164. Vida sentimental
Emmanuel
Todos comienzan a correr, ya que la alarma de incendios suena y la lluvia del aparato moja cada pasillos. Salgo del aula, miro para diferentes partes, ayudo a uno que se cae y continúo el camino hacia la salida. Los profesores gritan que no hay que alarmarse, parece que nadie le hace caso cuando enseñan a eso de los simulacros.
De repente visualizo a una rubia alta corriendo, se choca conmigo, aunque en realidad pareció adrede. Que sea lento, no significa que sea tonto.
—¿Te has lastimado? —pregunto por cortesía.
—Eres el amigo de Bruno ¿verdad? —dice mirándome con algunos mechones de cabello mojados que impiden en un pequeño tercio de su visión.
—¿Eh? Sí ¿Por... —no me deja terminar la pregunta que de repente une su boca con la mía.
¿Dónde deje mi tenedor? Ah cierto, se lo regalé a Bruno.
La agarro de los hombros y la separo de mí.
—Señorita, eso no es correcto —expreso sonriente.
Se queda tildada observandome hasta que reacciono mirando detrás de mí. Corre su cabello mojado de su cara y sonríe con satisfacción.
—Parece que a tu novia no le gustó nada.
Me giro y visualizo a Alía. El rostro de mi amiga se ve desconcertado, no se nota que esté bien. En mi distracción la chica toca mi barbilla y voltea mi cara otra vez a su dirección.
—Vine buscando venganza y encontré algo mejor —no entiendo a que se refiere pero ella se presenta —por cierto, soy Adelaine —suelta mi rostro y veo como se va, ahí se nota todavía más que fingió chocarse conmigo.
Reacciono y voy hasta mi amiga, la cual ha comenzado a llorar.
—Alía...
—Dijiste, dijiste que no... que no querías involucrarte sentimentalmente con nadie ¿Por qué me mentiste?
—Yo no te mentí...
—¡¿Entonces por qué te estabas besando con esa chica?! —me grita —¡¿Acaso eres uno de esos que se va con cualquiera?! —me recrimina.
—Claro que no —me toco la nuca —solo me agarró desprevenido, eso es todo —la veo preocupado —no te enfades, no llores.
—¡No te creo nada! —más lágrimas caen por su rostro —si al menos hubiera sido Bruno... Ya lo estaba tolerando a ese marica —exclama irritada mirando al suelo —que decepción, me decepcionas Emmanuel —vuelve a observarme.
—¿Qué tiene que ver Bruno? —la miro confundido tocando con mi dedo mi rostro, intentando pensar.
—¡No finjas, yo lo sé todo!
—Exijo que me digas los números de la lotería —bromeo y me río nervioso para aligerar un poco el ambiente.
—No evites el tema, yo lo sé...
—Nos tenemos que ir ¿sabes? Se puede estar quemando la escuela y nosotros aquí hablando —le aclaro.
—¡Deja de cambiar el tema, sabes perfectamente lo que voy a decir! —aumenta la voz.
—En realidad no —miento o creo que estoy mintiendo.
—Eres bisexual ¡Niégalo!
Ups ¿Cómo lo supo? No, de en serio ¿Cómo? Creí que mi vida sentimental estaba más oculta.
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