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La llave

- ¿Está usted completamente seguro? ¿Absolutamente?

- Absolutamente, señorita. Es una caja fuerte de titanio, y para rematar de alta seguridad. Podría usar explosivos, pero si bien le digo, ni un rasguño le harás. Los resultados no serían los esperados, la única forma de abrirla es con la mismísima llave.

Mallory Vera despidió al cerrajero y se sirvió un vaso de whisky doble. Afortunadamente, el maldito tío Rogers se había marchado rumbo al infierno dejando su licorera abierta de par en par. Pero todo hubiese sido perfecto si el bastardo tuviera la consideración de dejar a su querida sobrina la llave de la caja fuerte. Aquella excentricidad post muerte era típica de un tipo tan chiflado y ambicioso como Rogers. Era su manera personal de envenenarle la herencia. <<Aun cuando permanecí a tu lado cuando toda la familia te rechazo al salir del closet ¿Me haces esto, tio? Pero no te saldrás con la tuya, querido tío - pensó ella -, encontrare la jodida llave aunque tenga que perturbar tu eterno descanso, aunque para ello deba revolver tu asqueroso esqueleto en el cieno de tu tumba. Aunque te tenga que traer del mismísimo infierno.>>

Mallory acabo el trago y se dispuso a buscar la llave minuciosamente por todos los rincones de la vieja pero hermosa mansión. El fervor que ella le daba a su búsqueda llego a extremos de revisar cada libro de la inmensa biblioteca, incluso en las cenizas de la chimenea. La casa era lo suficientemente grande como para que la búsqueda se extendiera por 3 días y se prolongará hasta altas horas de la noche, los rincones, los armarios, los espejos, la bodega y los baules del desván acabaron con la poca paciencia de Mallory , esto hacia impacible, frenética y baldía su búsqueda. La llave no aparecía. Mallory siempre había odiado a su tío, pero ahora, tras días de su entierro, le odiaba más que nunca. Lo odiaba ante todo por haberse casado, a los 49 años, con aquel adonis que era Tomas Wood, quien apenas acababa de cumplir sus 18 años. Un tipo con muchísimo dinero podía permitirse esa clase de lujos, y no había derecho a que la sola fuerza del dinero pudiese darle el privilegio de dormir acompañado con tal hermoso hombre. Claro estaba que en parte Mallory tenia culpa de esa unión, en ese entonces Mallory era prácticamente una niña aun, pero con tan solo 15 años Mallory sabia que el tiempo que le quedaba a su tío (gracias al cáncer de pulmón) era poco, y con la mayoría de su familia odiandole por su repentina salida del closet, su camino a la herencia estaba despejado, pero ella sabia que debía asegurarse de agradar a su tío, en si, el hombre se había delatado a si mismo con la forma en la que miraba a aquel joven y precioso muchacho. No fue difícil convencer a su novio de aquel entonces, a que fuera el sumiso de su tío.

Claro estaba que Tomas disfrutaba el tiempo en el que Mallory estaba con el, era un gozo tocarse, seduciendose y poniéndole unos cuernos descomunales a su "esposo", y tío. Era una de las mejores épocas, podía que con su tio, Tomas fuese tímido, sumiso y dulce, pero con Mallory era una autentica fiera en la cama, y ella era una de esas mujeres que sabía mover las caderas cuando debía moverlas, aunque Tomas sabia donde y cuando tocar, dando rienda suelta al deseo y llevando a la joven al mismisimo paraiso. Fue una pena que tan inoportuno ataque al corazón acabase con su vida. Pero pensándolo bien, el hermoso Tomas debía de acabar así, o tal vez se suicidaria, para no aguantar mas al engendro que era Rogers, siempre tan solícito, complaciente, tan melifluo y tan pegajosamente amoroso que parecía idiota. Por supuesto Mallory se aseguraba de no hacerlo notar, puesto que el encanto de Tomas lo segaba de la obvia verdad, el tío Rogers jamas pensaria que su dulce y adorado Tomas le ponia los cuernos, menos con ella, su sobrina querida que estuvo siempre a su lado. Pero ella no se arrepentía de nada, jamas lo haria, <<En este mundo no se puede tener dinero y felicidad conyugal, eso seria demasiado para ti, aún más contando el hecho de que naciste siendo un error desviado del buen genero masculino. Quizás debiste ser una horrible y petulante señorita, en vez de un millonario, guapo y estúpido hombre. >>

Sin embargo aquella reflexión le duró poco, esa era historia pasada, lo que ella necesitaba ahora era la maldita llave. Su tio se habia dejado todo en el testamento, sus casas, coches, restaurantes, negocios y todo el dinero, pero había en el testamento un párrafo estúpido, muy propio de un hombre chocho y tonto como Rogers: <<Algunas cosas secretas, siempre serán secretas. No quisiera que nadie movido por la avaricia, pudiera gozar de ellas>>. Estaba claro a que esa frase se refería (o no) al contenido de la caja fuerte. Y por eso había desaparecido. "¡Pero por todos los diablos que acabaría por encontrarla!" pensó Mallory "¿Por que no he de suponer que es otra de tus chifladuras? Más del inefable tío querido, te juro que la encontraré, en honor a la memoria de mi amado Tomas". Al día siguiente Mallory saco a los sirvientes con la excusa de una peste en la casa y la necesidad de fumigarla. Fue completamente inútil, aunque rebusco hasta en los cimientos de la casa, ella no hayo nada y con el latiente presentimiento del entierro de la llave en el lecho de muerte del tío Rogers creciendo en su interior, se decidió, no era propio de una dama ensuciarse las manos y Mallory Vera sabia quien se ensuaciaria por ella. Sin tardar la joven llamó a su mano derecha, el mismo que borró del testamento a posibles otros herederos y el mismo que le había dado a conocer el testamento. El abogado de la familia, Robin Johannsens, llego al dia siguiente temprano por la mañana, Mallory tuvo que convencerlo de que un cuerpo putrefacto no seria obstáculo suficiente entre ellos y el contenido de la caja fuerte, ambos esperaron hasta que la noche pudiese ocultar sus movimientos, con Mallory decorada con un vestido de gala y Robian armado con pico y pala, ambos profanaron la tumba del tío Rogers.

- Acabemos con esto cuanto antes, asi seremos mas ricos de lo que ya eramos - lo alentó la chica, observando detenidamente el trabajo de sua amante.

Cuando por fin el cuerpo quedo al descubierto, Mallory y robin se cubrieron el rostro estupefactos por el olor, Robin deseo cortarse las manos cuando las introdujo en los bolsillos del traje con el que Rogers había sido enterrado, primero los del pantalón, luego los cinco del saco y por ultimo los bolsillos traseros. Pero nada encontró. Aun verificando una segunda vez esos bolsillos rebosantes de muerte no encontró nada.

- Aunque tenga que revolver tus putas entrañas, esa llave sera mía - susurro Mallory al cadáver, bajo la atenta mirada de Robin -. Sigue buscando, amor mío, debe de estar aquí - Robin se agacho resignado y asqueado para seguir en su búsqueda.

- ¿Quién se tomaría el trabajo de hacer algo así? - pregunto el abogado, continuando con su búsqueda.

- De seguro fue el bastardito de Anthony Wood.

- ¿Quién?

- Hermano menor de Tomás, más hermoso pero menos ambicioso, aunque muy complaciente, Anthony era como un perro faldero, hacia lo que se le dijera. Pensé en el como mi primera opción para que fuera el juguete sexual de mi tío, pero era tan bueno que se negó, no me extrañaria que intentara contarle todo a mi tío.

- Me parce haber escuchado algo de el - algo en la cabeza de Robin hizo clic, debía de contárselo antes de que fuera tarde -. Mallory, yo...debemos hablar de...

- Ahora no, Robin, primero la llave luego lo que tú quieras - susurro de forma seductora. El abogado asintio y siguio con su trabajo.

E inflamada por ese sentimiento infame, continuaron su búsqueda. El abogado tiro con fuerza de la camisa desgarrandola en el acto, y eso hizo que la cabeza de Rogers provocara un siniestro movimiento afirmativo, que hizo a los cómplices temblar, la boca de Rogers se abrió revelando en su garganta un fragmento de una cadena dorada. Con entusiasmo el abogado le rompió la garganta al cadáver e intento tirar de la cadena pero esta estaba atorada.

- Rompele el pecho, de seguro está atorado en su estómago - sugirió Mallory.

A pesar del asco el abogado enterró sus manos en la flácida y putrefacta carne, Robin se curveo conteniendo el vómito, las arcadas sugirieron a los gusanos y demás bichos en el cuerpo de Rogers. Mientras Robin corría lejos de la tumba para vaciar su estómago, Mallory no pudo evitar notar que la cadena se extendía a lo largo y ancho del pecho hasta detenerse en la entrada del estómago, <<Sí, quieres hacer algo bien hazlo tu misma>> pensó Mallory colocando uno de los guantes finos en las manos, solo un tiro requirió que las costillas de Rogers colapsaran y en menos de un minuto ella ya tenía la llave. Ambos habían consumido toda la noche en aquella horrible aventura, el abogado dejo el pico y la pala en el pabellón del jardinero. La casa estaba sombría aun así no fue impedimento de ambos se sintieran magníficamente bien.

— ¡Mallory, espera! — Mallory se detuvo en secó, llamando la atención de Mallory, que estaba en el pórtico de la gran y vieja casa —. Debemos hablar...

— Ahora no, estamos tan cerca de ser las personas más ricas del mundo...

— Sólo un segundo...

— Bien, te esperó adentro.

Pero Mallory no podía esperar, al entrar a la casa Mallory se dirigió directamente hacía el cuadro donde estaba la caja fuerte, hasta ahora debido a la fatiga que implicaba la búsqueda de la llave no le había prestado atención alguna, pero ahora con la adrenalina menguando en su cuerpo tuvo tiempo para apreciar el pequeño cuadro: era la imagen de un campesino, era un chico apuesto de mejillas rosadas que sostenía alegremente una canasta llena de pan y flores, y detrás de el se alzaba un hermoso prado. Hasta ahora ella no había notado el parecido del chico del cuadro con el bastardo de Anthony. La pálida luz de la madrugada empezaba a filtrarse por las cortinas de los grandes ventanales, la muchacha atrajo hacia sí un extremo del cuadro, no podía esperar más, si el abogado decidía tardarse más que lo hiciera, ella no esperaría más; el extremo del cuadro giró sobre sus ocultos goznes hasta dejar al descubierto la pequeña puerta blindada de la tapa que tantos problemas habían causados.
Ella introdujo la llave con determinación y un leve <<clic>> seguido de otros iguales a intervalos regulares acabaron con el poco silencio que había.

— ¡Oh Dios! — gritó Mallory horrorizada, llevándose una mano a la boca al tiempo que retrocedía violentamente de la mesa en donde estaba la caja.

En medio de su horror no pudo prestar atención a esa leve sucesión de <<Clics>> que evidenciaban la existencia de un resorte mecánico. Todo porque lo que sus ojos contemplaron en el interior era tan insoportable como insólito que la sangre se le heló hasta las sienés: los ojos desorbitados de Tomás aún la contemplaban y su cabeza momificada estaba llena de sangre seca, y putrefacta, con la boca abierta y el cabello negro rebosante de heridas y sangre. Allí estaba la cabeza sin vida de Tomás Wood.
Los <<clics>> seguían sucediéndose, pero ella no lo oía, Mallory se aparto un mechón marrón de la cara y con las manos temblorosas tomó la carta que allí se encontraba. La carta estaba dirigida << A mí querida sobrina Mallory Vera >> y decía:

"Espero que lo hayas pasado bien, hablo de mí herencia, aunque también esperó que hayas disfrutado escudriñando mí cadáver (aunque lo más probable es que alguien más lo hiciera por ti). Espero que no fuera agradable ¿o sí? No creas que soy tan imbécil cómo para no saber lo de Tomás y tú, menos sobre su estúpido plan para quedarse con mí dinero. Tomás no murió de un fallo cardíaco, o no, murió por que yo lo envenene y luego corte su preciosa pero retorcida cabeza. El bastardo lo tenía más que merecido. No tengas miedo, querida sobrina Mallory, pues tengo un castigo mucho peor para tú persona y para tú maldito cómplice. Porque esperó con todo mí cuerpo corrompido que el recuerdo de esta linda cabeza acompañé los segundos que quedan de tú perra vida y la de tu cómplice, que si no a terminado ya esperó que acabé al concluir esta carta...
P.D: Mí último, último deseó es dejarle todas mis posesiones y las posesiones de Mallory Vera al joven Anthony Wood. Mí único y verdadero amor.
P.D 2: Querido Anthony, sí lees esto, lamento que todo deba terminar así. Te amó..."

Y los deseos del tío Rogers se vieron cumplidos con satisfacción porque cuando Mallory acabó el último párrafo, exactamente como se había calculado, sonó el último <<clic>>, y la pistola que reposaba en el cráneo de Tomás se disparó.

Y aún con la mitad del rostro destruido, Mallory pudo pensar en que en efecto el tío Rogers no era tan idiota cómo ella solía pensar. Y a su vez, el abogado Robín, quién desafortunadamente también se había colocado detrás de la cabeza momificada y al igual que Mallory fue herido de muerte, (pero en el estómago) pudo pensar en el papel que declaraba a Anthony Wood, cómo el propietario de todo lo que la familia Vera poseía.

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