♡ PRÓLOGO ♡
« El inicio de todo »
Desde que tengo memoria, mi hermano y yo hemos compartido todo. Los juegos, las travesuras y hasta los secretos. Somos gemelos idénticos, pero cada uno lleva su propia esencia.
Recuerdo claramente aquella tarde en el parque, cuando mi hermano Matthew y yo tropezamos con una escena que cambiaría por completo nuestras vidas. Habíamos ido a jugar como de costumbre, pero lo que encontramos fue a una niña sentada en un banco, lágrimas resbalando por sus mejillas. Su nombre era Taishmara, y desde el momento en que nos acercamos, supe que algo extraordinario estaba a punto de suceder.
—Matthew, ¿ves a esa niña? Parece que está llorando —le señalé a mi hermano mientras observábamos a una niña rubia sentada sola en un rincón del parque.
—Vamos a ver qué le pasa —respondió con determinación.
La niña, Taishmara, se volvió hacia nosotros, sus ojos azules brillaban aún por las lágrimas.
—¿Estás bien? —pregunté con timidez, sin saber muy bien cómo abordar la situación.
—Sí, solo estoy un poco triste. Pero no importa, no quiero molestar a nadie —respondió con voz apagada.
Matthew se sentó a su lado y le ofreció un pañuelo, y en ese momento, supe que nuestra amistad estaba sellada para siempre. Durante horas, charlamos con ella, compartimos risas y prometimos ser amigos para siempre. Y así fue, nos convertimos en un trío inseparables, desde ese día, cada tarde nos reuníamos en el parque, compartiendo secretos, risas y explorando el mundo juntos.
Sin embargo, lo que ninguno de nosotros esperaba era que el tiempo y la cercanía nos llevarían a sentir algo más que amistad.
Una mirada fugaz, un roce de manos accidental, y la complicidad de tantos años se tornaba confusa ante la incertidumbre del amor.
—¿Crees que deberíamos decirle lo que sentimos? —pregunté a mi gemelo en una de nuestras conversaciones nocturnas, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.
—No lo sé, Miran. No quiero arruinar lo que tenemos con ella —respondió con pesar en su voz, reflejando mis propias dudas.
Y justo cuando pensábamos que nuestras vidas tomarían un nuevo rumbo, mediante por sus padres recibimos la noticia que se mudó a otra ciudad para continuar sus estudios durante un año, sin despedirse de nosotros y perdiendo comunicación con ella. El vacío que dejó su partida fue abrumador.
Hasta que un día, después de cumplir un año de su partida, el destino decidió jugar una vez más con nuestros sentimientos.
—¡Taishmara! ¡Eres tú! —exclamé atónito al verla entrar a nuestra casa, tomada de la mano de un chico.
—Matthew, Miran, no saben cuánto los he extrañado —dijo con una sonrisa radiante.
El impacto de su regreso fue sorpresivo. No solo por la alegría de tenerla de vuelta, sino también por la presencia del chico a su lado, quien provocó un torbellino de emociones dentro de nosotros.
Nuestro triángulo se transformó con la llegada de este nueva persona en su vida, y el capítulo que pensábamos haber cerrado, apenas estaba por comenzar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro