Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Era muy temprano. El sol todavía no salía, pero en la guarida de los guerreros, varios felinos ya se encontraban despiertos y empezaban a salir de la guarida a medida que Garra de Abeja los llamaba para su patrulla de caza. La gata amarilla se tomaba muy en serio su tarea, pues se aseguró de explicarles a todos los gatos de su patrulla con gran detalle lo que tenian que hacer a medida que estos se acercaban.

La guerrera no parecía molesta en absoluto con Manto de Luz, pero el guerrero blanco estaba seguro de que la gata si se encontraba dolida por las palabras de su antiguo aprendiz. El gato blanco tuvo la certeza de esto cuando Piedra Blanca se adentró en la guarida y le dirigió la palabra:

– Garra de Abeja dice que vendrás con nosotros.– Murmuró su madre para no despertar a los felinos dormidos. – Vamos, estamos a punto de salir.–

Manto de Luz obedeció y se levantó rápidamente de su lecho de musgo, saliendo en silencio hasta la entrada del campamento, donde estaban Garra de Abeja, Corazón de Tigre y Zarpa de Pino, listos para salir.

– Ahora que estamos todos, podemos irnos .– Maulló Garra de Abeja justo antes de salir corriendo por el boscoso territorio del Clan del Cielo.

El sol apenas estaba saliendo, por lo que Manto de Luz tuvo que esforzarse un poco más para no perder el rastro de los gatos de la patrulla que iban más rápido que él, a excepción de Zarpa de Pino.

Ninguno de los guerreros le habló durante un buen rato y ni siquiera Zarpa de Pino le dirigió la palabra. Un par de amaneceres atrás no le habría importado, pero ahora habría dado sus bigotes por no ser odiado en el clan.

Pasó un rato antes de que pudiera atrapar alguna presa, ya que estaba caminando de último, sin mencionar que no se percataba de la presencia de ratones y musarañas por el molesto canto de las aves que tampoco podía atrapar, puesto que se encontraban muy seguras en lo alto de los árboles.

– Si no regreso al campamento con alguna presa, Estrella Hueca me exiliará apenas me vea.– Pensó Manto de Luz, al mismo tiempo que se alejaba un poco de la patrulla para oír mejor a las presas de tierra.

Tardó un poco en encontrar un ratón rollizo, pero compensó el tiempo matándolo rápidamente y avanzando de regreso con la patrulla, siempre con sus sentidos alertas.

Aunque se había alejado de la patrulla un rato, ninguno de los felinos había notado su ausencia, lo que le hizo sentir un poco insignificante. Sin embargo, se sintió mejor cuando Piedra Blanca le señaló una ardilla para que él atrapase.

– Gracias.– Maulló para sus adentros, colocándose en posición de acecho.

Se mantuvo extremadamente concentrado mientras se acercaba al animalito, sin hacer ningún ruido con las hojas secas que habían en el suelo. Estaba ya en el aire cuando algún ruido debió asustar a la ardilla, que en una fracción de segundo se subió al árbol más cercano, lo que provocó que Manto de Luz cayera al suelo. Piedra Blanca, que había estado observando, le dirigió una mirada de decepción antes de volver a hablar con Garra de Abeja tranquilamente, mientras ambas de adelantaban a la patrulla para poder atrapar más presas.

Con todo el vientre lleno de tierra y algunas hojas anaranjadas y verdes, Manto de Luz se levantó y se sacudió con ganas hasta asegurarse de que no quedara ninguna evidencia de su torpe caída. No tenía ganas de ser objeto de burla, aunque estaba casi seguro de que Piedra Blanca ya se lo había contado a Garra de Abeja.

– No volverá a pasar.– Comentó para sus adentros, mientras caminaba rápido pero sigilosamente, siguiendo el rastro oloroso de lo que podría ser un pájaro.

En efecto, había una pequeña paloma posada en las raíces salidas de un árbol de gran tamaño. El animalito se estaba acicalando, por lo que parecía ser una buena oportunidad para el guerrero blanco.

Usando pisadas lentas pero constantes, Manto de Luz logró colocarse a menos de una cola de distancia de la paloma, por lo que no dudó ni un segundo y se lanzó rápido sobre el ave, matándola con una mordida rápida e indolora.

– Gracias Clan Estelar.– Murmuró mientras hacía un pequeño agujero para enterrar a la presa.

– ¡Manto de Luz! – Exclamó una voz chillona, acercándose al guerrero. Era Zarpa de Nube.

El gato blanco tenía el pelaje lleno de barro y hojas, pero aparte de eso se veía tan alegre como de costumbre. Manto de Luz ni siquiera tuvo que abrir la boca para que el aprendiz empezara a dar explicaciones.

– Estaba practicando mi acecho cuando sentí que mis patas estaban extrañas. Debí pisar barro en algún momento.– Comentó el gatito, mostrando sus patas sucias.

– Deberías mirar por donde pisas, o alguno de estos días te morderá una serpiente o algo.– Maulló el guerrero con un ronroneo al final.

– No hay tantas serpientes cerca, ¿O si? – Zarpa de Nube empezó a sacudirse el barro.

– No. En realidad nunca he visto una.– Contestó Manto de Luz, al mismo tiempo que observó de reojo como la patrulla se iba sin él.

El aprendiz apenas estaba terminando de limpiarse sus patas cuando levantó la cabeza de golpe y erizó el lomo. Sus ojos demostraron temor y Manto de Luz, al verlos, se colocó junto al gato blanco mientras miraba en todas direcciones.

– Prepárate para lo que sea.– Susurró, mientras sacaba sus garras y se colocaba en una posición defensiva.

Rápidamente, un felino blanco y negro saltó sobre Zarpa de Nube y sin dudarlo le hizo una herida en el omóplato. El gatito chilló de dolor y trató de zafarse, pero justo cuando lo iba a lograr un segundo gato salió de los arbustos, interrumpiendo a ambos gatos. Manto de Luz tomó al aprendiz blanco del pescuezo de inmediato al sentir que el olor de ambos gatos correspondía al Clan de la Sombra.

– ¡Patas de Trébol! – Exclamó el segundo felino: Una gata marrón y blanca de pelaje corto, cuyos ojos ámbar adoptaban una expresión de terror. – Te dije que atacariamos a nadie.–

Patas de Trébol apenas alcanzó a oír las palabras de la gata, pues se acababa de lanzar sobre ambos gatos del Clan del Cielo. Manto de Luz empujó a Zarpa de Nube lejos del guerrero del Clan de la Sombra y él mismo se dejó atacar.

– ¿Con que robando presas? – Gruñó el gato.– Apuesto mis bigotes a que Estrella Hueca quiere matarnos de hambre antes que atacarnos, ¡Es un corazón de ratón! –

– ¡Te pedí que pararas! – Reclamó la gata marrón y blanca, intentando separar a Manto de Luz de Patas de Trébol, al igual que Zarpa de Nube.– Solo veníamos a hablar con Estrella Hueca, ¡No a atacar a sus guerreros! ¡Ni mucho menos a sus aprendices! –

En un intento de soltarse, Manto de Luz golpeó con sus patas traseras a la gata del clan rival. Afortunadamente, esta no se molestó y simplemente dejó de meterse en la pelea.

Las garras de Patas de Trébol le habían hecho al guerrero blanco una herida cerca del cuello, pero el gato del Clan del Cielo seguía teniendo la ventaja por la fuerza de sus patas traseras. Logró morder a su rival en dos ocasiones y acababa de soltarse de él para ahuyentarlo de una vez por todas.

Sin embargo apenas se soltó, Patas de Trébol saltó y mordió a Zarpa de Nube en el cuello, aunque no logró ser una mordida tan fuerte como el gato blanco y negro quería, provocó que la herida empezara a sangrar cada vez más.

Con la certeza de que había hecho suficiente daño, el felino del Clan de la Sombra echó a correr, sin dejar ni siquiera un rastro oloroso. La gata marrón sin embargo, se quedó petrificada, mientras intentaba acercarse a Zarpa de Nube, pero evidentemente asustada por la reacción que podía tener Manto de Luz.

– ¡Zarpa de Nube! – Gritó el gato blanco, agachándose para observar la herida del aprendiz, que estaba más asustado por su sangre que por otra cosa.

– Deberías llevarlo a tu campamento.– Comentó la guerrera del Clan de la Sombra.– Te puedo ayudar si lo necesitas.–

– Si una patrulla te ve, no dudará en hacerte daño. Yo puedo solo.– Maulló Manto de Luz, tomando a su amigo por el pescuezo.

Haciendo caso a la advertencia, la gata marrón y blanca se fue tan rápido como Patas de Trébol, apenas dejando rastro de que estuvo allí. Justo después de que se fue, Zarpa de Nube levantó la cabeza y olfateó el aire con inquietud.

– ¡Manto de Luz! – Exclamó Garra de Abeja a espaldas del gato blanco, mientras que el resto de la patrulla miraba a Zarpa de Nube con una mezcla de preocupación y temor.

– ¡¿Qué le hiciste a Zarpa de Nube?! – Rugió Corazón de Tigre, encarando a Manto de Luz. – ¡Sólo es un aprendiz! –

– ¡Fue el Clan de la Sombra! ¡Patas de Trébol lo lastimó! – Vociferó el guerrero de ojos amarillos, al mismo tiempo que Garra de Abeja y Corazón de Tigre lo separaban de Zarpa de Nube.

– Si de verdad fuese así, ¿No crees que habríamos notado su horrible olor? – Interrogó con un gruñido el atigrado marrón, ayudando a levantar al asustado aprendiz blanco.

–¡Zarpa de Nube vió lo mismo que yo! – Reclamó Manto de Luz, intentando ayudar al aprendiz.– ¡Y nunca le haría daño! –

La mirada fría de Corazón de Tigre le indicó que no habían terminado de hablar. Sin embargo, las miradas de decepción de su antigua mentora y su madre le dolían más que las heridas que recibió en la pelea.

Su única oportunidad de ser perdonado era que Zarpa de Nube dijera lo mismo que él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro