Capitulo 10
Al día siguiente mi cabeza dolía demasiado, mis ojos estaban demasiado hinchados y no tenía ganas de nada. Había llorado toda la noche, todo lo sucedido había sido muy repentino en mi vida y no tenía la menos idea de lo que sería a partir de ahora.
—Puedes descansar el día de hoy -ingreso Ben con mi desayuno- Papá no esta -trato de sonreír-
—¿Qué dijo sobre lo de ayer? -pregunté con miedo a los castigos.
—Va a aumentar las dosis de tus pastillas, recibirás más controles y las pruebas de sangre también aumentaran —bajo la cabeza-
—¿Te castigo, no? -el miro al suelo.
—Déjalo —me sonrió- Es un simple castigo, nada que no se puede soportar
Ben coloco la bandeja en mis piernas y el se acomodo en mi cama, estuvimos un rato de silencio mientras comía y en eso ingreso Klaus.
—¿Qué haces acá? -ven lo miró un poco molesto.
—Vine a darle ánimos a mi linda hermanita -me dio un abrazo.
—Bueno que tus ánimos no sean imprudentes -abrió mi libro de la mesa de noche.
El rodo los ojos y empezó a prestarme atención, tenía miedo de lo que iba a decir porque sus ideas eran muy extravagantes.
—Te traigo la solución a tus problemas -dijo feliz y demasiado emocionado.
—Vamos a creerle -Ben me dio una sonrisa y asentí-
—La solución es -hizo sonido de tambores con sus piernas- Un poliamor
Ben casi se atraganta con su propia risa al escuchar lo que Klaus acababa de decir, mientras yo me quedaba mirándolo, totalmente incrédula.
—¿Un poliamor? —repetí, sin estar segura de si lo había escuchado bien— ¿Qué es?
Klaus sonrió ampliamente, como si estuviera a punto de soltar la idea más brillante del mundo.
—Sí, un poliamor —repitió con entusiasmo—. Es cuando en lugar de elegir a uno... ¡los eliges a los dos!
Ben, que apenas había dejado de reír, volvió a soltar una carcajada.
—¡Klaus! ¿De dónde sacas estas ideas? —preguntó, fingiendo escandalizarse mientras yo seguía mirándolo con una mezcla de confusión y diversión.
—¡Es perfecto! —Klaus continuó, ignorando a Ben—. Mira, piénsalo bien: te evitas el drama, nadie sale herido, y además, tienes el doble de amor. ¡Es como ganar la lotería!
No pude evitar reírme. La idea era tan ridícula que era imposible tomarla en serio.
—Klaus, no creo que las cosas funcionen así —le dije entre risas, sacudiendo la cabeza—. ¿Y tú crees que ellos aceptarían algo como eso? ¡Se matarían entre ellos!
—¡Exacto! —dijo Ben, secándose las lágrimas de tanto reír—. ¡Se pelearían por quién se queda con el lado izquierdo de la cama!
Klaus puso los ojos en blanco, pero su sonrisa seguía intacta.
—Detalles, detalles. Lo importante es que lo consideres —dijo, señalándome con el dedo—. Si te lo piensas bien, podrías salvarte de muchos dolores de cabeza.
Ben me miró y sonrió, negando con la cabeza.
—Creo que la solución de Klaus es más probable que cause más problemas de los que resuelve, pero al menos nos ha dado una buena risa —dijo, guiñándome un ojo.
Me reí nuevamente y miré a Klaus, quien seguía con su sonrisa despreocupada.
—Gracias, Klaus, pero creo que me quedaré con las soluciones tradicionales por ahora —le respondí, aún sonriendo.
—Tú te lo pierdes —respondió Klaus, encogiéndose de hombros antes de salir de la habitación con su típico estilo desenfadado.
Pero una vez que salió Klaus, el comentario de Ben vino a mi mente y no pude evitar imaginarme la escena en mi cabeza.
Five y Cinco, cada uno de pie a un lado de la cama, discutiendo acaloradamente sobre quién se quedaría con el lado izquierdo.
—¡Es mi lado! —gritaba Five, con los brazos cruzados y una expresión terca en su rostro.
—¡Ni en tus sueños! ¡Siempre he dormido del lado izquierdo! —respondía Cinco, empujando a su hermano.
Ambos se lanzaban miradas fulminantes mientras yo, en medio de todo, solo podía mirar desde la cama, incrédula por lo absurda de la situación.
—¡No importa! ¡Yo me quedo aquí! —Five finalmente se lanzaba al lado izquierdo de la cama, ocupando todo el espacio posible.
Cinco, obviamente no dispuesto a perder, se lanzaba también, empujándolo mientras forcejeaban por cada centímetro de colchón.
—¡No lo permitiré! —gritaba Cinco mientras trataba de echarlo.
En mi imaginación, todo se volvía una lucha ridícula por algo tan insignificante, hasta que al final ambos terminaban cayendo de la cama, rodando al suelo y mirándome desde ahí, agotados pero sin haber llegado a un acuerdo.
El pensamiento me sacó una carcajada, sacudiendo la cabeza al regresar a la realidad. Ben me miró divertido, como si supiera exactamente lo que estaba pensando.
—¿Ves? —dijo Ben, sonriendo—. Te dije que eso sería lo más divertido de ver.
Días después...
Papá seguía de viaje; sin embargo Pogo empezó con los estudios que le había ordenado mi padre para m.
—Pogo —el me miró serio— ¿Dolerá? —Su mirada se suavizo y el me dio una sonrisa tranquilizadora.
—No pequeña —la aguja para sacar la muestra de sangre estaba lista— Respira y cierra tus ojos
Seguí sus instrucciones, cerrando los ojos y respirando profundamente. A pesar de sus palabras tranquilizadoras, no podía evitar el nerviosismo que sentía cada vez que me sometían a estos estudios. Sabía que Pogo no me haría daño, pero los exámenes siempre traían consigo una incomodidad inevitable y ese recuerdo de las expectativas de mi padre.
Sentí el leve pinchazo en mi brazo, y el silencio que llenaba la habitación parecía pesar más que de costumbre. Pogo mantuvo su mano en mi hombro, un gesto tranquilizador que me ayudaba a mantener la calma.
—Muy bien, pequeña, ya pasó —dijo Pogo en voz baja, mientras retiraba la aguja—. Has sido muy valiente, como siempre.
Abrí los ojos lentamente, encontrándome con su cálida sonrisa.
—Gracias, Pogo —susurré, sintiendo cómo poco a poco se disipaba la tensión—. Sabes... sé que papá quiere que esté bien, pero a veces me gustaría que las cosas fueran un poco diferentes.
Pogo asintió comprensivamente, acariciándome el hombro.
—Entiendo cómo te sientes. Recuerda que siempre tienes a tus hermanos y a mí para apoyarte —dijo, dándome una suave palmadita antes de empezar a recoger los materiales.
Pogo guardo la muestra con mucho cuidado y me dijo que ya podía irme, me levante y empecé a retirarme pero en eso en la puerta me choqué con Vanya. Ella levantó su mirada y ambas tuvimos un contacto visual bastante interesante, sus ojos no reflejaban nada positivo, solo negativo pero la verdad que no entendía por la razón que ella estaba ahí
—¿Te encuentras bien? -le dije murmurando-
—Si y no te metas en mis asunto por favor Ocho, ocúpate de tu vida —Su respuesta me dejo helada, nunca en lo que llevamos viviendo en la misma casa me había respondido así—
—No es necesario que me respondas así —le recriminé.
—Te crees mucho porque todos los hombres están detrás de ti —el comentario hizo que me quedara callada— Todo el mundo adora a la dulce Ocho, incluso tus fans te adoran más que lo demás —la interrumpí.
—Tu no sabes nada Vanya —Me fui inmediatamente de ahí, no estaba para discutir, ni defender a nadie en este momento solo quería dormir-
Al llegar a mi habitación; agarré el frasco de pastillas y me empecé a tomar mi dosis diaria para luego recostarme y tratar de dormir para así recuperar las horas de sueño que perdí ayer.
Horas después...
No se que hora era pero seguía entre dormida y despierta porque escuchaba voces que no lograba reconocer
—¿Está muerta? —dijo creo que ¿Ben? o era ¿Luther?
—No está muerta, esta durmiendo —reconocí la voz de Ben.
—¿Y esas pastillas de ahí? —empecé a despertar poco a poco y vi a Luther pensando si agarrar o no el frasco de pastillas.
—Papá le da esas pastillas —respondió Diego son simpleza.
—¿Qué hacen todos en mi cuarto? —me sobe los ojos.
—No estamos todos, estamos una parte —aclaró Luther con una sonrisa a lo cual asentí.
—Lo que pasa es que Klaus vino a despertarte —Diego lo miro mal a Klaus para luego seguir— Bajo corriendo diciendo que estabas muerta y —Klaus le cubre la boca a Diego.
—Es que estabas muy tiesa, me asusté muchísimo pensé que te habías suicidado por las pastillas —lo miré y me empecé a reír.
—Bueno para su suerte o mala suerte sigo viva —estuvieron un rato y se retiraron los cuatro después que yo los despedí en la puerta y en eso que yo iba a cerrar la puerta, de la habitación de al frente salió uno de los gemelos que era Five ya que ahora el dormía ahí por motivos que ya sabemos.
Me iba a meter pero mi cuerpo no reaccionaba y cuando él se dio cuenta nos quedamos mirando, el intentaba hablar pero simplemente bajo la mirada y se fue siguiendo su camino.
Semanas después...
Todo había cambiado, Cinco y Five no se hablaban eran como desconocidos viviendo bajo la misma casa y su lazo que tenían se rompió y yo...simplemente existía sin ninguna interacción con ellos, había perdido a mis amigos de la infancia por algo estúpido como era el amor.
—Vamos a comer donas, ¿vamos? —Ben me dijo desde la puerta de la biblioteca y yo negué.
—No tengo ganas de salir —me centré en los libros y de la nada sentí que el me abrazó por detrás.
—Últimamente tu nunca tienes ganas de salir y lo cuál es muy raro porque tu eres la primera en salir de esta academia —me dio un beso en la mejilla— ¿Qué tienes?
—Nada... no pasa nada —murmuré.
—Tus nadas y los nadas de las chicas de los libros son parecidos siempre hay un motivo...¿Qué pasa linda? —en ese momento volteé a verlo con los ojos llorosos y me escondí en su pecho.
—Los extraño...llámame egoísta o lo que quieres pero los extraño mucho y odio esta situación porque tuvo que cambiar sus sentimientos y los míos —empecé a sollozar— No quiero lastimarlos cuando escoja alguno de ellos y tampoco quiero salir lastimada yo...no se que hacer Ben, me siento la peor persona del mundo -murmuré mientras lloraba— Pasamos muchas cosas y pase mucho con ellos.
—Lo sé y trato de entender como te sientes linda pero ya no llores y mucho menos por ellos son unos idiotas que no debieron meterte en ese juego de a cual eliges que solo más te confundió y te hizo sentir mal —me dio un beso en la frente— Te quedas pero prométeme algo...
—¿Qué? —me limpie mis lágrimas y lo miré con un puchero.
—Ven más tarde a la habitación de Allison —lo miré confundida— Habrá una pijamada para que te distraigas un poco
—¿Ellos van a ir? —pregunté y el levantó los hombros en señal de que no sabía y sin más se retiro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro