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Nuevas lecciones

Una nueva mañana llegó al fin para el grupo de insectos, desmontaron su campamento con prisas con los primeros rayos del Sol como hacían siempre.

Salvia se despertó con su trágico humor, incluso con la comida deliciosa y el cómodo lugar de reposo que le ofrecían los bichos, no podía cambiar su malestar emocional y mentalidad al respecto de su situación, pese a todos sus esfuerzos por perseverar, despertarse era como bajón a sus escasos ánimos.

Además la noche anterior había sido un tanto extraño, durante la noche se despertó de madrugada,  tuvo un sueño algo ajetreado por lo que se despertó abruptamente. Pero en el silencio de la noche y con toda la caravana dormida escucho suaves murmullos que provenían de la carroza de Malvin, un fino velo de luz se precipitaba de la puerta al suelo, por lo que deducía que debía estar despierto adentro.

Sintiéndose curiosa decido levantarse. Para investigar, parándose frente a la puerta los murmullos se hicieron más claros, había una gran voz ronca y profunda hablando, pero no podía distinguir las palabras.

Salvia mira la manija de la puerta con cierta ansia. Si habría la puerta Malvin se molestaría y empezaría a gritar despertando a los otros bichos. Quizá no fuera conveniente pero si causaba un alboroto era su culpa por estar hablando solo en medio de la noche.

Pero entonces una segunda mano detuvo su garra. Salvia volteó con brusquedad, quien estaba ahí era Dimir, que la miraba con una fría mirada oculta por la oscuridad de la noche.

—No deberías estar despierta tan noche—Salvia alcanzó a ver la alabarda de Dimir sobre su mano, no es que tuviera pensado apuñalarla pero la impresión la puso en estado de alerta —Malvin nos tiene prohibido entrar a su carruaje. Así que evita que te regañe por eso ¿Esta bien?— Dijo Dimir con suavidad.

La mano de Dimir siguió sobre la garra de Salvia apartando suavemente está la manija de la puerta. Después de eso Salvia se acosto, sería muy peligroso para ella desatar la ira de la polilla blanca. Pero por el el resto de la noche no pudo dejar de pensar en ello.

Había vivido mucho y todo había sido agobiándote y deprimente. Pero si bien las Mantis podían ser testarudas también eran muy ágiles para adaptarse, pues en su ambiente, era hacerlo o morir. Negarlo por más tiempo no la iba a llevar a ningún lado, pues ganarse la enemistad de sus nuevos captores no haría más que obstaculizar aún más sus objetivos de reunirse con su gente.

Por ello debía aceptar que ahora estaba obligada a seguirlos, enfocarse en no ser una molestia muy pesada para que no pensaran en eliminarla. Aún así ni de broma empezaría a entablar una relación con ellos, se limitaría a hablar solo cuando fuera estrictamente necesario y trataría de no causar peleas que llevarán peleas fácilmente evitables.

Sobre todo con Malvin, a unos días de haber convivido con ellos ya tenía claro que Malvin era el dueño de este montón de bufones, y si él quería podía hacer de su vida aún más miserable.

Como en el incidente de la mañana en el que Salvia recibió un vaso de savia lechosa como castigo por armar tanto alboroto los días anteriores, una bebida muy fuerte que apenas y podría decirse que saciaba la sed, de hecho era bastante salada, y no sabía bien. Ella sintiéndose ofendida vertió el asqueroso líquido sobre la cara de Malvin, lo qué pasó después fue que Malvin gritó tanto que los oídos de la Mantis siguieron retumbando medio día después. Al rato de eso no solo ella, si no que Sharik y Dimir también fueron castigadas, Salvia con las sobras de la comida y lavar los platos si quería comer algo mejor, mientras que Dimir y Sharik fueron amenazadas con quitarles de su salario el coste del traje azulado de Malvin, que por lo que Salvia interpretó, no era barato.

Es por eso que en la medida de lo posible trataba de evitar el contacto con el fastidioso pulgón, aunque de nada serviría si el pulgón decidía molestarla, la caravana era suya, la comida, platos, incluso las sábanas con las que ella dormía eran propiedad de Malvin y si él quería molestarla lo haría.

Por suerte, Malvin tampoco parecía interesado en lidiar con ella, pero eso también ocasionó que Salvia se perdiera de la oportunidad de entender cómo funcionaban sus labores, por lo que toda la rutina diaria de los bichos era incomprensible para ella.

Es por ello que muerta de curiosidad se dignó en discretamente dirigirle la palabra a Octavio durante una parada de emergencia para refugiarse frente a un calor abrazador, ya que en palabras de los demás y por lo que ella misma había visto, él era el más cercano a Malvin.

—Oye tú, estoy confundida, ustedes no cazan ni nada, ¿De dónde sacan tanta comida?

Octavio miró a la Mantis con asombro, no esperaba que esta se animara a hablar, pero esto le provocó una cordial sonrisa—Vera señorita mantis, nosotros compramos grandes cantidades de comida en ciudades grandes para poder aguantar grandes viajes como este.

—¿Compran comida?— Pregunto desconcertada. —Por que alguien estaría dispuesto a darte su comida a cambio de piedras!

—Bueno...Con esas "piedras" ellos pueden comprar su comida o cosas que necesiten más. Hay simplemente algunos individuos que tienen tanta comida que no se la acabarían jamás y tenerla guardada sería un desperdicio completo.

—¿Como de tanta?

—Habló de cientos y cientos de kilos de comida, tanta que tiene que ser guardada en almacenes gigantescos— El escarabajo mestizo extendió sus dos Grandes garras acorazadas sobre su cabeza para tratar de dar a entender la magnitud de esos almacenes.

—¡Es imposible!— Suspiro la Mantis con asombro —Como es posible reunir tal cantidad de comida para luego regalarla sin más— Para su tribu que estaba conformada por algunos miles de miembros apenas eran capaces de llenar un pequeño almacén, que si estaba hasta arriba de comida pero era pequeño al fin y al cabo, lo que permitió que solo 5 Mantis les arrebataran su comida casi por completo en una sola noche.

Simplemente sus cuentas no le cuadraban. —Imposible cazar tantas presas y que les sobre para regalar.

—Bueno es que no las cazan— Salvia miró perpleja al escarabajo —Ellos usan ciertas técnicas que les permiten conseguir grandes cantidades de comida

—¿Técnicas?— Preguntó Salvia con algo de entusiasmo por oír alguna clase de trucos para atrapar presas en cantidad. Sin embargo para su decepción Octavio habló de cosas que para nada se le podían considerar técnicas de cacería.

—Sus técnicas consisten en criar y cuidar de un rebaño de bichos que les proveen de néctar y carne, incluso algunos les dan huevos, pero también tienen perímetros de tierra en la que cultivan— Eso hizo que se acordara de las hormigas y de su hormiguero, rápidamente se le dibujó una mueca de disgusto en la cara que Octavio interpretó como que la Mantis no le estaba entendiendo —Oh discúlpame, ¿Dije alguna palabra que no entendieras?

—No, es solo que eso es tan...injusto y...¡Son unos tramposos!— Se cruzó de brazos. —Las Mantis tenemos que entrenar y fortalecer nuestros cuerpos para aguantar las arduas horas de cacería durante el día y esos desgraciados solo se sientan a esperar que sus bestias hagan todo por ellos— Dijo entre crujiendo sus mandíbulas.

Octavio miró dubitativo, sabía que debía cuidar sus palabras con una Mantis, más de lo habitual.

—Espera un momento ¿Te parece injusto por que ellos han descubierto una forma de conseguir alimento en cantidad sin tener que luchar por el? ¿Y crees que eso los hace débiles?

—¡ES LO QUE SON, SON PU- No terminó su oración pues Octavio rápidamente la interrumpió.

—Espera, piénsalo bien, que no se dediquen a la cacería puede que no vaya con tus tradiciones, pero para nada es una acción tramposa.

—¿Cómo es eso?— Se mostró escéptica.

Solo imagina la situación, tienes muchos habitantes en tu ciudad o tribu, son demasiados al punto en que no quedan tantas presas para alimentarlos a todos— Algo así era la situación de su tribu en esos momentos —¿Que puedes hacer para solucionarlo? Buscas métodos que te permitan conseguir más alimento que no gaste tanta energía, ahí entra la técnica de cultivar plantas, tardan un poco dependiendo de la especie, pero pueden ser replantadas por las semillas que llevan y cada planta da más semillas por lo que puedes expandirte con cada cosecha— Salvia se puso la garra en el mentón sorprendida e intrigada. Octavio sonrió al ver que captó la curiosidad de la Mantis.

—Pero no a todos les gustan las verduras ¿cierto?. En ese caso tienes la ganadería, en lugar de encontrar una bestia para matarla y luego comerla la domésticas y te consigues más, puedes reproducirlos y aprovechar más que su carne.

Salvia se quedó meditando las palabras de Octavio, en verdad podría ser una alternativa viable a su problema con alimentos, era imposible no admitirlo, pero tan pronto lo pensó se dio de frente con un gran muro, en su tribu no aceptarían tal práctica, cuidar de animales y plantas, sonaba absurdo, no podía siquiera imaginarse a una Mantis dándole de comer a las pulgas que luego asarían todas felizmente alrededor de una gran hoguera comunal. Además de eso, en su mente seguían las terribles memorias de su cautiverio en el hormiguero, no le traía nada de paz recordarse trabajando en las granjas de las hormigas, de hecho, no podía imaginarse a nadie haciendo ese trabajo con gusto.

Incluso en su tribu los lords tenían problemas para asignar tareas de limpieza al resto de Mantis, habían algunas que no estaban tan en contra de tomar papeles a parte del de cacería, como Salty que disfrutaba de su tareas administrativas, pero la mayoría detestaba tener que barrer el polvo y la arena de la Tribu y prefería dedicarse a la cacería en vez de hacer labores domésticas. No quería ni imaginar el dolor de cabeza que le daban a sus lords a veces por tener que resolver disputas del tipo "Hoy te toca a ti limpiar los puentes de la quinta planta" y otra Mantis responde "¡Ni hablar! eso lo hice la semana pasada te toca a ti limpiar la quinta planta más aparte las escaleras a los tronos de los lords", verdaderamente agobiante.

—Por los Lords ¿Como hacen para organizar a tantos bichos y que no se pelen o revelen por tener que cuidar de estúpidas plantas y animales? Dudo que haya tantos enfermos que quieran realizar tal tarea.

Octavio se quedó en silencio un rato pensando en cómo responderle a la Mantis —Si, eh, la cosa es que la mayoría lo hace a voluntad.

—¿En serio hay enfermos que disfrutan de ser gritados y azotados mientras hacen ese trabajo?— Debido a su experiencia Salvia asociaba esos trabajos más a una clase de castigo y por su mente no cruzó ni de lejos la idea de que el trabajo se llevara a cabo sin un capataz amenazando con su látigo y vigilándolos a todos desde el otro lado de la cerca.

Octavio mostró una mueca de espanto y se apresuró a contestar. —¡Para nada!— Negó con sus manos pequeñas debajo de sus inmensas garras —Quienes trabajan como granjeros son recompensados por su trabajo, no se les obliga ni amenaza para estar ahí— Salvia lo miró sorprendida —¿Tuviste una mala experiencia allá con esas hormigas verdad? — La miró con pena —No es así en todos los lugares, hay quienes que ponen a otros a trabajar a la fuerza, pero los mejores trabajos nacen de aquellos que desean hacerlos, por eso en la gran mayoría de lugares quienes trabajan lo hacen con todo el gusto del mundo, a cambio de una paga claro.

Salvia volvió a poner su expresión de desagrado al notar el cambio de tono en las palabras de Octavio, se sentía ofendida por que el escarabajo trató de consolarla. Pero firme en sus reflexiones calló a la voz que le mandaba gritarle al mestizo para no causar un alboroto. Además que alguien se preocupara por ella tan de repente fue algo un tanto lindo.

De inmediato giró la cabeza para alejar esa extraña idea de su mente.

—Suena muy idealista, seguro hay alguna mancha oscura en todo esto.

Octavio suspiró con agotamiento, nadie lo habría culpado de haber decidido abandonar la charla en ese momento, pues nadie sabría bien cómo tratar a una Mantis en negación.

—Es normal que no lo entiendas ahora, quizá solo te hace falta ver algún poblado más avanzado, ya lo verás cuando lleguemos al Valle de los Caídos o antes si nos encontramos con las Fauces—

Otra vez esos nombres —Lo han repetido muchas veces ya, que tiene de importante ese tal valle(las hormigas también lo mencionaron)  y que son esas dichosas fauces— Preguntó Salvia.

A Octavio se le vio emocionado por responderle esa pregunta, el mestizo intentó un par de veces de formular una frase con la que describir aquellos lugares —Son unas gran...Mhh...Hmm...Sabes que, es mejor que no te lo cuente y las veas por ti misma, la cara de primera impresión siempre es más impactante cuando no se sabe nada. — Por alguna razón Salvia estaba pensando en que las Fauces sería el lugar donde la venderían o se la comerían, por alguna razón.

Salvia entonces pasó la tarde hablando con Octavio, la actitud calmada y amistosa del mestizo lo hacían fácil de tratar, podía hablarle y esperar no ser insultada o menospreciada. Aunque a veces se sentía un tanto sobrecogida por la amabilidad del escarabajo por lo que tenía que alzar la voz para cortar el ambiente, guardándose eso sí sus comentarios más agresivos.

Pudo mantenerse sólida hasta que Octavio intervino con una pregunta algo incómoda.

—Hablando en serio, ¿Que opinas de nosotros? ¿Te agradamos?

—Son tan agradables como una lanza en mi pecho— Octavio se rió un poco y luego miró a la Mantis esperando una respuesta más elaborada. Salvia crujió las mandíbulas con fuerza —Sois escandalosos, molestos, por lo único que sigo con ustedes es para recuperar mis fuerzas, una vez me recupere bajaré de ese estupido carruaje y me iré sin miramientos a mi Tribu.

—¿Pero está segura de que podrás hacerlo?

—A que te refieres con eso?— Salvia miró con frialdad a Octavio.

—No quiero ofenderte, es solo que no estoy seguro que puedas aguantar fuera en esta parte del desierto de Jade, nuestros mapas abarcan miles de Klitz y no aparece nada de una tribu de Mantis en ellos, lo que quiero decir es que estas en total desventajas afuera, esta parte es conocida por estar plagadas de bestias que despedazan hasta a los más expertos

El ceño de Salvia se frunció hasta dibujarse en él unas intensas ganas de despedazar al mestizo —¡No me hables como si fuera una debilucha!.

—No lo hago...

—¡Deja de subestimarme, tú y todos esos estúpidos lo hacen sin parar ¿Que saben de lo que soy capaz?

—Escúchame por favor— Le repitió Octavio encogiéndose a pesar de ganarle a Salvia en musculatura por bastante —No lo digo por eso. Las merodeadoras y demás peligros que acechan por aquí son tan Grandes y fuertes que ni siquiera dimir se enfrenta a ellos sin ayuda, y tú desconoces de la mayoría de peligros que habitan por esta zona. —Salvia se quedó en silencio exasperada. —Necesitas de nuestra ayuda— Soltó finalmente el escarabajo —Malvin y el resto están dispuestos a dártela, pero necesitamos que confíes en nosotros.

Salvia cruzó los brazos a la vez que levantaba un ojo más que el otro —¿Confiar? ¿En ustedes?, Eso es pura mierda, en la tribu lo dicen claramente, confiar en bichos más débiles, no, mejor dicho confiar en bichos como ustedes es igual a denigrarse a uno como guerrero.

—No entiendo la obsesión de las Mantis con la fuerza, ¿Acaso eso las hace más felices?— Salvia no supo bien cómo responder, el silencio fue tal que eran capaces de oír la arena moverse a su alrededor.

Octavio mató el silencio con otra pregunta —¿Eras feliz en tu vida allá en la tribu?¿No crees que defender ese honor es el que te está causando daño realmente?— Esas fueron preguntas aún más difícil de responder, a sus ojos, la forma de ser feliz eran siguiendo y viviendo como las normas de la tribu, y ciertamente la extrañaba, pero a su vez recordaba cómo era vivir ahí, la presión y conflictos tanto tontos como serios hacían de vivir en la tribu un ambiente sofocante que le arrebataba todo de sí.

En estricto rigor ella no lo veía como tal, para ella resultaba agobiante pero nada de lo que había venido después de la tribu había sido mejor, por lo que esa presión en la que se veía envuelta le resultaba normal.

El nudo en su garganta apretó su cuello con tanta fuerza que ninguna palabra fue capaz de salir, en su lugar solo salió una rabia contenida que se disparó en forma de arañazos, chasquidos y crepitares violentos contra Octavio quien no tuvo que hacer mucho esfuerzo para defenderse, le bastó ponerse detrás de sus colosales garras para que ningún golpe de Salvia pudiera conectar.

Al alzar sus garras enfrente de su cara un aterrador rostro grabado en ella se mostró ante Salvia, como la cara de una imponente bestia. Salvia siguió golpeando y golpeando hasta que el escándalo fue tanto que atrajo a los demás miembros del grupo.

Octavio al ver que la situación se descontrolaba actuó rápido y detuvo al resto de sus compañeros —Esperen un segundo, tengo esto bajo control.

Salvia intentó aprovechar la oportunidad para pasar por encima de Octavio y atacar por detrás, pero tan pronto como aterrizó y con un impulso de sus pies se propulsó para golpear a Octavio por detrás, el gran insecto ya había cambiado de dirección y puesto su gran muro enfrente de ella, por lo que en un paso en falso Salvia terminó estrellándose contra las garras de Octavio.

El cuerpo de la Mantis calló al suelo, Salvia imaginaba entonces que el mestizo aprovecharía para atacar, pero en su lugar el solo se quedó de pie en su lugar, con ese segundo rostro de seis ojos esculpidos naturalmente sobre sus garras, la vio con una mirada sentenciosa.

—¿Por que no peleas? ¿Es que no valgo la pena para ti?— Grito furiosa la Mantis.

—No es eso señorita, lo que ocurre es que...Yo no sé luchar—Dijo en tono de vergüenza.

Salvia volvió a estallar en ira y se abalanzó sobre Octavio quien levantó ligeramente una de sus garras, Salvia no se lo pensó ni dos veces y se trató colar por esa abertura, pero tan pronto como medio cuerpo logró entrar, se dio cuenta de que había entrado en una trampa

Octavio dejó caer su garra dejando a la Mantis atrapada.

—No sé cómo luchar, pero sé muy bien cómo inmovilizar.

—Eres un tramposo— Se quejó Salvia mientras trataba inútilmente de levantar la pesada garra del escarabajo.

Octavio levantó ligeramente la voz —¿Cómo puedes llamar a ésto trampa? A pesar de mi tamaño mi caparazón es muy débil, no soporta lo mismo que debería soportar una parte de mi especie, ademas soy demasiado pequeño para un acechador o para un escarabajo, di mi última muda de piel hace tiempo y aún así no soy más grande que un adolescente de mis dos ascendencias, mis garras son la única parte de mí que es consistente, tu deberías saberlo bien, pero en la lucha por sobrevivir uno tiene que hacer uso de su audacia y todas sus capacidades que la naturaleza le dé, es como si te llamara tramposa por tener un cuerpo tan delgado y ágil que te permite escabullirte por lugares que para mí serían imposibles. ¿Estoy en lo correcto verdad?

En ese instante las palabras de Octavio lograron llegar a Salvia quien se detuvo en seco. Fue incapaz de seguir luchando al darse cuenta de la tontería que había dicho. El remordimiento la estremeció de tal manera que no fue capaz de mirar a los demás a su alrededor durante el resto del día, a pesar de que Octavio trató de disculparse por su arrebato, algo dentro de ella sabía que no merecía esas disculpas, las palabras de Octavio la mandaron muy dentro de sí a reflexionar.

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Salvia le dio un gran trago a su bebida servida en una taza de barro de un tamaño mayor a la cabeza de su invitado. La cara de deleite de Salvia al darle un sorbo a su bebida fue motivo de desconcierto para el curioso insecto.

—¿Qué está bebiendo Lord Salvia?

Salvia hundió su cabeza en su taza para darle un gran trago a su bebida —Ah~ Disculpa, esto que estoy tomando es una bebida que increíblemente preparó para nosotros Rae

—¿Rae?—Quirrell repitió impresionado

—Si, ¿puedes creer que su habilidad con el aguijón no es lo único en donde es un prodigio? Es súper deliciosa —Tras una breve exaltación de su parte llegó una caída en su ánimo —A pero es tan costosa de producir...Me dolió decirle que ni de broma seríamos capaces de volverla un negocio viable. Está hecho con la masa de maíz blanco, néctar, y otras dos invenciones de Rae que todavía me desconciertan. Uno es un dulce hecho de jugo de caña solidificado y el otro es una barra dulce de color café, Sigo preguntándome como se le ocurrió poner esas nueces al sol para tostarlas y luego mezclarlas con distintos tipos de néctares y azúcares para que le quedara un líquido café claro con un sabor muy dulce. Ya de por si fue difícil encontrar esa enorme baya de la que salieron las nueces, nos costó una pequeña fortuna conseguir un par, por lo que tristemente para sus ambiciones solo los Lords tendremos acceso a esa delicia.

—Aunque digas que te parece triste, realmente tu cara me dice que lo estás disfrutando.

—¡Es muy sabroso!—Dijo colocando una de sus garras sobre su frente con pesar —Déjame darte una prueba— Salvia entonces llamó a una Polilla sirvienta, Salvia le pidió traer la bebida de Jade para dársela a Quirrell.

Quirrell aceptó la taza gustoso, pero debido a su tamaño no fue capaz de cargarla con sus manos, por lo que se vio obligado a tomar de ella sentado y con un pequeño tubo de caña. Al probarlo replicó exactamente la cara de deleite de la lord, era una bebida algo espesa capaz de llenarlo en pocos sorbos, sin embargo el sabor de la bebida era sumamente encantador y dulce, no le cabía duda que la lord y probablemente su hermano no les gustara compartir tal delicia, en serio iba a lamentar no poder regresar a probar más.

Salvia río al observar a su acompañante disfrutar del champurrado —Lo siento por haber interrumpido la historia por mis placeres egoístas.

—Oh No hay problema, solo te tendré rabia eternamente por hacerme probar algo tan bueno— Dijo Quirrel hundiendo su rostro en la bebida.

—¡Jajajaja! Ordenaré que te carguen un gran carruaje y la receta que nos dio Rae en caso de que seas capaz de juntar los ingredientes.

—Siempre tan generosa conmigo, no tengo palabras para mostrar mi gratitud.

Salvia sonrió ampliamente ante las palabras de su amigo, dándole también el último sorbo a su bebida

—¿Puedo preguntarte algo Quirrell?

—Por supuesto

—Allá en tu tierra, Hallownest. ¿Hay algo que esperes al regresar a tu hogar?

La pregunta causó que Quirrell dejara su bebida sin terminar quedando en silencio durante un tiempo —Si, de hecho espero un indulto cuando vuelva?

Salvia abrió sus ojos con sorpresa y con un leve velo de preocupación sobre su rostro —¿¡Indulto, Que hiciste Quirrell!?

—Quizá utilice una palabra muy fuerte, se suponía que no debía estar aquí, le jure a mi prometida  que el viaje que hice para buscarle un regalo sería el último— Quirrel bajo la cabeza, su faz alegre pronto decayó hasta mostrar a la cochinilla con una depresiva mirada—Pero ya me conoce Lord Salvia, mi curiosidad simplemente no me deja de lado.

—Con que le hiciste una promesa a tu prometida de no volver a apartarte de su lado

—Si es exactamente eso

—Entiendo— Salvia miró a su amigo con dulzura y compasión —Aquella a quien escogiste es verdaderamente afortunada de tener tu corazón, eres simplemente un macho muy especial y valioso, y si esa hembra lo entiende no tengo dudas de que sabrá perdonarte.

Los ánimos de Quirrell se vieron recuperados por las palabras de la mantis —Muchas gracias Salvia yo-

Pero antes de que pudiera terminar su oración Salvia interrumpió —Pero claro si no te perdona, ten por seguro que aquí gustosamente te aceptaré en mi corazón y en mi grupo de consortes— Se le dibujo una mirada pícara en su rostro

Sus palabras dejaron desconcertado a Quirrell —¡¿Tiene un grupo de consortes?!

—Jajaja No— Fue una broma.

Después de aquella broma de Salvia Quirrell apenas fue capaz de volver a tomar su bebida, pero lo bueno fue que Salvia al fin se decidió a seguir contando su historia.

—Antes te hice esa pregunta por qué quería contarte cómo me sentí por aquel entonces, es un poco frustrante revivir los recuerdos de mi yo joven y tozuda, pero algo que todavía puedo llegar a comprender de la vieja Salvia es el deseo ferviente de volver a "mi hogar" y aquello que yo esperaba al igual que tu era la absolución de mis errores, esperaba ser aceptada y quizá ser capaz de sentir aquella felicidad que mi corazón por tanto tiempo buscó con anhelo.

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Después de lo ocurrido Salvia trató de ser más precavida con sus palabras, el recuerdo de las palabras del escarabajo mestizo no la dejaba descansar por su innegable razón.

Sobre todo porque ella solía considerarse de una inteligencia superior a la media de su tribu, por lo que aquel error garrafal que para cualquier otro podría parecer un asunto no tan importante a ella le causaba un sentimiento de decepción hacia si misma.

Y lo peor es que no estaba segura de cómo solucionarlo, claro que podía pedir perdón, pero en ese entonces apenas y era consciente de lo inmensamente sencillo y efectivo que eran las disculpas para la clase de bichos que eran Octavio y el resto del grupo que conformaba la caravana.

Nuevos problemas surgían a montones, y por cada día que pasaba estos no hacían más que incrementar, uno quizá de los más importantes es que durante la mayoría del tiempo no hacía nada y solo se quedaba viendo al grupo desde el techo del carruaje de Malvin.

Ella misma se había propuesto a no interactuar con la bola de payasos que la rodeaban, pero con el pasar de los días y al ver a los insectos trabajar incansablemente día tras día se le hacía complicado no sentirse terriblemente inútil. Para una criatura acostumbrada a estar ocupada y activa prácticamente todos los días cazando o realizando mantenimiento al tronco en donde habitaba la tribu, sentarse a ver como otros trabajaban la hacía sentirse como una carga y sobre todo excluida.

Aunque no es como si le debiera importar sentirse incluida en este grupo, pensaba ella, pero era cierto que a lo último a lo que deseaba aspirar era a un desagradable parásito que solo come y duerme, no lo dejaría suceder.

Tristemente para ella, a pesar de que su convicción de resultar un poco útil para los insecto, no veía la oportunidad para pedir alguna clase de tarea o labor, todavía se sentía insegura de hablar con Octavio y su siguiente opción fue dimir pero esta le mencionó que el único que asignaba tareas era Malvin. Lo cual le irritó un tanto a la Mantis, odiaba a ese diminuto bicho petulante con aires de grandeza.

No quería tener que hablar con él para pedirle ser su subordinada, eso sería caer tan bajo como transformarse en un parásito. Necesitaba que el pulgon fuera el que se rebajara a pedirle su ayuda, que le rogara quizás que le chillara para que ella pudiera hacer algo

Afortunadamente un día le llegó la suerte, pues la comida de la caravana estaba a punto de acabarse por completo, por lo que la caravana se detuvo en las afueras de una ciudad de hormigas abandonada. Ahí fue que Malvin decidió formar grupos para asignar algunas tareas de vital importancia.

A pesar de todo el esfuerzo realizados la carne de las provisiones de Malvin se había agotado, el pulgon vio que habría que recurrir a la cacería, tendría que detener a la caravana durante un tiempo, lo cual no le gustaba pero no le quedaba de otra.

Salvia al escuchar eso se emocionó para sus adentros, tendría la oportunidad de presumir e impresionar a todos con sus habilidades, ¡los dejaría sin palabras!. Es entonces que se acercó a Malvin mientras hablaban de salir a cazar algún animalillo. Salvia con gran sutileza se puso casi sobre la mesa en la que discutían para que la tuvieran en cuenta.

Malvin suspiró con resiliencia —Mantis, tú y tu raza son hábiles para cazar ¿no?.

—¡Las mejores!— Pronunció con orgullo.

—Bien bien, ya es hora de que vayas pagando tu deuda— Salvia victoreó para sus adentros, sabía que a ese pequeño bufón no le iban a quedar más alternativas que recurrir a sus servicios.

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Hey!

Me gustaría dedicar este apartado a hablar de lo importante que son los comentarios, aunque no lo crean aparte de que animan a uno a continuar, siempre que uno plantea historias de este tipo los comentarios ayudan en forma de retroalimentación para el autor. Esto lo digo por que siempre que hablo con mis amigos y estos me dan sus opiniones de la historia me doy cuenta de algunos puntos a los que no le había prestado atención, o hacen sus teorías y eso me ayuda a ver posibilidades que no se me había ocurrido o que jamás pensé posibles. Así que muchas gracias a todos por ayudarme a Armas esta historia, de verdad que me habría perdido en varios puntos de no ser por su ayuda.

Ahora también aclarar que la bebida que describe Salvia se trata de un champurrado, una bebida mexicana hecha con agua, maza de pais, poloncillo y chocolate. Últimamente soy muy fanático de imaginar platos habituales recreados en el mundo de Hollow Knight, ¡así que no voy a parar!

Espero que esté capitulo les haya gustado, me despido.
•-•)7

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