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Epílogo

Unos meses habían pasado del enfrentamiento contra Seis, las demás versiones habían regresado a sus universos al igual que Helena y Nix. Sin embargo seguían conectados a través de los espejos, al encontrarse en el universo 7, ese Castel se hizo cargo de mantener el secreto de la existencia de los otros mundos y de vez en cuando hacía una visita a los demás para ver que todo estaba en orden. Siete se había convertido en el guardián de los espejos índigos, teniendo a Nix como su mano derecha.

La I.A había decidido servirle, siguiendo parte de su programación inicial pero superando incluso a su propio creador.

—¿Estás segura de ser mi asistente? —le preguntó Siete a la I.A, no estaba seguro de poder controlar a algo como Nix.

Fui creado para servirle al amo Castel —le recordó, estando ahora en el celular del rubio—. Tengo mi propia conciencia, mi moral y...

—Entiendo, entiendo. Sólo me parece un desperdicio ser un asistente —comentó para luego aclarar su garganta—. Bien, toma nota. Tu ayuda me vendrá bien para dejar registro acerca de todo lo relacionado con los universos.

—Sí, amo Castel.

—Creo que nunca me acostumbraré a eso —murmuró el rizado para sí mismo. Entonces comenzó a dictarle a Nix lo que había anotado los últimos días—. Luego de haber pasado por los otros 6 universos ninguno de nosotros ha experimentado enfermedades, secuelas o alguna reacción física. Retomamos nuestras vidas como si nada hubiera pasado, sin embargo algunas personas cercanas a cada versión saben acerca de los universos, incluso Lord Morínigo aunque él lo tomó relativamente bien a pesar de su pensamiento del 1800.

En ese momento Siete recordó su visita al universo 2, Ayleen se veía más feliz y llena de vida. Samira seguía poniéndola a prueba pero la rubia ya tenía una amiga para sobrellevar aquello. Una florista que se encargaba de los jardines de la mansión, quien era nada más y nada menos que Nathalie. Mientras tomaban té ella le explicaba lo que había sucedido los últimos días y Ayleen estaba emocionada también, ya que sabía que tendría un bebé en algún momento con Lord Morínigo luego de conocer a Tres.

—El lord y yo cabalgamos de nuevo hoy aunque creo que me dejó ganar —comentó ella mientras sostenía la taza de té en sus manos de forma delicada.

—Entiendo —asintió Matías, aunque hizo una mueca al reconocer el aroma del jabón de rosas en ella—. ¿Cuatro estuvo aquí? —cuestionó con severidad.

—Ah sí, me trajo artículos de limpieza y aseo personal —confesó ella. Debido a lo que sucedió, Matías del universo 4 tenía prohibido dejar su espejo al menos por 1 año. Ese era su castigo, aunque era muy escurridizo y un imán de problemas. Entonces Siete siguió buscando a Cuatro en el siguiente universo.

—Oh, es el Guardián de los Espejos Índigos —comentó Castiel cuando Siete cruzó la puerta al universo 1. Ambos estaban dentro de una enorme bodega reforzada, en la cual el empresario guardaba todas sus joyas—. Habla rápido porque estoy muy ocupado —agregó mientras delicadamente colocaba un zafiro en la escultura de árbol que había creado. Éste estaba hecho con hilos de plata mientras que sus flores eran los zafiros que resaltaban debido a su característico color azul.

—Tampoco puedo acostumbrarme al narrador de este universo —susurró Siete para sí mismo.

—Ah, te acostumbras a ignorarlo —comentó Castiel, restándole importancia al tétrico hecho de que un ser como el narrador existiera. Algo o alguien que sabía todo acerca de sus pensamientos y acciones. Siempre existió pero ahora estaban conscientes de ello—. Tú lo haz dicho.

—Al menos haces algo bello con todas las joyas que robaste —dijo Siete mientras fruncía el ceño, Castiel tenía prohibido dejar su universo debido a su historial criminal—. ¿Has visto a Cuatro aquí?

—No soy niñera de versiones estúpidas. Además la liga de héroes cree que me retiré y estoy planeando volver a lo grande. Imagina lo que podré hacer ahora que puedo escuchar al narrador —respondió el rubio trajeado.

—¿Entonces no has visto a Cuatro?

—Tal vez vino a visitar a mi abuelo, no lo sé y no me importa —contestó para luego quitarte los lentes que usaba para ver objetos diminutos—. Si lo ves llévatelo, está arruinando mi imagen usando trajes de etiqueta sin zapatos —le dijo en un tono serio. Mientras que Siete simplemente se dio media vuelta para marcharse.

—Era extraño que Cuatro estuviera cruzando de un universo al otro y debía averiguar la razón. Entonces abrí otra puerta para seguir buscando —comentó Siete mientras ojeaba su libreta, pues había escrito los detalles más importantes para no olvidarlos.

Al siguiente que visitó fue a Cinco, Siete debía asegurarse de que todo estaba bien con Seis y su rehabilitación. A pesar de ser de noche, él cruzó en el punto más débil, donde los universos se unían y fue recibido por toda la familia Burjas. Cinco vestía su uniforme de la Unidad Captora mientras que el abuelo estaba de pie junto a sus padres.

Para Siete era muy extraño verlos a todos reunidos, ya que la relación con sus padres no era muy buena. Ni siquiera los había visto en meses. Él se aclaró la garganta, estando dispuesto a presentarse, pero su madre lo recibió con un abrazo.

—Debes ser Siete, bienvenido —le dijo para luego separarse—. Matías ya nos explicó todo acerca de Seis y nosotros también nos ofrecimos a ayudar —agregó la mujer con una sonrisa en su rostro.

Cuando decidieron que Seis viviría su nueva vida en el universo 5, Siete sólo había conocido y hablado al respecto con el Maximiliano de ese mundo. El hombre había estado muy preocupado debido a la desaparición repentina de su nieto y tomó con calma el hecho de que más universos existían.

—Estamos haciendo un seguimiento de lo que ha aprendido Seis hasta ahora y todo es normal —Cinco le mostraba a Siete un informe, allí había exámenes médicos, psicológicos y más.

—¿Sergio Burjas? —leyó Siete en voz alta.

—Es su nombre ahora y legalmente tenemos gemelos —comentó su padre—. Debimos colocarle un collar para anular su fuerza, podría hacerse daño a sí mismo.

—Perfecto —Siete no pudo evitar sonreír—. Seis está en muy buenas manos, yo... me llevaré esto —comentó señalando el informe.

—¿Tú estás bien? —le preguntó Cinco. Él, al igual que su otro yo, todavía tenía el cabello oscuro debido a la tintura. Luego se acercó y agregó en voz baja—. ¿La paliza de Seis te devolvió las ganas de vivir? Ya te lo dije, habla con el abuelo o con tus padres.

—He estado muy ocupado desde entonces siendo el guardián y eso —respondió subiendo y bajando los hombros—. Cuatro a estado muy inquieto también, ¿estuvo aquí?

—No, si lo veo te llamaré —contestó ya que intercambiaron celulares para mantenerse en contacto—. ¿Has revisado su universo? Tal vez ya regresó —propuso, dándole una idea a Siete.

Dentro del universo 4, el rizado fue recibido por el equipo de la doctora Díaz. Por la mirada de la mujer, Siete dedujo que esperaba a alguien más. Sin más rodeos le preguntó dónde estaba el Castel de ese mundo y por qué estaban usando el portal.

—Debe estar en una misión, pertenece a la Iniciativa Caídos y las cosas han estado un poco agitadas últimamente. Además sólo estamos haciendo unas pequeñas pruebas —respondió ella.

—Los problemas de su universo se quedan aquí, no involucren a los demás —ordenó Siete en un tono serio.

—¿Quién te nombró el dueño de los portales? —cuestionó—. Y si esa es una regla, ¿por qué ayudamos al universo 3 entonces? —Díaz se cruzó de brazos, molesta por las limitaciones que tenía con respecto al conocimiento que podrían obtener de los otros mundos.

—Nadie me nombró pero alguien debe hacer el trabajo y lo del universo 3 fue una excepción —respondió para luego alejarse para ir al siguiente universo.

Sólo quedaba visitar el universo 3 ya que en el 6 no debían ni aparecerse. Al regresar Helena le declaró la guerra a los otros Tenientes de Cyberex, asegurándoles que ya había asesinado a Castel y ellos eran los siguientes. Gracias a eso la resistencia recibió la ayuda de nuevos integrantes, la esperanza había resurgido nuevamente en aquel mundo a pesar que una guerra inminente se aproximaba.

El universo 3, por otro lado, los últimos meses había sido terraformado con la tecnología hevenziana del universo 4. El desolado hogar de Aarón ahora estaba cubierto de vegetación y la ciudad comenzaba a ser reconstruida, los humanos que habían sobrevivido ocultándose, ahora podían cultivando la tierra para cosechar sus alimentos.

La casa del pelinegro estaba hecha de madera aunque era provisional porque Nix pronto acabaría con su nuevo hogar, parte de la I.A se había quedado allí en los restos de la nave hevenziana de combate, así como en el universo 1 y el universo 4.

—Hola Siete —saludó Aarón mientras estaba tendido sobre el césped, mirando el inmenso cielo repleto de estrellas. Máximo se encontraba dormido profundamente sobre su pecho—. Justo a tiempo como siempre —agregó sonriendo.

—¿Cuatro vino aquí? —preguntó directamente.

—Mmm, para nada. Creí que lo habías castigado por un año —respondió de manera despreocupada.

—Ya que... —Siete soltó un suspiro y tomó asiento—. Seis está controlado pero Cuatro es un dolor de cabeza.

—Nah, no es para tanto. Sé que puede ser responsable, debiste verlo en la pelea contra Seis —comentó Aarón al sentarse, cuidadosamente acomodó al niño en su regazo para que continúe durmiendo.

—Eso espero —murmuró, para luego dejar paso a un silencio tranquilo. A su alrededor sólo se oía el canto de los grillos, un sonido relajante que acompañaba los destellos de las luciérnagas—. Sabes, he estado estudiando la naturaleza de los espejos y hasta ahora pude determinar 2 constantes en los universos; el tiempo y los nacimientos.

—¿En serio?

—Nacimientos naturales, no cuentan las creaciones biológicas, I.A extraterrestres o clonaciones y todavía no descubrí la razón de ello —le explicó para luego mirar a Aarón, esperaba alguna reacción agresiva o una confesión, sin embargo el pelinegro continuaba con su actitud calmada.

—No me gusta la dirección que está tomando esta conversación —comentó entrecerrando los ojos—. Máximo es un niño normal y crecerá como tal —le aseguró. La tranquilidad de Aarón asustaba más a Siete que si estuviera enojado. No podía saber lo que estaba pensando o cuál sería su siguiente reacción, eso frustraba mucho a Siete.

—Está bien... sólo tenía curiosidad.

Aarón soltó un bostezo en ese momento, pues ya era hora de dormir. Siete miró la hora en su celular y era momento de volver, por lo que se despidió del pelinegro.

—¿Tú sabes algo Nix? Todavía no pude descifrar por qué Cuatro estaba yendo de un universo al otro —le cuestionó Siete, mirando la pantalla de su celular.

—Bueno, si, yo sé la razón —confesó para luego explicarle lo que pasó luego de que él se marchara del universo 3.

Aarón observó al rubio partir y luego miró el montón de escombros que estaba a unos metros de él.

—Ya se fue, puedes salir.

—Prefiero que Lady me persiga —comentó Cuatro al acercarse.

—¿Qué quieres? ¿A qué se debe tu visita? —preguntó, regresando al tema del cual estaban hablando justo antes de que Siete interrumpiera.

—Mi mundo corre peligro, otra vez y-

—Estoy de vacaciones, no quiero saber nada de guerras o invasiones —lo interrumpió Aarón rápidamente. La armada hevenziana se había retirado luego de la caída de Hyrik el Conquistador y la vida de los sobrevivientes en la Tierra dio un giro de 180 para bien—. Sólo quiero dedicarme a cuidar de Máximo... Hey, ¿son nuevos? —señaló los aretes dorados que tenía Cuatro. Había cambiado los pircings negros que usaba normalmente.

—Ah, si. Debo protegerlos.

—Castiel te los quitaría sin dudarlo para agregarlos a su colección —asintió.

—Existe alguien mucho más peligroso en mi universo, por eso quiero que me entrenes —la respuesta de Cuatro lo dejó confundido, aunque lo escuchó para que se explicara mejor—. Ya has pasado por mucho y mi equipo cuenta conmigo. En mi universo no hay personas con habilidades que sanan instantáneamente por eso debo fortalecerme. Eres el más fuerte de nosotros y me gustaría aprender.

—Es un poco injusto, nadie me enseñó a mí —comentó el pelinegro.

—Yo podría entrenar solo. Pero no tengo mucho tiempo, haré lo que digas sin importar lo difícil que sea —Aarón reconoció la determinación en las palabras del rubio, por lo que asintió.

—Lo haré, será fácil porque ya tienes experiencia en combate.

—¡Si! —exclamó el rizado—. Podré regenerar las burbujas rotas como lo hiciste contra Seis, ¡fue increíble! —habló emocionado. Entonces Aarón sostuvo su rostro con una mano rápidamente, callándolo al mismo tiempo porque podría despertar a Máximo con todo ese escándalo. Eso hizo que Cuatro se paralizara de repente, no esperaba esa reacción.

—Eso no es nada, te enseñaré a dominar la Fragmentación. Mi técnica más poderosa hasta ahora —le dijo en un tono bajo para luego soltarlo.

—¿Estaba protegiendo algo? —cuestionó Siete luego de que Nix terminara de reproducir la conversación de sus otras versiones. Entonces soltó un suspiro—. Cuatro buscaba solucionar un problema de su universo, dejemos que entrene con Tres. Así aprenderá un poco de responsabilidad.

~~~~~Fin~~~~~

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