Capítulo 6
– No te separes de mi, Zarpa Pálida.– Ordenó Pelaje Soleado, caminando lentamente por el túnel de zarzas y estirándose bien antes de llegar al claro musgoso que habían visitado antes.
Zarpa de Hielo se encontraba en el centro de aquel lugar, practicando sus movimientos de caza con una hoja anaranjada de gran tamaño, como un enorme roedor. Su mentor, un gato delgado y musculoso de pelaje negro y blanco, estaba sentado al frente del aprendiz, observándolo. Cuando Zarpa de Hielo terminó su demostración, el guerrero se levantó y sin siquiera mirar a su aprendiz, se acercó a Pelaje Soleado y a Zarpa Pálida.
– Así que de verdad vas a entrenar a esta gatita...– Murmuró el mentor de Zarpa de Hielo.
– Garra de Cuervo.– Saludó Pelaje Soleado educadamente.– Estrella Gris espera que la entrene como a cualquier otro gato del clan.–
– Solo espero que pueda soportar un poco de lluvia.– Dijo Garra de Cuervo, mirando el cielo que se estaba nublando.– O poder soportar aunque sea una batalla...–
– Claro que puede.– Pelaje Soleado apoyó su gran cola en el hombro de su aprendiza.
Garra de Cuervo no emitió ningún sonido, alejándose de inmediato con una mirada de desagrado y volviéndole a hablar a su aprendiz, que le prestaba mucha atención mientras hablaba.
– Primero te mostraré como debes acechar.– Maulló Pelaje Soleado, adoptando la misma posición que tenía Zarpa de Hielo cuando la gata lo vió.
– El acecho es muy importante y no es igual para todas las presas: Tienes que ser más ágil y silenciosa con un ave y más rápida con una liebre.– Explicó el atigrado dorado, moviéndose lentamente y agachado como si estuviera por atrapar un ratón. – Inténtalo tú.–
Zarpa Pálida asintió levemente y se agachó, intentando pegar su vientre al suelo y dar pisadas lentas. Pelaje Soleado se quedó observándola, sin antes recordarle que mantuviera la cola quieta y paralela al suelo para no llamar la atención de las presas.
– Los gatos del Clan del Trueno no tienen problemas para acechar a una presa entre la maleza, así que espero que tú tampoco.– Maulló su mentor, con una leve sonrisa al final.
– Zarpa Pálida.– Llamó Zarpa de Hielo al otro extremo del claro musgoso, señalando el bosque con su elegante cola. – Garra de Cuervo me dijo que deberíamos ir juntos a practicar.–
La gata sin pelo miró a su alrededor. Efectivamente, el guerrero blanco y negro estaba subiendo a un gran pino para probablemente observar el trabajo de su aprendiz. Pelaje Soleado debió notarlo también, porque asintió y se reunió con el mentor de Zarpa de Hielo mientras los dos aprendices se adentraban al territorio boscoso del Clan del Trueno.
– Apenas tuve tiempo para entenderlo, ¡Voy a hacerlo mal! – Pensó Zarpa Pálida, mientras forzaba a su nariz para identificar algún olor que pudiera ser de una presa.
Zarpa de Hielo le dió un suave empujón con la cabeza, señalando un ratón marrón de espaldas y aparentemente distraído. El gato azulado rápidamente adoptó la posición de acecho, acercándose lentamente y sin pisar ninguna de las hojas secas que se encontraban en el piso. Apenas pasaron unos segundos cuando el aprendiz saltó sobre el animalito y lo mató con una mordida rápida antes de dar un maullido de victoria.
Zarpa Pálida felicitó al aprendiz azulado con un sonoro ronroneo, sin embargo, Garra de Cuervo salió de los árboles inmediatamente, seguido por Pelaje Soleado. El guerrero blanco y negro no se veía ni contento ni tampoco sorprendido.
– Tienes que recordar agradecerle al Clan Estelar por tus capturas.– Comentó el mentor de Zarpa de Hielo con cierta frustración en su voz.
– Lo haré, Garra de Cuervo.– Contestó Zarpa de Hielo, enterrando rápidamente y sin decir nada la presa.
– Pueden continuar.– Musitó Pelaje Soleado, volviendo a subir a los árboles sin dificultad alguna, aunque Zarpa Pálida pudo notar que su mentor se encontraba molesto por la reacción de Garra de Cuervo.
– No lo culpo.....– Pensó la gata, recordando como el guerrero no pudo esperar para corregir a su aprendiz, en lugar de felicitarlo por su captura.
Con menos ánimo que antes, Zarpa de Hielo avanzaba por entre los árboles, realmente concentrado e intentando no cometer ningún error. Zarpa Pálida lo siguió, manteniéndose a una corta distancia del felino azulado y buscando presas por el lado opuesto de este.
Pasó mucho rato antes de que los dos aprendices pudieran encontrar otra presa, pero cuando la oyeron, un torpe movimiento de Zarpa Pálida la asustó y se alejó rápidamente, sin darle oportunidad a Zarpa de Hielo de atraparla.
– ¡Justo lo que faltaba! – El aprendiz gruñó de frustración, moviendo violentamente su cola y con la mirada posada en el lugar donde había estado la presa.
En ese momento, Zarpa Pálida sintió un escalofrío en su lomo, seguido del contacto con otro pelaje que salió de los arbustos a toda velocidad. Apenas dió la vuelta, vió a Zarpa Azul lanzándose sobre su hermano como si estuviera atacándolo pero sin garras, así que la gata sin pelo supuso que se trataba de un juego.
Cuando Zarpa de Hielo soltó a su hermano después de inmovilizarlo rápidamente, Garra de Cuervo salió de los árboles, nuevamente seguido por Pelaje Soleado. El guerrero atigrado dorado se veía contento, pero la expresión de Garra de Cuervo no revelaba nada.
– Tus mediocres habilidades de caza al menos son compensadas por tu fuerza y agilidad.– Comentó el mentor de Zarpa de Hielo, moviendo la cola con cierta alegría. – Volveremos al campamento, ustedes traigan lo que hayan capturado pronto.–
Ambos aprendices asintieron, mientras Zarpa Azul se quitaba la tierra del pelaje con una fuerte sacudida. Una vez los guerreros se fueron, Zarpa de Hielo se apartó de su hermano rápidamente y con un suave empujón.
– Garra de Cuervo me regañará si sigues acechándome todo el tiempo como si fuera un ratón.– Murmuró el gato azulado, con un poco de molestia en su voz.
– Dijiste que era un buen mentor...– Respondió Zarpa Azul, acicalando el pelaje de sus patas.
– Solo quiere que sea el mejor guerrero que pueda... .– Zarpa de Hielo se dió la vuelta y empezó a caminar hacia donde había enterrado su presa hace un rato.
– ¡Casi lo olvido! Zarpa Pálida.....Zarpa Dorada está en la frontera con el Clan del Viento y quería verte.– Maulló de repente el hermano de Zarpa de Hielo.
– Tengo que volver al campamento como ordenó Garra de Cuervo.... ¿No puede esperar? – La gata sin pelo miró a Zarpa Azul, dejando de caminar.
– No te preocupes, le explicaré a Pelaje Soleado que fuiste a practicar con Zarpa Dorada.– El aprendiz azulado contestó con mucha confianza.– ¿Atrapaste algo que debamos llevar al campamento? –
– No...nada.– La gata admitió con vergüenza antes de alejarse de los hermanos en dirección a la frontera con el Clan del Viento como había dicho Zarpa Azul.
La gata sin pelo avanzó a pasos rápidos por el bosque, al mismo tiempo que intentaba agudizar sus sentidos para encontrar a Zarpa Dorada por su olor, como Pelaje Soleado y todos los demás guerreros hacían.
Una brisa fría le dió escalofríos tuvo la sensación de que estaba más cerca de la noche que del día, aunque no podía ver bien el cielo por la altura de los árboles, que apenas dejaban pasar la luz solar ahora que estaban a punto de empezar la estación de la caída de hojas.
Cuando el olor de Zarpa Dorada se hizo más y más fuerte, Zarpa Pálida tuvo la certeza de que estaba avanzando en la dirección correcta, aunque no recordaba esa parte del bosque del Clan del Trueno.
– ¡Zarpa Pálida! – La aprendiz dorada gritó desde algún lugar muy cerca de la gata sin pelo.
Cuando Zarpa Pálida miró a su derecha, se encontró con un escenario no muy agradable: Zarpa Dorada, Tormenta Brumosa y Fuego Ardiente estaban todos con el pelaje desordenado y jadeando. Los dos guerreros tenían marcas de garras en su cuerpo y Zarpa Dorada estaba parada sobre un charco de sangre. El olor del Clan del Viento era inconfundible.
– Te estaba esperando cuando una patrulla del Clan del Viento nos tomó por sorpresa.– Comentó la gata dorada, aún sin mucho aire.
– No es tan grave como ves, les recordamos porqué no deberian meterse con el Clan del Trueno.– El lugarteniente maulló victorioso, a pesar de tener más de una herida.
– ¿Están bien entonces? – Preguntó Zarpa Pálida, acercándose a su amiga.
– Hemos tenido batallas peores...– Murmuró Tormenta Brumosa, justo antes de que Fuego Ardiente le indicara que tenían que volver al campamento.
– Voy a ir con Zarpa Pálida al lago.– Avisó Zarpa Dorada con un ronroneo, mientras estiraba sus patas delanteras.
– Solo tengan cuidado.– Tormenta Brumosa respondió con cierta inquietud.
– ¡Vamos! – Chilló la aprendiz dorada, mientras empezaba a correr y a empujar a su vez todas las hojas del suelo que podía.
A pesar de que acababa de pelear, la gata dorada mantenía su energía y su emoción, como si no hubiera pasado nada grave. Incluso los guerreros parecían estar tranquilos luego de haber luchado, aunque Zarpa Pálida estaba casi segura de que eso no era algo de todos los días, o al menos, no debería serlo.
– El gato del Clan del Viento del otro día y esta patrulla no son coincidencia...– Pensó la aprendiz, intentando seguirle el ritmo a Zarpa Dorada.– Algo no está bien con ellos....–
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