Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El fantasma de la navidad presente

Katsuki se alejo con prisas del enorme hoyo.

—¿Qué esta pasando?— pregunto y de nuevo All Might se rio.

—Veremos tu navidad presente por supuesto— dijo como si fuera algo muy obvio.

—Eso no explica el hoyo en mi piso— su furia era notoria, pero solo parecía hacer reír más fuerte a ese hombre corpulento de cabello rubio y sonrisa grande. Iba vestido con una bata azul oscuro y una corona de hojas estaba sobre su cabeza.

—Oh ya lo veras— entonces el suelo comenzó a moverse. Katsuki se tambaleo y se aferró al sillón como pudo. En el gran y enorme hoyo ahora podía ver la hermosa ciudad de parís.

—Wow— fue todo lo que pudo decir— Toda la ciudad se ve desde aquí.

El fantasma movía el dedo índice de un lugar a otro y a donde su dedo se movía es a donde miraba la ciudad, el piso entero giraba y se movía a voluntad propia, era como si estuviera viendo desde el cielo todo lo que ocurría.

El fantasma pareció encontrar lo que buscaba, puesto que su dedo se quedo estático por un momento. Katsuki observo con curiosidad y sonrió en grande al saber donde estaba. Reconocía esa casa de tamaño considerable y madera blanca. Casi podía olfatear las rosas que la rodeaban y podía escuchar como los carruajes pasaban frente a la puerta como siempre escuchaba cuando visitaba el lugar. Era la casa de su querido hermano.

—¿Reconoces el lugar?— pregunto el espíritu.

—Por supuesto, es la casa de mi hermano menor, de mi gemelo Gogo— sonrió— ¿No podrán vernos si nos acercamos? No puedo ver nada desde aquí arriba.

—Oh no pueden vernos, somo como un espíritu- dijo el fantasma riendo, aunque esto no le causo nada de gracia a Katsuki, pues un escalofrío lo recorrió, como si se hubiera tratado de la parca rozando su cuello con su enorme y afilada guadaña. Tragó grueso por ese horrible sentimiento, no quería ni imaginarlo— ¡Era una broma joven!— el fantasma se carcajeo cerrando los ojos mientras el cenizo se ponía algo avergonzado— ¡Estas pálido como un muerto!— dijo y Katsuki lo fulmino con la mirada— ¡Perdón, perdón, fue el ultimo! Lo juro por tu vida— y de nuevo una carcajada.

—Fue suficiente— el fantasma sostenía su estomago, como si reír fuera algo doloroso.

—Ya, esta bien. Pero descuida, no nos verán— Katsuki termino por asentir.

El fantasma tomo su hombro y antes de poder replicar fue arrojado por el hoyo sin ninguna consideración. Grito mientras caía, no podía estar pasando otra vez. Cayo ahora si, de cara contra la madera del suelo. Se quejo con un gruñido al ver como el fantasma aterrizaba de un salto.

—¿Qué paso joven? ¿Casi mueres del susto?— y de nuevo una carcajada igual de larga que las otras. Katsuki gruño, pero ya no le dijo nada, no valía más la pena, sin más que hacer se cruzo de brazos esperando a que el fantasma terminara de reír. El fantasma pareció calmarse tras unos segundos y lo miro con una sonrisa satisfecha— Ya veo que pasa aquí....

—¿Qué cosa?— pregunto Katsuki.

—Oh nada grave, solo que el joven ha dejado su orgullo de lado— Katsuki parpadeo sorprendido— sígueme.

No hizo falta que lo dijera más veces. Katsuki corrió para alcanzarlo, el hombre medía casi dos metros, sus pasos eran mucho más largos y grandes. Estaban caminando por el pequeño recibidor de apenas un cuarto y la atravesaron la puerta, delante de sus ojos estaba la sala de su hermano. Un cuarto unas tres veces más pequeño que su sala y en el medio de la pared tenía una chimenea pequeña, encima estaba colgada la pintura que Izuku había pintado también como regalo para Gogo. Dos pinturas casi idénticas para unos gemelos casi idénticos. La pintura de Gogo era un poco más grande, ya que el hombre la pidió especialmente para colgarse en la sala, mientras Katsuki pidió una más pequeña para colgarla en su habitación o tenerla en la oficina. Los sillones alrededor eran de un color marrón suave y para Katsuki se veían muy incomodos, ya que no eran tan esponjosos como los de su casa. Una alfombra color crema decoraba el centro de la sala al igual que una pequeña mesita blanca con un florero con rosas encima.

—Ese florero...—susurró, más para el mismo que para el espíritu.

—Es que tu le regaste a tu hermano como regalo de bodas, así es— Katsuki miro a su alrededor, hace casi dos años que no pisaba la casa de su hermano. Normalmente eran ellos quienes visitaban a Katsuki o se topaban en el parque frente a su empresa y frente a la oficina de Gogo.

Por la puerta justo a lado de él, entro corriendo un niño con un pequeño barco de papel en las manos. El niño lo arrojo al fuego luego de unos segundos. Era Kota, su sobrino de diez años. Detrás de él entro Yamikumo, su cuñado. El Omega vestía un vestido simple de color amarillo, era ese tipo de vestidos que Katsuki odiaba con todo su ser, el clásico "chicas del jazz" usaba un pequeño sombrero café y un saco del mismo color sobre el vestido.

—Mamá— habló el niño— ¿El tío Katsuki vendrá a cenar?— pregunto el pequeño. Katsuki frunció el ceño con algo de arrepentimiento, tal vez no era tan mala idea ir un año o dos a esas fiestas.

—No cariño, ya sabes que no le gustan— el niño hizo un puchero enojado. Katsuki estaba por decir algo cuando el niño grito.

—¡Es mejor así!— grito y Katsuki abrió la boca sorprendido— Si el tío Katsuki viniera, el tío Izuku no vendría ¡El me agrada mucho más!

—Cariño no digas eso— el omega regaño a su hijo— El tío Katsuki podría sentirse triste.

—No me importa— el niño se cruzo de brazos— A él no le importa hacer sentir triste a papá cuando no viene. Entonces ¡A mi tampoco me importa!

Katsuki miro toda la interacción sorprendido. ¿Izuku pasaba las navidades con su hermano? ¿Por qué no lo sabía? Oh claro, hace seis años que no va a ninguna fiesta en navidad. También lo sorprendió el hecho de que Gogo estuviera triste, él era como un pajarito feliz, siempre sonriendo y cantando o "volando" por ahí. Era casi igual a Izuku, pero Gogo era más serio.

Como si fuera una invocación el hombre apareció en la sala con una bandeja llena de galletas y tazas de lo que parecía ser té y café. Las coloco todas en la mesita con una sonrisa tranquila.

—¡Papá!— el niño corrió a brazos de su padre quien lo recibió con cariño— ¿sigues triste porque el tío Katsuki no vendrá?

—Claro que no mi niño— Gogo acaricio sus cabellos castaños con cariño— Katsuki ama su trabajo, al igual que yo te amo a ti, yo me sentiría mucho más triste si estuviera lejos de ti o de tu mamá. Por eso entiendo que no venga, seguro estaría muy triste si dejara su trabajo por nosotros.

—Pero papá....-el niño se quejo— el tío Katsuki es malo, es malo por que no le importa ponernos tristes.

—No digas eso— regaño Gogo apretando suavemente la nariz de su hijo, el niño se rio por las cosquillas en su nariz— Yo le debo todo, él es el hombre más bueno que he conocido.

Katsuki bajo la mirada, no, no lo era, no merecía esas palabras. All Might miraba con curiosidad su rostro agachado por la vergüenza. Estaba muy avergonzado por su actitud.

Gogo dejo el tema aún lado, los invitados comenzaron a llegar. Los padres de su cuñado, el hermano de su cuñado y también sus hijos. Los niños jugaban de un lado a otro mientras Gogo recibía a sus amigos. Entre ellos una cabellera muy familiar apareció. Katsuki casi jadea ante la vista.

Ahí estaba Izuku, de nuevo con esas horrendas votas rojas, ya casi con veintiséis años de antigüedad y esa misma sonrisa preciosa. Su cabello estaba igual de rizado y despeinado que siempre, sus mejillas tan rosadas como las recordaba y su ropa era tan elegante como siempre se vestía. Tenía una camisa gris con mangas abultadas y un pantalón negro algo entallado. Katsuki reconocía que su esposo, era precioso y tenía un gusto tan innovador como él para vestir.

—Tío Izuku— kota saludo y abrazó al peliverde por las piernas. El omega sonrió y beso sus mejillas cuando lo cargó.

—Hola kota— el niño se dejo abrazar por el niño— ¿Dónde esta tu tío Katsuki?— pregunto.

—Oh....el no vendrá— Izuku suspiro con una mueca— Perdón tío Izuku, papá sabe que querías hablar con él.

Eso hizo a Katsuki levantar la mirada ¿izuku quería verlo? ¿quería hablar con él? Su corazón latió con fuerza y su sonrisa tembló al posarse sobre su rostro.

—Incluso después de cinco años, ese omega enamorado sigue pensando en ti— dijo All Might sacándolo de sus pensamientos— Tu esposo está esperando por ti y tu solo te haz sumergido en tu dolor solo, sin pensar a quienes haces sufrir también— Katsuki bajo la cabeza— Tus problemas pudieron solucionarse hace mucho, solo tu orgullo no te dejo ir a pedir disculpas a tu Omega he ignorar sus cartas y a tu familia.

—Él también pudo venir a verme— dijo Katsuki.

—Si tu le mandaras cartas con esperanza de verlo y el las ignorara ¿irías a verlo?- Katsuki negó con la cabeza.

—No, por que si mis cartas ya le dicen que quiero verlo y me ignora ¿Por qué iría a...— de pronto lo entendió. Si que había sido un idiota.

Siempre guardo las cartas de Izuku sin leerlas, siempre aterrado de que este le pidiera por fin separarse para siempre. Que le exigiera divorciarse.

—¿Ya lo ves?— el fantasma que antes había estado riéndose como un desquiciado ahora estaba con una expresión triste y seria.

Cuando todos los invitados estuvieron sentados y ya habían cenado comenzaron a platicar.

—No entiendo por que sigues invitando al gruñón de tu hermano— dijo uno de los amigos de Gogo. Katsuki quien ya estaba sentado en el suelo solo observando se puso de pie para ver mejor que ocurría y se cruzó de brazos.

—Oh vamos, ya les he dicho que es por que somos familia— El amigo lo miro con una ceja alzada y el rubio suspiro— Esta bien les dire.

Los amigos de Gogo y su cuñado y sobrinos de acomodaron en los sillones para escuchar mejor todo. Incluso Kota parecía interesado. Izuku solo bebía su copa de vino con una sonrisa tranquila en su rostro, pues el ya conocía toda esa historia.

—Cuando nuestros padres fallecieron, nosotros no teníamos a nadie más, nos quedamos solos— yamikumo puso su mano sobre la de su esposo para darle ánimos— Dos gemelos de doce años solos, para mí todo estaba perdido, pero para Katsuki no fue así.

Katsuki se acerco hasta estar detrás de su hermano y poder observar bien todo, dio una vuelta por la mesa y con cuidado se acomodo donde pudiera ver el rostro de todos.

—Katsuki también estaba triste, siempre me decía que no lo estaba, pero se le notaba. Aún así se mantuvo fuerte, mientras yo lloraba todas las noches en esa solitaria casa que llamábamos hogar, Katsuki estaba preparando la cena o limpiando. Siempre encargándose de todo, después dejo la escuela, el era tan listo que a los nueve años se graduó y pudo haber entrado a la universidad a los catorce o incluso antes— Gogo sonrió— Pero no lo hizo, mamá siempre estaba enfadada con él, pero siempre se mantenía fuerte, es algo que siempre he admirado de él. Tuvo que quedarse conmigo en la escuela y después tuvo que dejarla para que yo siguiera en ella, trabajaba todo el día en las minas y de noche trabajaba en el bar del pueblo, nunca se quejaba de estar cansado o de tener que hacer tanto para mantenerme.

Los invitados parecían algo fascinados con la historia.

—Siempre pensé que quien merecía estar en la escuela era él, no yo, pero Katsuki siempre me regañaba cuando trataba de inscribirlo o de llevarlo conmigo. Después de unos años logre graduarme y Katsuki trabajo todavía más, nunca me lo dijo, pero yo tengo ojos, podía ver que cuando llegaba a casa a "dormir" en realidad salía a trabajar otro turno en la única clínica del pueblo. Nunca me falto comida o un techo gracias a él. Gracias a Katsuki es que estoy aquí, gracias a él es que tengo un titulo universitario y una carrera y empleo bien pagados. Yo le debo todo a él— Gogo levanto su copa al ver el reloj en la encimera de su comedor— Así que brindemos por mi gemelo mayor, a quien le debo absolutamente todo lo soy. Por Katsuki.

"Por Katsuki" Repitieron todos al mismo tiempo. Sin saber que aún lado de ellos Katsuki permanecía de pie sin saber que decir o hacer. Las lagrimas corrieron por sus mejillas sin tratar de evitarlas, estaban ahí porque durante años Katsuki mantuvo su dolor solo para él. Durante años trato de mantenerse fuerte para su hermano, para su esposo, para él mismo, sin saber que solo estaba lastimándose más y más. Por primera vez en doce años estaba llorando, cubrió su boca con su mano para evitar sollozar demasiado fuerte, aún algo avergonzado de que el fantasma lo mirara. Se fue agachando hasta quedar arrodillado en el suelo de madera. Jamás pensó que su hermano menor lo estimara tanto, siempre pensó que solo estaba haciendo lo que debía hacer, siempre quiso que su hermano viviera sin tantas dificultades como las que él tuvo que pasar. Pensó que Gogo solo veía estas cosas como los deberes de Katsuki, no pensó que estuviera tan agradecido. Sobre todo cuando nunca hablaron del tema, Katsuki jamás le pidió nada a cambio y jamás lo haría, era su hermano, su familia. ¿Por qué se sentía tan solo cuando habían personas que lo esperaban con tantas ansías? La saliva se pegaba a su paladar mientras sus hombros temblaban. All Might de repente chasqueo los dedos y estaban volando de nuevo sobre parís. Katsuki limpio sus lágrimas con algo de vergüenza.

Entonces pasaron a volar sobre unas calles más descuidas, llenas de basura y de ratones de corrían por todos lados. Los niños que estaban en la calle trataban de cubrirse el frio en vano. Otros niños estaban formando ángeles de nieve en el suelo o creando figuras como castillos de nieve o muñecos de nieve. Katsuki miro hacía abajo sin entender que tenía que ver aquí. Es decir, si era un tacaño y después de que Izuku se fuera dejo de donar a estas fundaciones para los pobres, pero ¿Qué navidad tenía que ver aquí?

El fantasma lo arrojo de nuevo, pero esta vez Katsuki aterrizo de pie. Frente a él estaba una sala comedor y cocina juntos. El techo tenía una gotera que aterrizaba en una pequeña maceta con una flor. La cocina parecía estar tan vieja que Katsuki temió que se incendiara o explotara. Frente a él estaba una pequeña mesa con seis sillas. A su lado había una chimenea y dos puertas, suponía que la segunda puerta era un cuarto y que la casa solo tenía ese, ya que no veía escaleras o ninguna otra puerta. Del cuarto salió un Omega masculino, era rubio y lucía delgado y enfermo, además estaba embarazado. El omega camino con dificultad a la cocina y apago el fuego, saco la olla que pasaría tener solo agua y la sirvió en tazas, después les hecho una cucharada de té a todas. Suspiro mientras ponía los platos.

—Niños, vengan a poner la mesa— del mismo cuarto salieron tres niños gritando y riendo. Entre los cuatro arreglaron la mesa y sirvieron lo que parecía ser pure de papa o una cosa así. La niña más grande sirvió algunos guisantes calientes y el segundo más grande sirvió un pedazo de lo que parecía ser coliflor o una cosa así.

—All Might— llamó el fantasma lo miro— ¿Qué tengo que ver aquí? ¿Quiénes son ellos?— Antes de que el fantasma le dijera alguna cosa la puerta se azotó.

Por ella entro un rostro conocido y una sonrisa que le era tan extraña.

—¡Familia, hemos llegado!— grito Eijiro Kirishima, su trabajador, ese que había despedido hace tan solo un día. Sobre sus hombros un niño estaba sentado y gritaba feliz un saludo igual que, quien era obvio es su padre.

—¿El pavo es tan grande como prometiste?— se acerco la niña que ahora que la veía bien era idéntica a Eijiro y al niño sobre él.

—Si— el niño bajo de los hombros de su padre— Es muy grande mahoro.

—Entonces a comer— el omega llegó al lado de su esposo y ayudo al niño a mantenerse de pie.

El niño ayudado por su madre camino hasta la chimenea y de la pequeña silla junto a la chimenea tomo un pequeño bastón.

—Ese niño....—Katsuki susurró— ¿esta enfermo?

El fantasma asintió.

Katsuki observo como la familia cenaba entre risas y platicas. Su ceño se frunció con confusión, no entendía por que estaba viendo estas cosas. El fantasma le sonreía y lo miraba con sabiduría.

—Espíritu— hablo Katsuki— ¿Qué le va a pasar a ese niño?

—Morirá— Katsuki lo miro sin creerle— Eventualmente.

—¿Por qué tiene que sufrir tanto un ser tan pequeño y bueno?— pregunto el cenizo con un tono de lastima.

—El mundo es así, pero ese niño habría tenido oportunidad— Katsuki ante eso lo miro con atención y una evidente confusión— Tienes todo ese dinero, que solo guardas para ti podría usarse, para ayudar a los cercanos a ti.

—Me he negado por años a tan solo darles un dólar a la gente pobre—Katsuki admitió— siempre pensé.....que si yo lo había logrado trabajando duro ¿entonces por que tendría yo que darles lo mío? Eso es lo que pensaba.

—Y tienes razón— le dijo el espíritu— Si no se esforzaran y solo se lamentaran.

Katsuki miro hacía abajo y después al frente a ese hombre sonriente, ese hombre que tenía aquello que Katsuki más deseaba en el mundo. Su propia familia. El espíritu entonces lo tomo del hombro y dándole una mirada de comprensión Katsuki sabía que había algo más que necesitaba decirle.

—Quiero que veas, una última cosa— Katsuki lo miro extrañado ¿Qué más tenía que ver?

De las calles sucias, pero de hogares álidos, comenzaron a volar por un parís familiar, pero que hace años no veía. Las luces hermosas de la ciudad lo hicieron recordar viejos tiempos, cuando apenas estaba creando su negocio y cuando él y su esposo aún no estaban casados, más sin embargó el pecoso lucía una joya en su dedo, un anillo delgado de bronce. En ese entonces no tenia dinero suficiente para comprarle un anillo de matrimonio hermoso. Y cuando llegó a sugerirlo Izuku solo respondió.

"Este me gusta, me recuerda al Kacchan trabajador que consiguió todo esto"

Katsuki sabía que el pecoso si amaba ese anillo, pero también tenía ojos y cada que paseaban por las calles podía verlo detenerse en esa joyería famosa en la calle principal y mirar con fasinación un anillo delgado y simple de oro blanco y un diamante rodeado de pequeñas esmeraldas, tan pequeñas que parecían puntitos. Siempre se prometió comprárselo, pero eso no ocurrió.

El fantasma, justo como antes le dio una palmada en la espalda. Katsuki se tambaleo y cayó de lleno al suelo. Aterrizó en una madera blanca suave y una alfombra blanca. Miro a su alrededor y se levanto rápido sorprendido. Ese era su apartamento de cuando tenía unos dieciocho años, ese entonces cuando su negocio comenzaba a prosperar.

Lucía un poco distinto, las paredes estaban pintadas de blanco y gris claro, también estaba lleno de rosas y distintos tipos de flores en facetas. Katsuki paseo por ellas y todas tenían dedicatorias de distintos hombre y alfas mujeres, por un momento se sintió celoso, pero se recompuso casi de inmediato, no tenía derecho a enojarse o sentir celos.

—Parece que tu esposo es muy solicitado— Katsuki lo miro mal— bueno, perdón.

Antes de poder decirle algo a ese fantasma Izuku llegó. Parecía estar cansado, pero feliz. El omega bostezo con la ternura de un conejito, se quito su saco y lo colgó en una lampara apagada, el peliverde camino por el pasillo hasta llegar al sillón de color blanco desgastado y sentarse. Frente a él dejo una botella de vino y levanto un marco de foto que estaba boca abajo en la mesita. Destapo la botella de vino y vertió un poco en una copa, después camino hasta la cocina y de la alacena saco un pastelito.

Katsuki miraba el comportamiento de su esposo sin entender que sucedía. El omega llegó al sillón y se sentó suspirando feliz.

—Feliz aniversario Kacchan— dijo el omega sonriéndole a la foto, la copa de vino la alzó un poco contra la foto— Te amo tanto como el primer día....—susurró dando un trago— a pesar de que tu no quieras verme...... —entonces esa sonrisa tambaleo y el chico comenzó a sollozar.

Izuku cubrió su cara con sus manos y comenzó a llorar. Katsuki se acerco rápido para consolarlo. Sus manos trataron de ir a esos rizos verdes que tanto amaba para masajearlos, una forma muy efectiva de calmar al chico. Pero sus manos lo atravesaron. Arrugó la cara con impotencia ¿Qué más podía hacer?

—Déjame tocarlo, déjame abrazarlo— rogó al fantasma, quien solo le hizo una mueca.

—No puedo, lo siento— Katsuki tragó grueso viendo a su esposo.

Izuku continuo sollozando, poco a poco se recostó en el sillón. Sus esmeraldas miraban hacia arriba con tristeza, no quería seguir llorando.

—Tal vez Ochako tiene razón— dijo al aire— Si no contestas mis cartas es porque no quieres verme.......te di tu espacio, porque es lo que querías— Katsuki suspiro.

—Si....yo quería estar solo— respondió como si Izuku estuviera conversando con él.

—Pero ya pasaron cinco años— Izuku contesto a la nada, solo hablando con el mismo— pensé que si dejaba de escribirte, dejaría de presionarte y tu vendrías, pensé que era el único que quería solucionar las cosas, por eso te escribí, preferí no ver tu cara al rechazarme.

—Nunca las leí, si las hubiera leído ya estaríamos juntos desde hace tiempo— Izuku se dio la vuelta en el sillón encarando a Katsuki, aunque no pudiera verlo.

—Tal vez Ochako tenga razón.......si quiero verte— Katsuki tragó grueso— Debo obligarte a verme, aunque tu me pidas el divorcio, aunque te enojes conmigo— Izuku se levanto del sillón y tenía esa cara decidida que Katsuki tanto amaba— Y voy dejarte las cosas en claro, aunque todo termine mal, necesitamos resolver esto, necesitamos hablar.

Y entonces Izuku tomo sus cosas, casi corriendo salió del apartamento. Katsuki quiso seguirlo, pero todo se ilumino. El fantasma y Katsuki cayeron por esa luz, su mano se estiro tratando de alcanzar a su esposo, al amor de su vida. Pero no logro alcanzarlo.

Cayeron a un piso duro y áspero. En ese lugar no había nada, solo oscuridad.

—Regrésame, tengo que volver con él— Katsuki exigió al fantasma.

—Eso no será posible, todavía te falta ver al fantasma de la navidad futura— el fantasma hablo, Katsuki gruño, pero dejo de hacerlo cuando noto que el espíritu comenzaba a adelgazar.

—¿Qué te esta pasando?— el fantasma comenzó a carcajearse hasta que su cuerpo poco a poco se iba adelgazando hasta solo quedar un hombre en los huesos y decrepito.

—¿Aprendiste las lecciones joven?— el fantasma cayo al suelo y poco a poco comenzó a desvanecerse. Katsuki miro todo con los ojos temblando.

—Debe ser una maldita broma— después de las cenizas volar por el viento, estas lo rodearon cegándolo un momento y al abrir los ojos estaba en otro lugar, pero lo que lo rodeaba ya no eran cenizas, era una sombra oscura en tonos morados.

Al enfocar la vista pudo ver que estaba en la calle frente a su antiguo departamento y había una persona parada frente a él. Era un chico que no podía ver del todo, estaba vestido con una capa larga y negra que arrastraba por el suelo, la tela bailaba en el aire con cientos de brillos que asemejaban a las estrellas del cielo nocturno. Tenía un fleco tan largo y grueso que solo podía ver de su nariz hasta el cuello y uno de sus ojos rojos. Detrás de él podía verse una enorme sombra que asemejaba a un dragón. En su mano que sobresalía de la capa tenía una enorme arma, una guadaña larga y afilada en color plata que brillaba casi por su cuenta, con un brillo alrededor de color morado brillante.

—¿Eres el fantasma de la navidad futura?— el chico simplemente asintió sin quitarle los ojos de encima, este espíritu era más aterrador que los otros dos juntos— Esta bien, vere lo que sea que quieras mostrarme. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro