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Moonstar comenzó a hablar en la Peña Mojada, seguía con un tono enfadado.
-¡Esa gata no es una proscrita! ¡Lo habéis entendido mal! Estaba en una patrulla fronteriza con el Clan del Trueno y nos encontramos a esta gata. Es una solitaria. Así que tranquilidad todos -la líder terminó hablando más calmada.
-Si crees que no es una amenaza, ¿entonces por qué atacó a Cheetahclaw? -Treepaw maulló con fuerza.
-¡Treepaw! ¡Te he dicho por más de mil lunas que mantengas silencio! Aparte, solo se estaba defendiendo, como haría cualquier otro gato si le atacaran.
En el claro, los gatos empezaron a comprender la situación. No había necesidad de ser tan hostiles ante Brownie.
-Y bien... ¿Acaso sabe qué es el Clan Estelar? No quiero dejar que una forastera insulte nuestras creencias -Cheetahclaw se volvió agresivo ante la pequeña.
Los gatos lanzaron maullidos de aprobación.
-No tengo por qué influir en vuestras creencias. Aparte, me ven como una intrusa, ¿verdad? Yo tengo fé en el Clan Estelar -dijo Brownie.
-¿Cómo una solitaria puede creer en el Clan Estelar? -resonaron bajo la peña los maullidos confundidos de los felinos.
-Mi madre me ha enseñado muchas cosas sobre los clanes. Ella era una gata de clan, pero como no querían ver el peligro que suponía mi padre, se tuvo que marchar. Y luego parece ser que le expulsaron a él. ¿Es eso cierto?
- Sí es cierto... -Moonstar empezó a hablar del tema temblando-. Ahora ya sé porque me suenas tanto. Tu madre y yo éramos grandes amigas, incluso llegó a ser lugarteniente una vez. Pero después de eso, tú padre me decía de expulsar a tu hermano, Orangepaw, y yo no llegué a comprender la razón. Cuando un día como cualquier otro uno de nuestros guerreros fue asesinado, todos culparon a Orangepaw. Toda la escena del crimen tenía pistas de que él hizo eso. Pero a día de hoy a veces pienso que no fue realmente así.
-¡Mi hermano no es un cruel asesino! -Brownie gritó con fuerza enfadada.
-Yo no lo creo... Pero era lo mejor para él. Todos lo trataban como a un asesino, y no quería que el fuera el asesinado tampoco. No sabía que creer. Cuando tu madre se enteró de su destierro, se quedó tan enfadada, pensando que había sido tu propio padre. Entonces fue a por él, pero luego la mayoría le llamaron traicionera al Código Guerrero. No sabía con certeza mucha cosa, pero no reflejaba nada de mentiras ni en su mirada ni en sus palabras. Intenté expulsar a tu padre, pero me fue imposible. Me amenazaba a cada rato de enviarme a un grupo de proscritos, y así ha pasado en estos últimos días. No sé si él tiene algo que ver. Pero entonces, tu madre te iba a tener a ti. Y cuándo dijeron que tú serías tan malévolo como tu hermano, se opusieron a tu madre. Le prometí intentar arreglarlo, lo intenté hacer por todos los medios. Pero al final, ella se fue en busca de tu hermano y a un lugar mejor, sin los problemas que creaba tu padre en el campamento, y un mejor lugar para criarte. Habló conmigo por última vez, y luego, se marchó -Moonstar terminó de hablar intentando no soltar lágrimas.
-Seguro que fue muy difícil para las dos -Brownie maulló comprensiva, ya sin enfado-. Lo siento mucho.
-Whitetail, ven acá -le ordenó la líder cambiando de tema.
-¿Sí?
-Whitetail, te has esforzado por comprender el noble Código Guerrero. Me gustaría que tuvieras un aprendiz y le dieras todos tus conocimientos, como lo hizo tu mentor contigo. ¿Aceptas tener a tu primer aprendiz, Gingerpaw? -la líder preguntó al guerrero negro.
-Por supuesto. Prometo enseñarle todo lo que pueda y hacer de él un gran guerrero en el futuro -Whitetail respondió orgulloso al recibir a su primer aprendiz.
Gingerpaw se movió hacia su nuevo mentor y entrechocaron narices.
-Ahora, hay otro tema del que me gustaría hablar -Moonstar llamó a Brownie-. Hoy has luchado muy bien. Parece que has venido acá por alguna razón, ¿verdad?
-Sí. Mi madre me dijo que tenía a una gran amiga que podría acogerme si era necesario.
-Entonces, si es así... ¿Te gustaría unirte al Clan del Río? Eso conlleva tener lealtad a tu clan, respetar el Código Guerrero, y empezar con tu entrenamiento de aprendiza.
-Sería un gran honor -maulló Brownie.
-¿Prometes ser leal a tu clan y aprender lo necesario para convertirte en una guerrera? -la líder le preguntó.
-Lo prometo -afirmó Brownie respetuosamente.
-Entonces, a partir de ahora hasta que te conceda tu nombre de guerrera, serás conocida como Brownpaw -entrechocaron narices-. Tendrás que aprender todo lo que un aprendiz debe saber. Tu mentora seré yo. Me encargaré de proporcionarte conocimiento.
-Muchas gracias.
-Rainpelt, mañana tengo que encargarme de varias cosas. ¿Podrías mañana ir junto a Whitetail a enseñarle las fronteras del clan a Brownie? -maulló hacia su lugarteniente.
-No te preocupes, lo haré.
-Entonces, la reunión de clan se da por terminada.
-¡No puedes convertir a esa asesina en una aprendiza! -gritó Cheetahclaw entre la multitud que le miraba sin opinar.
-He decidido que entre al clan. Es decisión mía y de ella, no tuya. Ahora, quiero que vayas a la guarida de los veteranos y le quites las garrapatas que pueda tener Splittail. Si necesita musgo nuevo, entonces se lo llevas y se lo colocas. Ahora, ¡ve a hacer tu labor! -Moonstar despachó con ferocidad a Cheetahclaw, que se fue rabiando.
Moonstar miró alrededor, pensando en que tenía que hacer.
-Te enseñaré el campamento -maulló al cabo.
-Moonstar, ¿podría presentárselo yo? -dijo el joven Gingerpaw-. ¿Tenías que hablar con Treepaw, verdad?
-Ay, es verdad. Gracias por recordármelo. Puedes enseñarle el campamento -aprobó su líder.
-Ven conmigo.
Brownpaw siguió a Gingerpaw. Le había enseñado la maternidad, la guarida del curandero, la guarida de la líder, la guarida de los guerreros, la guarida de los aprendices, la Peña Mojada, la salida del campamento, la guarida de los veteranos y donde se encontraba la pila de carne fresca.
-Llévale un pescado a Splittail, seguro que te lo agradece.
Brownpaw cogió el resbaladizo pescado con cuidado y se lo llevó a donde se encontraba la anciana Splittail.
-Gracias.
Parecía cansada. Ella solo apareció para llevarse el pez y luego desaparecer en su guarida.
-¡Brownpaw! -Gingerpaw le hizo un gesto con la cola para que le siguiera-. Es hora de descansar. Ven a la guarida de los aprendices.
-¡Voy!
Brownpaw corrió hasta su nueva guarida. Cuando entró, se encontró a varios gatos que levantaron la cabeza; algunos curiosos y otros espantados al ver a la gata.
Una aprendiza gris llamada Waterpaw le miraba con cara de asco. Featherpaw, una gata gris con manchas marrones le miraba con curiosidad. Treepaw bufaba de rabia. Y había un pequeño gato anaranjado tirado al fondo, de una forma triste. Se trataba de Foxpaw, que ni levantó la cabeza.
-¿En serio te has ofrecido a acompañar a esa gata? -dijo Treepaw en tono burlón-. Con la misma te convertirás en un proscrito tu también.
-No te tomes así las cosas. No hay necesidad de ponerse de estas formas -le dijo Featherpaw.
-¡Brownpaw! -gritó la líder-. Dile a Treepaw que venga a hablar conmigo.
-¡Treepaw! La líder te llama -se dirigió hacia él.
-No hace falta que me lo diga una asquerosa proscrita. ¡Ya voy!
-Él siempre es así -le dijo Gingerpaw a Brownpaw.
-¡Puedes ir a buscar una presa para ti! -le dijo la líder a la marrón.
Brownpaw salió hacia la pila de carne fresca y tomó un rollizo ratón.
-Toma -le dió la mitad del ratón a Gingerpaw-. Gracias por ayudarme.
-No es nada. Muchas gracias.
Los dos empezaron a engullir la presa con mucha hambre. Cuando ya era bastante tarde, Brownpaw escogió su lugar para descansar. Se acostó y cerró los ojos. Podía oír como volvía Treepaw, pero estaba tan cansada que lo ignoró. Al cabo de un rato, se durmió.
-¡Ayuda! -gritó una gata cuando empezaba a amanecer.
Brownpaw se levantó de un salto al escuchar su grito. Escuchó a Flowerfur, el curandero, ir hacia la gata. Se asomó de la guarida de los aprendices para ver lo que sucedía...
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