Fragmento I
Fragmento I: Te Adoro
Capitulo1:
Todo comenzó cuando una voz susurró su nombre del otro lado de la ventana. Esa noche nunca la olvidaría. Pero, ¿cómo iba él a saber las consecuencias de sus actos? Solo tenía cinco años y su madre no se encontraba en casa, su padre roncaba en el sillón con el televisor encendido aun emitiendo documentales sobre animales de África... y él sin poder dormir... era tan tentador sólo salir de la cama y atravesar la ventana.
Lo llamaron nuevamente. Giró su cabeza y miró fijamente a Pipo, el mono de peluche que según su madre fue lo primero que compró para él cuando se enteró de que pronto sería madre.
—¿Tú qué dices, amigo? —le preguntó al mono susurrando. Esperó unos segundos y luego se mordió el interior de su mejilla —. Sí, lo sé...mamá dijo que me quedara en casa —suspiró y su labio inferior salió involuntariamente fuera formando un mohín —, pero la feria se irá dentro de poco y sé que no podré ir... y los dos sabemos que quiero ir.
Su nombre sonó nuevamente llamándolo. Él miró la ventana y se sentó en la cama. Vivían en un departamento pequeño y su vecino Joshua del tercero D, lo había invitado para ir a la feria a unas manzanas del edificio. Como Joshua era tres años mayor, era el líder de los dos. Los hermanos de su vecino, que eran aun más grandes que ellos, prometieron llevarlos pero su madre no le había dado permiso para ir.
Juntos podrían ir solos, Joshua y él, conocían los atajos y escondites secretos del pueblo; como la tabla floja en la puerta de atrás de la casa de el señor Pirce que conducía a un túnel por el que se llegaba a la panadería de Berta, amaba los pasteles que se preparaban allí. También se podía utilizar el pasadizo que se encuentra bajo las escaleras en este edificio, donde hay una puerta que los conducen a un laberinto de pasillos que unen todos los lugares del pueblo. Lo descubrieron los hermanos de Joshua cuando eran chicos, aún así de noche hasta un niño tan grande como Joshua con sus tres años más tenía prohibido salir solo. Él sabia que le temía a la oscuridad y esa era la verdadera razón del porqué no lo hacía, aunque su vecino lo negara.
—Ire y volveré tan rápido que no notaras que me fui...—le dijo al muñeco mientras se calzaba sus zapatillas —...y si tú no lo notas, tampoco lo notará mamá.
Sonriendo, dejó al mono en la cama para luego taparlo con las sabanas, Pipo era muy friolento, para luego acercarse a la ventana para ir a la feria con su amigo.(...)
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