1. COMIENZOS
Siete de la tarde. Quince de septiembre. Siempre me ha gustado aislarme en la música. Y aquel día no iba a ser para menos. Nunca tuve una habitación muy grande. Mi hermano mayor tenía la mejor del piso. Pero yo siempre me conformé. Espacio suficiente para mí. Todo lleno de posters, libros, discos, y vinilos, y más discos y más vinilos. La música siempre va en mi estado de ánimo. Tal vez, mientras te echo un mal de ojo, tenga Highway To Hell de ACDC metido en la cabeza. Es como cuando tienes un mal sueño en el que discutes con una persona, y durante el día, no puedes entablar una conversación más o menos buena con ella.
También hay gente que se guía por su estilo. Si un día está deprimido, el negro será el predominante en su conjunto, pero si está feliz, tal vez el amarillo de alegría.
O gente que se lo esconde todo, como mi mejor amigo Mathew. Mi madre siempre dice, que ese tipo de personas no guardan nada bueno. Dicen que las personas así, en el fondo, son las peores; que a esas personas les faltan cuatro primaveras. La verdad es que no se cómo serán las demás personas. Pero solo se que él, es estupendo.
Se mudó a dos calles de mi edificio cuando teníamos cinco años y siempre hemos estado muy unidos. Por cierto, ahí está:
-Eh tú, dicen que hará frío el lunes
Ah sí, se me olvidada. Entra por mi ventana. Siempre veíamos un programa en el que una chica entraba por la ventana de su amiga por la escalera de incendios. Desde entonces, sin previo aviso, levanta mi ventana y se cuela en mi habitación a cualquier hora del día.
Se sentó en el banco del hueco de mi ventana y empezó a relatar:
-Tal vez te recoja a las siete antes de ir al instituto
-Y tal vez, yo acepte
Terminamos en unas risas mientras me levantaba para hacerle un poco más de hueco. Planeábamos como quedar el primer día de instituto.
-Pues mira, esto es lo que creo que me pondré- abrí mi armario y saqué un par de prendas. La verdad, nunca me había importado la manera en que vestía. Es más, siempre visto de oscuro para intentar pasar desapercibida. Pero, entre todas mis gamas de grises, había algunas prendas más especiales.
-Venga enseña, enseña. Pase de modelos
Entonces entró mi madre a mi habitación. Siempre una mujer ocupada, pero sacaba tiempo para todos.
-Hombre Mathew, ¿qué tal estás?
-Bien señora Fernández.
-Le estaba enseñando la ropa del lunes mamá- la dije
-Así que pase de modelos ¿no? Divertiros. Tenéis galletas en la cocina si queréis.
Se dio la vuelta con un giro de melena que siempre hacía que pareciese famosa modelo de los años 2000.
Siempre con el pelo suelto y alegre, a pesar de su estrés con el trabajo y la oficina. Ese día llevaba los mofletes ligeramente pintados vestía la ropa deportiva que la regalé por su cumpleaños.
Mathew puso música pop, y el desfile empezó.
Me metí en el armario y me cambié. Salí
-Cualquiera diría que has salido del armario- dijo Mathew. Estallamos en carcajadas
-A ver. Primer look. ¿Qué?
-Sin más. ¡Siguiente! – dijo como si fuese un diseñador de moda
Tras dos modelos más, dimos el visto bueno a un clásico de los clásicos: gorro gris, sudadera gris con un estampado de una banda de música, y un vaquero negro.
-¿Y tú? ¿Qué te vas a poner?- le pregunté
-Ni idea. Pero dejaré a las chicas heladas con mi cuerpo
-Eso seguro, Brad Pitt.
Me dio un ligero puñetazo en el hombro y fuimos a por las galletas. Volvimos a mi habitación y empezamos a hablar de nuevo sobre el lunes. Estábamos bastante emocionados. Todo sería nuevo. Gente nueva, y no tan nueva, por desgracia. Digo por desgracia, porque iría al mismo instituto la pareja de hermanos más detestados de nuestro barrio: Diego y Mindy. Se metían con quien querían, y tenían un ejército de súbditos detrás, que les reían las gracias y les aplaudían las tonterías. Mathew perteneció a ese grupo durante un mes, a la vez que se juntaba conmigo. Pero los otros no dieron por buena nuestra amistad, así que decidió darlos de lado, y reforzar nuestra unión con los años.
-Tienes caspa en el pelo Matt- le dije mientras le removía el pelo. A veces le llamaba Matt con diminutivo. Nos hacía gracia.
-Por cierto Darcy, dicen que son tan vagos en el instituto, que ni siquiera nos explicarán como se organizan las clases. Nos da unos cascos por bluetooth y lo escuchamos.
-Sí algo mencionó mi hermano Rodrigo.
-Por cierto ¿qué tal le va?
Entonces, entro por al puerta el rey de Roma.
-Tú, ratilla de alcantarilla, que haces- Me cogió como un saco de patatas y me dio un beso en la mejilla.
-Lo de siempre
-¿Que tal Mathew?
-Justo preguntaba por ti, Rodrigo
-Estamos hablando del instituto- dije
-¿Pues sabes de lo que me enteré el otro día? Me enteré que hay una vieja profecía que nadie conoce relacionada con las tumbas que se encontraron bajo el instituto hace 50 años.
-Mentirosos
Se fue, pero antes de cerrar la puerta dijo:
-Yo no me lo he inventado, me lo contó el Fer.- Ahora va la universidad
Salió de la habitación y Mathew y yo nos miramos. Seguimos hablando toda la tarde hasta que a las nueve se fue a su casa, aunque mi madre lo invitó a cenar como cada día que viene.
Primer día de instituto. A la hora justa ya estaba mi amigo entrando por la ventana de mi habitación.
Salimos por la escalera de incendios, y nos dirigimos hacia la parada del autobús, que estaba sorprendentemente llena de gente de nuestra edad, y un poco mayor. Se diferenciaban cuatro claros grupos:
1)Los que estudian arte o los High School Musical: vestidos con boinas y ropas de colores de todo tipo, con unos atriles y paletas, y alguno con indumentaria de baile
2)Los de último curso: altos, sin mochila, y fumando a su libre albedrío
3)Los de primer curso, alias, nosotros: los más bajitos, muy parlanchines y tal vez, demasiado despiertos
4)El peor grupo, o como a Mathew y a mí nos gusta llamarlos: Las Mean Girls y sus secuaces, entre los que entran Diego y Mindy. Ellas con su superioridad de popular con aires de arrogancia, y ellos con las sudaderas del equipo de fútbol de la liga.
-Genial, están ahí Mindy y Diego - dije yo
-Déjalos y no te centres en ellos
-Es que nos llevan mirando un rato. Míralos, con sus miradas penetrantes de grandeza, y, chulería., y
-Que no te llenen la cabeza- dijo poniéndome las manos en los hombros. Dí un suspiro cuando llegó el autobús y subimos todos de forma rápida y escandalizada, como si de una matanza se tratase,
Nos sentamos en el medio del bus como nos dijo mi hermano: atrás va la chusma, la gente que va de guays, delante los empollones, la gente lista a al que los de atrás le tienen horror, y los que se marean en cada curva, y no querréis ser ellos ¿no? Y en el medio, en el medio va la gente que solo quiere pasar desapercibida. Ahí entráis vosotros - nos dijo el día anterior
Me senté en el lado del pasillo, mientras Mathew me prometía que a la vuelta yo sería la que estará en la ventana.
Saqué mi móvil y compartimos unos cascos para escuchar nuestras playlist de Avril Lavinge. Tras diez minutos escuchando música empezamos a hablar
-¿Has estado alguna vez allí?- me preguntó señalando una nave que se veía a lo lejos de la carretera
-Que va. Íbamos a ir de excursión en quinto pero la anularon, ¿recuerdas?
-Es verdad. Oye, espero que nos toque juntos en la misma clase, no me haría gracia..
Una sombra apareció detrás de mí. Lo que esperaba. Estaba más que claro
-¿Qué no te haría gracia, Matt? – dijo mientas se soltaba de la barra que llevan los autobuses para mantenerse de pie
-Siéntate y cállate Diego ¿no sabes lo que es la educación?, porque te falta mucha
-Déjale, que se rompa la crisma- le dije
-¿Qué te pasa Mathew, no sabes estar sin que una chica te defienda?
-Deja de ser un machista, Diego, y vete a tu sitio. Con un poco de suerte, estarás sin molestar a nadie durante cinco minutos. Estamos a punto de llegar
No era verdad, todavía faltaban otros diez minutos, pero eso hizo que Diego se fuese con sus ratillas de laboratorio un rato más
-Tranquila Darcy, no queremos molestar
Le dediqué una sonrisa barata mientras se sentaba con sus amigos y volví a hablar con Mathew.
-Nunca entendí como pasaste de ser la persona más tímida de todo el barrio, a plantarle cara a cualquier persona.
-La vida te moldea, Matt, la vida te moldea.
Tras llegar al aparcamiento de buses, bajamos con lentitud, al contrario de la subida, que fue un visto y no visto. Llegábamos gente de diferentes barrios. El instituto estaba en mitad de la nada, por lo que a todos nos pillaba a 20 minutos como mínimo desde nuestro barrio.
De reprente, cuando Mathew y yo ya habíamos bajado, noté que alguien resbalaba y caía por las escaleras del bus. Era Mindy. Por mal que me cayese, o que, bueno, nos cayese a todos, fui a ayudar. Mi amigo me paró agarrándome del brazo y me susurró: ¿qué haces Dars? Pero yo seguí mi camino. Intenté levantarla y me dijo.
-Quita tus asquerosas manos de encima de mi chaqueta, maldita Skelton.
Levanté los brazos en forma de sorpresa, como quien hace una falta en fútbol y se escusa diciendo que él no ha sido, y me retiré. Siempre intentaba ayudar a la gente, aunque no me soliese funcionar.
Cuando me dí la vuelta para seguir mi camino, me di cuenta de que un profesor me estaba mirando junto a una moto. ¿Se habría sorprendido por los malos modales de Mindy? Tal vez.
Matt vino corriendo
-Vamos. No lo intentes. No es de nuestra especie.
Yo me reí, y seguimos nuestro camino hacia la gran puerta del instituto. Sinceramente, era tal y como lo imaginaba. Bueno, lo había visto en fotos, pero había cambiado un poco. Se notaba que era el primer día, porque todo estaba donde tenía que estar. Había un gran cartel que ponía: Bienvenidos de nuevo, y otro que ponía: Alumnos de primero, esperen en la puerta.
Tocó un timbre ruidoso, del que varias personas nos quejamos por el volumen que soltaba en cada golpe. Salió, a las ocho en punto, una profesora de ya, cierta edad, y un profesor que rozaría los treinta años.
-Buenos días alumnos y alumnas del Reach Preparatory School. Sed bienvenidos a un año lleno de sorpresas.- dijo la mujer más mayor. – Yo soy Ambicia y seré vuestra directora y profesora en algunas asignaturas
-A continuación- dijo el otro profesor- seréis guiados por un tour con los auriculares que os daremos a continuación por todo el instituto, para aprender su historia.
-Hay veces, que los cascos fallan, así que si tenéis algún problema, consultarlo al finalizar el tour viniendo a nuestro despacho.
-Es importante que nos los digáis para arreglarlos o comprar nuevos, ¿sí? Que no os de vergüenza
Nos fueron repartiendo cascos de muchos colores: inalámbricos y normales, con luces y sin ellas, con esponja y sin ella
-Nosotros nos vamos ya. Iremos preparando los expedientes de cada uno, así..
Se oyó a Diego en el fondo decir:
-No habrán tenido días. Serán estú..
Pero entonces la directora Ambicia dijo:
-¿Algo que añadir alumno?
Negó con la cabeza avergonzado, y cuando los profesores volvieron al interior de la escuela, empezó a reírse con sus amigos y con su hermana, diciendo que sería un buen curso y que pondrían el Reach Preparatory School patas arriba.
-Verás, Diego, van a ver quienes somos – dijo Mindy
Nos pusimos los cascos y nos dirigimos hacia la estatua del patio principal, donde los carteles indicaban que empezaba la ruta.
Todos dieron a un botón del casco izquierdo, así que nosotros hicimos lo mismo. Sien embargo, no escuchaba nada.
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