Mientras el sol bajaba hacia el horizonte, dos gatos andaban hacia un lugar llamado Rocas Altas.

   Una gata gris claro con manchas negras tenía a la zaga a un gato marrón claro y blanco en su inferior.

–Hemos llegado –maulló la gata marrón–. Esperaremos en la entrada a la Boca Materna, Moonstar.

–Vale. Muchas gracias Flowerfur –la gata gris le daba las gracias a su compañero por su gran apoyo, mientras los dos se tumbaban cerca de la entrada de la Boca Materna, aguardando el momento adecuado para entrar–.

Después de una larga espera, se hizo de noche y la Luna empezó a elevarse en el calmado cielo nocturno. Esa noche, el Manto Plateado se veía claramente.

–Ya podemos entrar –maulló en un tono calmado–. Tú sabes el camino, pero por si no te ubicas muy bien, puedes seguir mi olor. Cuando entremos, ninguno de los dos hablará. Ahora, pongámonos en marcha –dió una sacudida de cola para guiar a la líder Moonstar hacia el interior de la Boca Materna.

   Los dos gatos andaron por unos túneles subterráneos que parecían laberintos. Flowerfur caminó por instinto a través de estos, mientras la líder la seguía a la zaga, siguiéndole por su característico suave olor.

   Tras una buena caminata, que parecía que había sido de 3 lunas, los dos llegaron ante una formación de cristal azulado transparente; se trataba de la Piedra Lunar.

   El marrón claro dió otra sacudida de cola para indicar que se acercara más a la roca. Allí, ambos se tumbaron y pegaron sus narices contra la Piedra Lunar, que estaba tan helada como el mismísimo hielo. Se relajaron y cerraron los ojos, todavía en contacto con tal frío glacial proveniente de la piedra. Al cabo de un rato, ambos se durmieron.

   Moonstar empezó a compartir sueños con el Clan Estelar, que estaba formado por un gran grupo de gatos de los clanes ya fallecidos. Habían grandes filas de felinos, de una de ellas salió una atigrada con pelaje gris claro reluciente y rayas gris oscuro. Dió un paso adelante, y le dedicó una larga sonrisa a la líder.

–Bienvenida –la gata del Clan Estelar maulló, todavía con una sonrisa en su cara–. ¿Qué te trae por aquí?

   A Moonstar se le empañaron los ojos de lágrimas, mientras hacía un gran esfuerzo por hablar en sueños con la gata que tenía en frente.

–¡Madre! –Gritó con fuerza mientras lloraba– ¿Acaso este es el deseo del Clan Estelar?

   Su madre desapareció entre la inmensa fila de gatos, para así dar paso a una profunda oscuridad. Moonstar se quedó confundida, no entendía el sentido de todo aquello.

–¿Dónde estoy? –La gris claro giró alrededor para intentar familiarizarse con el entorno.

   Volvió a mirar su entorno. El cielo se había vuelto rojo, y proyectaba grandes sombras sobre el bosque. Se encontraba en un lugar llamado los Cuatro Árboles, un sitio donde los clanes se juntan cada Luna de forma pacífica para una Asamblea.

   Vio sombras de gatos correr por el claro, como si se estuvieran peleando. En el centro, pudo distinguir a cuatro gatos, peleando codo a codo. Todos olían a que no habían nacido en un clan, pero tenían su olor. Parecía que cada uno era de un clan distinto.

   Los pequeños gatos le propinaban zarpazos y embestidas a un gran gato musculoso. No pudo distinguir de quién se trataba.

   Al escuchar un sonido a su espalda, Moonstar se echó a un lado con rapidez. A su lado pasó un gato amarillento y anaranjado, que le recordó un poco a uno de los aprendices del clan, pero tenía rasgos bastante diferentes.

   En el grupo de cuatro gatos, pudo ver bien a uno de ellos. Tenía el pelaje marrón, con naranja y blanco. Tal gato se viró y miró con cara extrañada a Moonstar.

   La líder estaba aún más confundida. ¿Cómo podía haberle detectado un gato en sueños?

   Después de un largo rato donde hubo un silencio sepulcral, aunque seguía la batalla, se escuchó una voz.

–Un peligro se acerca –la voz de la madre de la líder resonó por todo el claro–. Lo salvaje y lo libre salvarán a los cuatro clanes.

–¿Qué significa eso? ¡Necesito respuestas! –gritó con fuerza– Los proscritos se suelen llamar a sí mismos salvajes y libres. ¡Tú moriste en un ataque que ellos nos tendieron! Entonces... ¿Qué quieres decir? –maulló en voz baja, cansada de levantar la voz– Lo que se ha llevado a la mitad del clan por delante no nos va a ayudar.

   El característico olor y voz de la madre desaparecieron del claro. De repente, los Cuatro Árboles desaparecieron, y Moonstar quedó en un lugar con un cielo completamente oscuro, y una clase de suelo parecido a agua, donde se podía caminar.

–¡Dame respuestas!

–No dejes que vaya por el mal camino.

   Unas extrañas voces retumbaron en aquel lugar vacío durante repetidas ocasiones. Del horizonte de aquel lugar, apareció una sombra que le resultó conocida de su sueño.

-¡Necesito respuestas! ¡Díganme algo de utilidad, Clan Estelar!

   Moonstar se levantó de un salto, aún preocupada por su sueño. Flowerfur, su compañero, que no pudo compartir sueños con el Clan Estelar, abrió los ojos y la miró a ella.

   Su respiración era agitada, sus pupilas estaban dilatadas de temor y sus orejas buscaban sonidos en lo más profundo de su mente.

   Finalmente, Moonstar respiró profundamente, aún agitada, y le hizo una señal con la cola a su amigo. Tras salir de la Boca Materna, Flowerfur le hizo varias preguntas a Moonstar. Ella le contó lo sucedido, mientras que cada vez que hablaba se agitaba aún más.

–A mí no me ha llegado ninguna profecía –Flowerfur maulló en un tono calmado para que la líder se relajara–. No te preocupes, lo tendré en cuenta. Ahora, vayamos al campamento. Queda un largo camino, y cuando llegues te ordeno descansar, lo necesitas.

   Los dos gatos siguieron andando sin cesar mientras amanecía. Después de un rato, se internaron en la maleza del bosque y desaparecieron en un sendero que les llevaba a casa, el Clan del Río.