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-¡Spottedpelt! ¡Ya voy! -gritó el curandero con fuerza mientras iba corriendo hacia la gata.
-¿Qué está pasando? -Brownie le preguntó a Gingerpaw cuando levantó la cabeza.
-No sé, salgamos, ¡parece algo grave! -y sin más, salió con rapidez de la guarida de los aprendices.
-¡Moonstar! -Flowerfur maulló alto-. Lame a este pequeñajo.
Moonstar tomó con su boca a un pequeño gatito lleno de sangre. Lo colocó en el suelo y lo empezó a lamer con brío para que entrara en calor.
Lo que estaban presenciado los dos jóvenes gatos era el parto de Spottedpelt. Ella era una gata reina, y le faltaba poco para que sus crías nacieran. Ambos ya habían entendido la situación. Flowerfur estaba ayudando a sacar a los pequeños.
-¡Creo que viene otro! -gritó la madre dolorida.
-Tranquila, ya lo tengo -Flowerfur sacó al pequeño y se lo dió a Brownpaw.
-Oh no... -dijo Flowerfur.
-¿Algo está yendo mal? -gritó Gingerpaw.
Spottedpelt empezó a llorar con fuerza. Uno de sus hijos había nacido muerto.
-Lo siento mucho... Pero ahora no puedes dejar a tu otro hijo. Por favor... -maulló el curandero intentando que hiciera fuerza.
-No... ¡¿Por qué? -gritó Spottedpelt mientras lloraba.
Tras mucho esfuerzo, el último hijo salió, y Gingerpaw empezó a lamer su pequeño cuerpecillo con rapidez para que no se congelara.
-Deberías ir a descansar, ve a la maternidad, Spottedpelt.
La madre se quedó en medio del claro, mirando a su hijo muerto, compartiendo lenguas con él por primera y última vez.
-Parece que se avecina lluvia -previó Moonstar.
Flowerfur cargó a los tres cachorros a la maternidad y los colocó cuidadosamente en una clase de nido.
-Necesitan tomar leche cuanto antes -informó el curandero.
Spottedpelt se movió con lentitud, con la cabeza gacha y la cola y orejas tiesas, hacia la maternidad. Se tumbó al lado de sus cachorros y empezó a lamer sus cabezas.
-Brownpaw, ve y llama a Splittail -le ordenó la líder.
Cuando volvió con la veterana, Moonstar le mandó a organizar su enterramiento. Los gatos del claro empezaron a colocarse alrededor del cuerpo inerte del pequeño.
-Es la hora. Splittail, llévate a dos aprendices al enterramiento. Brownie, habla con Rainpelt para que vayas a conocer las fronteras. Gingerpaw, ve con ella.
-Vale -maulló el aprendiz.
Los dos jóvenes se encaminaron a la guarida de los aprendices. Allí se encontraron con Rainpelt, y el mentor de Gingerpaw, Whitetail.
-Ven conmigo -el lugarteniente le hizo un gesto con la cola a los dos para que los siguiera-. Gingerpaw, llama a tu mentor.
-¡Whitetail! -llamó su nombre.
-Aquí estoy, Gingerpaw.
-Te enseñaré las fronteras del Clan del Río, vamos -el lugarteniente encaminó la marcha.
Tras andar por un rato, los gatos fueron a los pasaderos.
-Aquí se encuentra el pasadero a los Cuatro Árboles. Es donde Moonstar y su patrulla te encontró. En los Cuatro Árboles se hacen reuniones pacíficas entre los cuatro clanes. Eso ocurre cada luna, cuando está llena en el brillante cielo -explicó Rainpelt.
Avanzaron por el borde del río. Allí se detuvieron.
-Esta es la frontera con el Clan del Trueno. Eso que ves allí son las Rocas Soleadas, es un lugar por los que ambos clanes se han peleado durante lunas, aunque pertenezca al Clan del Trueno.
-Gingerpaw, el repaso te vendrá bien, que llevas casi un cuarto de luna sin mentor -se dirigió su nuevo mentor hacia él.
-Esta es la mayor reserva de pescado en todo el bosque. Aún así, hay épocas en las que los Dos Patas ocupan parte del río y tiran sus desechos y nos roban nuestras presas. Los demás clanes dicen que es la mayor reserva de presas de todo el bosque, aunque no me lo creo.
Tras recorrer todo el territorio, volvieron al río de antes. Parecía que quería enseñarles algo más.
-Quiero que marquéis territorio -Rainpelt les dijo a los dos jóvenes.
-¿Cómo? -preguntó Brownpaw confundida.
-Simplemente, araña el árbol, frota tu pelaje contra la corteza o... Orina en él -Whitetail le dijo varias formas.
-Em... Vale.
Tras marcar territorio en la frontera, el lugarteniente volvió a abrir marcha hacia otra parte del río más alejada de la frontera.
-Muchas cosas en un entrenamiento, lo sé. Pero, ¿qué tal si te enseño a pescar?
Brownpaw miró a su lugarteniente. Se agachó, y con todos los sentidos alerta, escuchaba las vibraciones en el agua. Cuando sintió que había un pez, lanzó sus zarpas delanteras al río mientras arañaba, mojándose, y atrapó al pez con rapidez. Lo tiró al suelo, lejos del río para que no escapara chapoteando, y acabó con él de un profundo arañazo.
-Los peces pueden volver al río a nadar. Intenta dejarlos ya bastante heridos cuando los saques del agua, y luego acaba con ellos lejos de su fuente de vida. Y ten cuidado con no caerte al río. A veces hacen mucha fuerza y te pueden tumbar.
Brownpaw siguió los consejos. Empezó agachándose, con Gingerpaw a su lado. Cuando oyó a un pez, desenvainó sus garras y lo atrapó con una zarpa. Pero el pez hizo fuerza y tiró al cuerpo entero de Brownpaw a las rápidas corrientes del río. La aprendiza temblaba de miedo, no había estado en una situación como esa nunca en su vida. Mientras luchaba por mantener su boca por encima del agua para respirar, llevaba al pez en su boca, que estaba aturdido, y se intentaba aferrar a una roca que estaba en la orilla. Empezó a patalear con fuerza, sin lograr nada. Whitetail agarró a Brownpaw por el pescuezo para sacarla de allí. Rainpelt le había ayudado metiéndose en el río y ayudando a propulsar a la joven gata a la orilla. Gingerpaw extendió su pata para agarrar la de la aprendiza en apuros. Tras bastante esfuerzo, la lograron sacar.
-Muchas gracias -maulló mientras tosía el agua que se había tragado-. Oh no, mi pez.
Brownpaw había atrapado al pez que se había caído de sus fauces, pero como era resbaladizo se le resbaló de sus zarpas y se fue al río.
-Menos mal que estás bien -maulló el otro aprendiz preocupado.
-Sacúdete el agua -el lugarteniente se sacudió rápidamente tras salir del agua.
Brownpaw imitó a Rainpelt, sacudiéndose con brío. El agua estaba un poco fría, no tan mala como se la esperaba, pero las rápidas corrientes si que le asustaron.
Para compensar el pez perdido, Brownpaw olió el aire y detectó una presa; se trataba de un estornino que daba pequeños brincos entre la maleza. La aprendiza se agachó silenciosamente, y cuando estuvo bastante cerca, escondida en un arbusto, se abalanzó sobre el pájaro, que luchaba agonizando por escapar de las zarpas de la gata. Al final terminó pillando el pájaro en el aire.
-Buena caza -le animó Gingerpaw.
-Gracias.
-Bien. Deberíamos volver al campamento. Parece que se avecina una tormenta -informó Whitetail mientras seguía al lugarteniente del clan.
Cuando habían llegado, el caos se cernía por todo el claro. Los gatos miraban en todos lados con rapidez, y había regresado una patrulla encabezada por la propia líder.
-¡Spottedpelt no está! -gritó agonizando Moonstar.
-Oh no, mi pequeña -dijo Splittail saliendo de la guarida de los veteranos.
-Rastreen a Spottedpelt, no podemos dejar que muera en la tempestad y sus cachorros también -ordenó la líder con fuerza, pero también con preocupación en su tono-. Foxpaw, ve a buscar a tu mentor. También ha desaparecido, y esto ya me está preocupando.
Foxpaw se dirigió a la salida con cabeza gacha, parecía triste, como Brownpaw lo había visto al llegar.
-¡Puedo ir a buscarla! -maulló con decisión Brownpaw.
-¡Alto ahí! -su líder le paró las patas-. Quiero que los aprendices, veteranos y los pequeños se queden en el campamento. El temporal es muy fuerte. Flowerfur, quédate a cuidar de los pequeños.
-¡Pero ellos necesitan alimentarse de leche! ¡Así no lograrán sobrevivir, y menos con estas temperaturas! -el curandero dió voz a los temores de los gatos.
-¿Hay alguna cosa provisional que puedas hacer con tus hierbas?
-No... No tenemos más reinas en el campamento. Podría intentar alimentarles con presas molidas, pero eso no tiene los nutrientes que necesita un pequeño cachorrito.
-Entonces, la marcha para encontrar a Spottedpelt será lo más rápida posible. ¡Quiero una patrulla de tres guerreros! Rainpelt, quédate aquí a proteger el campamento. Sunfeather, Shadownight y Snowfur; venid conmigo. Foxpaw, buscaremos a Cheetahclaw, no está aquí -la líder encaminó la patrulla y se fue, así sin más.
-¿Puedo ir contigo? -Brownpaw le preguntó a Flowerfur.
-Si quieres...
-Eh tú, Brownie no sé qué, o proscrita, me da igual, ven a la guarida de los aprendices para enseñarte una cosa -dijo Treepaw.
-Me llamo Brownpaw -dijo con decisión-. Ahora no puedo, por si es que eres sordo.
-¿Te traigo algo para comer? -Gingerpaw preguntó.
-Sí por favor. Necesito intentar hacer algo con esos pequeñajos.
Brownpaw se internó en la maternidad. Los pequeños gatitos se revolvían aún con los ojos cerrados. Flowerfur apareció por la entrada. Unos segundos más tarde, Gingerpaw trajo comida (un pez y un ratón) y la dejó en el suelo. Se despidió de ambos con una sacudida de cola amistosa, y se fue hacia la guarida de los aprendices.
La aprendiza marrón se acercó hacia la comida, la tomó con la boca y se la llevó al lado de Flowerfur.
-¿Tú sabes cómo podríamos demoler esto? -le preguntó sin saber que hacer.
-Puede que con una piedra y paciencia baste. Aunque no sé cómo será de eficaz... -el curandero dudó.
-Vamos a intentarlo.
Brownpaw tomó la piedra y empezó a darle a la comida. Cuando estaba hecha pequeños pedacitos, los cogió con una gran hoja y se las llevó a los pequeños. Con sus dientes iba triturando la comida y se la daba a los cachorros. No tenían mucho apetito, pero al menos algo comieron, y eso creía que les bastaría hasta que Spottedpelt regresara.
Ya habían pasado tres auroras, todo era muy extraño. El lugarteniente no había convocado ninguna reunión de clan, los tres gatos de la patrulla ni Cheetahclaw ni Spottedpelt aparecían, y los entrenamientos habían sido suspendidos. Aún había un gran temporal, aunque cada día se iba quitando, pero muy levemente.
Brownpaw, sin poder salir del campamento, se encargó del cuidado de los pequeños por esos tres días, que se le antojaba como una luna entera.
De repente, Brownpaw escuchó susurros, y vio como el lugarteniente, que aunque estuviera cansado, saltó con agilidad a la Peña Mojada. Allí, parecía mirar a los alrededores, y detuvo su vista en un punto fijo.
La aprendiza marrón, que acurrucaba a los tres pequeñajos con su cola enroscada, se levantó cuidadosamente y le hizo una señal para que Flowerfur vigilara.
Brownpaw salió al claro caminando con rapidez. Miró a donde miraba Rainpelt, y escuchó ruidos en la entrada del campamento. Unos gatos corrían con rapidez. Atemorizados, gritaron al cielo. Frenaron en seco mientras decían las siguientes palabras: -¡Un lince ha atacado en nuestro territorio!
Nada más escucharlo, el pelo de Brownpaw se erizó. Al ver lo que había detrás de la patrulla, se quedó aún peor de lo que estaba.
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