8. Dejar de estar paranoico
Noah
Nunca he estado tan calmado en toda mi vida. Vestir de chica no parece tan malo como creí.
Tarareo dibujando mientras estoy sentado en mi banco o mejor dicho el de Lía. Me detengo mirando a todas partes como esperando un altercado. Estoy paranoico, es obvio que Tyrone no aparecerá por aquí, debería relajarme.
—Lía... —me sobresalto y tiro todo al suelo —lo siento, no quería asustarte —visualizo al chico de ojos azules que levanta todas mis cosas y me sonríe —aquí tienes...
—Gracias... —digo avergonzado —¿Qué querías decirme...?
Sigo sin saber su nombre.
—¿Eh? —se sorprende —la profesora dijo que haríamos el trabajo práctico juntos ¿No la oíste? —pone la mano en su nuca mirándome desconcertado.
—Tú... —me sonrojo —¿Eres Heinz? —bajo la vista —lo siento, no lo sabía...
Que vergüenza, cuando lo nombraron en la clase, ni pude fijarme a quién se refería la profesora.
Se ríe.
—Parece qué soy invisible —levanto la vista cuando dice aquello —pero eso lo podemos arreglar —alza su mano —hagamos un buen trabajo juntos.
Miro su gesto amigable y observo su mano, vuelvo a ver su ojos claros.
No sé si debería aceptar... ¿Y si Lía no quiere más amigos? Bueno, sólo es un trabajo práctico, no modificara su vida entera. Sonrío y estrechamos manos.
Miro a todas partes y lo suelto rápido. Debo dejar de estar paranoico, no es como si Tyrone vendría a atacarme ahora. Vuelvo a mi dibujo.
—¿Ocurre algo? Te ves preocupada... —exclama viendo el gesto de mi rostro.
—Nada, sólo quiero saber cómo le estará yendo a mi... Hermano.
Está difícil hablar sobre mí, el cual no soy yo. Espero que a Lía no se le complique tampoco. Aunque este fue su plan, no debería preocuparme.
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