1. Juro por mi gata
Su mirada sin expresión en el rostro siempre se encontraba en el pizarrón, actuando como una verdadera estudiante y en sus manos constantemente un bolígrafo; lista para comenzar a hacer jeroglíficos que ella llamaba "apuntes", apuntes que le han sido útiles todo este tiempo. No echaba de menos ese hábito, pero lamentaba sus vergonzosas calificaciones. De hecho no era tan malo, tenía varios noventas según su SIIAU.
Sonrió inconscientemente, debía alegrarse, sus calificaciones no eran malas, además llegaría a casa y su madre la recibiría con la comida recién hecha y el resto del día la esperaba con los brazos abiertos.
—Si continuas sonriendo así, creeré en cosas muy oscuras —le habló Delia, quien rápidamente se apresuró a sacarla del salón de clases—. ¡Vamos, que el trasporte se llenará en tan sólo un parpadeo sino nos apresuramos!
Delia en ocasiones solía ser escandalosa, sin embargo la mayoría del tiempo era tranquila. En ese momento parecía nerviosa y elevaba demasiado la voz; no propio de ella.
— ¿Por qué la prisa? —Debía apresurar el paso, o Delia terminaría arrastrándola.
—Nada importante. Vamos.
— ¿Qué pasa si primero quiero despedirme del baño antes de salir? —Le retó Susana, al ver su negativa de contarle el motivo de marcharse tan pronto—. Creo que me dieron ganas de ir al baño. —Agregó. Sabía que a esas horas el baño estaría atascado de alumnas, y si sus predicciones no le fallaban, ahora abría una fila.
— ¡Ashh!, soy yo la que hace eso siempre. Si no te importa hoy no saludaré al baño, hoy nos vamos directo a casa —al ver que su amiga se negaba a avanzar y la observaba incrédula, suspiró—. A las dos de la tarde pasarán una película que quiero ver, ¡vamos Susana!
—Y yo que creía que tendrías una cita y no pensabas contarme. —Olvidó en ese instante su "repentino" deseo de ir al baño.
Delia era un fracaso total en el amor, a pesar de ver tantos rostros de jóvenes al día, ninguno le era perfecto, ella era fiel creyente en el amor maduro y confiaba en que su verdadero amor llegaría después de graduarse en alguna licenciatura que escogiese. La misma Susana pensaba en ello y apoyaba su opinión, aunque le hubiese gustado conocerle algún enamorado.
—Tengo cita en el chat, ya sabes, algún chico de lejos no me hace ningún mal y así al menos tengo compañía. —Sonrió Delia.
— ¡Bien!, en ese caso yo tengo una cita con mi gata. — ¡Que ocurrencias! Delia trató de ignorarla, pero sólo imaginar aquello le hizo reír. Susana continuó—: ¿Sabes?, mi gorda tiene más pegue que nosotras, deberías ver la cantidad de gatos que vienen a visitarla.
—Me hago una idea. —Y lo hizo, definitivamente la gata tenía más suerte.
Observó la cantidad de alumnos que se acumulaban en la salida, otros más se acercaban en grupos, el conserje pedía que esperaran tres minutos más y abriría a la hora acordada.
Subieron los escalones con lentitud, haciendo tiempo. Delia tenía la mirada puesta fuera de la preparatoria, los autos pasaban, algunos alumnos conversaban tranquilamente, y en ese momento logró ver un camión detenerse. Achicó los ojos intentando leer las letras: 54 A, El verde. El camión azul cerró sus puertas al subir el último pasajero y comenzó a avanzar. ¡Su transporte!
— ¡Mira Susana, allá va mi preciada limosina! —Chilló Delia, quien observaba con coraje como su transporte se marchaba frente a sus ojos—, pero la culpa lo tiene ese viejo panzón, no nos dejó salir.
—Esperaremos el siguiente, no hagas drama.
La espera para el siguiente transporte se volvió eterna, Delia parecía que perdería la cabeza en cualquier momento, no dejaba de encender su dispositivo y maldecir siempre que veía la hora. Susana sólo se alejaba y fingía no conocerla.
Pronto decenas de alumnos llenaron la parada de camión.
Cerca del par de amigas, se encontraba Elijah, con las manos en los bolsillos, conversando y sonriendo animadamente a una de sus compañeras de clase.
Quitándole los audífonos de los oídos a Delia, le alertó que se acercaba el transporte.
— ¿Dónde crees que se detenga? —susurró Delia, no deseaba que el resto notase que el transporte estaba a dos cuadras.
—Si bajará a alumnos del turno de la tarde, aquí se detiene porque se detiene. —Ahora su problema sería asegurarse de obtener un lugar dentro del transporte, aquellos alumnos estaban dispuestos a pelear por un espacio.
—Ya está cerca. —Anunció.
Se acercaron decididas a la orilla de la carretera, donde calculaban se detendría. Los estudiantes lo hicieron también notando el transporte con la credencial y vienevale en mano.
—No se va a detener —era la voz de un hombre detrás de ellas—, viene lleno, no lo hará.
Frente a sus ojos el transporte los ignoró, a lo lejos se escuchó un "les dije que no lo haría". Se detuvo una cuadra más adelante, Susana y Delia intercambiaron miradas, y eso bastó para que ambas comenzaran a correr hacia el trasponte. No llevaban ni la mitad del recorrido cuando este, ya había arrancado y marchado, dejándolas. Elijah observó la escena muerto de risa con varios de sus amigos ahora, ¿Quién rayos corre detrás del trasporte?
Escuchando sus carcajadas, Susana lo buscó entre los estudiantes y al visualizarlo, quiso estrangularlo, ¡Se burlaba de su desgracia!
—Detenme Delia, que juro por mi gata que yo mato a ese. —Elijah ni siquiera imaginaba que la mirada asesina de Susana estaba sobre él.
—Antes de detenerte, debo saber si vale la pena hacerlo o no. ¿A quién vas a matar? —Le señaló discretamente a un joven alto de cabello oscuro, con un corte de barba muy particular. No le parecía atractivo, así que no le importaba—, ¡Mátalo!, no te detengo, no vale la pena.
Relajándose y aliviando su enojo—no tenía opción, no se atrevería a hacerle daño—, se dedicó a observarlo con detenimiento. Al sonreír aparecía un hoyuelo en la mejilla derecha, su corta barba y el diseño de corte que tenía fue lo que captó su atención, ¿Él se lo cortaba?, eliminó la pregunta con rapidez de su mente. Su corto cabello alborotado, esa postura, la misma ropa que portaba le favorecía, no estaba tan mal...
— ¡Vámonos, se ha detenido el transporte! —pellizcó su brazo.
Susana reaccionó en ese momento, y girándose, siguió a Delia, quien subió al transporte. Pronto ambas se encontraban atrapadas entre estudiantes.
—No puedo creerlo, se ha subido también al transporte —en ese instante las puertas se cerraron, empujando a Elijah hacia adelante—, no debió subir. —murmuró.
—Todos tenemos derecho a subir, aun cuando signifique —miró Delia a sus lados—, ir como unas sardinas.
El calor a esa hora de la tarde era insoportable, los pasajeros con lo que tenían al alcance se abanicaban, una joven de corta edad trataba de aquietar a su hijo, las conversaciones y risas de algunos compañeros, terminaron por enloquecer a Susana. Para su suerte, estaba a una cuadra de tocar el timbre y bajar. Llamando la atención de Delia, le comentó que bajaría y la vería mañana.
—Después de las ocho. —Sonrió Delia.
—A las siete, ni más ni menos. Llega temprano, hablo en serio. —Ella negó. Le dio la espalda y suspiró resignada, era un hecho, la vería sin duda a las ocho.
Colocó las manos en el barandal de los escalones, subió la mano derecha hasta el timbre y presionó el botón rojo. El pitido anunció al conductor que alguien bajaría.
«Debo tener mala suerte este día. » se dijo, al ver a la persona que la había hecho enojar estar a su lado, preparado para bajar también. Se obligó a mirar hacia otra dirección, le parecía imposible que aquel bajase con ella. Intentó buscar con la mirada a Delia; la encontró ahora sentada, con la mirada perdida en la ventana. En ese instante el transporte se detuvo, y estando distraía no tuvo el tiempo suficiente para reforzar su agarre en el barandal, chilló, imaginándose una dolorosa caída, pero para su sorpresa, unas fuertes manos la tomaron de la cintura evitando que su trasero tocara el suelo.
Sus ojos fueron a las manos que estaban sobre su abdomen, eran unas manos anchas con dedos largos, los dedos tenían restos de tinta azul, notó las venas hinchadas que se elevaron de su piel...
—Estabas por sufrir una tremenda caída. —Escuchar esa voz la hizo apartarse con rapidez, ahora sabía con exactitud a quien le pertenecían esas manos y sabía que, por segunda ocasión que aquel desconocido había sido testigo de sus torpezas.
Los curiosos observaron la escena, la misma Delia quitó la vista de la ventana al escuchar el chillido de Susana y se había quedado con la boca abierta.
—G-Gracias. —Balbuceó y sin saber que más hacer se apresuró a bajar los escalones.
Asintió y la siguió, o eso fue lo que pensó Delia, quien no tuvo la oportunidad de ver qué ocurriría ahora que ambos bajaron en el mismo sitio.
Sacó su celular del suéter, encendió los datos y le mandó un mensaje por WhatsApp.
"El tipo que no mataste se bajó contigo, y eso me da mala espina... una cosa más: ¿Cómo terminaste en sus brazos, que no lo odias?"
El tono de la llegada de un nuevo mensaje la sobresaltó. Estaba recargada en el tronco de un árbol, tranquilizándose. Elijah la observó un momento, pobre chica debió llevarse un susto, deseaba preguntarle si se encontraba bien, pero no quería asustarla si se acercaba ahora sorprendiéndola, así que prefirió reanudar su camino a casa.
Nuevamente ella lo observó con discreción, estaba caminando hacia la misma dirección en la que ella camina a casa, no podía ser... decidió caminar detrás de él en una distancia prudente, sin quitar la vista de él.
«El desgraciado tiene un lindo trasero» Sonrió inconscientemente.
Minutos más tarde, agradeció que no tomará la misma dirección que ella. Pero no dejó de preguntarse dónde viviría.
___
Vienevale es un pequeño papel que nos da el gobierno de Jalisco como apoyo a todos los estudiantes. Por ley se nos da 240, es como pagar el pasaje con ese papelito xD
SIIAU es una "plataforma" de la universidad de Guadalajara que es para estudiantes. Sólo ingresan estudiantes con contraseña y código. Allí los profesores suben nuestras calificaciones, las materias, horarios, etc.
¿Convence la historia?
:'3
Ojalá les este gustando.
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