
Enigma N°19
La obsesión de la sirena, mar de Aral.
¿Cómo lo hago? ¡¿Cómo dejo de sonreír?!
Las comisuras de mis labios se expanden cada vez más, a cada segundo, no paran. Siempre recuerdan alguna de tus palabras, tus puntos, tus comas.
¿Cómo puede gustarles eso? No lo entiendo, pero aún así me desobedecen, se alían con mis mejillas para sonreír, para hacerlo sin parar y hasta que duele, pero un dolor tan placentero que vuelvo a sonreír.
No es normal, pero desde un inicio no lo fue, tú y yo no somos normales y juntos mucho menos.
Demasiado distintos para juntarnos y demasiado iguales para separarnos, ¿cómo hago para detener las tormentas y huracanes que se forman en mi pecho cuando te leo?
Parece que te confabularas con el destino para hacerlo, para decir en el momento indicado la frase que me tendrá pensando en ti por el resto de la noche.
La respiración me tiembla cuando te escucho hablarme. Cuando comparas el infierno de Dante con el tuyo propio, tu propio calvario, tu castigo, tu pena. No sabes cuanto quisiera aliviar tu dolor, cuanto quisiera llegar al nivel de tus preocupaciones para desaparecerlas como suspiros.
Esos que provocas cuando me hablas de clásicos del cine o las melodías de las estaciones de Vivaldi.
¿Solo cuatro? Quiero más, más primaveras para que me cantes, más veranos con un calor tan asfixiante que te deje sin ropa, más inviernos donde me leas al oído en susurros que me estremezcan y más otoños donde llores conmigo, quiero más, quiero todo contigo, porque sin ti la vida no puede ser perfecta, mi vida no puede ser perfecta.
Todo se quedaría corto, no tengo una medida exacta, pero juro encontrarla y con ella ponerle un fin a nuestro futuro, aunque, si es contigo, no quiero que exista un fin.
Me haces querer cambiar, ser mejor para ti, ser digna de ti. Y yo quiero hacerlo, quiero intentarlo tan fuerte que ya no duela, no duela cuando te vas, para que ya no duela mi corazón cada vez que pienso en ti lejos de mí.
¿Qué me hiciste? Fue solo una vez, solo una ocasión en que nuestros caminos se cruzaron, un único momento en que el destino jugó otras de sus malvadas cartas y me hizo conocerte.
Fue solo una vez, un mensaje, una frase y ya me tenías. Ya era completa y absolutamente tuya, tan tuya que dejé de conocerme.
Una primera vez donde los pensamientos alborotaron a mis dragones y desde entonces solo te quiero a ti.
De una manera obsesiva y nada sana, sin mesura, sin lógica, sin piedad, te quiero para mí, mi único, para siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro