Capitulo 2
Capitulo 2:
El señor Sherman es el consejero del instituto y no es ningún secreto que ama los chismes y cotilleos, algunas veces con Henry bromeamos diciendo que es como una señora de 60 años para en la puerta de su casa con una escoba en la mano fingiendo barrer mientras observaba lo que hacen sus vecinos. Nos reímos mucho con la imagen de este mismo lleno de ruleros en el cabello y un delantal, lamentablemente fuimos castigados por hacer alboroto en clase de biología. En resumen era un buen hombre en el que los alumnos pueden confiar, pues a pesar de su fama de cotilla, yo sé que es el mejor en su trabajo y sabe guardar secretos.
Yo, sumo puntos como su ayudante, me encargo de acomodar su oficina de vez en cuando y soy voluntario en algunas actividades.
No es un trabajo tan duro, excepto cuando me hacen limpiar. Y tiene su parte buena, puede que haya leido algunos expedientes algo confidenciales en el proceso de limpieza ¿Pero quién no lo haría en mi lugar? De todas maneras nunca encuentro nada interesante porque el señor Sherman nunca me deja mucho tiempo solo junto a esos archivos.
¿Qué puedo decir? Soy de alma curiosa.
En estos momentos, Sherman me pidió que lo acompañe a su oficina, pues tenía algo que contarme.
Lo conozco desde que puse un pie en este establecimiento por lo que supe de que se trataba.
El consejero era un hombre de unos cuarenta y monedas, algo panzón y con una pequeña pérdida de cabello y era un secreto a voces que se encontraba enamorado de Marta, la cocinera. Dice el dicho que a un hombre de lo conquista con comida, pues Sherman calló rendido a sus pies cuando probó sus delicias culinarias, ya que ella es una gran cocinera.
Cuando llegamos a su oficina él se sentó en su sillón marrón, ese que ya está gastado y viejo pero aún sigue, por esos milagros de la vida, siendo cómodo. Acomodó unas hojas de su escritorio y me miró de reojo por encima de sus lentes circulares.
—Las clases están por comenzar —comenta luego de carraspear. A lo cual yo asiento —. Te quedan dos años más y me veo en la obligación de recordarte que es muy importante que te concentres en aprobar las materias con buenas calificaciones.
—Lo sé, señor —suspiro y paso mi mano por mi cabello desordenándolo.
—Sabes que todos aquí te tenemos mucho cariño y queremos lo mejor para ti —nuevamente acomoda los papeles sobre la mesa —. También tengo entendido que te has comunicado con Antonio D'Alesandro este verano. He hablado con Marcos antes de que fuera a buscar a su hija y me comentó sobre el trato que tienen.
Quizás esta sea la única cosa mala de Sherman: es un metomentodo. Sé el trato que hice con el señor Marcos Dólope. Sé que Antonio está pendiente de mis cualificaciones, he hablado con ellos tanto como con Sherman. Sé que no lo puedo arruinar este año... sí lo hago, no tendré tanta suerte como el anterior.
—Solo quería que supieras que voy a hacer todo lo que este en mis manos para que salgas adelante y puedas enfrentar a la vida allá afuera con la cabeza en alto y con un buen camino por delante.
—Se lo agradezco – le digo con las mejillas sonrojadas. ¡Zeus! Es muy vergonzoso cuando todos esperan cosas de ti y uno se ve en la obligación de no decepcionarlos.
—Ahora —se deja caer por el respaldo de su sillón y acomoda sus lentes en el puente de su nariz —, creo que Marta ha hecho una apetecible tarta ¿Qué dices... le hacemos una visita?
.....
Esa noche intento nuevamente comunicarme con Rubí, pero me rindo con mi celular y termino utilizando el teléfono de línea que se encuentra en el pasillo que da a las habitaciones. Es una antigüedad que aún funciona... milagrosamente.
—Entonces, Sherman me dice que habló con Marcos...— le dejo caer luego de que ella me contara sobre la batalla que tubo con uno de sus hermanos que intentó teñirle el cabello de color verde. Silencio.
—Tal vez solo quieren ponerse al día de tus progresos...
—¡Pero eso es una de las cosas que me hacen enojar! — resoplo apoyando la cabeza en la fría pared del pasillo.
—¿Qué hablen de tus progresos?— suelta una risilla.
—No. Que estén tan pendientes de todo lo que hago...— ella se queda en silencio otra vez y sólo puedo escuchar su respiración del otro lado —... me hacen sentir más encerrado de lo que ya estoy.
—¡No estas encerrado! — enseguida chilla Rubí.
—Lo estoy, no lo niegues... Hasta tú, con los ojos de todos tus hermanos sobre ti, eres más libre que yo.
—Exageras y lo sabes — me replica y puedo sentir su sonrísa —. Todo depende del punto de vista.
—¿Usas mis palabras en mi contra?— sonrío sin poder evitarlo.
—¡Bah!, como decía antes de que me interrumpieras...— continúa ella —. Cuando acabes la escuela seras libre y yo aún tendré los ojos de mis hermanos sobre mi...
—Sólo... no quiero decepcionarlos.
—No lo harás.
—¿Cómo lo sabes? —le pregunto algo escéptico.
—Te conozco y sé como eres de verdad...
—Hummm...—miro el techo unos segundos antes de cerrar los ojos. Es una pena que yo no tenga tanta confianza en mí mismo como al parecer todos los tienen. Para ser sincero conmigo mismo, temo cada día volver a cometer los errores del pasado. Sería tan fácil.
Pero he hecho una promesa y no puedo ser tan débil cuando ni siquiera inicio el ciclo escolar.
—Creo que es mejor que vallamos a la cama...—ella habla primero luego de unos minutos de silencio sacándome del bucle interminable de cuestionamientos en el que había ingresado.
—Sí — contesto pero ambos permanecemos allí sin colgar —. ¿Ya has hecho las maletas?.
—Tengo todo preparado. Dentro de dos dias estaré allí...— se siente la alegría en su voz.
—Te estaré esperándo...
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Gracias por leer y votar.
Espero les guste :)
Luces y aviones.
Dani.
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