ella lo miró, con lágrimas acumulándose en sus ojos.
—Yo también te amo, Cinco.
Ambos permanecieron así, compartiendo un momento íntimo y reparador, mientras las tormentas en sus mentes quedaban momentáneamente en pausa.
Five no esta bien realmente. ¿Qué opinan?
Ahora que pasará Cinco descubrirá la verdad o seguirán con la mentira
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