Capítulo 6
Capítulo 6:
Como sucede al inicio de las clases, todo era una locura.
Profesores presentándose, alumnos conociéndose. Las mismas bromas y los mismos regaños.
Y la misma Rubí que nos arrastraba por los pasillos repletos de alumnos, animando a apurarnos.
—¡Vamos, chicos! —decía —. No quiero llegar tarde.
Este año se encontraba convencida de que quedaría en el grupo de animadoras a pesar de haber fallado en las pruebas los años anteriores, ella nunca perdía la esperanza.
—No entiendo por qué tenemos que ir a verla todos los años —se quejaba Henry en el camino —. Ella sabe que fallará, nosotros lo sabemos, todos lo saben. ¿Por qué ir?.
—Ella es optimista —le recuerdo esquivando a miembros del equipo de baloncesto que salían del gimnasio—. Me dijo que su hermana la había ayudado este verano.
—¿Cuál de ellas? — una media sonrisa asomó en su rostro —. Presiento que esto será un desastre, amigo.
Cuando por fin llegamos a las gradas, Rubí se encontraba realizando el precalentamiento junto a las demás chicas que realizarían la prueba. Ella se veía adorable con sus coletas rubias y su uniforme de gimnasia.
—Es una pena que nunca entre, ella es buena animando, subiendo el espíritu escolar y esas cosas.
Miré a mi amigo que también contempla a Rubí unos minutos antes y le sonrío cómplice. Sí, ella es buena animando.
—Teniendo en cuenta que el año pasado casi lesiona a Beatriz al dar una de esas vueltas...
Henry ríe y niega con la cabeza. Rubí era buena, el año pasado había recibido algunos elogios al acabar la rutina, ella emocionada había festejado con una vuelta hacia atrás sin percatarse que Beatriz, una de las mejores animadoras se encontraba en el camino. Chau equipo de animación ese año.
—En el fondo siento que terminó haciendo esto como un ritual para iniciar el año, más que porque realmente quiera hacerlo—volvió a hablar Henry. Jugando con sus auriculares se recostó en las gradas.
—Podría ser, ¿Quién sabe lo que ocurre en esa cabecita suya?.
La capitana hace sonar el silbato llamando la atención de las chicas quienes se acercan para escuchar los consejos e indicaciones para que logren hacer un buen trabajo que ella les da como cada año.
Con tantas películas sobre la secundaria donde siempre hay un antagonista "popular", como los capitanes, siendo completamente idiotas se tiende a pensar que la realidad es así, pero se equivocan. Eso no sucede realmente, al menos no aquí. Sí, hay conflictos como en todos lados, pero nos conocemos y convivimos mucho tiempo juntos como para no ser unidos en ciertos temas y crear roces con otros. No me malinterpreten, aún existen grupos y algunas confrontaciones en algunas bandas pero nada grave.
El punto es que aquí las porristas no eran las engreídas y egocéntricas chicas que uno imagina. La verdad es que la gran mayoría eran simpáticas.
Cuando la música comienza a sonar y las chicas inician sus rutinas, Henry toma una profunda respiración antes de enderezarse y mirarme.
—¿Vas a hablar de la chica?.
—¿Perdón?—estoy sorprendido por su pregunta. ¿Íbamos a hablar de ella ahora? Observo a Rubí esperar su turno dando pequeños saltos en su lugar. Esquivo la mirada de mi amigo, lo único que quiero es tiempo para pensar una buena respuesta.
—Sabes de quién hablo.
Silencio.
Siendo sincero, no había hablado con Raquel desde aquella noche. Ella me estaba evitando e ignorando deliberadamente estos últimos días. Ayer mismo la crucé por el pasillo rumbo a la tercera clase, le sonreí dispuesto a hablarle, pero me pasó de largo sin darme ni una sola mirada.
Rubí ya había dejado de hablar de Ra, por lo cual estoy completamente agradecido. Henry, en cambio había estado silencioso con respecto al tema desde el comienzo, esperando que le cuente lo que sucedía cuando fuera el momento. Quizás ese era el problema: Nada sucedía.
—¿Parecías muy entusiasmado sobre ella?.
—Tal vez exageré todo — murmuré jugando con mis manos.
—¿Qué quieres decir?— me observó extrañado.
—Creí que podría haber algo entre nosotros — siento mis mejillas comenzar a arder —. La conozco desde que éramos pequeños y tal vez mejor solo... Quise ver algo entre nosotros que no existe.
Henry se queda en silencio. Solo se escucha a las chicas bailando la rutina que tenían preparada mientras las titulares las evaluaban.
—¿Ella sabe que la conoces?.
Mi amigo me pregunta jugando nuevamente con su auricular.
—No lo creo. No dijo nada la primera vez que nos vimos, tampoco en la fiesta.
—Supongo que las chicas son más complicadas de lo que creemos.
—Sí que lo son.
—Solo concéntrate en hacer las cosas bien, como dijo el profesor Marcos y Sherman. Simplemente olvídate le las chicas y sus problemas.
Si, eso debía hacer. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo.
...
Por las noches es difícil no pensar en los problemas, el pasado o el futuro. Es en el momento en que me encuentro solo cuando la máscara de mi sonrisa cae.
No solo da vueltas en mi cabeza y se repite una y otra vez la conversación con Henry sobre chicas o el hecho de que me duele el rechazo de Raquel aun siendo consciente de que no ha ocurrido nada entre nosotros más que dos encuentros confusos. Esa no es la cuestión.
El hecho de que por poco olvido lo que Sherman y el señor Marcos me dijeron es un serio problema. El que esté pensando demasiado las cosas es un desastre. Y que esté replanteando lo que sucedió hace un año es simplemente una calamidad.
Suspiro tratando de desatar el nudo que se formó en mi pecho, coloco toda mi concentración en enfocarme en cosas felices, en mis amigos y la cara de Rubí luego de que las animadoras le dijeran que podría ser suplente; la voz de Henry tarareando mientras esperábamos en la fila del almuerzo. La paz y el silencio de la habitación me envuelven y creo que voy a estar bien.
Al menos está noche.
Aun así salí a caminar, ya que era una noche ideal para pasear no debería de sorprenderme a quien me encontré, aun así lo hizo.
Creí que estaba solo paseando por los alrededores, con mi mente volando lejos cuando la vi, Raquel.
En mi pecho ocurrió algo al ver su cabellera rubia moverse mientras ella miraba a todos lados... un momento ¿Por qué daba vueltas en círculo? ¿Me habrá escuchado?.
Me acerqué sigilosamente y la tomé del codo deteniendo sus vueltas. Se tensó.
—¿Qué haces por aquí sola?—le pregunto algo nervioso. ¿Tal vez era sonámbula?.
Tenía la vista algo perdida por lo que tuvo que pestañear un par de veces para enfocarse. Cuando lo hizo, me miró de pies a cabeza como si no entendiera que es lo que hacíamos allí.
La siento temblar y mirar nuevamente para todos lados como si buscara a alguien. Estoy a punto de decir algo cuando de repente me abraza.
Me encuentro tan sorprendido que no reacciono hasta después de unos minutos. La rodeo con mis brazos sintiendo su cuerpo frío pegado al mío. Su cabeza en mi hombro, su pecho sobre el mío... Mi corazón se acelera y ruego que no lo descubra. Respiró hondo y le susurro palabras tranquilizadoras.
Ella parece menos asustada luego de un tiempo, me retiro lo suficiente para poder estudiar su rostro. Su hermoso rostro sonrojado, con aquellos ojos brillantes y unos labios suaves.
—¿Te encuentras bien?— le pregunto y siento mis mejillas arder. No es momento para aquellos pensamientos, Tres.
—Si —susurró apartando la mirada.
—Estás helada, deberíamos movernos —la tomo de la mano ayudándola a caminar. No entiendo muy bien lo que está sucediendo aquí, sincerándome conmigo mismo tengo más preguntas que respuestas con respecto a ella. Mi idea original fue acompañarla a su cuarto, pero al verla tan asustada y perdida en su mundo decidí cambiar de rumbo.
Raquel pareció no darse cuenta de a donde nos dirigíamos hasta que estuvimos en las puertas del faro.
—¿Entras? — pregunté mientras mantenía la puerta abierta. Ella pareció despertar de repente y asintió ingresando al lugar.
—¿Y ahora?—me susurró en el oscuro lugar.
—Arriba —le indico guiándola por la escalera para que no tropezara.
Subimos hasta el final. Se escuchaba el viento soplar y las olas golpear en el acantilado. Quizás no fue la mejor de mis ideas, aquí arriba hacia más frío que en los jardines.
Por suerte a Ra no pareció importarle.
—¡Qué hermoso!—Exclamó mirando el horizonte.
Ella es hermosa, pienso.
—¡Bienvenida a la terraza de Lighthouse!.
Ella me sonríe y ya puedo notar algo más de color en su semblante.
—Un lugar donde puedes tener las veladas más románticas bajo las estrellas.
¿Es una insinuación? ¿Es esta una cita romántica? No lo había planeado como eso, en cambio iba a seguir el concejo de Henry y pasar de ella. Pero, no puedo reprimir la sonrisa en mi rostro. Raquel se ruboriza y aparta la mirada. Quizás si sea una cita romántica.
—Nunca fui la chica más romántica de todas...
—¿Por qué dices eso?-—no puedo evitar preguntar. Evita mi mirada e intento llamar su atención chocando mi hombro con el suyo—. Hay muchas formas de demostrar los sentimientos. Y tantas formas de romanticismo como personas, solo porque algunas sean más conocidas no tienen que ser las únicas—comencé a balbucear, mis manos me sudaban. ¡Jesús! Lo estoy arruinando. Me miró sorprendida y luego comenzó a reír. Si, me encontraba perdido. No pude evitar reír con ella.
Luego nos sentamos en el balcón mirando el paisaje. La luna se encontraba en lo alto y las estrellas brillaban en un cielo despejado. Era tarde, pero no quería romper este momento.
Seguramente Henry me dirá que soy un idiota por andar tan embobado por Raquel después de como me ignoro. Aun así, estar con ella en el faro se siente correcto a pesar de como nos encontramos. Lo que me recordó...
—¿Qué…? — dudé un segundo y aclaré mi garganta—. ¿Qué hacías fuera?.
—Odio estar encerrada— ella esquivó mi mirada y llevó su vista a las manos en su regazo.
—Parecías aterrada...—quería saber que ocurrió para que ella se encontrara tan asustada. Lo que no esperé fue lo que me respondió.
—Lo estaba —la miré sorprendido.
—¿Qué sucedió? —ella miró más allá de mí.
—Creo... —suspiró —...¿Es posible que esté enloqueciendo?.
—¿Enloqueciendo? — pregunté desconcertado.
—Sí... yo...—me miró a los ojos—. Olvídalo.
Me quedé callado. ¿Qué sucedía con ella?.
—¿Qué tipo de locura tienes?.
—¿Hay más de una? —me miró sorprendida. Me encogí de hombros.
—Todo depende del punto de vista— como me observaba sin entender trate de explicarme mejor —. La gente ve las cosas de manera diferente. Para lo que a algunos les parece locura, a otros les parece sensato —señalo la orilla del acantilado —. Si yo salto por el acantilado, todos pensaran que estoy loco.
—Por supuesto — ella concordó. Sonreí —. ¿No lo estabas?.
—No, supongo que para mí sería sensato saltar —vuelvo a encogerme de hombros —. Para los locos la persona cuerda es la que está mal y viceversa.
—Me mareaste —sonríe meneando la cabeza, su cabello acariciando mi hombro. Vuelvo a sentir aquello en mi pecho.
Nos quedamos unos minutos más, hasta que llegó el momento en que la acompañe a su cuarto. Comenzaba a hacerse insoportable quedarse allí con el viento frío.
Raquel no me dijo por qué se encontraba tan asustada, pero yo tengo la intención de averiguarlo y poner fin a sus miedos.
------------
Espero les guste :)
Voten y comenten <3
¡¡Luces y aviones!!
Dani.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro