27
Clan del Río
Había pasado media luna desde la desaparición de Brownpaw. Rainstar se había recuperado del ataque de Icespirit; y había ordenado diversas patrullas para buscarla, pero no consiguieron ni el más mínimo rastro de su presencia, aparte de un olor suyo de hace varios días.
Gingerpaw, al principio, no era capaz de dormir. Ahora, lo podía hacer de vez en cuando, pero aún así seguía bastante cansado. Se levantó dando un largo bostezo y estirándose con pereza. Whitetail, su mentor, estaba llamándolo desde afuera de la guarida de los aprendices para ir a entrenar junto a Spottedpaw.
-Hoy entrenaremos movimientos de lucha -Whitetail le volvió a llamar.
-Ya voy... -dijo medio somnoliento.
-Te veo demasiado cansado, llevas días sin dormir. Deberías intentar descansar, no pasa nada -su mentor dijo con un maullido comprensivo.
Gingerpaw le dio las gracias a su mentor y se quedó en su nido musgoso, hasta que se quedó dormido.
El sol ya estaba en el punto más alto. Gingerpaw se levantó y fue al claro del campamento, sentándose en una esquina a tomar el sol de la hoja verde. Estuvo un rato jugando con los hijos más pequeños de Sunstream; Sandkit, la cachorra color arena con rayas negras, y Cloudkit, el cachorro blanco con patrones rayados negros. Más tarde, Flowerfur se acercó a él, y entablaron una conversación.
-Te veo muy cansado -el curandero dijo-. ¿Quieres qué te dé un par de semillas para conciliar el sueño? -ofreció con amabilidad.
-No hace falta, gracias. Igualmente, no creo que pueda quitarme a Brownpaw de la cabeza hasta que vuelva, si es que lo hace... -el de pelaje color arena maulló lo último con poca esperanza.
-Es normal. Ella volverá, te lo aseguro.
-¿Y cómo lo sabes?
-Simplemente, un presentimiento.
-No me sirven presentimientos -Gingerpaw respondió de mala gana.
-Lo siento...
-No hace falta.
-Sé que la amas -Flowerfur se atrevió a comentar.
-Claro, es mi amiga. ¿Por qué no me caería bien?
-No me refiero a eso. Erm... Como, pareja, ya sabes.
-Y yo que sé que es lo que siento -gruñó de forma baja-. Ahora, tristeza y dolor porque lleva media luna sin aparecer. ¿Y si le ha pasado algo y no la vuelvo a ver nunca jamás? -ignorando las suposiciones del curandero.
-Eso no pasará -el curandero dejó de hablar y posó su cola en el omóplato del de color arena, frotándola con suavidad para consolarlo.
Se notó movimiento y sonido en la entrada del campamento. Shadownight debía haber regresado con algunas presas entre sus fauces tras haber ido a cazar. Pero no era así, entre sus mandíbulas cargaba una bola de pelo anaranjado con rayas más oscuras. La guerrera frenó en seco, depositando al gatito en el suelo.
-¡Rainstar! -ella gritó con fuerza. Continúo hablando cuando el líder se quedó mirando al cachorro-. He encontrado a este gatito en nuestro territorio, parece que lleva sin comer por varios días.
Rainstar dio un par de pasos hacia adelante, luego se agachó para olfatear al cachorro, que respiraba de forma débil. Un característico olor chocó contra su nariz.
-¿Hay algo malo con él? -Shadownight le preguntó al grisáceo con preocupación.
-No me refería a eso; Flowerfur es el que determinará eso -le lanzó una corta mirada al curandero blanco con grandes manchas marrones-. Huele al Clan del Trueno... -volvió a analizar su olor una vez más.
-Si es así, deberíamos llevarlo de vuelta a su campamento, o esperar a que una patrulla del Clan del Trueno pase por las Rocas Soleadas -esta vez, el blanquecino lugarteniente de ojos azules brillantes, Snowfur, es el que tomó la palabra.
-Pero el olor de su clan de origen es bastante débil -inspeccionó al pequeño-. ¿Por qué no habrían encontrado a un pequeño cachorro en varios amaneceres? Y aún más extraño, ¿cómo llegó a nuestro clan? Nuestras fronteras son de puro río. Ni siquiera parece mojado. Me parece extraño... -dijo lo último en un susurro.
-Puede que haya pasado por el pasadero a través de los Cuatro Árboles -el aprendiz de color arena, Gingerpaw, comentó en alto.
-Puede ser. Shadownight, ¿dónde lo habías encontrado?
-Cerca de las Rocas Soleadas. No sé si tiene algo que ver, pero también pude llegar a captar el olor de algún otro gato de aquel clan -la de pelaje blanco y negro contestó.
-¿En nuestro territorio? -el líder bufó-. ¿Hace cuánto estuvieron en nuestro territorio?
-Puede que hace un amanecer... -la guerrera supuso.
-Igualmente, quiero ver qué ha pasado. Haré una patrulla. De momento, lleva el cachorro a la maternidad, Flowerfur.
-Pero debo ir a la reunión de los curanderos -el gato expresó.
-Tendrás que revisarlo rápido, no quiero que muera -el líder terminó de hablar fríamente.
El curandero tomó con suavidad al cachorro y lo llevó a su guarida, depositándolo con cuidado en un lecho de musgo libre. Shadownight apareció por la entrada, seguida de su hijo, Whitetail.
-¿Está bien? -Shadownight se atrevió a preguntar.
-Sí, solo necesita comer.
-No creo que Sunfeather pueda cuidar de más cachorros -con preocupación en el tono de la guerrera.
-No lo necesita. Tendrá unas cuatro lunas aproximadamente. Suficiente para que coma un pequeño ratón -el curandero dijo con confianza mientras lavaba al cachorro con su lengua-. Whitetail, ¿puedes traerle algo de comida, por favor?
-Claro que sí. Pero antes... ¿Te puedo preguntar algo? -sus ojos verdosos fueron posados en el rostro del pequeño gatito.
-Haz la pregunta.
-Se supone que no está enfermo ni nada, o eso es lo que dices. Pero, mira sus ojos. Están completamente pálidos -miró los ojos medios verdosos pálidos sin pupila del gato-. ¿Qué le pasa?
-No hay ningún remedio contra eso, Whitetail. Él es ciego, no puedo hacer nada por él sobre ese tema -su tono fue un poco cortante.
Whitetail aceptó con una sacudida de su cabeza, para luego irse a buscar un ratón pequeño de entre la pila de carne fresca.
-¿Podrá soportar el viaje de vuelta al Clan del Trueno? -el tono de Shadownight fue indeciso.
-Él solo caminando no creo... -luego terminó de comentar-. Pero si lo lleva algún guerrero sí.
Se oyó una estridente voz desde la entrada a la guarida de Flowerfur, el curandero. Snowfur entró, dando largas zancadas; luego se detuvo en el centro de la guarida.
-La patrulla para llevarlo de vuelta a su clan será constituida por Gingerpaw, Shadownight, Rainstar y yo mismo -el blanquecino vociferó, posando sus ojos azules, bien abiertos, en los gatos mientras los iba nombrando.
-Debemos comenzar ya la marcha, o se hará de noche -Rainstar apuntó con impaciencia.
Todos los gatos asintieron, y la patrulla salió del campamento, cruzando los ríos hasta las Rocas Soleadas. Olieron el aire varias veces, y al no captar nada, decidieron echar una ojeada, pero tampoco nada. Rainstar se dirigió a su patrulla.
-Deberíamos cruzar hacia las Rocas Soleadas.
-No creo que sea muy buena opción. ¿Qué haríamos en territorio desconocido en medio de la noche? -Snowfur argumentó-. Además, puede que piensen que vamos a robarles las Rocas Soleadas. Ya sabes, Icespirit, probablemente ahora Icestar, siga enfadado contigo.
-Las estúpidas decisiones que hagan en las asambleas no me van a detener -su tono se volvió cortante-. En parte tienes razón, pero no tenemos de otra. Debemos cruzar.
-Entonces, está decidido -el blanquecino dio el visto bueno.
Todos empezaron a saltar por las tres rocas, teniendo cuidado de no resbalar. El sol se estaba empezando a poner, rozando el horizonte. La falta de luz hacía que tuvieran miedo de resbalar y no regresar. Ya habiendo cruzado con el pequeño cachorro bien agarrado entre las fauces de Shadownight, sonó un débil y suave maullido.
-Soy ciego... -el cachorro lloriqueó-. Así nunca me querrán.
-¿Cómo te llamas? ¿A qué te refieres? -Shadownight le habló con un tono cálido.
-Orangekit...
Los gatos fueron interrumpidos por un sonido entre la maleza. De allí salió un gato blanquecino con algunos tonos grisáceos, se trataba de Icespirit.
-¿Qué hacéis en mi territorio? -sin pararse a preguntar nada, bufó con rabia y posó sus llameantes ojos en Rainstar, desenvainando sus garras al imaginar tenerlas clavadas en su pelaje, volviéndolo parcialmente rojo.
-Icespirit, no hay necesidad de luchar -Rainstar intentó sonar calmado.
-¡Un poco de respeto, soy Icestar! -marcando autoridad-. ¿Para qué traes a una patrulla entera a mi territorio entonces? ¿Quieres acabar con todos mis guerreros?
-Venimos porque ese cachorro de ahí tenía el olor de vuestro clan, no para atacar -el líder grisáceo intentó mantenerse tranquilo, pero Icestar le ponía de los nervios de tal forma que quería acabar con todas sus vidas restantes.
-Para nada es nuestro cachorro, él es un gato que nunca tendrá un propósito en los clanes.
-¿Qué insinúas? -Shadownight puso a Orangekit en un extremo para dar un paso adelante hacia el agresivo líder.
-Que ese gato nunca debería haber pertenecido a nuestro clan. ¡Fue un error! -Icestar dijo con la menor compasión vista nunca, clavando sus uñas con profundidad en la tierra.
-Me parece que no te sabes muy bien el código guerrero -la guerrera se contuvo un poco más.
-¡Paren de decir eso, malditos cerebros de pez! -levantó su pata con las garras desenvainadas para atacar el cuello de la guerrera del Clan del Río.
-¡Miserable "líder"! -Shadownight esquivó el ataque y le embistió en la barriga-. ¡Vienen más guerreros del Clan del Trueno! Llévense a Orangekit a la seguridad del campamento, todos -sonó apurada pero a la vez furiosa.
-Tenemos que ayudarte -Rainstar se giró a verla, estaba indeciso.
-¡Escapen! Tampoco quiero que ataquen el campamento. ¡Váyanse! -gritó con fuerza. Tras eso, la patrulla cargó con el cachorro y fueron corriendo al campamento.
Redspots, la madre de Orangekit, una reina anaranjada con manchas rojizas y el pecho blanco, atacó a Shadownigt, haciendo que resbalara de una de las tres rocas y cayera a las profundidades del río. Estaba soñando... Veía como ella misma iba cayendo por agua con un fondo azul brillante, pero que cada vez estaba más cerca de una línea blanca para dar paso a una zona oscura.
-¿Qué quieres, Clan Estelar? -Shadownight soltó varias lágrimas, gritando.
Abrió sus oscuros ojos azules en medio del agua. Al darse cuenta de que se había despertado, cerró su boca y empezó a patalear hacia arriba. Logró llegar a la superficie del río, respirando de forma irregular y agitada. Cuando su visión se aclaró, logró ver a Icestar diciéndole algo a su clan. Llegó justo a tiempo para escucharlo, manteniéndose con fragilidad en una de las rocas con su pelaje empapado.
-Ella es una traicionera. Nos ha robado un cachorro, lo mismo que hizo con Spottedpaw. Puede que incluso hubiera matado a aquella reina, solo para debilitar a nuestro clan -los fríos ojos azules del líder irradiaban con mucha rabia, y algo más que era indescifrable.
-Nunca les he robado. Nunca mataría a una reina. ¿Crees que no me preocupo por los cachorros? -Shadownight maulló, se sentía indignada.
-Claro que lo harías...
Esas palabras fueron repetidas en su mente por gatos llenos de estrellas en sus pelajes, y algunos otros que estaban llenos de cicatrices. Se sacudió de forma violenta y alejó esas molestas voces.
-¡No te atrevas! -Shadownight bufó, saltando hacia tierra firme y colocándose detrás del líder.
La guerrera le empujó hacia el río, cosa que gran parte de su cuerpo cayó en el agua, pero su cabeza chocó contra la roca. El líder empezó a desangrarse interiormente, dejándolo con mareos graves. Logró llegar a tierra firme, pero allí se cayó en el suelo, empezando a convulsionar, perdiendo tres vidas seguidamente.
-Les está mintiendo -Shadownight dijo de forma brusca a los otros miembros del Clan del Trueno. Seguido de esto, se marchó a su campamento, dejando que el cuerpo de Icestar siguiera convulsionando.
Los pensamientos de Shadownight se volvieron oscuros al pensar en todo lo que podría suceder en la próxima asamblea. Pero más oscuros se volvieron cuando a su mente llegó una imagen de ella estando en el agua de aquel sueño, pero ahora estaba más cerca de aquella parte oscura, bastante más cerca...
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