Capitulo 12
Dar tiempo al tiempo es alguno de los errores del ser humano, porque mientras más tiempo pase el problema se extiende más y es complicado darle una solución al menos que sea radical.
En estos meses que habían pasado ___ se encontraba entre la espada y la pared, sus dos mejores amigos de la infancia estaban enamorados de ella y ella tenía que escoger a uno pero no quería lastimar al tercero pero lamentablemente ella ya lo había pensado y había hecho una elección que por una parte sería el fin para el problema pero por otro lado sería el inicio de otra cosa.
—Te das cuenta de lo que hiciste -me recriminó Ben molesto- Jugaste con ambos
—No hice eso, solo quería comprobar a quién pertenecía mi corazón —habían pasado muchas cosas e hice acciones que más tarde el karma me cobraría— Y se que no fueron las maneras pero —me interrumpió-
—Besarte a los dos y sobre todo ilusionarlos a la espalda del otro Dar tiempo al tiempo es alguno de los errores del ser humano, porque mientras más tiempo pase el problema se extiende más y es complicado darle una solución al menos que sea radical.
En estos meses que habían pasado ___ se encontraba entre la espada y la pared, sus dos mejores amigos de la infancia estaban enamorados de ella y ella tenía que escoger a uno pero no quería lastimar al tercero pero lamentablemente ella ya lo había pensado y había hecho una elección que por una parte sería el fin para el problema pero por otro lado sería el inicio de otra cosa.
—Te das cuenta de lo que hiciste -me recriminó Ben molesto- Jugaste con ambos
—No hice eso, solo quería comprobar a quién pertenecía mi corazón —habían pasado muchas cosas e hice acciones que más tarde el karma me cobraría— Y se que no fueron las maneras pero —me interrumpió-
—Besarte a los dos y sobre todo ilusionarlos a la espalda del otro —hizo una pausa— Esta demasiado mal, lo que hiciste esta mal —suspiro— Si Five o Cinco se enteran te aseguro que no será nada bonito
Recuerdo con Cinco...
Había sido una noche tranquila en la biblioteca. Ambos estudiaban, pero el ambiente era distinto, cargado de algo más pero cuando ella le entregó un libro que le había mencionado semanas antes, Cinco se acercó un poco más de lo necesario.
—Siempre piensas en mí, ¿verdad? —dijo él, con esa sonrisa arrogante que siempre lograba desarmarla.
Antes de que pudiera responder, sintió sus labios sobre los de ella, cálidos, pero inesperados. No lo rechazaré, pero tampoco supo cómo reaccionar después sin embargo lo había disfrutado y había instalado como un chispa en su corazón
Recuerdo con Five...
Fue en el jardín trasero, bajo la luz tenue de las estrellas. Five había estado distante, pero aquella noche había decidido abrirse.
—Siempre trato de ser el fuerte, el que no necesita a nadie, pero contigo es diferente. —sus ojos buscaban los de ella, sinceros y vulnerables.
El beso llegó como un impulso, suave pero lleno de emociones contenidas. A diferencia del beso con Cinco, este se sintió más profundo, como si el tiempo se detuviera por un instante.
—No les ilusioné a propósito, Ben —intenté defenderme, aunque mi voz sonaba débil incluso para mí misma.
—¡Pero lo hiciste! —Ben tocando la mesa con la mano, frustrado—. Y ahora has hecho tu elección ¿Estás lista para enfrentarte a las consecuencias? —me preguntó muy serio y sobre todo molesto — Porque esto no se va a resolver como en los cuentos donde todos quedan felices, alguien saldrá herido, o tal vez los tres lo estarán.
Me senté, sintiendo el peso de sus palabras. Tenía razón, pero lo hecho, hecho estaba, había tomado una decisión, aunque eso significara perder algo irremplazable.
—Lo sé, Ben pero ya no puedo seguir así Five y Cinco merecen la verdad, aunque duela. —bajé la mirada, sintiéndome pequeña.
Ben suspiro, su rostro suavizándose un poco.
—Entonces será mejor que se los digas pronto, porque este juego silencioso está desgastando a todos —se fue dejándome sola.
Esa noche encontré a Cinco en el invernadero, su lugar favorito para pensar. Estaba sentado en el borde de una de las jardineras, con la mirada fija en el cielo, parecía distante, pero al mismo tiempo atrapado en sus propios pensamientos. Cuando me acerqué, levantó la vista, sorprendido de verme ahí.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó, su tono más suave de lo habitual, aunque su mirada mantenía ese aire desafiante que siempre lo caracterizaba.
Me quedé en silencio por un momento, jugando con mis manos nerviosamente. Tenía tanto que decir, pero las palabras parecían atascadas en mi garganta.
—Quería verte... —murmuré finalmente.
Él arqueó una ceja, claramente confundida.
—¿Ahora quieres hablar conmigo? ¿Después de todo? —había un deje de resentimiento en su voz, pero también curiosidad.
—Sí, porque... porque no puedo seguir así. —tomé aire, armándome de valor—. Cinco, tú siempre has estado ahí para mí, desde niños, incluso cuando no lo merecía. Cuando todos se alejaron, tú te quedabas. Y... sé que he hecho las cosas mal, cosas que han complicado todo, pero...
Me interrumpió, poniéndose de pie con un movimiento rápido.
—¿A qué estás intentando llegar? —su tono sonaba entre cansado y esperanzado— porque te juro que no entiendo, lo que tratas de decir
Lo miré a los ojos, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir, la desesperación y los nervios estaban a flor de piel.
—A que te elijo a ti, Cinco.
Él se quedó en silencio, sorprendido por mis palabras. Sus ojos buscaron los míos como si tratara de descifrar si estaba diciendo la verdad; luego, sin decir nada, dio un paso hacia mí y me tomó por la cintura.
—Dime que no estás jugando conmigo —susurró, su voz rota, mientras sus manos temblaban ligeramente al sostenerme.
Negué con la cabeza, las lágrimas cayendo al fin.
—No lo estoy, estoy diciendo la verdad —murmuré.
Y en ese momento, antes de que pudiera decir algo más, me besó. Fue un beso lleno de todo lo que ambos habíamos reprimido durante tanto tiempo: la tensión, la confusión, pero también el cariño y la pasión, su abrazo era firme, como si temiera que pudiera desaparecer.
Cuando nos separamos, me miró con una intensidad que casi me hizo perder el equilibrio.
—Te advertí que si te acercabas a mí de nuevo, no te dejaría ir.
Le sonreí entre lágrimas, sintiéndome ligera por primera vez en meses.
—No quiero que lo hagas.
Por un momento, el mundo parecía haber sido detenido, y todo lo demás quedó en segundo plano. Éramos solo nosotros dos, en ese invernadero, eligiéndonos mutuamente a pesar de todo, nos besamos de nuevo.
Sin embargo mientras el beso con Cinco marcaba el inicio de algo nuevo entre nosotros, no me di cuenta de que alguien más había entrado al invernadero y en medio del silencio, una voz quebrada rompió el momento y mi emoción de cayó.
—Así que... finalmente tomaste una decisión —Five dijo con la voz rota y sus ojos cristalizados.
Me giré rápidamente, sintiendo cómo mi corazón caía al suelo. Five estaba ahí, de pie junto a la entrada, con la mandíbula apretada y los ojos brillando con una mezcla de furia y dolor mientras que contenían las lágrimas.
—Five... —murmuré, sin saber qué decir.
Cinco, que aún me tenía entre sus brazos, tensó su postura. Su mirada hacia su gemelo era dura, desafiante, como si esperara una confrontación.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Cinco, su voz baja pero cargada de tensión.
Five soltó una risa amarga, sin despegar su mirada de mí.
—Vine porque sabía que algo no estaba bien —se limpió la lágrima con mucha furia y sonrió sarcástico— Y, claramente, no me equivoco.
Intenté acercarme, pero él levantó una mano para detenerme.
-No, no lo hagas —dijo con un tono que me rompió el alma—. No te atrevas a disculparte, no ahora.
—Five , yo... no quería que te enteraras así —dije mientras que jugaba con mis dedos y me sentía la persona más mala del mundo — Yo te lo iba a decir
Él dejó escapar un suspiro tembloroso, como si tratara de mantener la compostura y evitar soltarse a llorar
—¿De qué otra manera querías que me enterara? ¿Iba a ser diferente si me lo decías en otro momento? —me miró molesto y me sonrió sarcásticamente.
—¡No es justo que la culpes a ella! —intervino Cinco, dando un paso hacia él—. Ella no quería lastimarte.
Five lo miró con una sonrisa sarcástica.
—¿Y tú sí, hermano? ¿Qué pasa con el "nosotros"? Siempre hemos sido un equipo, pero claro, eso cambió en cuanto decidiste que ganar era más importante que cualquier otra cosa —Cinco bajo la cabeza y negó.
—Esto no se trata de ganar —replicó Cinco, su voz cargada de frustración—. Esto se trata de sentimientos. De algo que ambos sabemos que tú nunca serás capaz de aceptar.
—¡Basta los dos! —grité, mi voz quebrándose mientras las lágrimas volvían
Ambos se detuvieron, sus miradas enfocándose en mí.
—Esto nunca fue mi intención —me miré los pies y luego levanté la mirada- Nunca quise que las cosas lleguen a este punto, y mucho menos que ustedes se separarán por mi culpa.
Cinco y Five apretaron los labios, sus ojos reflejando un dolor profundo. Finalmente, suspiro y se giro hacia la puerta.
—Supongo que siempre hay un ganador, ¿verdad? —murmuró antes de salir del invernadero, dejándome con Cinco y el peso de mi elección.
Cinco me miró, pero su expresión no era de triunfo. Era de preocupación, como si supiera que, aunque ahora estábamos juntos, todo lo que acababa de pasar tenía un costo que ambos tendríamos que pagar.
Cinco soltó un suspiro pesado, pasando una mano por su cabello. Se acercó lentamente, tomando mis manos entre las suyas.
—¿Estás bien? —me preguntó con suavidad, aunque su mirada denotaba preocupación.
Negué con la cabeza, incapaz de hablar. Todo lo que había pasado en los últimos minutos era demasiado. Me sentía como si el peso del mundo estuviera sobre mis hombros.
—No quería que esto fuera así —susurré al fin, mi voz quebrándose—. No quería lastimarlo, ni a ti...
Cinco me miró en silencio por un momento antes de envolverme en un abrazo cálido, uno que prometía consuelo y seguridad.
—Sé que no querías, pero estas cosas nunca son fáciles, Ocho —dijo, acariciando suavemente mi cabello—. Yo tampoco quería que terminara así. Él es mi hermano pero...
—Pero lo amas —completé por él, apartándome lo suficiente para mirarlo a los ojos.
—Sí, lo amo y es mi hermano, y siempre será parte de mi vida, pero... también te amo a ti. Y eso no va a cambiar.
Mis lágrimas cayeron sin control mientras lo escuchaba. Quería creer en sus palabras, en que podíamos superar todo esto, pero el recuerdo de la mirada de Five me perseguía.
—¿Y si nunca nos perdona? —pregunté, mi voz apenas un murmullo.
Cinco me sostuvo con firmeza, como si quisiera transmitirme su fortaleza.
—Five es más fuerte de lo que crees, ahora mismo está dolido, y con razón, pero él encontrará la manera de superarlo —suspiro y miro hacía la puerta—Tenemos que darle tiempo.
Me quedé en silencio, asimilando sus palabras. Una parte de mí sabía que tenía razón, pero otra no podía dejar de sentir que había destruido algo irremplazable.
Cinco me tomó el rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo.
—No importa cuánto tiempo tome, estoy contigo, y no voy a ir a ningún lado —junto su frente con la mía
Asentí, aunque mi corazón seguía sintiendo el peso de la culpa. Antes de que pudiera responder, él inclinó su cabeza y depositó un beso suave en mi frente.
—Vamos, necesitas descansar —dijo, tomando mi mano para guiarme fuera del invernadero.
Al caminar por los pasillos, el silencio era casi insoportable. No podía evitar sentir que los muros de la academia, que antes eran mi hogar, ahora parecían cargar un aire de incertidumbre y tensión.
Antes de llegar a mi habitación, me detuve y lo miré.
—Gracias, Cinco por estar aquí y por... todo.
Él sonrió, pero sus ojos reflejaban la misma preocupación que yo sentía.
—Siempre voy a estar aquí para ti, Ocho —me mira con una sonrisa— Siempre.
Me dejó en la puerta, y mientras se alejaba, no pude evitar preguntarme si realmente todo estaría bien. Aunque Cinco y yo estábamos juntos ahora, el vacío que Five había dejado era imposible de ignorar.
Me dio pena Five yo soy Five en el amor.
¿Qué les pareció?
Bye 💓✨
💋La escritora
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro