Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Un baile para el alma




Devuelta en la ciudad Salvia recorría de nuevo la calles en espera de que el día acabara, buscando entre sus esquinas algo interesante en lo que gastar su tiempo, apreciaría tener algo de acción, después de todo estaba aburrida después de su pequeña "excursión histórica", sacó esa definición de la plática que tuvo el día anterior con Moka.

—Hablando de la plaga...— Resopló Salvia.

Escuchó un muy conocido chillido venir de una calle aledaña, nada de lo que preocuparse hasta que Moka empezó a gritar con fuerza "¡Déjenme!", "GYYYY Ayuda", "¡¡Por favor alguien ayúdeme!!"

Lo peor pasó por la cabeza de Salvia, ¿Por qué nadie reaccionaba a una clara llamada de socorro, aparte de gestos de confusión?

La mantis salió disparada hacia la dirección del grito de la polilla.

—Diablos Moka, ¿En qué problema te metiste? — Pensó. La peor imagen pasó por su mente cuando ya no hubo gritos, en su lugar un lamento.

Salvia corrió aún más deprisa, si su "amiga" estaba siendo atacada debía defenderla, era su momento de pagar todas esas veces en las que la polilla tuvo el aliento de ponerse delante de ella.

Saltó una valla de madera encontrándo finalmente con Moka.

Los ojos de la polilla se llenaron de alegría al ver a la mantis llegar hasta estar frente de ella —¡Ahhh SALVIA QUE BUENO QUE ESTAS AQUÍ AYÚDAME!

Salvia vio la escena perpleja, la polilla fue completamente reducida por un montón de crías que jugaban alegremente sobre su espalda y más específicamente, por su pelaje.

—Devuélveme mi angustia por ti, condenada bastarda— Murmuró entre dientes con el ceño fruncido, pesado como una estatua.

—Ghhaaa ayudame— Sollozó la polilla.

Ahora que estaba atenta a su alrededor veía en qué situación estaba mentida. Estaba dentro de una especie de corral, bastante amplio, donde aparte de ella y la polilla marrón había un par de larvas y crías de otros insectos jugando.

Y ahora que había entrado había captado la atención de muchas de las crías, pero también de sus cuidadoras.

—Mira mami es una mantis— Comentó una cría de escarabajo.

—Dishe mi papi que eshas se coen a sus machos—  Murmurro otro joven escorpión a una larva de termita que estaba a su lado, está de inmediato buscó refugio detrás de la cría más robusta.

Salvia les siseo a los dos seguidos de una mirada intimidatoria.

De la misma forma Salvia hizo a un lado al resto de niños que jugaban en el collarín de Moka.

—¿Cómo te metiste en este... aprieto?

—Dimir me pidió venir a leer un par de libros, por supuesto acepté sin pensarlo dos veces, ¡Mi pasión es leer! ¿Cómo no iba a aceptar? — Comentaba la polilla mientras tomaba la garra de la mantis para ponerse de pie —No debí hacerlo, apenas pude sentarme y ya estaba rodeada de niños invadiendo mi espacio, por eso no me gustan las crías ¡No puede uno leer a gusto así! — Puchero de polilla.

—Así que Dimir te invitó...— Contesto Salvia "¿Y dónde est-"

Estaba por preguntar cuando la polilla se manifestó como un fantasma que sale de ningún lado.

—Salvia— Canturreó la polilla saliendo de la espalda de Salvia. Por supuesto que tenía a su larva azabache entre brazos

—BRYYY— Saludo la pequeña Adelaida a Salvia extendiendo sus numerosas patitas intentando alcanzarla. 

—Que agradable sorpresa verte aquí

—¿Y que es aquí?

—Algunas madres y matronas hemos venido aquí para cuidar de nuestras crías en conjunto, puedes considerarlo algo así como un festival— Respondió la polilla, mostrando a su alrededor a otros insectos, la mayoría hembras aunque también habían varios machos cochinilla acompañando a sus retoños.

"Y te digo, recuerda extender las alas de tus crías durante las primeras semanas de nacimiento, puede que le duela un poco, pero de esta manera se emperezarán a fortalecer hasta que tengan suficiente fuerza para volar" —Otras compartían consejos de crianza con otras.

Y finalmente tenías un pequeño escenario formado por varias Tarimas de madera, bloqueando el paso a la sección continua de la calle y cubriendo la parte de atrás con una manta de seda blanca. En ese mismo escenario improvisado ahora una hormiga estaba guiando a la polilla marrón para sentarse sobre un banco.

—¿En serio voy a tener que hacer esto? No soy buena hablando en multitudes— Se encogió la polilla mientras a su alrededor la hormiga asistente iba dejando un buen puñado de lecturas infantiles en formas de libros, diarios de piedra y papiros.

Dimir se dirigió a ella con un brillo misericordioso — Lo harás bien, solo concéntrate en tu libro e imagina que no hay nadie más.

—Pero no quiero hacerlo— Suspiro la polilla inflando su collar de pelo con vergüenza y nerviosismo.

A pesar de su postura antagónica, como parte de su naturaleza lectora no soportaba el no compartir con otros

Respiró hondamente, inflando todo su pelaje y proyectó su débil voz para poder ser oída claramente.

Erase una vez una pequeña oruga arisca, siempre tan escurridiza y discreta. Un día caminó hasta un parque y vio a otras larvas jugando, "ven con nosotros" canturrearon, el juego comenzaba, ellos golpeaban una pequeña pelotita hasta una portería, simple, pero la oruguita no quería.

Salió corriendo del lugar, pues sus pies eran muy cortos para patear, incluso si no lo fueran no tenía confianza en sí misma. Al cabo de unos días mientras limpiaba su casa, la oruguita se dio cuenta; Pateó una bolita de basura hasta un agujero con su cola.

"Bien hecho" mencionó su madre orgullosa, se sintió dichosa. Corrió hasta el parque en donde se reunían las larvas para probarse, pero cuando llegó; que triste, los niños habían cambiado de pasatiempo.

Es así que la oruguita perdió, por no animarse...

La Polilla terminó de leer su primer cuento, entre los pequeños había muecas divididas, las madres y cuidadoras por su parte estaban encantadas, las crías; algunas lo entendieron, otras miraban a la polilla con la cabeza baja como si los estuviera regañando, y unos pocos bostezaron al no entender nada.

Eso estaba bien para Moka, le bastaba, aunque fuera solo un puñado de esos niños reflexionaran sobre su pequeño cuento, así es como uno aprende a pensar en su corta edad, lleguen a la conclusión que lleguen.

Pero quizá lo que más resaltaba, era la mirada de una mantis que parecía estar más perdida que incluso las propias larvas. Parecía incapaz de entender la historia y su mensaje, una vez más.

—¿Por qué parece que soy la única que no entiende estas cosas? — Preguntó Salvia a Dimir.

—Quizás porque lo eres.

Uch, pensó la mantis, comparado con los cuentos de su tribu, los de estos bichos eran malditos acertijos, una vez más quedaba rezagada ante los cuentos infantiles.

Y así como el tiempo no espera a nadie, Moka no esperó a su amiga y continuó su sesión de cuentacuentos por al menos una hora. La polilla suspiró realizada, tuvo un final lento y no tan animoso pero su gran repertorio de historias logró abarcar el gusto de cada uno de los niños.

—Muy bien pequeñines la hora del cuento acabó, pasemos a nuestra siguiente actividad— Se dirigió a ellos una libélula con gafas grandes como platos a los niños desde el escenario, todos ellos soltaron un "uhhh" como respuesta.

—GHYYYY— Se pronunció Adelaida fastidiada porque le cortaron los cuentos.

Moka estaba por retirarse cuando de pronto una cría de escarabajo se acercó a ella.

—¡Por favor, señorita polilla cuéntanos más cuentos! — Imploro.

—Lo siento, pero mi hora terminó.

—wha...¡Por favor! — Se abalanzó la cría llorando sobre el collarín de Moka. Sus ojos empapados en lágrimas mojaron un poco el pelaje de la polilla, obviamente cuando las cuidadoras se dieron cuenta de esto y que Moka era incapaz de quitárselo de encima, dos de ellas fueron necesarias para apartar al escarabajo del pelaje de Moka, jalando al pequeño por los pies.

Y si bien la parte de Moka había terminado, el resto continuaba.

—¿Te gustan los bailes Salvia?

—Eh?— Contestó la mantis confusa. ¿"Baile"? De pronto se acordó del significado de dicha palabra, como si nunca la hubiera escuchado. Si, en su tribu solían bailar durante las noches como forma de entretenimiento, sobre todo los más jóvenes, solo que estos bailes eran batallas coreografiadas, seguían siendo batallas, pero ligeramente practicadas entre oponentes del mismo nivel para hacerlas más espectaculares, a su vez acompañaban este tipo de Bailes con música rítmica de tambores y caparazones huecos sobre los talones. —Si, supongo que me gustan. — La verdad se olía que los bailes de estos insectos no tendrían nada que ver con los de su tribu.

La polilla blanca ladeó la cabeza de arriba a abajo —Ciertamente nuestros bailes no se parecen a los vuestros.

Salvia giró su mirada a Dimir aterrada y confusa —Deja de hacer eso ¿Acaso lees mi mente?

—Nah, solo tengo muy buena intuición querida. —Dejo salir una pequeña risilla.

—ajá...— (Está polilla no puede engañarme más, definitivamente está usando su magia oscura para saber que estoy pensando).

Sus últimos pensamientos no parecieron causar una reacción significativa en la polilla, o al menos no que ella identificara, aun así, no apartó de ella su mirada inquisitiva.

—Bueno Salvia, la siguiente actividad del día consiste en unas lecciones de baile para los pequeños y los padres, quizás te interesaría participar.

Salvia se cruzó de brazos meditando la propuesta. "Bailes típicos de los insectos ¿eh?" La idea no le terminaba de agradar, pero tampoco le desagradaba. Su mente llegó a una conclusión cuando se fijó que la clase estaba empezando.

Donde antes estuvo Moka, ahora estaban varios padres con sus crías en el escenario y al frente de todos ellos, estaba una figura resaltante, era una avispa caza tarántulas, alta y esbelta de un color negro a excepción de una franja naranja en su abdomen. Una avispa conocida por su fuerza y destreza marcial, tan altas que incluso las mantis se cuidaban de algo así. Sin embargó este espécimen de avispa, aun conservando una presencia amenazante, resaltaba más sus características elegantes con su vestimenta, ropa colorida de color rojo brillante, adornada con cuentas doradas en forma de caparazones. Sobre la cintura llevaba un cinturón rojo, que terminaba en una falda harem que llegaba casi hasta el suelo, y sobre el pectoral una cinta que combinaba con la falda.

La impresión que causó en Salvia ver a tal figura de peligro que rondaba por su mente, de repente desaparecer para convertirse en una efigie de inigualable belleza y feminidad, fue solo superada cuando la música empezó a sonar.

(Soundtrack recomendado Ni Na La - Orla Fallon)

Cuerdas, sonajas, y finalmente flautas.

Un remolino de frescura y emociones intensas envolvieron en un destello a la mantis. Era una melodía rítmica, alegre, tanto que al instante muchos en el público comenzaron a aplaudir al ritmo de la canción. Las caras más rígidas se convirtieron en rostros de jolgorio, y el ambiente tranquilo floreció como una colorida fiesta llena de alegría.

Nada que ver con los fuertes y monótonos golpes del tambor en su tribu.

Todo el público comenzó a tararear una melodía mientras la avispa iba coordinando los pasos de los participantes.

La avispa parada al frente de todos comenzó a interpretar una danza al son de la música, su delicada figura combinada con su gran habilidad la hacían lucir tan ligera como el propio aire, dando la impresión de flotar sobre este con cada paso, sin siquiera agitar sus alas, golpeando al compás de la música un pandero que animaba más al público a unirse a su clase.

Salvia vio a la avispa animar a niños y adultos a subir al escenario a subir con ella. la exaltación que inundaba su actitud y sus palabras dejaban en claro que esta avispa gozaba con cada momento, y eso intrigaba a la mantis por su visión general de las avispas. Al mismo tiempo su pierna izquierda empezó a moverse involuntariamente, cayendo junto con las palmas del público.

Una mano le pasó por detrás de la espalda, por supuesto era Dimir —Adelante, diviértete— Le dio un ligero empujón, y no fue necesario insistir, algo estaba llamando a Salvia a ser partícipe de este evento tan sobrecogedor.

Solo se puso algo nerviosa cuando finalmente puso los pies en el escenario y se dio cuenta de que no sabía que hacer, por suerte para eso estaba la clase, la avispa vio a la recién llegada y le dedicó una sonrisa amistosa, con un sutil movimiento de manos apuntó a Salvia y luego a ella, una instrucción para decirle que la siguiera.

Acoplarse no fue cosa fácil, pero poco a poco iba captando los pasos con ayuda de la instructora, cada paso de este baile destacaba por ser muy pronunciado, tan libre y abierto que para una guerrera entrenada para no telegrafiar sus ataques era duro soltarse y dejarse expuestas. Trazo un semicírculo con los brazos bien extendidos, a la vez que daba media vuelta a la izquierda, luego retraía los brazos hasta su estómago para también bajar la cabeza, así se mantuvo un segundo, para que al tiempo en el que la música daba un golpe ella extendiera hacia arriba su brazo izquierdo, como dando un golpe, y una patada muy baja con su pierna derecha. Volvió a retraer las extremidades y a dar media vuelta a la derecha extendiendo ambos brazos hacia los lados, uno ligeramente más arriba que el otro, mientras al mismo tiempo alternaba entre pequeños saltos de un lado al otro con sus pies.

Un poco torpe siguió a su instructora al principio, pero luego de unos minutos practicando estos pasos, su buena coordinación pies-manos estaba haciendo toda la proeza de seguir el son de la canción. Eh igual que ella todos los insectos en la clase se iban soltando.

Toda rigidez se disipó, la música fluía por todo su ser guiando sus movimientos con gracia, la pasión contagiosa del público, la bella melodía y los deslumbrantes movimientos de la avispa, todo ello se combinaba en un espectáculo tan inspirador que uno no quería que terminara pronto.

Ahora que los pies de Salvia se habían acostumbrado al movimiento del baile saltaba suavemente mientras sus brazos trazaban un trayecto de abajo a arriba, como el movimiento de la marea, tan bello y suave que la mantis estaba sorprendida de que sus brazos llenos de cicatrices pudieran expresar movimientos tan sutiles y delicados.

Durante una fracción de segundos se cuestionó. "¿Por qué hago esto? Esto no es algo que una mantis debería estar haciendo." Esa música se alejó de su mente y quedó ahogada por su océano de dudas, pero...luego vio en los rostros de todos esos bichos a su alrededor, brillando con la luz propia de la pasión, sin preocupaciones, solo disfrutando el momento.

Era hermoso, atinó a pensar, solo con esas palabras podría describir el sentimiento sobrecogedor de estar moviéndose junto a un montón de extraños, todos con el solo propósito de pasarla bien. "Esto no se siente mal" Pensó, y todo retomó su ritmo y volumen habitual.

Su pecho se infló de aire, todo lo que podía sentir su cuerpo era libertad, todos los insectos a su alrededor estaban haciendo los mismos pasos. Estaba siendo parte de una sola gran coreografía, todos a su alrededor con brillos de diversión iluminando su faz, justo como Salvia sonreía en ese momento sin darse cuenta.

Era momento de terminar esta catarsis, se dio cuenta. Los aplausos del público volvieron a sonar con toda su fuerza a la par que la música estaba llegando a su fin. Incluso Moka estaba desde su esquina aplaudiendo a Salvia, por primera vez alejando su atención de los libros.

El paso final llegó, después de aterrizar con el pie izquierdo en el suelo Salvia dio dos vueltas completas sobre su cuerpo, con una de sus piernas recogidas como su maestra le había enseñado, al terminar la vuelta dobló sus rodillas y todo su cuerpo se inclinó en una reverencia con los brazos abiertos.

El público estalló en vitoreó, con más emoción el final, incluso parecía que este se había ampliado pues había muchos insectos que estaba afuera que se habían acercado solo para ver este espectáculo.

Salvia casi olvidaba porque estaba ahí en primer lugar, solo atinaba a respirar profundamente después del baile. Para su sorpresa la avispa se acercó a ella.

—Oye~ muy buenos movimientos para ser tu primera vez aquí. ¿Eres bailarina profesional? — Los ojos finos y rasgados de la avispa se clavaron en Salvia con interés.

—N-No, soy solo una cazadora en realidad— Respondió aún agitada. La Avispa le dedicó un vistazo de incredulidad.

—¡No puede ser! — Exclamó admirada —Debes ser muy buena, por favor no dudes en venir aquí otro día, me encantaría bailar contigo otra vez— La avispa tomó las garras de Salvia y las puso juntas durante un breve instante pidiéndole un favor, antes de despedirse y salir del lugar apresuradamente.

Pensaba en qué significaba eso último, cuando el grito de un millón de chinches agonizando la sacó de sí —¡WAAH SALVIA ESTUVISTE FANTÁSTICA!—A no, era solo Moka.

—Muy impresionante querida, tienes un gran talento, definitivamente no me esperaba este espectáculo— Agregó Dimir, con un tono de satisfacción en su vieja voz, y quizá ¿orgullo? 

—GHY GHY GHY GHY GHY!!— Se pronunció Adelaida al respecto moviendo su inquieto cuerpo de un lado a otro y todas sus patas fervientemente.

Salvia quedó muda y en un rubor cada vez mayor y marcado, esta era la primera vez que la llenaban de elogios y halagos.

No estaba en peligro, pero se sintió desprotegida por completo, desarmada y puso sus garras sobre su rostro en posición de defensa.

—Y-yo solo pensaba cómo es moverse cuando te persigue una fiera en el desierto— Bajo las garras e intentó mostrar un rostro despreocupado y serio, pero lo único que vieron sus compañeras fue una mantis con una expresión de firmeza que se tambaleaba tanto como gelatina ante la más mínima perturbación.

—Con que sí. — Dijeron al unísono las polillas. Su peor miedo se había hecho realidad, esas dos estaban en sincronía.

—¡L-Lo digo enserio!

—Por supuesto. — Respondió Dimir con sarcasmo —Pero enserio, tus pasos fueron muy fluidos, aunque al principio parecías más bien un insecto palo trepando un cactus, tu figura delgada en verdad te hace destacar en el baile cuando te sueltas.

—Y se vería grandiosa con uno de esos trajes que tenía la avispa— Agregó Moka —¡Oh, Siento que algo de inspiración viene a mí! —La polilla marrón continuó hablando un poco más entre susurros — ¿Quizás una historia de una chica acomplejada que descubre en el baile una forma de auto descubrirse? Hmm...lo anotaré en un tal vez.

—GHY!!— Y la pequeña oruga que sostenía Dimir parecía querer imitar sus movimientos de antes agitando su cuerpo y tratando de dar saltos.

Era mucho que soportar para Salvia, quien tan rápido notó que ambas polillas le ponían más atención a la oruga decidió escapar a toda prisa saltando una de las vallas que rodeaban el lugar.

Solo alcanzó a escuchar un débil "Espera Salvia" detrás de ella.

Eso había sido más vergonzoso de lo que se pudo imaginar.

Cuando creyó que ya estaba suficientemente lejos de ellas se detuvo, escabulléndose entre uno de los callejones entre las casas para tomar un breve respiro.

¡Pero cómo pudo dejar que la vieran así!, pensó. Su rostro se sentía como arena caliente por la tarde, parecido a cómo se sentiría estando enferma, pero no estaba enferma, al contrario, se sentía bien.

Muy bien de hecho. Era diferente a la satisfacción por la cacería que conocía bien, y por ello no sabía cómo manejar ese sentimiento. Por lo que solo lo hizo lentamente hasta que pudo volver a su normal serenidad.

—Uff— Respiro.

Por el resto del día iba a intentar evitar a ambas polillas todo lo que pudiera. En esto último no tendría un buen éxito dados los acontecimientos que estaban por darse al final del día. Pero antes de que eso ocurriese Salvia tuvo algo con lo que distraerse esa tarde.

Todo comenzó cuando volvía a la caravana de Malvin, él astro brillante había recorrido tres cuartas partes del cielo cuando Salvia regresó. Ahí vio al señor Malvin organizando a Vyne, Kyros, Octavio y Densan.

Los cuatro ayudaban a amarrar bolsas al techo del carruaje de Malvin, cada bolsa era más alta que los propios bichos, por lo menos tres cabezas más grandes que ellos.

Aunque para Octavio no parecía un problema, pues él solo metía algunas bolsas dentro del carruaje, Vyne, Kyros y Densan tenían que ejecutar la proeza de subir al techo las bolsas y atarlas firmemente en el sitio.

Comprendió que estaba cargando todos sus suministros para el viaje que les aguardaba. Una ligera pena la envolvió, sabía que ellos estaban preparándose para un viaje más largo que el suyo, a diferencia de ella, para estos nómadas no hay un hogar esperándolos.

—Hey, ¿Que no es esa Salvia?— Advirtió Densan, mientras seguía en la parte superior del carruaje.

Todos se giraron a verla.

—Que oportuno— Pronunció Vyne con una sonrisa de alivio dibujada entre sus bigotes —Justo venimos ocupando un poco de fuerza bruta ¿Las mantis son muy fuertes ciertos? Creo que es momento de que alguien se gane las migas— Alterno su mirada de Salvia a Malvin con un aire de complicidad.

—Ciertamente nos vendría bien algo de ayuda extra para terminar antes de la puesta— Reflexionó el pulgón toqueteando una piedra lisa donde iba realizando su inventario. Su mirada apuntó a Salvia.

Supuso que no quedaba de otra, al menos mantenerse ocupada mantendría a raya todos sus pensamientos intrusivos.

Asintió ante la petición.

—Oh que dicha. — Exhaló el extravagante insecto acercándose a Salvia con un saco bien cargado de provisiones —Este no es trabajo para una estrella del espectáculo como yo, dejo en tus garras el trabajo de carga. — Sin más Vyne dejó caer sobre los hombros de la Mantis dicho saco, dicha acción inesperada sacó de balance a Salvia por un instante.

—Oye! — Gruñó Salvia al instante, de no ser porque tenía el saco sobre su cuerpo se habría lanzado sobre de inmediato. El bicho simplemente rio sofisticadamente y se sacudió las manos.

Salvia notó en ese momento que Vyne no estaba usando su aparatoso abrigo debido al trabajo que tenía que realizar, pero en cuanto se quitó eso de encima se lo puso inmediatamente. —Yo me encargo de atar todos los paquetes, solo vayan dejándolos en su lugar respectivo— Anuncio Vyne encima del carruaje junto a Densan.

—Alimaña oportunista— Pronunció Densan— ¡Eres un maldito vago! — Eso mismo repitió Salvia en su cabeza.

—Entiende que alguien de mi estatus debe cuidar sus articulaciones, Sería inaceptable que mi habilidad marcial empeorase, aunque sea una centésima de segundos por hacer trabajo de obreras.

—¡Maldito miserable fanfarrón!!— Densan agarró a Vyne por su abrigo y lo sacudió con violencia mientras soltaba una plétora de insultos.

Ese era el humor que Salvia recordaba de sus primeros días en la caravana. Suponía que una pelea entre ellos era inevitable. Aun así la pugna se mantuvo solo en insultos.

Pasaron las horas cargando cajas, levantando y subiendo a su espalda gramos y gramos de provisiones, entre lo que se encontraba materiales de reparación y una jarra de cerámica completamente llena de agua. Por otro lado, cuando Malvin aseguró que había comprado todo lo que necesitaba, acopió de las baratijas que no consiguió vender en esos 3 días, salvo los talismanes, y las vendió a una sexta parte de su precio por unos cuantos geos.

—Eso es todo muchachos, gran trabajo— Aplaudió Malvin viendo por finalizadas las preparaciones. De un salto llegó al tablero de mando y tomó las riendas de su carruaje

—¿Ya nos vamos?— Preguntó Salvia— Pensaba que no salíamos hasta el amanecer.

—Es solo una pequeña tradición que tenemos, el último día acampamos a las afueras de la ciudad para irnos atemperando, y así también evitamos el tráfico matutino— Explicó Malvin, viendo un amuleto dentro de los bolsillos de su azulado traje —Tenéis libre lo que quede de tiempo hasta el día de mañana, hagan lo que quieran

Anunciado esto Malvin, agitó las riendas del carruaje para moverlo fuera de su lugar de aparcamiento, ahora que estaban en una ciudad, Malvin había aprovechado la oportunidad para comprar seis escarabajos cornudos de carga, de esta manera Sharik y Kyros no tendrían que soportar ese trabajo y podrían llegar más rápido a cualquier lado.

Malvin se detuvo a un lado de donde estaban aparcado segundos atrás para poder dar un último vistazo a lo que tenía dentro de su carruaje.

—Escucharon eso muchachos, el patrón nos ha dado luz verde, ¡vamos a hacer que esta última noche valga la pena! —  Exclamó Kyros con gran entusiasmo.

Densan asintió silenciosamente. Vyne agregó —Nos estamos entendiendo, y se como podemos pasarla muy bien esta noche~

Densan le lanzó una mirada ceñuda por lo que advirtió al instante —Nada de salones nocturnos, esta vez.

—¡P-por supuesto que no! — Respondió Vyne — Fije mi vista en una bella y delicada orquídea blanca espinosa después de todo.

—No tienes oportunidad Vyne— Se mofaron sus compañeros.

Vyne molesto por el comentario dio un quejido de indignación a la vez que se cruzaba de brazos debajo de su abrigo violeta, mientras él desviaba la mirada de ellos indignado.

—Que descaro.

—Déjalo, mejor dinos cuál era tu plan, no tenemos tiempo para esto— Dijo Densan.

—Bien, bien. He escuchado de una cantina ubicada en el piso más bajo de esta rotonda, en él van a tomar los oficiales escorpiones del lugar y se dice que venden el mejor beso de Ninfa de todo el desierto de Jade.

Las antenas de Salvia apuntaron en la dirección de la conversación de los machos, a la que solo estaba prestando parcial atención, ahora la tenía toda.

—Pero claro, en la entrada piden una contraseña para poder entrar. — El entusiasmo del grupo se desmoronó como una pequeña montaña de arena movida por el viento.

—Menudo idiota. ¿Y cómo se supone que conseguiremos la contraseña? — Preguntó Kyros

A lo cual, el extravagante insecto solo rió con mucha presunción, tenía bien escrito en su mirada jocosa: "Esa era la pregunta que quería que hicieras"

—Pues para información de ustedes; mis humildes camaradas, les informo que ya estoy en posición de dicha contraseña— Se pavoneó ante la incrédula mirada de Densan y Kyros— Usando mis dotes artísticos, conseguí sacarle dicha información a un guardia ayer.

Densan y Kyros miraron a Vyne incrédulos, pero no importaba cuánta duda tuvieran de su relato, el hecho de que tuviera tanta confianza parecía suficiente como para avivar sus ánimos.

Vyne entonces volteó a mirar a Salvia, quien ya llevaba un buen rato mirando atentamente a los tres bichos, y lentamente intentaba acercarse a ellos para de algún modo colarse.

—Oh cierto ¿Quieres unirte, mantis?

—¿Enserio? — Unas precavidas antenas de inmediato brincaron de exaltación.

—¿Enserio? — Reiteraron sus dos compañeros.

—Claro, no se preocupen esa mantis es más macho que cualquiera de nosotros, nos la pasaremos bien— Explicó Vyne

—Habla por ti. — Cruzo los brazos Densan.

—No vas a aparearte con Dimir. — Agregó Kyros.

—¡Silencio bribones!— Y una vez más Vyne respondió con su gesto de indignación ante tal ofensa, infló su pecho recuperando lo que tuviera de su orgullo roto.

Densan se dirigió a Salvia. —¿No me opongo a la idea, pero no preferirías pasar el último día con las demás hembras?

Salvia de inmediato respondió —Escuché que irán por esos maravillosos besos de Ninfa ¡Yo quiero ir! — poniendo especial énfasis en sus últimas palabras.

Nadie objetó nada después de eso, veían muy claramente la determinación de la Mantis, y de todas formas ¿que podría salir mal?

———————————————————————————————————————————

—Disculpe que vuelva a interrumpirla mi Lord. — Interrumpió abruptamente Quirrel.

—Otra vez has vuelto a tratarme de usted— La elegante gobernante frunció el ceño con decepción.

—Ups...— Dijo Quirrel aclarándose la garganta —Es difícil acostumbrarse. Quería sólo hacer notar que no paramos de hacer referencia al beso de Ninfa, y me parece increíble saber, que hubo un tiempo en el que fuiste una ad.... Que abusaba mucho de consumir ese brebaje.

Salvia cambió su expresión dos veces en un parpadeo, la primera para reflejar molestia por llamarla "adicta" y la segunda, cambió inmediatamente a una mueca de vergüenza al ser consciente de su actuar.

—Imaginó que ya no tiendr-tienes tal hábito— Se corrigió la cochinilla, teniéndose también haber desenmascarado una faceta muy íntima de la Lord

De inmediato su respuesta le llega —No, ya superé esa, como bien has señalado tú, adicción. Entre otras cosas porque no es posible producir besos de Ninfa tan lejos del desierto.

—¿Por qué? — Pregunto Quirrel.

—Bueno verás, el desierto de Jade es un área enorme que solía ser conocida por ser una región por donde pasaba una ruta de comercio importante entre dos viejos imperios, esta región incluía un cuadrante que se conocía como "Tierras baldías", y eran consideradas como zonas no habitables debido a la gran presencia de superdepredadores, como las temibles aves, las gigantescas Moradoras, ratones o incluso algunos dicen que murciélagos.

Con cada músculo, pliegue y coraza de su ser, tuvo que luchar contra el impulso de querer hacerse una pelota a la mención de esos terribles nombres.

Salvia notó como su invitado se retorció ante el estrés que esas menciones provocaron. —Pero eso no la hacía intransitable. Dado que las pocas lluvias anuales no podrían llenar los pozos subterráneos para toda la ciudad, si optó por criar garrapatas, estos insectos salvajes son expertos en escabullirse entre el pelaje de algunas de esas bestias para beber su sangre— Explicó la mantis.

—Todos los días, algunos insectos se adentraban en las tierras baldías para soltar varios rebaños de garrapatas, al caer la noche recogerían a todas sus garrapatas.

La cochinilla la miró sorprendido, por un segundo dejó de anotar en su libreta

—Lo sé, bastante ingenioso ¿verdad? Sin embargo, aquí en este bosque no tenemos garrapatas y tampoco hay de esas bestias rondando— Murmullando se le escaparían palabras que debieron solo ser pensadas. — De eso se encarga aquel ser pálido.

—¿Disculpa?

Rápidamente se aclaró la voz —Y es por eso que no he vuelto a tomar un beso de Ninfa, además ahora me controlo mejor— Dijo con orgullo —aunque...te mentiría si te dijera que no me gustaría volver al desierto solo para probarlo una vez más.

—Creo que lo entiendo— Imprimidas en su mente pasaron varios recuerdos de un tik tik bien ahumado, incluso después de haber recorrido una parte sustancial del mundo uno no podía evitar extrañar la comida de su hogar, no importaba cuantos platillos comiese. —Por favor Salvia puedes continuar...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro