Capítulo 15
La joven mantuvo la mirada fija en su mentor, lista para esquivar cualquier movimiento del gato dorado. Al lado de Pelaje Soleado, ella era muy pequeña, pero él le había dicho que debía usar eso a su favor.
Las patas de Zarpa Pálida estaban llenas de arena mojada por la lluvia, que aún no era lo suficientemente fuerte para ser una molestia importante, aunque el pelaje de Pelaje Soleado ya estaba bastante mojado y el guerrero no parecía contento con eso.
– Recuerda, usa tu tamaño a tu favor.– Maulló el gato atigrado dorado, antes de lanzarse contra su aprendiza fingiendo ser un gato enemigo.
Zarpa Pálida esperó a que el gato estuviese en el aire para deslizarse debajo de él y pasarle la pata por el vientre, simulando un arañazo. Pelaje Soleado se reincorporó en una fracción de segundo y en vez de saltar, tomó a la gata sin pelo del cuello con bastante fuerza y la empezó a sacudir como si fuese una rata para marearla, pero Zarpa Pálida aprovechó y se agarró al lomo del guerrero apenas tuvo oportunidad, aunque casi se cayó debido al mareo. Pelaje Soleado todavía no parecía agotado por la pelea, y de hecho rodó con fuerza para librarse de su aprendiza, que casi no alcanzó a soltarse y por eso el gato atigrado dorado tuvo la oportunidad de tomarla del cuello y golpearla contra el suelo de arena con mucha más fuerza de lo normal para sus entrenamientos.
– Tus rivales no serán suaves contigo.– Comentó el macho antes de tirar de la cola de la gatita para acercarla a él.– Debes acostumbrarte.–
Pelaje Soleado simuló arañar el vientre de la aprendiz, que estaba panza arriba y siendo afirmada por las grandes patas delanteras de su mentor. En una batalla real, Pelaje Soleado ya habría ganado, pero el guerrero simplemente dejó a la gata sin pelo levantarse para que ella atacase primero ahora.
– Recuerda pensar y moverte rápido.– Ronroneó el mentor de Zarpa Pálida.
Pero cuando estaba a un segundo de atacar a Pelaje Soleado, la gata sin pelo cayó al suelo tras ser atacada por sorpresa. Su nuevo rival le mordió las patas con fuerza y, cuando Zarpa Pálida pudo librarse, este la agarró y la lanzó, sin antes darle una buena mordida en el cuello.
– ¡Zarpa de Hielo! – Siseó Zarpa Pálida, levantándose y sentándose junto a su mentor, que había estado mirando con preocupación todo este tiempo.
– Fuiste rápido y más fuerte, pero a un guerrero no le habrías hecho ningún daño.– Garra de Cuervo salió de los árboles y se acercó a su aprendiz. – Practiquen una vez más.– Ordenó.
Zarpa Pálida notó que Garra de Cuervo le susurró algo más a su aprendiz, pero no pudo escuchar lo que dijo y se limitó a colocarse en una posición defensiva, ya que tanto Garra de Cuervo como Zarpa de Hielo solían atacar primero sin pensarlo. El aprendiz del gato blanco y negro la miró a los ojos un segundo antes de lanzarse hacia ella, teniendo como objetivo arañar su lomo.
La gata sin pelo logró esquivar el ataque, pero el aprendiz de un momento a otro sacó sus garras y las usó para arañar el costado de Zarpa Pálida y a la vez acercarla a él con fuerza para morderle la oreja, cosa que no logró hacer por la patada que recibió de la aprendiza, que no estaba dispuesta a ser humillada por el gato azulado.
Sentía la sangre caer desde su herida al suelo, pero no le dió importancia y volvió a patear a Zarpa de Hielo cuando se acercó, aunque está vez el aprendiz esquivó el ataque y aterrizó en la arena mojada, haciendo una corta mueca de disgusto ante la sensación húmeda de la arena.
– ¡Garra de Cuervo! – Regañó Pelaje Soleado, mostrándole los dientes al mentor de Zarpa de Hielo.– No tienen para qué usar las garras en un entrenamiento.–
En un segundo, Zarpa de Hielo volvió a atacar a la aprendiz, que estaba distraída con la discusión de los dos guerreros y no tuvo tiempo para librarse de los afilados colmillos del gato azulado mordiendo una de sus patas delanteras, mientras con sus garras la afirmaba para que no se moviese.
Zarpa Pálida trató de mover sus patas traseras, pero con la fuerza superior de su rival no iba a lograr mucho más que molestarlo o hacerle alguna herida sin importancia.
– Si estás en una situación donde no puedes ganar con tu fuerza, usa tu ingenio.– Recordó la aprendiza.
La gata sin pelo dejó de intentar soltarse y en vez de eso relajó sus músculos como señal de que había perdido. Zarpa de Hielo parecía no conocer ese truco, porque maulló victorioso y sus patas delanteras ya no agarraban a Zarpa Pálida con mucha fuerza, lo que le permitió a la gata liberarse, aunque estaba muy cansada para atacar de vuelta a su oponente, que parecía un poco confundido, pero mayormente molesto por no haber realmente ganado. Garra de Cuervo tampoco parecía contento.
– ¡Te dije que usaras toda tu fuerza! En una batalla real estarías muerto.– Comentó el gato negro y blanco a su aprendiz.
– ¡Zarpa Pálida ha resultado herida! ¡No era para NADA necesario que tu aprendiz use las garras! – Pelaje Soleado encaró a Garra de Cuervo, señalando con su peluda cola la herida de la gata sin pelo.
– Nosotros usábamos las garras en nuestros entrenamientos, Pelaje Soleado.– Contestó el guerrero oscuro.– Nunca nadie salió realmente herido.–
– Solo fue una vez, y ambos estuvimos de acuerdo...– Dijo el gato dorado.
– Bueno, si tanto te molesta que practiquen ellos, entonces mostremosles como deberían hacerlo.– Garra de Cuervo sacó sus garras y miró desafiantemente a Pelaje Soleado.
Apenas el gato blanco y negro se lanzó sobre Pelaje Soleado, el guerrero dorado se movió ágilmente a un lado y usó sus patas para afirmar a su rival mientras le golpeaba el omóplato sin usar sus garras demasiado.
Garra de Cuervo no tardó en reincorporarse, dándole un buen golpe en el vientre a Pelaje Soleado y una mordida en la pata. El guerrero chilló de dolor, pero aprovechó su tamaño superior para inmovilizar a su rival en cosa de segundos y sacudirlo como si fuese una rata, lo que lo dejó lo suficientemente aturdido para no atacar de regreso.
– Si luchas contra un gato más grande, es importante ser más ágil y más inteligente que él o perderás.– Comentó Pelaje Soleado, alzando a Garra de Cuervo y golpeándolo contra la arena, teniendo cuidado de no hacerle demasiado daño.
El gato blanco y negro ahora parecía más molesto que nunca, pero dado que se trataba de una demostración, se hizo a un lado y no atacó nuevamente a su oponente, aunque parecía completamente capaz de hacerlo.
– Ya está empezando a llover demasiado.– Maulló, mirando el cielo cubierto de nubes grises. – Volver al campamento no sería mala idea.–
Dicho esto, Zarpa de Hielo y su mentor empezaron a caminar de regreso al campamento, ambos evidentemente molestos por haber perdido. Zarpa Pálida ya estaba más calmada y revisó su herida: Era bastante larga y sangraba, pero en realidad podría haber sido peor.
– Deberías ir a verte esa herida con Corazón de Trébol.– Aconsejó Pelaje Soleado con un ronroneo.– No es grave, pero podría infectarse y ponerse peor.–
– ¿Y tú? Garra de Cuervo usó las garras también.– Zarpa Pálida señaló el vientre del guerrero atigrado dorado.
– No sentí las mordidas y dudo mucho que tenga alguna herida como la tuya.... pero me revisaré los arañazos.–
● ● ●
– ¡Zarpa Pálida! ¡No creerás como está la lluvia afuera! – Zarpa Dorada entró corriendo y gritando a la guarida de la curandera con el pelaje todo mojado, cosa que a la atigrada gris no le agradó.
– Si te vas a quedar, no mojes a Zarpa Pálida o se podría resfriar.– Avisó la curandera y su aprendiz, Zarpa Roja, asintió.
– Perdón Corazón de Trébol, está lloviendo mucho y el agua se queda en mi pelaje.– Musitó la aprendiz dorada, lamiendo su pelaje mojado que al parecer no se iba a secar fácilmente.
– Si te sientes mal o tienes fiebre avísame a mí o a Zarpa Roja.– Maulló la gata atigrada gris.– No quiero que nadie se enferme tan pronto.–
– Lo haré....– Murmuró Zarpa Dorada, todavía acicalando su pelaje para secarlo, o al menos eso intentaba.
– ¿Zarpa de Musgo y Zarpa de Liebre harán su prueba después de la lluvia? – Preguntó Zarpa Pálida, intentando no moverse demasiado para que el emplasto sobre su herida no se cayera.
– No, ya se fueron con Manto de Sauce y Ala de Pinzón.... ¡Deberías haber visto sus caras cuando les dijeron! – La gata dorada se acurrucó junto a su amiga.
Zarpa de Liebre le había contado brevemente a la gata sin pelo en que consistiría la evaluación, aunque con Pelaje Soleado apurándola para irse a entrenar no logró comprender del todo la idea: Al parecer tenían que cazar suficiente para pasar la prueba, y tenían todo el día para hacerlo. Sonaba sencillo si lo pensaba así, pero Zarpa de Liebre le contó todas los inconvenientes que podrían haber en el momento, como la misma lluvia.
– Con un mal clima las presas se esconden y es más difícil cazar.– Había dicho la gata atigrada palida.
Zarpa Dorada también parecía estar pensando en la evaluación, y era difícil no hacerlo. La gata sin pelo aún no podía creer que hace casi tres lunas aún era una solitaria que había dejado su vida de minina y luego a sus nuevos amigos, Búho, Calabaza y Cisne. No pudo evitar preguntarse que sería de los dos gatos jóvenes... y si Calabaza estaría en algún lugar como el Clan Estelar.
– ¡Buenas tardes! ¿Saben donde está Pelaje Soleado? – Fuego Ardiente entró rápidamente a la guarida de la curandera, que negó rápidamente con la cabeza.
– No lo he visto desde que se revisó las heridas.– Comentó Zarpa Dorada.– ¿Porqué lo necesitas? –
– E-estrella Gris y algunos de nosotros iremos al Clan del Viento.– Musitó el atigrado anaranjado.– Garra de Cuervo y Zarpa de Hielo están listos para irse, pero no he visto a Pelaje Soleado.–
– Quizás está en la guarida de los veteranos si no está en la de los guerreros.– Contestó Zarpa Pálida.– ¿Pero porqué irán tantos al Clan del Viento? –
– Estrella Gris quiere...h-hablar con ellos.– Fuego Ardiente parecía más nervioso de lo habitual.– ¡Y gracias por su ayuda! Lo iré a buscar y nos iremos de inmediato.–
Apenas el lugarteniente se fue a buscar a Pelaje Soleado, Zarpa Pálida miró a su amiga con preocupación. Ambas parecían estar pensando en lo mismo, e incluso Corazón de Trébol parecía preocupada.
Estrella Gris no era un gato de los que solucionaban los problemas hablando.... parecía ser igual a Garra de Cuervo, Zarpa de Hielo y a su padre Cola de Urraca: Eran de los que atacaban primero.
– Y casi todos ellos van a ir.....– Pensó la gata para sí misma.
El nerviosismo de Fuego Ardiente y la gran fuerza de todos los gatos parecían confirmar las sospechas de las dos amigas:
Estrella Gris pretendía atacar al Clan del Viento.
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