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Capítulo 14 "Juan Machete"

  Eduardo, Henry y Julián están en el sótano, aún estremecidos por lo sucedido con la daga.
—Entonces... ¿Crees que es peor de lo que pensamos? —pregunta Eduardo mirando a Julián.
Julián lo mira y asiente. —... sí... eso creo. —contestó.
—¿Eso crees...? —preguntó Eduardo irónica y retóricamente. —¡Ni siquiera sabes lo que pasó! —exclamó Eduardo un poco alterado.
—¿¡Qué querés que diga hombre...!? La daga apuntó directo a Henry. —contestó Julián.
—¡Pero tú...! —dice Eduardo.
—Eduardo, calmate... —dice Henry interrumpiendolo.
Eduardo mira a Henry frunciendo el entrecejo, luego desvía la mirada soltando un gruñido exasperante.
—Julián... no tienes por lo menos una pequeña idea de ¿Qué fue eso? —dice Henry.
—Henry... —dice levantándose hasta quedar de pie. —Lo único que puedo pensar es que, cuál sea la maldición que lleva esa daga, es peor de lo que imaginé. —dijo. —Solo... —agregó interrumpiendose a sí mismo. —Jamas pregunté... ¿Cómo consiguieron esa daga? —preguntó.
—Se la robe a un espectro. —contestó Henry.
—¿A quién? —preguntó Julián.
—Al Tirano Aguirre. —contestó Eduardo.
—¿A Aguirre? —preguntó Julián extrañado.
—Sí... me hirió con eso. —contestó Henry.
—¿Te hirió...? —preguntó Julián extrañado, interrumpiendose a sí mismo. —¿De verdad? —preguntó volteando a mirar a Eduardo. Este al mirarlo asintió, luego Julián volvió a mirar a Henry. —Y ¿Cómo estás? —preguntó preocupado.
—Estoy bien, tranquilo, pero es por esa razón que te trajimos esta daga, queremos saber que tiene, que me pudo lastimar. —dijo Henry
Julián desvió la mirada a la vez que asentía. —Entiendo... —dijo soltando un suspiro. —Bueno... —agregó a la vez que caminó hacia donde está la daga clavada. —Me queda averiguar qué es lo que tiene. —dijo a la vez que tomó la daga del mango y la halo, quitandola de la pared.
Eduardo y Henry al verlo se alteraron. —¡No, no, no, espera...! —exclamaron a la vez.
Julián se dió vuelta exaltado y confundido, Eduardo y Henry lo miraban curiosos.
—¿Qué? —preguntó Julián.
—Julián... —dijo Henry entre cerrando lo ojos. —¿Cómo te sientes? —preguntó.
—¿De que hablas...? me siento bien. —contestó Julián confundido.
—¿No sientes nada extraño? —preguntó Henry.
—No... —contestó Julián, luego mira a Eduardo extrañado. —Eduardo ¿Qué le pasa? —preguntó.
—Nada. —dijo Eduardo caminando hacia él y parándose en frente y tomándolo de los hombros. —Julián, haz todo lo que puedas para averiguar qué es lo que tiene esta daga, cuento contigo. —dice.
—Sí, está bien haré lo que pueda. —contestó Julián a la vez que asentía.
—Porfavor amigo, ten mucho cuidado. —dijo Eduardo.
—Vale... lo tendré. —contestó.
Eduardo lo suelta y da dos pasos hacia atrás. —Bien... nosotros ya nos tenemos que ir. —dijo.
—Ahm... vale... déjenme ayudarlos a salir. —dijo Julián. —Solo... —agregó.
Julián fue hacia la mesa y colocó la daga ahí, luego se dió vuelta. —Vamos. —dijo mirando a los otros.
Apagó la luz y encendió la linterna, subieron las escaleras, Julián oprimio el botón en el techo y la entrada se abrió, salieron, luego oprimio el suiche en la pared y la entrada se cerró, luego se dirigieron al la puerta, salieron de la habitación, caminaron hacia la salida y Julián abrio la puerta, los tres salieron y Julián cerró la puerta detrás de él.
—Gracias Julián. —dijo Henry.
—No hay de que pero... vosotros debéis iros rápido antes de que los descubran. —dijo Julián mirando hacia la esquina del templo.
Henry y Eduardo tomaron el camino por la derecha alejándose del templo y de Julián, mientras esté los miraba alejarse.

Manuel y Andrea seguían besandose, sentados en la banca del parque, solitarios, en ese momento Manuel se despegó de ella lentamente, a paso de eso los dos abrieron los ojos, mirándose profundamente entre ellos, con gran emoción y sentimiento que ninguno de los dos podía explicar con palabras, de pronto Manuel se sonroja y suelta sus manos, evade la mirada bajando la cara avergonzado y suelta una risa nerviosa.
—Ahm... lo siento yo... no debí... —dice Manuel balbuceando.
Andrea lo ve algo extrañada. —Manuel, ¿Qué pasa? —preguntó.
—Es que... —contesta balbuceando. —Fue el momento no se, yo... lo siento. —agregó.
—¿Por qué te disculpas? —pregunta Andrea.
—Es que... pensarás que me aproveche de la situación y... —dice Manuel.
—No estoy pensando nada de eso. —dijo Andrea interrumpiendo abruptamente.
Manuel volteo a mirarla algo conmocionado.
—Al contrario... no estuvo nada mal. —dijo mostrándole una sonrisa.
Manuel al ver tal expresión cautivadora, quedó sin palabras que solamente lo único que salió de en ese momento fue, devolverle la sonrisa a ella también.

Mientras tanto José y Stephani seguían en la casa de ella, sentados en el mueble, José terminaba de comerse una de las galletas que Stephani le había ofrecido.
—Estas galletas están muy sabrosas. —dijo José eufórico. —¿Dónde las compraste? —preguntó con curiosidad.
—No las compré. —contestó Stephani con una tierna sonrisa. —Yo las hice. —agregó.
—¡¿En serio?! —exclamó José.
Stephani asintió algo emocionada.
—Pues, mis felicitaciones a la repostera. —dice José.
Stephani lo mira y le muestra una tierna sonrisa. —Gracias. —dice.
—¿Te gusta la repostería? —preguntó José curioso.
—Sí. —contestó Stephani. —De hecho quiero estudiar repostería. —dijo.
—Bueno, déjame decirte que no vas por mal camino. —dijo José con aire vacilante.
Stephani soltó una risa nerviosa y él tambien.
—Bueno, muchas gracias por notar mi talento. —dijo Stephani vacilando un poco.
—Entonces... ¿También te quieres convertir en una de esas abuelas que les gusta hacer galletitas a los nietos? —preguntó José.
Stephani desvió la mirada pensativa y comenzó a asentir con la cabeza, volviendo a mirar a José, mostrando una sonrisa.
—Sabes que sí... —dijo soltando una espontánea risa. —Me gustaría mucho llegar a viejita y tener nietos y... hacer galletitas para ellos. —agregó sonriendo.
—Me parece lindo... —dice José. —Tus futuros nietos tendrán suerte de tener una abuela tan linda y cariñosa como tú. —dijo.
En ese momento sus miradas se cruzaron y el ambiente cambio drásticamente.

Eduardo y Henry van por la calle a pasos agigantados y agitados.
—¿Te diste cuenta? —preguntó Eduardo.
—Sí, me di cuenta. —contestó Henry.
—¿Cómo es que no pasó nada? ¿Cómo es que no le hizo nada? —preguntó Eduardo confundido y alterado.
—No lo sé Eduardo, no lo sé... —contestó Henry. —Tampoco entiendo que pasó... y no sé si de verdad fue una buena idea dejarle la daga a Julián. —dijo.
—Yo tampoco estoy convencido, pero si sé de alguien que tal vez pueda averiguar qué es lo que eso tiene, es él. —dijo Eduardo.

En un terreno llanero al sur, a las afueras de Venezuela, dentro de Colombia, bajo la noche oscura, tres hombres se encontraban hurgando el lugar, dos usaban palas, desenterrando en la tierra, mientras que el tercero estaba a un metro lejos de estos con una ametralladora, observando los alrededores, este llevaba una franela con una camisa de cuadros desabrochada encima, jeans azul y zapatos tipo botas y una gorra.
—Ivan... muevase con eso que no tengo toda la noche. —reprocha el hombre con el arma, con un notable acento de la región.
Ivan uno de los que estaba usando la pala, cargaba una franela negra, jeans azules y zapatos estilo botas, se detiene y voltea viendo al del arma.
—Pedro, mejor cállese y esté pendiente no vayan a descubrirnos. —replicó Ivan.
—Entonces caben rápido para irnos, no quiero que el cartel se de cuenta que estamos aquí. —contestó Pedro.
—Calmense los dos. —dijo el tercer hombre con una vestimenta similar al que tiene la otra pala, pero con un sombrero de paja. —En lo que desenterremos la plata nos vamos de una para la frontera con Venezuela, allá conozco a alguien que nos dejara pasar y estaremos a salvó del cartel. —agregó.
—Mire Javier... ¿Y esa plata no se supone que está prohibida? —preguntó Pedro.
—¿Quien lo dice? —preguntó Javier con curiosidad.
—Pues por lo que dice la leyenda. —contestó Pedro.
Javier se mofa riéndose. —¿De verdad crees en esa leyenda? —preguntó retóricamente.
—Pues si existe la plata, también existe él. —dijo Pedro.
        —Ya nadie cree en eso, déjate de maricadas. —dijo Javier reprochante. —Sí de verdad existiera, ya estuviera aquí desde hace rato. —agregó.
—¡Ya deje de joder y vigilé! —reprochó Ivan.
—¡Ya, está bien! —exclamó Pedro.
Se volteo observando el oscuro llano y el denso bosque a veinte metros de ellos justo en frente de Pedro, mientras esté observaba todas las direcciones, de pronto se escuchó un movimiento entre los árboles, cosa que llamó la atención de Pedro, este levantó el arma apuntando hacia los árboles y comenzó a caminar hacia ellos, luego de unos diez pasos, alejándose de los otros dos, Ivan fue a recojer más tierra con la pala y en eso golpeó algo duro, que impidió a la pala se enterrarse, este y Javier al darse cuenta, cruzaron miradas y soltaron las palas, comenzando a desenterrar con las manos, luego de desenterrar, sacaron un saco, al abrirlo vieron que este estába lleno de dinero.
Javier se volteo buscando a Pedro. —¡Pedro... Pedro! —gritaba este.
Pedro se voltea y ve a Javier.
—¡Venga, rápido! —exclamó Javier.
Pedro volteo observando los árboles, pero no lograba ver nada por lo oscuro que estaba, luego se devolvió corriendo hacia los otros dos y al llegar, vio el saco con el dinero.
—¿Y está vaina que...? —preguntó Pedro sorprendido.
—¡Lo encontramos mijo! —exclamó Ivan.
En eso los tres comenzaron a celebrar gritando de emoción.
—Pero vea, vea, ¿Cuánto hay ahí? —dice Pedro.
—¡Que se va a estar contando! —exclamó javier. —Lo importante es que ya lo encontramos y nos vamos. —agregó.
Luego siguieron gritando de emoción. De pronto desde atrás alguien con un sombrero de vaquero se les acercó en silencio sin que estos se dieran cuenta y levantando la mano derecha alzó un machete que tenía en la mano, soltó un pequeño rugido, Javier, Ivan y Pedro al escucharlo, se extrañaron quedando en silencio, Pedro se dió vuelta rápidamente y en ese instante la persona blandio el machete cortando la cabeza de Pedro, desde su cuello un chorro de sangre salpicó en Javier y sobre el pasto, la cabeza cayó y rebotó dos veces, dando solo una vuelta, el cuerpo decapitado cayó en seco sobre el pasto, Javier he Ivan miraron a la persona con el machete, viendo un rostro esquelético con un sombrero de vaquero azul oscuro, con un trapo blanco alrededor de su cuello, lleva puesto una camisa azul muy rasgada y deteriorada que fácilmente mostraba sus esqueléticas costillas, una cuerda enrollada en su hombro izquierdo, lleva puesto unos pantalones marrón, igual rasgada y deteriorada, mostrando su esquelética rodilla derecha y la pierna debajo de la rodilla izquierda y unas botas negras, el fondo de los oscuros agujeros de los ojos, se iluminó de rojo. Javier e Iván se alteraron al verlo y sin previo aviso el espectro clavó el machete en el abdomen de Iván, este soltó un grito ahogado, luego el espectro giro el machete dentro del cuerpo de Iván hacia la derecha, haciendo que este gritara de dolor, luego el espectro empujó el machete, saliendo a un extremo del cuerpo de Iván, este cayó muerto sobre el suelo, Javier se dió vuelta y comenzó a correr rápidamente, alejándose del espectro, este lo veía alejarse, luego inclinó su cuerpo hacia la izquierda dejando caer la cuerda y atajandola con la mano, este la tomó de un extremo dejando el resto de la cuerda caer, luego levantó el brazo y comenzó a moverlo en círculo, haciendo que la cuerda girará en el aire con un nudo circular, el espectro lo lanzó hacia Javier, la cuerda se alargó a medida que este se alejaba, pero la cuerda lo logró alcanzar, el nudo lo rodeo y lo atrapó, el espectro halo la cuerda sujetándolo, deteniendolo al instante haciendo que cayera, dándose un fuerte golpe contra en suelo, Javier soltó un grito ahogado, privado del dolor, a duras penas se movía, en eso el espectro comenzó a halar de la cuerda, arrastrando a Javier, una vez los dos cerca, el espectro lo tomó de los hombros y lo levantó, Javier estaba algo desorientado, al abrir los ojos vio en lo profundo de los ojos rojos del espectro, completamente aterrado Javier tomó aire y soltó un fuerte grito al mismo tiempo que el espectro abrió su boca escupiendo fuego de esta, quemando la cara de Javier y toda su cabeza.

Henry y Eduardo están llegando a la casa de este, luego se detienen en frente de la puerta, Henry voltea a mirar a Eduardo y este a él.
—Eduardo, todavía pienso en lo que le pueda pasar a Julián. —dice Henry.
—Yo también... —dice Eduardo. —Pero tendremos que confiar y esperar. —agregó. —Ya tienes que irte, es tarde. —dijo.
—Esta bien, nos vemos. —dijo Henry metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón.
Eduardo fue, abrió la puerta, entró y cerró la puerta, mientras que Henry se dió vuelta y se fue, luego de cinco pasos escuchó un fuerte grito dentro de la casa de Eduardo, este volteo alterado y corrió hasta la puerta, comenzó a golpearla.
—¡Eduardo!... ¡Eduardo!... —gritaba alterado.
Mientras que del otro lado Eduardo seguía gritando, fuerte y ferozmente. Henry, observaba la puerta, luego dió un paso hacia atrás y le dió una fuerte patada a la puerta justo en dónde está el seguro, abriéndola, Henry entró y encontró a Eduardo tirado en el suelo, revolcándose de dolor y con las manos en la cabeza.
Henry se agachó. —Eduardo... Eduardo, ¿Qué te pasa? —preguntó Henry angustiado.
Eduardo seguía retorciendose en el suelo, soltando gritos de dolor, luego de unos segundos, Eduardo se calmó y el dolo se disipó, Henry lo observaba cuidadosamente.
—Eduardo, ¿Estás bien? —preguntó.
Eduardo apartó las manos de su cabeza y miró a Henry.
—Tenemos problemas. —dijo.

Manuel y Andrea van caminando juntos por la calle, riendo, luego se detuvieron justo en la puerta de la casa de Andrea, ella se detiene justo en la puerta y mira a Manuel colocándose frente a él y este cruza miradas con ella.
—Señorita, ya llegó a su casa, sana y salva. —dice Manuel de forma irónica.
Andrea muestra una sonrisa, soltando una risa nerviosa. —Gracias. —dijo evadiendo la mirada.
Luego volvió a mirarlo y Manuel al mirarla comenzó a sonrojarse.
—Andrea... ahm... creo que deberíamos hablar de lo de esta tarde. —dice él balbuceando un poco.
—¿Qué pasó? —pregunto Andrea extrañada.
Manuel la miró confundido y los nervios lo invadieron.
—Bueno... pues... de eso, de... —dice Manuel balbuceando, sonrojado y completamente nervioso. —De... de... —agregó.
Andrea comenzó a reírse en forma de burla mientras lo miraba y este se quedó callado mirandola aún más confundido.
—Lo siento, Manuel... —dice Andrea mientras no paraba de reír. —Solo estoy jugando, perdón. —agregó.
Manuel al caer en cuenta, sonrió nervioso evadiendo la mirada, luego salieron de él, risas nerviosas, los dos euforicos la tensión del momento se disipó un poco.
—Disculpame de verdad... pero tienes razón, debemos hablar. —dice Andrea.
—Sí... —dice Manuel. —Ahm... quiero decir que, ese beso fue... lo que quiero decir es que, me gustó y que me gustó que fuera contigo y bueno ahm... yo... —dice Manuel balbuceando.
—Tú también me gustas Manuel. —dice Andrea interrumpiendolo.
Manuel la miró sorprendido, callando en el momento, ella lo miraba sonriendo tiernamente, él le devolvió la sonrisa y ambiente tenso cambio drásticamente.
—Me gustas, Andrea. —dijo Manuel.
En ese momento Manuel tomó a Andrea de las manos y se le acercó, luego fue acercando su cara con la de ella y justo cuando sus labios estaban por unirse, el teléfono de Manuel sonó muy fuerte, interrumpiendo abruptamente el momento, ellos se detuvieron y sonrieron con nervio, Manuel se alejó y metió su mano derecha en el bolsillo derecho de su pantalón, de ahí saco el teléfono y lo encendió y comenzó a revisar, luego el teléfono de Andrea comenzó a sonar y ella llevó su mano derecha al bolsillo trasero y de ahí saco su teléfono y también comenzó a revisarlo.
—Es Henry. —dice Manuel.
—A mí también me escribió. —dijo Andrea.
—Dice que es urgente. —dijo Manuel.
Luego los dos cruzaron miradas, asintieron, guardaron sus teléfonos, observaron alrededor de ellos y al no ver a nadie más, despegaron del suelo y se fueron volando.

José y Stephani siguen en la casa de ella, sentados en el sofá, recostados del respaldar, viéndose entre ellos en silencio.
—Lo siento... —dice José. —Por lo de hace rato... no debí hacer eso... —agregó.
—No te preocupes. —dijo Stephani interrumpiendo. —No tienes porque disculparte. —agregó mostrando una tierna sonrisa.
—La verdad es que sí. —contestó José. —Stephani... fui estúpido... me importas mucho y no quiero hacer algo que te lastime. —dijo.
—José... —dice Stephani.
—Escucha... —dijo José interrumpiendo abruptamente. —No quiero cometer otra estupidez. —agregó.
Stephani lo miró con desilución, confusa y molesta. —José... —dice.
Justo en ese momento el teléfono de José sonó, interrumpiemdola, este buscó en el bolsillo de su pantalón y sacó el teléfono, viendo en él, Stephani lo miraba en silencio, luego José apartó la mirada de la pantalla del teléfono, luego miró a Stephani algo desconcertado.
—Me tengo que ir. —dijo.
—¿Qué? —preguntó Stephani retóricamente. —¿Por qué?... José es muy tarde, no deberías salir a esta hora. —dijo preocupada. —¿Por qué no te quedas? —preguntó. —Es mejor. —agregó.
José la miró y sonrió tiernamente. —Stephani, gracias, pero... —dijo. —Me tengo que ir, disculpame. —agregó.
Luego José se levantó y caminó hasta la puerta y la abrió, Stephani fue tras de él, José salió y ella se quedó en la puerta.
—José, no te vayas. —dice Stephani.
José la miró. —No te preocupes, voy a estar bien... tranquila. —dijo, luego José apartó la mirada y bajando la cara trago grueso. —Hasta luego. —agregó y se fue.
Stephani lo miró irse, sin decir nada lo vio alejarse, luego ella sintió como se le hizo un nudo en la garganta, sus ojos se aguaron, luego aspiro profundo, intentando evitar llorar, luego entró a su casa y cerró la puerta, José luego de estar más lejos de su casa, volteo hacia atrás observando la casa de ella y al ver que no estaba, volteo al frente, luego observó su alrededor y al notar que no había nadie, despegó del suelo y se fue.

En la casa de Eduardo se encuentra este sentado en su sillón y Henry a un lado, los dos en silencio, en eso Manuel y Andrea entran a la casa y los ven.
—¿Qué pasó? —preguntó Andrea.
—Pasó que hay problemas. —contestó Eduardo indiferente.
Henry levanta la mirada, viendo a Manuel y a Andrea. —Tuvo una visión no hace mucho, por eso les mandé esos mensajes. —dice Henry.
—¿Y qué es? —pregunta Manuel.
—¿Saben algo de José? —pregunta Henry.
—No nada. —contesta Andrea.
En ese momento se escuchó la honda sónica que producen al aterrizar, Manuel y Andrea voltearon y Henry echó un vistazo más allá de ellos.
—Parece que ya llegó. —dice Manuel.
Se escucharon unos pasos acercarse, luego la puerta se abría y de detrás de ella, José entró mirándolos a todos y cerrando la puerta detrás de él, luego caminó acercándose a ellos.
—Ya llegué... —dice. —¿Qué pasó? —preguntó.
—Eduardo tuvo una visión y todavía no nos ha dicho nada. —dice Andrea.
—Bien, ya están todos... seré breve... —dice Eduardo, luego se levanta del sillón y se voltea viendo a los otros tres. —Van a tener que ir a Apure... y pasar la frontera. —dijo.
—¡¿Que?! —exclaman los cuatro en coro.
—¿Cómo que pasar la frontera? —pregunta Henry confundido.
—Escuchen... lo que sentí, sobre pasa la frontera con Colombia, en las tierras de la Macarena. Apure, hace frontera con esas tierras y lo que pasó, pasó ahí, así que van a tener que ser lo más sigilosos posibles para que migración no los vea, así que puede que de noche no los vean volar, sean cautelosos. —dice Eduardo.
—Okey, bueno tenemos que ir. —dice Henry.
Los muchachos se dieron vuelta y Henry les siguió detrás.
—Muchachos... —dice Eduardo.
Estos se voltearon viéndolo.
—Tengan mucho cuidado. —dijo.
Los muchachos asintieron y se voltearon, abrieron la puerta y salieron, una vez los cuatro afuera, despegaron y se fueron volando emprendiendo su viaje. Luego de un rato aún en vuelo, Henry voltea a su derecha llevando la mirada detrás de él, viendo a José, en silencio con la mirada fija hacia delante, Henry lo miraba extrañado y más porque no se daba cuenta que él lo miraba.
—¡José! —exclamó Henry.
José reacciona con un pestañeo y mira a Henry. —¿Qué? —pregunta.
—¿Estás bien? —pregunta Henry.
—Sí... ¿Por qué preguntas? —pregunta José confundido.
Henry desvía la mirada pensativo y luego lo vuelve a ver. —Curiosidad. —dice.
—Todo está bien. —dice José.
Henry asintió, desvió la mirada una vez más y luego volteo hacia el frente, luego en ese momento Andrea se le acercó.
—Henry... —dijo.
Henry volteo y la miró. —Andrea... —dice.
—¿Cómo te fue con Eduardo? —preguntó ella.
Henry desvió la mirada y asintiendo volvió a mirarla. —Bien. —dijo.
—Pero... ¿Pasó algo? ¿De qué hablaron? —preguntó Andrea insistente.
—Es complicado, pero... se dejaron los puntos claros, no hay de que preocuparse, todo está bien. —dijo Henry.
En eso los dos quedaron en silencio y siguieron su camino. Luego de un rato Andrea tuvo una extraña sensación, algo que la inquietó, miró hacia abajo viendo el amplio llano de Apure y ella se detuvo mirando hacia abajo, quedando detrás de los demás, los otros tres se percataron y también se detuvieron, se voltearon mirando a Andrea.
—Andrea... —dice Henry. —Andrea, ¿Estás bien? —preguntó un poco preocupado.
        Manuel voló hacia ella acercándose.
—Andrea, ¿Pasa algo? —preguntó Manuel también preocupado.
—Esta aquí. —dice ella.
—¿Qué? —pregunta Manuel confundido.
Andrea lo mira y traga grueso. —Esta aquí, lo siento. —dice.
Manuel frunce el entrecejo confundido. —¿Qué quieres decir con eso? —preguntó.
—Que sea lo que sea que vio Eduardo, está aquí, ahora. —dice.
Manuel frunció el entrecejo extrañado, mientras la miraba, luego volteo hacia atrás cruzando miradas con Henry y José, luego volvió a mirar a Andrea preocupado.
—¿Qué te hace pensar que está aquí? —pregunta Manuel curioso.
—Porque lo siento Manuel... es difícil de explicar pero... básicamente, comencé a sentir escalofríos a medida que nos acercamos aquí y mis nervios se dispararon, mi corazón se aceleró, se me puso la piel de gallina, por eso lo sé. —contesta Andrea. —Hay que bajar. —dice volteando a mirar a Manuel.
—¿Qué? —preguntó Manuel confundido.
Andrea miró a Henry un poco alterada. —Henry, hay que bajar. —dijo.
—¿Qué? —preguntó Henry también confundido. —Pero si todavía no llegamos a... —dice, señalando con el pulgar hacia atrás.
—Hablo en serio, tenemos que bajar. —dijo Andrea enfatizando e interrumpiendo a Henry abruptamente.
Los tres la miraron sorprendidos y Henry se calló.
—Esta bien... —dijo él temeroso.
En eso los cuatro descendieron hasta tocar el suelo, allí comienzan ver a su alrededor, luego Henry voltea a mirar a Andrea.
—¿Estás segura que está aquí Andrea? —preguntó.
—Sí... siento la presencia, cada vez más intensa. —contesta ella.
En eso una sombra comienza a elevarse detrás de ellos, poco a poco se va haciendo más grande, luego levanta un brazo, en su mano llevaba un objeto filoso, de pronto Andrea sintió un intenso escalofrío, su piel de gallina y sus bellos de punta, al percatarse fue a girar, pero justo en eso todo se volvió lento hasta ella, cada vez más lento hasta detenerse, Manuel usando su velocidad tomó a Andrea de la cintura, rodeandola con su brazo, la levantó, la giró y la colocó debajo del brazo, entre esta y la cintura, como un objeto, luego tomó de la misma forma a José y tomó a Henry de la camisa y comenzó a correr, luego se detuvo a diez metros lejos de la sombra, soltó a Henry primero, luego con el brazo que lo sostenía giró a José y lo colocó de pie, luego ayudándose con la mano libre tomó a Andrea, la giró y cuidadosamente la puso de pie, luego el tiempo volvió a la normalidad y los tres se sintieron extraños y confundidos, Andrea bajó la mirada viendo la mano de Manuel en su abdomen, luego volteo y miró a Manuel, cruzando miradas con él, José soltó un quejido de dolor y se agachó abrazando su cuerpo, Henry respiró profundo y se inclinó hacia delante, sosteniendose de sus piernas, mientras seguía respirando profundo.
—Manuel... ¿Usaste tu velocidad? —preguntó Henry.
Manuel volteo y lo miró. —Ahm... sí. —contestó.
—Con razón... —replico José adolorido. —¿Por qué lo hiciste? —preguntó.
—Por eso. —contestó Manuel señalando hacia la derecha, Henry y José, lo miraron y al observar, voltearon mirando detrás de ellos y vieron a la sombra gigante a lo lejos.
—¿Qué es eso? —preguntó José.
—Es un espectro José. —contestó Henry con ironía.
—¿Eso es lo que sentías Andrea? —preguntó Manuel al mirarla.
—Sí; y estoy segura que también es lo que Eduardo sintió. —dijo.
José sintió que el dolor se le pasaba y lentamente se levantó hasta ponerse de pie, los cuatro se voltearon quedando frente a la sombra, en eso dos intensas luces rojas se encendieron dentro de las cuencas de los ojos de la sombra, de pronto ella se transformó en un humo negro y se movió velozmente hacia Manuel transformándose de nuevo, llevando su brazo derecho hacia atrás con el machete en la mano, la blandio hacia él, Manuel esquivó usando su velocidad, inclinándose hacia atrás, en eso Henry extendió su brazo derecho con la mano abierta y de esta expulsó una esfera de energía hacia el espectro, este blandio el machete cortando la esfera a la mitad, explotando al momento, del denso humo de la explosión, José salió con su brazo derecho retraído, la mano empuñada y hasta el antebrazo su piel se volvió rocosa, le propinó un fuerte golpe en la cara al espectro que lo hizo volar lejos de ellos, luego el espectro trató de detenerse apoyando los pies de la tierra, arrastrando estos y abriendo dos largos rastros sobre la tierra, hasta detenerse, pero ya estaba muy lejos de los muchachos, luego el espectro se transformó en el humo negro y se movió rápidamente hacia ellos, Andrea comenzó a emanar rayos eléctricos de su cuerpo, sus ojos se pusieron blancos y se iluminaron, concentro toda la energía en sus brazos, una vez que el humo negro se acercó un poco más a ellos, ella extendió sus brazos hacia delante expulsando los rayos eléctricos hacia él, los rayos pegaron con el humo y comenzaron a electrocutarlo los rayos hacia que se transformara de nuevo en el espectro, este gritaba de dolor ferozmente, emitía un grito agudo y chillón, luego Andrea levantó los brazos y ferozmente las bajó haciendo que los rayos eléctricos levantarán más al espectro y con la misma ferocidad arremetió al espectro contra el suelo, levantando la tierra del fuerte golpe. Los ojos de Andrea volvieron a la normalidad.
       —Voy a terminar con esto. —dijo José caminando hacia el espectro.
Henry al verlo ir, fue tras de él, tomándolo del brazo. —Jose, espera, ¿Qué estás haciendo? —preguntó.
       —Voy a ir a matar esa cosa. —contestó José.
       —Espera, José pero ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó Henry confundido y preocupado.
       —No. —contestó José. —No Henry, sabes... te menti hace rato cuando me preguntaste lo mismo, pero la verdad es que no y para ser sincero no quería venir, pero resulta que tengo un compromiso con todo esto. —dice un poco reprochante.
       —Pero José, no puedes ir así, sin saber que es eso. —dice Henry.
       —Henry; y eso, ¿Cuándo ha importado? —preguntó José retóricamente. —Desde que esto comenzó hemos peleado sin saber contra que y eso no nos detiene. —dijo. —Ahora solo quiero terminar con esto e irme a mi casa. —agregó volteandose y retomando el caminó.
       —Ya va, José... José... espérate... —dice Henry caminando detrás de él y volviendolo a tomar del brazo. —No puedes ir tú solo así porque sí. —dijo.
       José al míralo frunció el entrecejo.
       —Mira quién habla... —replicó con sarcasmo. —El que anoche golpeó a un espectro por hora y media por venganza. —dijo. —La única diferencia entre lo que tú hiciste y yo es que lo quiero terminar rápido he irme. —agregó.
       Henry permanecía callado mientras lo miraba, luego bajó la cabeza, sin decir una palabra, solo asintió, apretando los labios y soltando a José, este lo miró sin remordimiento y en silencio, luego se dió vuelta para seguir su camino.
       —¡José! —dijo Andrea.
       Este se detuvo, se volteo y la miró.
       —Jose... —dice mientras camina hacia él. —No se lo que pasa, pero hasta tú sabes que no puedes ir a luchar contra eso tú solo, estamos juntos en esto... y lo que sea que te esté pasando, estamos para ayudarte. —dijo.
       —Andrea... —dice José. —¿Y a tí que te importa? —pregunta retórica e irónicamente.
       —Jose, por favor, baja el tono. —dice Manuel.
       —No estoy gritando. —contesta José mirando a Manuel. —Digo la verdad... no es necesario que se metan en mis cosas. —agregó.
En eso desde atrás, una cuerda se ató en José, inmovilizando sus brazos, este al darse cuenta, bajo la cabeza viendo la cuerda.
       —¿Qué es...? —pregunta frunciendo el entrecejo extrañado.
       Pero justo en ese momento es interrumpido, al ser bruscamente jalado hacia atrás.
       —¡José! —exclamó Andrea.
       El espectro jalaba la cuerda, arrastrando a José con ella, de pronto el espectro dió un fuerte tirón, levantando a José, balanceandolo en el aire y arremetiendolo ferozmente contra el suelo, levantando tierra del fuerte golpe, los demás observaron preocupados y angustiados.
       —¡Manuel! —exclama Henry mirándolo. —Corre hasta donde José y ayúdalo, Andrea y yo distraeremos al espectro. —dijo.
Manuel asintió y luego miró a Andrea y esta cruzo miradas con él. –Cuidate. –dijo él.
–Tú también. –contestó ella.
Luego Manuel usó su velocidad y comenzó a correr hacia José, luego Henry extendió su brazo derecho hacia delante con la mano abierta, de esta formó una esfera de energía y la expulsó hacia el espectro, este pegó contra él y explotó al instante, pero no le hizo ni un rasguño, el espectro volteo viendo a Henry y Andrea a lo lejos y soltó un fuerte grito chillón.
       —Andrea en lo que Manuel libere a José, atacalo con tus rayos eléctricos, me he dado cuenta que eso ha lastimado a los espectros, pero no quiero que le afecte también a José mientras esa cosa tiene agarrada la cuerda. —dice Henry.
Andrea asiente. —Esta bien. —dice.
       —Te diré en qué momento. —dijo Henry.
       Manuel llegó dónde José y se agachó a la derecha de él, José estaba boca arriba adolorido.
       —José... José... —dice Manuel. —¿Cómo estás? —preguntó preocupado.
       —¡¿Cómo crees que estoy?! —exclamó sarcásticamente.
       —Ya, está bien, te voy ayudar. —dice Manuel.
       Manuel toma la cuerda y comienza a halar, tratando de quitar la presión de la atadura, en eso los ojos rojos del espectro se movieron hacia la izquierda, luego este se volteo rápidamente y tomando la cuerda fuertemente, tiró de esta hacia un lado, elevando a José repentinamente, Henry, Manuel y Andrea quedaron desconcertados, luego Manuel reacciona rápidamente y usando su velocidad todo a su alrededor se fue haciendo más lento, Manuel corrió detrás de José y al alcanzarlo, fue hacia la mitad de la cuerda y derrapó para detenerse, tomó la cuerda y comenzó a halar de esta y a correr hacia atrás, desequilibrando la trayectoria, haciendo que José diera una vuelta a medias y luego cayó sobre el suelo arrastrándose, Manuel se desequilibró y cayó de espaldas al suelo, luego se levantó rápidamente e inesperadamente Manuel sintió un fuerte golpe en la mejilla derecha por el espectro que lo voló lejos y cayó al suelo, giró unas tres veces y se detuvo. El espectro se agacha y toma el lado de la cuerda más cerca de José, luego sube la mirada, Henry con los brazos extendidos expulsa una llamaradas de fuego de sus manos, el espectro al percatarse abrió la boca y de esta expulsó otra llamarada de fuego, chocando estás al encontrarse, José al ver al espectro frunció el entrecejo curioso y pensativo, mientras que Henry y el espectro estaban en lo suyo, Andrea extendió sus brazos hacia delante y de sus manos expulsa dos líneas gruesas de agua que fueron hacia el espectro y lo rodearon, luego estos apretaron fuerte, que hizo al espectro expulsar de su boca una última llamarada, Henry se detuvo y el fuego se disipó, Andrea levantó los brazos y con ella las líneas de agua con el espectro, Henry fue corriendo hacia José, luego Andrea agitó los brazos con ferocidad hacia la derecha, arremetiendo al espectro contra el suelo, deshaciendo el agua, Henry ayudó a José, desatando la cuerda y lo liberó.
       —Se quien es. —dice José.
Henry lo mira frunciendo el entrecejo confundido. —¿Quién es quien? —preguntó.
       —El espectro, ya se quien es. —dice José.
       —Ven, párate. —dice Henry.
       Ayudándolo a levantarse y regresaron dónde Andrea.
       —¿Estás bien José? —preguntó Andrea.
       —Sí... —contesta José.
       En eso Manuel llegó usando la velocidad.
       —¿Están bien muchachos? —preguntó.
       Andrea volteo a su derecha, al mirarlo, este cruzo miradas con ella, notando preocupación en sus ojos.
       —¡Manuel! —exclamó. —¿Tú estás bien? —preguntó.
       —Si, estoy bien, no te preocupes, pero ese golpe si me dolió. —dijo.
       —José dice que sabe quién es este espectro. —dice Henry.
       —¿En serio? —pregunta Andrea mirando a José.
       —Sí... es de una leyenda famosa de este estado. se llama Juan Machete. —dijo.
       —Dinos todo lo que sepas de él. —dijo Henry.
       —Bueno... se cuenta que hace tiempo un hombre que quería ser el más poderoso de la región, su nombre era Juan Francisco Ortiz, amo y señor de las tierras de la Macarena... que son las tierras que están en la frontera de Colombia y es muy grande... en fin, este señor hizo un pacto con el diablo en el cual le entregaba su mujer e hijos, a cambio de mucho dinero, ganado y tierras. El diablo le dijo a Juan que agarrara un sapo y una gallina, a los cuales debería coserle los ojos y enterrarlos vivos un Viernes Santo a las doce de la noche, en un lugar apartado, luego debería invocar el alma y el corazón. Juan cumplió con lo encomendado. Pasando varios días, el hombre se dió cuenta que los negocios prosperaban. pero... una madrugada se levantó temprano y al ensillar su caballo vió un gran toro negro, con los cuatro cascos y los dos cachos blancos. No le prestó atención a eso y se fué a trabajar como de costumbre. En la tarde regresó y observó que el toro todavía estaba por ahí. Pensó "será de algún vecino". Al otro día lo despertó el alboroto de los animales, se imaginó que la causa podía ser el toro negro. Trató de sacarlo de su territorio, pero esto no fue posible porque ningún rejo aguanto. Cansado y preocupado por lo que pasó se acostó, pero a las doce de la noche lo despertó un bramido. Al llegar al potrero se dió cuenta que miles de reces pastaban de un lado a otro. Su riqueza aumentó cada vez más. Dice la leyenda durante muchos años fue el hombre más rico de la región. Hasta que un día misteriosamente empezó a desaparecer el ganado y a disminuir su fortuna hasta quedar en la miseria. Se dice que Juan Machete después de cumplir su pacto con el diablo, arrepentido enterró lo último que le quedaba de su riqueza y desapareció en la selva. Cuenta la leyenda también que en las tierras de la Macarena deambula un hombre vomitando fuego con un machete en la mano e impidiendo que se desentierre su dinero. —dijo José.
Henry frunció el entrecejo extrañado. —¿Su dinero está enterrado en la Macarena? —preguntó.
       —Si, se supone que ahí está. —contesta José.
       —Entonces, ¿Qué hace aquí? —preguntó Andrea.
       —No tiene sentido. —dijo Henry. —Hay algo que no cuadra. —agregó.
       —Tal vez parte de las tierras siguen hasta acá. —dice Manuel.
       —No, solo pertenecen a Colombia, pero tampoco es raro que se hable de él, en este lugar. —dice José.
       —Y tú, ¿Cómo sabes de él? —preguntó Manuel.
       —Tengo familia aquí, mis tíos me contaban estás historias. —contesta José.
       —Okey. —dijo Manuel apartando la mirada.
       En ese momento el espectro se levantó y viendo a los muchachos fijamente emite un rugido chillón, luego desde los pies a la cabeza se transformó en un humo negro y rápidamente voló hasta donde los muchachos y justo frente a ellos volvió a su forma original, con la mano del machete levantada, la blandio hacia Henry y este rápidamente junto con José dieron un salto, moviéndose a su izquierda, mientras que Manuel y Andrea se movieron a la derecha y el espectro terminó clavando el machete en la tierra, luego el espectro se movió hacia Henry y José, con el brazo derecho rodeando su cuello, cerca de ellos blandio el machete de izquierda a derecha, Henry y José esquivaron inclinando sus cuerpos hacia atrás, rápidamente Henry lleva su brazo derecho hacia atrás, empuñando la mano, le fue a responder con un golpe, pero Juan Machete bloqueo tomando el puño con la mano y torció la muñeca hacia la izquierda causando dolor y haciendo soltar un quejido en Henry, luego José se iba hacia él, pero el espectro le propinó una patada en el mentón que lo tumbó, seguido de otra patada en el pecho a Henry, lo soltó y este cayó adolorido, luego desde atrás Manuel tomó a Juan Machete inmovilizandolo de los brazos, luego el espectro se inclino hacia atrás dejándose caer arremetiendo a Manuel contra el suelo, haciendo que lo soltará, luego el espectro se transformó en el humo negro y ahí mismo volvió a su forma original, pero de frente con Manuel, el espectro aspiró profundo por la boca y desde la garganta, Manuel notó que se iluminaba y luego llamas de fuego se aparecían subiendo desde ésta y antes de que este las expulsará, recibió una fuerte patada en la mejilla derecha que lo voló lejos, Manuel llevó su mirada detrás de él y vio a Andrea allí parada, luego Manuel se puso de pie, el espectro se abalanzó para posicionarse en cuatro patas, pero usando sus pies y su mano izquierda las arrastró sobre la tierra, frenando, luego que se detuvo se puso de pie, luego se volvió a transformar en un humo negro y fue directo a Andrea, de frente a ella volvió a su forma original con el brazo derecho hacia atrás blandio el machete hacia ella, en sentido de derecha a izquierda, ella levantó las manos formando un escudo de agua que bloqueo el ataque e hizo repeler el machete de regreso, luego el espectro abalanzó el machete hacia arriba desde atrás y lo blandio desde arriba, Andrea volvió a levantar las manos, dando un paso hacia atras y formó otro escudo de agua, bloqueando el ataque, haciendo repeler el machete, el espectro volvió a blandir de la misma forma y Andrea volvio a formar otro escudo de agua mientras retrocedía, volviendo a bloquear el ataque y haciendo repeler el machete, en eso Manuel aprovechó y con su velocidad desde atrás pasó su brazo derecho por debajo del brazo de Juan Machete, inmovilizando el brazo dónde lleva el arma y con el otro rodeó su cuello con fuerza, Juan Machete pasó el arma de una mano a otra, volteo la hoja del machete hacia abajo y fue a clavarla en Manuel, pero Andrea se interpuso y atravesó su antebrazo derecho y su mano izquierda en el antebrazo del espectro a mitad del movimiento, forsejeando y sin lograr detenerlo, de sorpresa José se acercó rápidamente y con la mano empuñada le fue a propinar un golpe, pero justo en eso Juan Machete se transformó en el humo negro, librandose de Manuel y apartándose rápidamente, haciendo que José terminará propinando el golpe en el estómago de Manuel, dejando a este privado del dolor.
José se alarmó al darse cuenta del error. —Discúlpame, Manuel. —dijo.
       —No te preocupes. —dijo Manuel forzando la voz.
       Juan Machete volvió a su forma original y le propinó una patada en la espalda a José, haciendo que chocara de frente con Manuel y se lo llevará por el delante, luego el espectro recibió el ataque de una esfera de poder que explotó en su espalda, sin hacerle un mínimo de rasguño, Juan Machete se voltio, viendo a Henry, este levantó los brazos hacia delante y expulsó una llamarada de fuego aspirando profundamente, luego al soplar escupio una llamarada de fuego, estás chocaron creando un forcejeo de poder, Juan Machete formó una esfera de energía roja en su mano izquierda, estiró el brazo hacia delante y expulsó la esfera, este fue directo a Henry y al chocar con él, explotó, haciéndolo retroceder, luego Andrea se le fue encima a Juan Machete, directo a propinarle una patada en el rostro, pero éste la detuvo ágilmente con la mano, luego rápidamente la soltó, giro la mano y la volvió a tomar, la halo y la abalanzó, arremetiendola contra el suelo muy fuerte, luego de frente, Henry fue hacia él volando y José también, pero desde atrás, el espectro al percatarse se transformó en el humo negro y se elevó, esquivando a los dos, Henry y José se detuvieron al darse cuenta que casi se golpeaban entre ellos, pero en eso el humo negro se apareció, extendiéndose de forma horizontal, esto se transformó de nuevo en Juan Machete con el brazo derecho extendido blandiendo el machete hacia José, este lo esquivó retrocediendo e inclinándose hacia atrás, mientras que logró propinarle una patada en el rostro a Henry del otro lado alejándolo, Juan Machete le fue encima a José, subiendo el machete desde atrás, abalanzado y blandiendo el machete con ferocidad contra él, pero José al empuñar su mano derecha transformó la pie del su antebrazo en una superficie rocosa y rápidamente se cubrió con ella, el machete chocó con esta sin causarle daño, pero el golpe fue tan fuerte que lo tumbó, tirado en el suelo Juan Machete arremetió contra él tres veces más, Manuel dió un salto volando hacia Juan Machete con la intención de golpearlo, pero una vez cerca el espectro lo interrumpió propinando un golpe directo en la cara que lo voló lejos, cuando Juan Machete fue a blandir su arma contra José de nuevo, justo en eso Henry lo tomó por detrás, pasó su brazo derecho por debajo del brazo de Juan Machete, inmovilizando el brazo dónde lleva el arma y con el otro rodeó su cuello con fuerza de la misma forma que lo hizo Manuel, José se fue a levantar y Juan Machete le propinó una patada en el mentón que lo tumbó, luego el espectro se transformó en el humo negro y se safó de Henry, volvió a su forma original frente a él propinando una fuerte patada en el pecho sin previo aviso que lo voló y cayó, en el suelo Juan Machete se le fue encima con el machete arriba y al blandirla hacia abajo Henry solo veía como se le acercaba sin tiempo suficiente para esquivarlo, pero justo antes que el machete pudiera tocarlo la hoja de una espada se interpuso desde su izquierda y empujó el machete hacia arriba haciendo retroceder al espectro, Henry se levantó hasta quedar sentado y al voltear vio un vestuario azul y un gorro del mismo color.
       —¿Declan? —preguntó.
       —¿Alegre de verme? —preguntó él de forma capciosa.
       —No te imaginas. —contestó Henry mientras se levantaba.
       —Pensé que tenían todo bajo control. —dijo Declan.
       —Bueno, no es nada fácil. —contestó Henry.
       El espectro los veía y emitía un tenue rugido.
       —¿Preparado? —pregunta Declan.
       —Sí.—contesta Henry asintiendo.
       Juan Machete les fue encima levantando el machete, una vez cerca la blandio hacia ellos y Declan atravesó la espada chocando las dos hojas, más atrás Henry fue contra Juan Machete y le propinó un fuerte golpe en la cara haciéndolo retroceder, luego Declan fue hacia él, llevando la hoja de la espada hacia atrás, blandiendo de forma horizontal, el espectro levantó el machete con la hoja hacia abajo y las hojas chocaron una vez más y Henry fue hacia Juan Machete una vez más propinando otro golpe en el estómago, privado del dolor, Juan Machete tomó a Henry de la cara, lo empujó hacia atrás y lo arremetió contra el suelo, lo soltó y mientras subía la mano en ella formó una esfera de energía roja, apuntó hacia Declan y expulsó la esfera, Declan sin poder esquivar, levantó la espada, cortó la esfera y ésta explotó haciendo volar a Declan, Juan Machete bajó la mirada viendo a Henry, levantó la pierna izquierda, posicionandola encima de la cabeza de Henry, este se alarmó y justo en ese momento un chorro de agua golpeó al espectro alejándolo de Henry, este cayó hasta donde lo empujó el chorro de agua, Henry se levantó y al voltear vio a Andrea con los brazos levantados.
Andrea miró a Henry. —¿Estás bien? —preguntó.
Henry asintio. —Sí. —dijo mientras se ponía de pie.
       Henry fue hasta donde Andrea, Juan Machete se levantó, aspiro profundo y escupió fuego, en ese momento Andrea levantó sus manos y de estás expulsó agua, chocando las dos a medio camino, de pronto Manuel con su velocidad corrió hacia Juan Machete y lo empujo interrumpiendo el forcejeo de poder, este salió volando, cayó dió una tres vueltas en la tierra y se levantó, luego desde su derecha José se le vino encima con el codo izquierdo hacia atrás y la mano empuñada, con fuerza le propinó un fuerte golpe en el rostro, haciendo que Juan Machete se incara en una rodilla por el golpe y apoyará su mano izquierda del suelo, luego Manuel con su velocidad se le acercó desde su izquierda, lo golpeó en el rostro y se alejó siguiendo de largo, Juan Machete se logró levantar, Declan se le acercó sigilosamente y blandio la espada por detrás de su rodilla derecha haciendo una pequeña cortada con la punta de la espada, haciendo que volviera a incarce, Juan Machete se fue a voltear, pero justo en eso Manuel volvió a golpearlo en el rostro desde su derecha y siguio de largo, Juan Machete enfurecido, levantó su arma y la blandio contra Declan, pero este lo bloqueo con su espada, chocando las hojas, Andrea mientras se acercaba junto con Henry, expulsó unos rayos de electricidad que electrocutaron al espectro haciendo que gritara de dolor, luego de que dejó de electrocutar, Juan Machete cayó, apoyando sus manos del suelo, luego se intentó levantar, adolorido, levantó su mano izquierda apuntando a Andrea, de la mano formó una esfera de energía roja, pero Manuel velozmente tomó su brazo deshaciendo la esfera, extendió su brazo hacia un lado y lo torció, el espectro levantó el machete hacia Manuel, pero a mitad del movimiento, Henry lo tomó del brazo y lo extendió hacia el otro lado, con los brazos abiertos José se le acercó teniéndolo en frente, este llevó su brazo derecho hacia atrás con la mano empuñada y con fuerza le propinó un golpe en el rostro a Juan Machete, luego le dió otro con la izquierda, seguido de otro con la derecha siguió con otro y luego con la izquierda, así estuvo por un rato, lo golpeaba una y otra vez que hasta le tumbó el sombrero, mostrando una maraña de cabello largo que se agitaba de un lado a otro con cada golpe, José con la respiración agitada se detuvo, el espectro se veía débil con la cabeza baja.
       —Sueltenlo. —dijo José.
       Henry y Manuel lo soltaron y los brazos cayeron.
       —Yo terminaré con él. —dijo José con frialdad.
       Todos lo miraron desconcertados, Henry se le acercó.
       —José, ¿Estás seguro? —preguntó.
       José asintio sin decir una palabra, Henry miró a Manuel, este cruzó miradas con él, este asintio, apartó la mirada y caminó detrás de José, Manuel al entender la seña caminó y se coloco detrás de José, luego esté levantó las manos con los brazos extendidos hacia delante y las manos abiertas, delante de ellas formó una gran esfera de energía verde, mirando fijamente al espectro, este tenía la cabeza a gachas, mientras que los demás solo observaban como espectadores, de pronto Andrea sintió un intenso escalofrío y su corazón se aceleró y miró hacia la derecha.
       —¿Qué...? —dijo ella.
       Pero justo en ese momento algo golpeó a José, que deshizo la gran esfera de energía y mando a volar a José lejos, pero tanto él cómo los demás no lograron ver qué fue, cómo si algo invisible lo fuera golpeado, solo sintieron cómo una fuerte brisa los empujó, todos se alarmaron.
       —¿Qué...? —dijo Henry interrumpiendose a sí mismo.
       —¡¿Qué fue eso?! —preguntó Manuel alterado.
       Luego algo pasó de forma veloz, detrás de Juan Machete, tomando el sombrero y después se detuvo justo frente a él, dándole la espalda a los demás, le colocó el sombrero, una figura alta, delgada casi en los huesos, su ropa algo estropeada y con un gran sombrero de paja, Henry, Manuel y Andrea vieron esta figura y en eso comenzaron a escuchar un silbido que emitía las notas musicales de forma escalofriante, quedando los tres anonadados al reconocer la figura que tenían en frente.
       —No, puede ser. —dijo Henry.
       El espectro extendió su mano izquierda hacia Juan Machete, este levantó la cabeza y los dos cruzaron miradas, Juan Machete tomó su arma y luego tomó la mano del Silbon, este lo ayudo a levantarse, El Silbon se dió vuelta y Juan Machete se colocó al lado de este, de frente con los demás, después El Silbon usó su velocidad y fue hacia Manuel, arremetiendo contra él, alejándolo de Henry, Andrea y Declan, Juan Machete se transformó en el humo negro y fue hacia Andrea, frente a ella volvió a su forma original, blandiendo el machete de derecha a izquierda, Andrea se inclinó hacia atrás, esquivando el arma, Juan Machete, se aproximaba a blandir del lado contrario, pero antes de que el arma pudiera tocar a Andrea, Declan atravesó la hoja de su espada, chocando estás dos, el espectro recogió el machete y arremetió de nuevo contra la espada de Declan, estos volvieron a chocar, luego Juan Machete extendió la otra mano por debajo del otro brazo y de la mano formó una esfera de energía roja y la expulsó hacia Declan, esta al tocarlo explotó, Andrea se volteo y se inclinó cubriéndose la cara con los brazos, Declan salió volando lejos, Andrea voltea mirando que Declan ya no está, luego mira a Juan Machete y se le acerca levantando el arma, Andrea empuña las manos y en ese momento Henry se le fue encima a Juan Machete empujándolo, alejándolo de ella. El Silbon usando su velocidad llevaba a Manuel de frente, estos venían de regreso a dónde están los demás, Manuel levantó las piernas y sosteniendose fuerte del Silbon, extendió las piernas hacia abajo, al mismo tiempo que se inclinó hacia delante, los pies de Manuel tocaron el suelo haciendo frenar al Silbon, este llevado por su propia fuerza choco contra Manuel y los dos cayeron al suelo y rodaron sobre ésta, el Silbon se detuvo más allá de Manuel, luego estos se levantaron, cruzando miradas asesinas entre ellos, el Silbon suelta un rugido chillón y en lo que iba a correr hacia Manuel algo lo detuvo, este bajó la mirada y sus pies estaban cubiertos de dos monticulos de tierra al voltear hacia atrás, vio a José a lo lejos tirado en el suelo, con la mano derecha tensada y pegada a la tierra, en eso suelta un leve gruñido, luego Manuel corrió rápidamente hacia El Silbon con el brazo derecho hacia atrás y la mano empuñada, una vez de frente al Silbon fue a propinarle un golpe, pero este se lo detuvo tomándolo de la muñeca, Manuel quedó anonadado, El Silbon volteo y lo miró, luego éste empujó el antebrazo de Manuel, girando la mano, lo torció, Manuel soltó un quejido de dolor, luego con la otra tomó a Manuel por el cuello y lo levantó, Manuel sentía como se trancaba su posibilidad de respirar, desesperado de no poder respirar, extendió su mano izquierda hacia la cara del Silbon y expulsó un ventarrón de esta, el espectro desorientado lo soltó y Manuel impulsado por el ventarrón cayó unos dos metros lejos del Silbon, este enfurecido se volteo, extendió su brazo izquierdo y de su mano formó una esfera de energía roja que expulsó directo hacia José, este al ver la esfera se cubrio la cara con los brazos, la esfera chocó contra él y explotó al instante, haciendo volar a José, los monticulos de tierra que sostenían los pies del espectro de deshacieron y El Silbon corrió hacían Manuel velozmente, colocándose detrás de él, tomándolo de la nuca, lo levantó y lo arremetió con fuerza su cara contra el suelo una y otra vez, Andrea desde lejos observa el brutal evento, en ese momento una gran irá, crecía dentro de ella, empuñando las manos con fuerza, de pronto pequeños rayos eléctricos aparecieron de sus manos y luego comenzaron a recorrer sus brazos y de ellos su cuerpo, sus ojos cambiaron y se pusieron completamente blancos y brillantes, luego ella levantó la mano derecha, la abrió y múltiples rayos de electricidad se concentraron ahí, con la mirada fija en El Silbon, tenía la puntería certera hacia él, pero justo antes de expulsar un rayo de electricidad, su cordura regresó, dándose cuenta que si lo hacía, afectaría a Manuel, entonces en ese momento volvió a la normalidad, pensando mejor las cosas, ella se agachó un poco tomando impulso y dando un salto tomó el vuelo rápidamente hacia ellos, llevando el brazo derecho hacia atrás y justo cerca del Silbon se detuvo de pronto, extendiendo el brazo y de sus manos expulsó un fuerte chorro de agua llevándose al Silbon por delante, soltando a Manuel, volando al espectro lejos de ellos, una vez terminó de expulsar el chorro de agua, ella descendió, corriendo hacia Manuel, este tirado en el suelo boca abajo, ella se tiró también al suelo.
       —¡Manuel!... ¡Manuel! —exclamaba con preocupación.
       Lo empujó y volteo, su rostro estaba lleno de tierra, raspones, de su boca una línea de sangre recorría desde los labios al mentón, su respiración era agitada.
       —Voy a curarte. —dijo.
       Andrea colocó su mano en la cara de Manuel, cerró los ojos y respiró profundo, de pronto el agua que comenzó a salir de su mano cubrió toda la cara de Manuel, luego de quince segundos, el agua se separó, deslizándose por los lados de la cabeza y cayendo en el suelo, Andrea apartó su mano y al ver el rostro de Manuel estaba completamente limpio, ya no habían rasguños, tierra ó sangre, Manuel abrió los ojos y lo primero que vio fue a ella delante de él, sus miradas se cruzaron, ella le sonríe y él le devuelve la sonrisa, de pronto delante de Manuel ve como el Silbon golpeó fuertemente a Andrea al llegar rápidamente, haciéndola volar lejos, Manuel se estremece voltea a su derecha y ve como ella al ir volando, cae y da unas cuantas vueltas varias veces hasta detenerse, la impotencia y la rabia lo invadió.
       —¡No! —exclamó.
       Extendió los brazos bruscamente y de sus manos expulsó un fuerte ventarrón que al golpear al Silbon lo hizo volar, el espectro cayendo de pie deslizándose sobre la tierra para detenerse, El Silbon al levantar la mirada Manuel se le fue encima propinando múltiples golpes en el rostro y el cuerpo usando su poder de velocidad.
       Henry cae al suelo boca arriba, frunciendo el ceño y soltando un quejido de dolor, al mirar delante de él, ve la suela de la bota de Juan Machete aproximándose, rápidamente gira hacia la izquierda esquivando la bota y éste cae contra el suelo, luego Juan Machete, balancea su brazo derecho con arma en mano, directo a Henry, este al percatarse, dió otro giro esquivando el machete, con la misma fuerza se levantó y fue encima del espectro, callendo este de espaldas, Henry le propinó un golpe en el rostro con la mano derecha, luego con la izquierda, el espectro miró a Henry, abrió la boca, aspiro y al soplar expulsó aliento de fuego, Henry se cubrió la cara con los brazos, retrocediendo, Juan Machete se levantó, abalanzó el arma para arremeterlo contra Henry, pero justo ahí, Declan atravesó su espada y estás dos chocaron, mientras que Declan resistía, unas raíces que se arrastraban desde atrás del espectro, comenzaron a enrollarse en las piernas de Juan Machete.
       —¡Quítate! —exclamó Declan lanzando una mirada estremecedora a Henry.
       Henry se arrastró hacia atrás, apartándose de ellos, luego las raices que se enrollaron en Juan Machete lo sostuvieron con fuerza, este al darse cuenta bajó la mirada y en ese instante las raices halaron bruscamente al espectro, cayendo este de boca, Henry al observar más allá a donde se dirigía el espectro, vio a José incado en una rodilla, con las manos en la tierra y a solo unos centímetros de estas, las raices que arrastraban a Juan Machete, volvían a entrar a la tierra rápidamente, el espectro al estar más cerca de José, giró y al tenerlo de frente con la misma velocidad tomó fuerza, ayudándose con el brazo derecho, se levantó, abalanzó el machete para blandirlo contra José, éste al percatarse se apartó rápidamente hacia la derecha, esquivando el arma, el espectro levantó el arma nuevamente y la blandio hacia abajo, cortando las raices, librandose de éstas, quedando solo las que están enrolladas en sus piernas, Juan Machete caminó hacia José, blandiendo de nuevo el arma hacia él desde arriba, José la esquivó moviéndose hacia la izquierda, Juan Machete giró el arma con la hoja hacia su derecha, recogió el brazo y blandio el machete, José volvió a esquivar dando un brinco hacia atrás, luego el espectro recogió el brazo, llevando el codo hacia atrás, extendio el brazo para clavar el machete de frente, José se movió hacia su derecha esquivando y en eso se le fue encima a Juan Machete con la mano izquierda empuñada, directo a propinarle un golpe en la cara al espectro, pero este rápidamente la bloquedo, tomando el puño con su mano libre, luego le torció el antebrazo a José girandolo hacia la izquierda, José solto un quejido de dolor, luego el espectro le propinó un rodillaso en el estómago, dejando privado de dolor a José, luego le propinó un golpe en el rostro y lo tumbó, ya la tierra, Juan Machete le propinó una patada que lo voló unos cuatro metros lejos, José quejándose del dolor intentó levantarse, hasta solo quedar incado en una rodilla, con el antebrazo derecho rodeando su barriga, Juan Machete levantó su brazo izquierdo con la mano abierta apuntando hacia José, de esta formó una esfera de energía roja, grande, José al verlo se estremecio, Juan Machete expulsó la esfera de energía hacia él, José rápidamente levantó su brazo derecho con la mano abierta, formando una esfera de energía verde grande, expulsandola al instante, las dos chocaron a solo pocos metros de que la roja llegará a José, creando un forcejeo de poder entre los dos, pero José se sentía un poco exhausto y su esfera de energía retrocedía poco a poco, aunque él trataba de aguantar, Juan Machete lo miraba y aunque su rostro no mostraba expresiones, el espectro sentía deleite al verlo sufrir, de pronto una luz se encendió a un lado de ellos, Juan Machete volteo a su izquierda, mientras que José miró de reojo, una gran esfera de energía amarilla estaba formada y detrás de esta esfera estaba Henry con las dos manos extendidas, en eso Henry tenso los brazos y con un feroz grito expulsó una ráfaga de energía que chocó con el espectro, pasando sobre él, desintegrandolo en cuestión de segundos, sin que quedará un solo rastro de él, su esfera roja se deshizo, al igual que la de José, luego otros segundos la ráfaga que expulsó Henry también se deshizo, los dos respiraban agitados por la boca.
       —¡Henry! —exclamó Declan.
       Henry se volteo y vio a Declan a un lado de Andrea, está estaba sentada en la tierra, Henry frunció el entrecejo confundido y fue corriendo hacia ellos.
       —¿Qué pasó? —preguntó al llegar.
       —Manuel... Henry, Manuel está solo con El Silbon. —dijo Andrea.
       Henry se estremecio he inmediatamente buscó a Manuel, viéndolo a lo lejos, tirado en el suelo y El Silbon con el brazo derecho extendido hacia él y con una esfera de energía roja formada delante de su mano, Henry dió un brinco, alzando el vuelo hacia ellos rápidamente, el espectro se percató y rápidamente levantó el brazo apuntando hacia Henry y expulsó la esfera de energía hacia él, Henry recogió el brazo derecho y le dió una bofetada a la esfera, apartandola de su camino, una vez cerca del Silbon empuñó la mano, llevando el brazo hacia atrás, ya de frente le fue a propinar un golpe, pero El Silbon usó su velocidad y se apartó esquivando a Henry, este quedó desconcertado, El Silbon con su misma velocidad, se acercó a Henry, este paralizado a la perspectiva del espectro, juntó las manos y entrelazó los dedos, levantó los brazos y fuertemente le propinó un golpe a Henry en la espalda, tumbandolo, este cayó, rebotó y se arrastró en la tierra, hasta que se detuvo, El Silbon volteo mirando a Andrea, Declan y José a lo lejos, Manuel comenzó a moverse intentando levantarse adolorido, el espectro al percatarse usó su velocidad y se fue del lugar.
       —Está escapando. —dijo Declan angustiado.
       —Es tarde, no lo vamos a poder alcanzar y Manuel está muy herido. —dice Andrea.
       Ella se comienza a levantar hasta estar de pie y hacia donde están Manuel y Henry, Declan fue tras de ella, una vez que llegó con Manuel, éste estaba sentado en la tierra, Andrea se agachó al lado de él.
       —¿Estás bien? —preguntó.
       —Sí, estoy bien, no tienes de que preocuparte. —contesta Manuel calmado, luego en eso Manuel suelta un suspiro. —Lo deje escapar. —dice angustiado.
       —No te preocupes por eso ahora, más bien debemos irnos de aquí. —dice Andrea.
       —Ven, te ayudo. —dice Declan extendiendo su mano.
       Manuel al mirarlo, lo toma y Declan lo ayuda a levantarse.
       —Gracias. —dice.
       —Iré a ver cómo está Henry. —dice Andrea yendo hacia él.
       —Aun no comprendo como es que esa cosa es un velocista de la noche a la mañana. —dice Manuel intrigado.
       —Bueno lo más probable es que pasó cuando te secuestraron. —dice Declan.
       —¿Por qué crees eso? —pregunta Manuel.
       —Esa noche que fuimos a buscarte, tú estabas apresado por un hechizo, y por lo que tengo entendido ese es un hechizo de Sangre y por lo poco que conozco, ese en especial es un hechizo que trabaja como emisor y receptor... Si tú tenías uno y te robaba los poderes probablemente esa cosa tenía otro que los recibía. —dice Declan.
Manuel suelta un suspiro profundo. —Tiene sentido... a estas alturas esto que me dices no me sorprende. —dice con ironía.
       —A mi tampoco... —dice Henry.
       Manuel y Declan voltean, se escuchan unos quejidos de dolor, mientras éste intenta levantarse.
       —Henry, porfavor no te muevas tan rápido. —reprocha Andrea.
       Henry logra sentarse, mientras que Andrea lo ayuda.
       —Si lo que tú dices es verdad en cuanto a ese hechizo, entonces debemos cuidarnos muy bien, cualquiera de nosotros tres nos podrían secuestrar también... —dice señalando a José, Andrea y él mismo. —Hasta a tí podrían secuestrarte otra vez y terminar de quitarte tus poderes, para hacer más fuerte a ese espectro. —agregó.
       —Tiene razón, deben cuidarse muy bien. —dice Declan.
       José se acercó a Henry y Andrea.
Andrea mira a José. —¿Creés que puedas ayudarlo? está débil. —dice.
José asiente. —Sí, está bien. —contesta.
       José ayuda a Henry a levantarse y una vez de pie, pasa el brazo izquierdo de él por la nuca, rodeándola y toma a Henry de la cintura.
       —Gracias. —dice Henry.
       —Me salvaste de que me jodieran, es lo menos que puedo hacer. —contesta José.
       —Bien, creo que ya es hora de irme, nos veremos luego. —dice Declan.
       —¿Te vas a teletransportar? —pregunta Manuel.
       —Sí. —contesta Declan.
       —Y ¿No nos puedes llevar contigo? —preguntó.
       —No, adiós. —contesta Declan envainando su espada, luego posicionó las manos la izquierda delante de la derecha, las dos apuntando de lado contrario a la otra, los dedos índices, los del medio y anulares de cada mano estaban extendidos, pero separados en continuidad, los meñiques y pulgares tenían las puntas juntas, formando un círculo. —Teleportation. —dijo.
       De pronto su cuerpo se iluminó y como si fuera una pequeña explosión se desapareció y unas pequeñas chispas quedaron flotando en dónde estaba, los muchachos quedaron algo anonadados con lo que vieron, luego de asimilar el acto, Manuel y Andrea alzaron el vuelo.
       —¿Estás listo? —preguntó José.
       Henry asintió y también alzaron el vuelo, y se fueron.

       En la noche oscura, un automóvil iba solo por la carretera, entrando en la autopista de la Caracas-La Guaira, el automóvil iba manejado por un hombre, moreno, contextura flácida, llevaba una camisa modelo chemise color marrón, el hombre mientras conducía, en el asiento del acompañante llevaba una botella de alcohol dentro de una bolsa marrón, el tomó, la botella y le dió un sorbo de la boquilla, de pronto en lo que iba cerca del primer puente de la autopista, nota una figura caminando por el borde del puente, a medida que se acercaba, notaba que la figura llevaba una vestimenta blanca, un vestido blanco y largo de novia, con un velo, que bajaba de detrás de la cabeza, el hombre se extraño al ver a una persona con esa vestimenta deambulando sola por el puente, con tal oscuridad, él colocó la botella en el asiento de acompañante nuevamente, mientras observaba a la persona, de pronto la persona se dió vuelta y ve el rostro de una chica, piel morena, linda, bien arreglada, ella observa el auto acercarse.
       —¿Me llevas a mi boda? porfavor... —dijo la mujer.
       El hombre logró oírla, pero en ese instante se dió cuenta de quién era, se estremecio, así que pisó con más fuerza el acelerador y el auto pasó de largo con más velocidad, dejando a la mujer atrás, él se alejó lo más que pudo, hasta donde ya no podía verla más por el retrovisor, luego de pronto delante de él, en medio de la autopista, la mujer se volvió aparecer.
       —¡¿Por qué no me llevas?! —exclamo la mujer alterada, sus ojos se pusieron negros y un líquido negro salían de estos recorriendo las mejillas como lágrimas.
       El hombre se aterró y la primera reacción fue pisar el freno, movió el volante hacia la derecha, esquivando a la mujer para no atropellarla, desestabilizandose, pero el hombre como pudo logró estabilizar de nuevo el auto, sin causar ningún daño, siguió manejando, alterado y con el corazón tan acelerado que parecía que le causaría un infarto, el hombre observó por el retrovisor, pero no la vio, se dió media vuelta para asegurarse, observando el asiento trasero y por la ventana, pero no la vio, el hombre se enderezó y siguió su camino, intentó calmarse, tomó la botella en el asiento del acompañante que se cayó y parte del líquido se derramó, luego se llevó la boquilla de la botella a la boca y tomó un trago, luego otro y volvió a colocar la botella en el asiento del acompañante, luego de unos minutos el hombre ya se había calmado, estaba más tranquilo, pero pensativo en cuanto a lo que había visto. Ya se estaba acercando al segundo puente de la autopista, él no apartaba la mirada del camino, la mujer con el vestido de novia estaba sentada en el asiento de atrás del auto, sus ojos completamente negros y dos líneas de lagrimas negras en sus mejillas, ella miraba al hombre desde ahí, pero éste ni cuenta se había dado de su presencia, en lo que el auto se montó sobre el puente.
       —Aqui me maté yo. —dice la mujer.
       El hombre se extrañó al oír eso, llevó su mirada al retrovisor y la vió por allí, sentada en el asiento de atrás, el hombre soltó un grito ahogado, pero en ese momento la mujer, extendió su brazo derecho tomando al hombre de la cara con fuerza y bruscamente la giró a la derecha, rompiendole el cuello al hombre, provocando que el auto cambiará su dirección a la misma, chocando contra la barrera del borde del puente, rompiéndola y el auto yéndose por el voladero.

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