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cap 5

Cuando Garra de Tigre regresó al árbol caído con Zarpa Corta pisándole los talones, Tocón pareció
sorprendido, pero saludó a su viejo amigo con calidez y le mostró dónde podía hacer un lecho. Patas Negras fue
más cauteloso.
⎯ ¿Estás seguro de que puedes confiar en él?-, Le mauló a Garra de Tigre.
⎯ Si crees que podría ser un espía para el Clan del Trueno, eso es muy poco probable-, señaló Garra
de Tigre. -La última vez que el Clan del Trueno lo vio, estaba tratando de arañar la garganta de Corazón de Fuego.
⎯ No quise decir que él podría favorecer al Clan del Trueno ahora-, argumentó Patas Negras. -Solo
me preguntaba cuánto podemos confiar en un gato que se volvió al primer signo de batalla. ¿Y si nos deja de
nuevo?
⎯ Entonces no regresará-, respondió Garra de Tigre. -Él sabe que esta es su última oportunidad.
Enredo se acercó para unirse a ellos. -Estamos listos para el entrenamiento de batalla cuando tú lo estés,
Garra de Tigre- maulló. -Oh, y Cara Cortada y yo vimos a algunos gatos del Clan de la Sombra en la frontera
mientras estábamos cazando. Querían saber si podrían cazar con nosotros mañana.
Garra de Tigre frunció el ceño. -¿Qué, en estos bosques?
⎯ No- maulló Enredo. -Dentro del territorio del Clan de la Sombra. Ahí es donde saben los mejores
lugares para encontrar presas. Pero pensaron que podrían tener más éxito si ayudáramos.
Garra de Tigre sintió una oleada de satisfacción correr por su pelaje. ¿Los guerreros del Clan de la Sombra
ya se habían dado cuenta de lo mucho que lo necesitaban a él y a sus compañeros? Esperó unos instantes antes de
contestar. -Muy bien, pero todavía vamos a cazar por separado para nosotros mismos. El Clan de la Sombra tiene
que entender que podemos sobrevivir sin ellos.
Enredo asintió. -Por supuesto. Gracias, Garra de Tigre... Yo... em… Le dije a Patas Mojadas que nos
encontraríamos con ellos en la frontera justo antes del sol.- parpadeó nerviosa. -Si decías que estaba bien.
Garra de Tigre agitó la punta de su cola, lo suficiente para advertir a Enredo que sabía que ella había
prometido ayuda con demasiada facilidad. La gata miró sus patas.
Zarpa Corta se veía confundido. -Pensé que odiabas a los Clanes-, maulló.
⎯ Sólo el Clan del Trueno-, gruñó Garra de Tigre. –El Clan de la Sombra está sufriendo de
enfermedad y hambre. Si somos lo suficientemente fuertes como para ayudarlos, lo haremos.
Cara Cortada pasó junto a ellos y se dirigió a la sombra del roble. -Podría tomar una siesta-, murmuró.-Antes
de que practiquemos movimientos de batalla.
Garra de Tigre lo bloqueó con una pata. -¿Podrás siempre tomar una siesta antes de que un enemigo ataque?
No. Entrenarás ahora, con la energía que tienes. ¿Entiendes?
Hubo un destello de ira en los ojos de Cara Cortada, luego él asintió. "Entiendo, Garra de Tigre.
Bien, susurró la voz en la mente de Garra de Tigre. Estos gatos no deben tomar decisiones por sí mismos, a
menos que quieras que se sientan más poderosos que tú.
Garra de Tigre sintió que sus músculos se tensaban sobre sus hombros. Nunca, juró en silencio.
Al día siguiente, cuando el sol llegó a la copa de los árboles, Garra de Tigre se sintió complacido al ver el
alivio en los ojos del atigrado gris que los esperaba en la frontera.
⎯ Pensé que podrías cambiar de opinión-, susurró Patas Mojadas cuando se acercaron.
Enredo miró de reojo a Garra de Tigre. -Te ayudaremos si podemos-, maulló con cuidado.
Garra de Tigre cruzó la frontera. -Bien, ¿hacia dónde vamos primero?
Un pequeño gato de color marrón claro le pinchaba las orejas. –Patas Mojadas está liderando esta patrulla-,
dijo.
Patas Mojadas rápidamente sacudió la cabeza. -Está bien, Zarpa de Roble. Garra de Tigre puede guiarnos.

Una gata negra y huesuda arañó el abono del suelo. -Mi vientre cree que mi garganta ha sido cortada-,
murmuró. -¿Estamos cazando o hablando?
⎯ De acuerdo, Flor Oscura, mantén tu pelaje puesto-, bromeó Patas Negras, y a Garra de Tigre se le
recordó con una sacudida que sus compañeros, aparte de Tocón y Zarpa Corta, conocían a estos gatos mucho mejor
que él, eran amigos y hasta parientes con ellos. No podía dejar que eso se convirtiera en una debilidad para él.
⎯ Nos mantendremos en la frontera de los bosques salvajes-, anunció. -Sígueme, y espera mi orden
para comenzar a acechar.
⎯ Normalmente olemos nuestra propia presa-, comenzó Zarpa de Roble, pero Enredo interrumpió.
⎯ Lo que pienses mejor, Garra de Tigre-, maulló ella.
Garra de Tigre se lanzó hacia adelante, disfrutando de la sensación del suelo bajo sus patas, respirando los
aromas verdes del bosque que lo tragó. Detrás de él, los otros gatos lo igualaron paso a paso; delante de ellos se
extendía una hilera de árboles silenciosos, hinchados de presas, a la espera de ser capturados.
⎯ ¿Por qué exactamente dejaste el Clan del Trueno?- Maulló Manzanilla. La gata moteada estaba
tendida bajo un rayo de sol, moviendo perezosamente su cola.
Garra de Tigre la estudió, notando el brillo de la curiosidad en su pálida mirada verde. Acababa de regresar
al campamento del Clan de la Sombra con otra patrulla de caza exitosa. La joven guerrera Bermeja lo había
impresionado en particular: se había criado en las viviendas Dos Patas con Guijarro, pero era tan fornida y letal
como un gato nacido en el bosque cuando se trataba de perseguir una presa. A su alrededor, los gatos del Clan de la
Sombra comían tranquilamente, disfrutando de la sensación de sol en sus pelajes. Todos excepto Estrella Nocturna,
que estaba demasiado enfermo para salir de su guarida; Garra de Tigre podía oírlo toser detrás de la pantalla de
zarzas.
Trazó una línea en la tierra con una larga garra. -Escucharás suficientes rumores sobre mí para inventar tus
propias historias-, maulló.
Manzanilla parpadeó y dejó que su mejilla descansara en el suelo. -Es por eso que te estoy pidiendo la
verdad.
Garra de Tigre se puso de pie y examinó el claro. -No puedo ser leal a un Clan que toma a un minino casero
como lugarteniente. Todavía creo en el código de guerrero, incluso si mis antiguos compañeros de clan no lo hacen.
⎯ ¿Estás hablando de Corazón de Fuego?-, Preguntó Cicatriz de Rata, un joven guerrero con la marca
de la garra que le había dado su nombre de guerrero destacándose contra su pelaje marrón oscuro.
Garra de Tigre frunció el hocico. -Si no quieres otra marca en tu piel, no mencionarás su nombre por aquí-,
gruñó. Él asintió con la cabeza a Patas Negras, quien estaba hablando con Helecho de Sombras. -Vamos, es hora de
que nos vayamos.
Un atigrado gris oscuro levantó la cabeza de una paloma que estaba compartiendo con los otros veteranos. -
¿Ya te tenéis que ir?-, Gritó. -El sol no se pondrá por un tiempo. Iba a contarte cuando encontré un tejón atascado
en las marismas.
Garra de Tigre se vio decepcionado. -La próxima vez, Cedro, me encantaría escuchar esa historia Mis
amigos y yo nos hemos impuesto a tu Clan por el tiempo suficiente hoy-. Con un movimiento de su cola, reunió a
sus compañeros a su alrededor.
⎯ Volverás mañana, ¿verdad?-, Maulló Nariz Inquieta, asomando la cabeza de la guarida de Estrella
Nocturna. -Yo... Pensé que podrías organizar las patrullas de caza para mí. Necesito buscar más hierbas en la
frontera.
Garra de Tigre inclinó la cabeza hacia un lado. -Si lo deseas, Nariz Inquieta. Estaremos aquí poco después
del amanecer-. Salió del campamento, dejando que sus compañeros se despidieran por encima de sus hombros.
Están empezando a necesitarte como el bosque necesita lluvia, susurró la voz en su cabeza. Buen trabajo,
Garra de Tigre.

Los cuatro gatos parecían emocionados y orgullosos de haber sido elegidos para la patrulla de caza de Garra
de Tigre. Los músculos delgados de Bermeja se tensaron bajo su pelaje de color zorro como si ya estuviera
imaginando su primer golpe, mientras Cicatriz de Rata estaba flexionando sus garras, comprobando que no
estuvieran afiladas. Cara Cortada se veía tan tranquilo como siempre, pero sus orejas estaban pinchadas y la punta
de su cola se contrajo. Junto a él estaba Cuello Blanco, un macho blanco y negro que era pequeño para su edad pero
parecía rápido y entusiasta. Garra de Tigre quería ver qué tan rápido podía moverse.
⎯ Pensé que hoy cazaríamos algo más que la presa del Clan de la Sombra-, anunció Garra de Tigre.
Bermeja inclinó la cabeza hacia un lado. -¿Qué más hay ahí?
⎯ ¿Tal vez presa de otro lugar?- Maulló Cara Cortada, sus ojos empezaron a brillar.
Garra de Tigre asintió. -Probemos con el Clan del Trueno-, sugirió, observando a cada guerrero de cerca.
Bermeja y Cicatriz de Rata tensaron sus omóplatos y entrecerraron los ojos, pero Cuello Blanco retrocedió
un paso.
⎯ ¿El… El Clan del Trueno? - Tartamudeó. -¿De Verdad? ¡Pero eso sería robar!
Garra de Tigre parpadeó. -¿Tienes algún problema, Cuello Blanco?
El pequeño gato miró sus patas. -Preferiría no tomar presas del Clan del Trueno, eso es todo-, maulló.
Cara Cortada cruzó para pararse al lado de Garra de Tigre. -Hay rumores,- comenzó en voz baja, -que Cuello
Blanco y Cirro buscaron refugio en el Clan del Trueno durante lo peor de la enfermedad.
⎯ ¿Crees que eso es verdad?- Siseó Garra de Tigre.
Cara Cortada estudió al guerrero blanco y negro, que parecía estar tratando de encogerse dentro de su propia
piel. -Puedo imaginar dos gatos asustados tratando de escapar de un Clan que se estaba muriendo a su alrededor-,
maulló.
⎯ Entonces tenemos que asegurarnos de que su lealtad a su propio Clan no haya flaqueado-, declaró
Garra de Tigre sombríamente. Levantando la voz, maulló, -Cuello Blanco, esto no es una cacería si quieres
patrullar. Seguirás hacia donde me dirijo, ¿está claro?- Se acercó al guerrero y desenvainó sus garras. -Todos los
demás clanes son enemigos del Clan de la Sombra. Si queremos tomar sus presas, no debería haber nada que nos
detenga. ¿Lo entiendes?
Mirando aterrorizado, el pequeño gato asintió. Garra de Tigre dejó que su mirada vagara por el claro hasta
que se asentó en Cirro. El gato atigrado gris estaba mezclando algunas hierbas para Nariz Inquieta. Garra de Tigre
frunció el hocico. Ahora que Cirro era un aprendiz de curandero, sería difícil poner a prueba su lealtad en forma de
caza o batalla. Garra de Tigre tendría que vigilarlo.
⎯ Vamos-, maulló, apoyando su cola sobre su espalda y abriéndose camino fuera del campamento a
paso ligero. Giró las orejas para comprobar que seguían cuatro juegos de patas, luego se metió en la hierba
enmarañada y quebradiza, donde pequeños senderos los conducirían al túnel que corría debajo del Sendero
Atronador. Antes de meterse en el agujero estrecho, Garra de Tigre se detuvo para tomar un último aliento de la
esencia del Clan de la Sombra. ¿Era aquí donde pertenecía ahora? No había estado en el territorio del Clan del
Trueno desde... Hizo a un lado el recuerdo de Estrella Azul ordenándole que se fuera y corrió hacia el túnel. Sus
pasos hicieron eco alrededor de él por un momento, luego irrumpió en el espeso bosque verde al otro lado. ¡Casa!
Gritaron sus sentidos traidores mientras innumerables olores de hojas y helechos y exuberantes y verdes criaturas le
llenaban la nariz. Entre ellos se encontraban rastros de diminutas criaturas peludas, que crujían a través de la
maleza, trepando sobre troncos de árboles musgosos, dejando sus huellas invisibles para que los gatos hambrientos
siguieran.
⎯ ¡Guau!- olfateó Cicatriz de Rata. -¡Esto huele a buena caza!
Garra de Tigre asintió. -Mantente cerca del Sendero Atronador por ahora. No tiene sentido llamar la atención
sobre nosotros mismos antes de que tengamos la oportunidad de alcanzar un recorrido decente.
Se sumergió en los helechos, disfrutando de la sensación de las hojas húmedas de rocío que rozaban su
columna vertebral. Casi de inmediato escuchó el crujido de un ratón mordisqueando una semilla. Cayendo en
cuclillas, el cazador se arrastró hacia adelante, una pisada a la vez, hasta que su boca apartó una fronda de helecho y reveló la pequeña criatura marrón. Garra de Tigre doblegó sus ancas debajo de él, luego saltó silenciosamente
más allá de la fronda para aterrizar justo encima del ratón. Dejó escapar un leve chillido, suave, cálido y de
delicioso aroma en las patas de Garra de Tigre. Se tragó la saliva que se le había hecho en la boca y enterró
rápidamente a su presa.
Detrás de él, los gatos del Clan de la Sombra miraban boquiabiertos.
⎯ ¡Eso fue rápido!-, Comentó Bermeja.
Garra de Tigre sintió una oleada de orgullo. Este era su territorio ahora; conocía todos los trucos de caza que
sus ancestros habían planeado. Se encogió de hombros como si no fuera un gran problema y se abrió paso más allá
de un arbusto mayor, caído con pesadas flores blancas. El olor le hizo cosquillas en la nariz y casi lo hizo
estornudar, pero se detuvo cuando escuchó un suave crujido al otro lado del arbusto. Mirando a través, Garra de
Tigre divisó tres silueta de color marrón claro deslizándose entre un par de fresnos altos, a lo largo de un sendero
que conducía a la frontera. ¡Una patrulla del Clan del Trueno! Entrecerró los ojos, identificando Musaraña, Viento
Veloz y Espinardo. Un recuerdo brilló en la mente de Garra de Tigre de esos tres gatos burlándose de él mientras
salía del campamento del Clan del Trueno por última vez. Ninguno lo había tratado mejor que un prisionero
capturado, golpeado y derrotado por un precioso gato doméstico. Garra de Tigre sintió una lenta llama de rabia
arder en su vientre.
Esta era una oportunidad demasiado buena para perderla. -¡Gatos del Clan de la Sombra!- Aulló por encima
de su hombro. -¡Ataquen!

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