Capitulo 1
⎯ ¡Mátalo!
⎯ ¡Déjalo ciego!
⎯ ¡Destiérralo del bosque!
⎯ La herida en el vientre de Garra de Tigre latía con agonía, y sintió sangre cálida y pegajosa debajo de sus
patas. Las furiosas palabras de sus compañeros de Clan parecían venir de muy lejos, como si estuviera bajo el agua,
envuelto en un frío pacífico ¡Perdiste! chilló una voz dentro de su cabeza. ¡Batido por cachorros y tontos! Garra de
Tigre sintió que su labio se curvó en un gruñido. Perdí esta batalla, admitió en silencio. Pero mientras haya sangre
en mis venas, no me rendiré.
⎯ Garra de Tigre- maulló Estrella Azul -¿Tienes algo que decir en tu defensa? El pelaje gris azulado de la
líder del Clan del Trueno estaba manchado de sangre, tanto de Garra de Tigre como de ella, y sus ojos estaban
apagados y desenfocados. Garra de Tigre sintió una emoción de satisfacción de que sus acciones, sus planes
cuidadosos, la dejaron hecha añicos y agitándose adentro. Él conocía un gato roto cuando lo veía; este fue el final
del liderazgo de Estrella Azul, incluso si él no había logrado tomar sus últimas vidas. La idea adormeció el dolor en
su estómago y le dio fuerza a sus piernas temblorosas.
⎯ ¿Quieres que me defienda ante ti, patética imitación de guerrera?- siseó - ¿Qué clase de líder eres?
Mantienes la paz con los otros clanes. ¡Los ayudas! ¡Apenas castigaste a Corazón de Fuego y Látigo Gris por haber
alimentado al Clan del Río, y los mandaste a buscar al Clan del Viento para devolverlo a su hogar! Yo jamás habría
mostrado esa blandura propia de mininos caseros. Yo habría recuperado los antiguos días del Clan del Tigre. ¡Y
habría hecho grande al Clan del Trueno!
⎯ ¿Y cuántos gatos habrían muerto para eso?-, Respondió Estrella Azul en voz baja. Ella se sacudió, luego
levantó la cabeza. -Si no tienes nada más que decir, entonces te condeno al exilio-, declaró. –Abandonarás el
territorio del Clan del Trueno ahora mismo, y si algún gato te ve aquí después de la salida del sol de mañana, tiene
mi permiso para matarte-.
⎯ ¿Matarme? - replicó –Me gustaría ver cómo lo intenta alguien.
⎯ Corazón de Fuego te ha vencido –señaló Látigo Gris.
"Corazón de Fuego" giró lentamente la cabeza para mirar el minino rojizo. ¡Un nombre de guerrero nunca te
hará nacer en el bosque, sin importar lo que tus compañeros de Clan te digan! -Cruza mi camino otra vez, apestosa
bola de pelo, y veremos quién es el más fuerte-.
Corazón de fuego pegó un salto, agitando la cola, aunque uno de sus ojos estaba hinchado por un golpe de la
garra de Garra de Tigre. -En cualquier momento, Garra de Tigre-, bufó.
⎯ No –gruñó Estrella Azul –No más peleas. Garra de Tigre, aléjate de nuestra vista.
Garra de Tigre se obligó a ponerse de pie, a pesar del temblor que sacudió sus patas. Una nueva oleada de
sangre manaba de su vientre cuando los bordes de la herida se abrieron. Escuchó murmullos de los gatos a su
alrededor, pero los ignoró. ¡El dolor no es nada! ¡La derrota no es nada!
⎯ No creáis que estoy acabado – advirtió, mirando las caras atónitas a su alrededor. –Seré un líder todavía. Y
cualquier gato que venga conmigo estará bien cuidado-. Buscó a su aliado más cercano del Clan del Trueno, el gato
que siempre le había dicho que ya debería haber sido líder. -¿Cebrado?
El atigrado se quedó donde estaba, sentado entre los guerreros. -Yo confiaba en ti, Garra de Tigre- masculló. -
Pensé que eras el mejor guerrero del bosque. Pero conspiraste con ese... ese tirano-. Garra de Tigre supuso que
estaba hablando de Cola Rota, el líder del Clan de Sombra, exiliado que ahora vivía en el campamento del Clan del
Trueno. -Y no me dijiste nada. ¿Y ahora esperas que vaya contigo?- Bajó la cabeza, incapaz de mirar a Garra de
Tigre a los ojos.
¡Traidor! ¿Te atreves a negarme frente a todos estos gatos? ¡Pagarás por esto con cada pelo de tu piel!
Garra de Tigre obligó a su pelaje a mantenerse plano. -Necesitaba la ayuda de Cola Rota para contactar con los
gatos proscritos. Si prefieres tomarte esto como algo personal, es tu problema- gruñó. Miró a otro gato que había
escuchado sus planes, prometió estar a su lado cuando trajo un liderazgo claro y fuerte a su Clan. -¿Rabo largo?
El atigrado claro casi saltó de su piel. -¿Qué te acompañe, Garra de Tigre? ¿Al exilio?- Sonaba horrorizado. –
Yo no... No puedo. ¡Soy leal al Clan del Trueno!
¡Eres un cobarde patético! Garra de Tigre chilló en silencio. Echó un vistazo a los demás gatos, buscando un
indicio de comprensión, un reconocimiento de que este Clan débil y protector de mininos caseros no era lugar para
un verdadero guerrero. -¿Y tú qué, Manto Polvoroso?- preguntó –Conmigo tendrás beneficios mucho más
provechosos de los que jamás obtendrás en el Clan del Trueno.
El joven atigrado marrón miró deliberadamente sus patas, y se abrió paso entre los gatos que lo
rodeaban hasta llegar frente a Garra de Tigre. –Yo te admiraba- admitió. -Quería ser como tú. Pero Cola Roja fue
mi mentor, y a él le debo más que a ningún otro gato. Y lo mataste-.Sus ojos se agrandaron y comenzó a temblar. –
Tú lo mataste y traicionaste al Clan. Preferiría morir a seguirte-.
¡Cola Roja merecía morir! Se parecía mucho a Estrella Azul, siempre en busca de paz y reconciliación. Era
solo suerte que Corazón de Roble no lo hubiera matado antes de ser atrapado por esa caída de rocas. Cola roja
nunca habría sobrevivido a esa batalla.
⎯ Garra de Tigre- Estrella Azul rompió en sus recuerdos de polvo y piedras caídas, donde abrió una cortada
en la garganta de Cola Roja. –Ya basta. Vete de una vez.
Garra de Tigre levantó la cabeza y se encontró con su mirada. –Me voy, pero volveré. Podéis estar seguros.
¡Me vengaré de todos vosotros!-. Se giró y se alejó, apretando los dientes contra el dolor en su vientre. ¡No les
mostraré lo mal que he sido herido! Hizo una pausa mientras se ponía al nivel de Corazón de Fuego. -Y en cuanto
a ti...- siseó -Mantén los ojos bien abiertos. Mantén los oídos alerta. Mira continuamente a tus espaldas. Porque un
día te encontraré y te dejaré convertido en carroña.
⎯ Tú ya eres carroña- replicó Corazón de Fuego, aunque el hedor de su miedo se elevó.
Garra de Tigre miró los grandes ojos verdes del guerrero. Sabes que te mataré algún día. Tu último aliento
quedará debajo de mis patas. Tu última gota de sangre se derramará sobre mi pelaje. Las piedras se romperán y el
cielo caerá cuando nos encontremos en nuestra batalla final.
Con un movimiento de su cola que se sentía como si le estuviera rasgando el vientre, cruzó el claro sin mirar
atrás. Desde el interior de la maternidad oyó los pequeños maullidos de su hijo e hija, Pequeño Zarzo y Pequeña
Trigueña, rápidamente silenciados por su madre, Flor Dorada. Regresaré por ti, prometió Garra de Tigre. No
dejaría a sus pequeños criarse en este Clan de debiluchos. Merecen aprender de su ejemplo, para modelarse en su
coraje y habilidad en la batalla. ¡Alguna habilidad mostraste hoy! volvió a oír la voz en su cabeza. Garra de Cardo
te habría golpeado las orejas por dejarte golpear por un gatito y una vieja gatita enloquecida por las estrellas.
¡Garra de Cardo no se hubiera atrevido a enfrentarse al líder de su Clan! Garra de Tigre se precipitó de
nuevo. Si no hubiera permitido que Estrella Azul se convirtiera en lugarteniente, todo sería diferente. ¡Él me
habría elegido para sucederlo, y el Clan del Trueno sería tan fuerte como nos merecemos!
Se abrió camino a través del túnel de aulagas, apenas notando las espinas que se aferraban a su pelaje
ensangrentado. El muro había sido destrozado y dispersado por gatos que habían jurado luchar junto a Garra de
Tigre hasta que matara a Estrella Azul, con la promesa de que los convertiría en sus mejores guerreros en el nuevo
Clan del Trueno. Garra de Tigre escupió en la tierra polvorienta. Debería haber sabido mejor no confiar en esos
bribones medio entrenados. Solo un gato nacido del bosque tenía los verdaderos instintos de un guerrero. Los
forajidos del Clan de Sombra lo habían decepcionado también, fácilmente intimidados por gatos que luchaban por
defender su hogar. Necesitaba más tiempo con ellos, para recordarles el entrenamiento que habían recibido bajo
Estrella Rota. El antiguo líder del Clan de Sombra pudo haber sido criticado por pedir demasiado a sus guerreros,
pero había convertido a su Clan en el más temido y poderoso del bosque. ¿Quién podría juzgarlo por eso?
Y Garra de Tigre podría haber ganado si el Clan del Río no hubiera aparecido en el punto clave de la batalla;
Vaharina y Leopardina saltando para rescatar a los gatos del Clan ¿Por qué los clanes mostraron tanta misericordia
el uno al otro? ¿Qué le importaba al Clan del Río si el Clan del Trueno perdía a su líder? Garra de Tigre sentía que
se le erizaban los pelos de punta. Por supuesto, al Clan del Río le interesaba mantener a Estrella Azul al mando,
débil y confundida e incapaz de mantener su control sobre las Rocas Soleadas. Probablemente el mayor temor de
Estrella Doblada fue tener a Garra de Tigre a cargo de sus vecinos más cercanos.
Las sombras moteadas de las hojas de haya y roble removidas por la brisa dieron paso a una penumbra
húmeda y fresca bajo los pinos que bordeaban el Hogar de Dos Patas. Garra de Tigre hizo una pausa por un
momento para comprobar que ningún gato lo estaba siguiendo, pero el bosque estaba en silencio aparte del sonido
del aleteo de un mirlo. Se dejó caer sobre un pedazo de musgo, dejando escapar un gruñido de dolor. Estiró su
cuello para estudiar la herida en su vientre. Corazón de Fuego había tenido la suerte de acercarse tanto a él. Pero si
realmente hubiera querido herir a Garra de Tigre, debería haberse ido por su cuello.
Garra de Tigre arrastró un poco de musgo hacia la herida, siseando mientras la presionaba para detener el
sangrado. Su cabeza estaba llena de dolor, y luchó contra una ola de negrura que se levantó detrás de sus ojos.
Imaginó al Clan que había dejado atrás, magullado por la batalla y agazapado en el polvo. ¿Realmente quería
comandar guerreros que casi fueron vencidos por una patrulla de bribones a medio entrenar? Corazón de Fuego
había tenido todo el crédito por haber ganado, como siempre, y todos los gatos habían estado pendientes de sus
palabras, mirando con admiración. Si estaban tan dispuestos a escuchar a un minino doméstico, no se merecían un
líder como Garra de Tigre. ¿Cómo se atreve Estrella Azul a expulsarlo? ¿Había olvidado cuántas veces había
ganado batallas para el Clan del Trueno, encontrado comida para sus compañeros de Clan, defendiendo las
fronteras contra sus enemigos? ¡Le debían todo! Pero al final lo trataron peor que un zorro plagado de piojos. ¡Pudo
haber sido el mejor líder que Clan del Trueno hubiera conocido!
Mejor que tu padre Estrella de Pino, ronroneó la voz en su oído. Traicionó a su Clan –te traicionó-cuando se
fue para convertirse en un minino doméstico. Nunca te alejarías de tus compañeros de Clan si fueras su líder.
El musgo bajo su pata comenzó a desbordarse de sangre. Con un gruñido, Garra de Tigre lo echó a un lado y
buscó otro montón. No había más musgo verde suave, pero vio un poco de hoja seca al alcance de su pata. Lo
apretó contra su vientre, metiéndolo en el corte. Sintió una explosión de triunfo en su entorno: ¡El bosque había
intentado negarle el musgo, pero había encontrado algo más!
Garra de Tigre a duras penas se sentó, pinchando sus orejas mientras miraba a los árboles. Tan claro como las
estrellas, su camino se extendía ante él. Había más de un Clan en el bosque. Más de una oportunidad para
convertirse en un líder. Su destino debe estar en otro lugar. Garra de Tigre volvería al Clan del Trueno solo para
aplastar a sus antiguos compañeros de Clan en la batalla. Él no fallaría de nuevo.
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