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Los Variopintos

Sharik llevaba a Salvia a cuestas sobre su espalda, la araña se movía excepcionalmente a pesar de estar ocupando cuatro brazos con la mantis mientras que con uno arrastraba su mandoble y con las extremidades restantes avanzaba hasta su campamento en medio de un desmonte apresurado por el repentino asalto que sufrieron minutos atrás.

Malvin movía apresurado a todo el mundo pegando gritos y brincos más efusivos que nunca antes.

—Malvin— Llamó Dimir —¿Y las hormigas?—

—Atadas, termina rápido con lo que vayas a hacer y provoques más problemas de los que ya has causado— Respondió el pulgón.

Con el mismo hilo con el que habían sido envueltas las alas de la polilla café estaban atados los únicos supervivientes del asalto, dos hormigas raso y su líder de patrulla. Sharik se acercó a ellos junto con dimir.

La primera sonrió ampliamente al verlas atadas —Les dije que conservar ese hilo sería útil, sabio camello Sharik una vez más has demostrado tu mente superior— Se pavoneó la araña.

Dimir apuntó su alabarda a las hormigas, las dos soldados pequeñas se exaltaron del miedo, pero su líder permaneció callado y solo miró a Dimir con una débil sonrisa. —Jeje je— Rió con voz ronca —Polilla, si crees que conseguirás algo amenazandonos no lo conseguirás, incluso estos dos cobardes de aquí, la lealtad ante nuestras diosa no tiene precio.

—¿Seguro? Yo diría que su vida es un precio demasiado alto solo por unas migas de información

—Lo que sea.— La hormiga miró a la polilla de forma desafiante —No importa si decides matarnos, incluso si nos liberamos nosotros mismos acabaremos nuestras vidas en estas mismas arenas, no debemos molestar a la diosa con nuestro horroroso fracaso.

—Ya hablaste suficiente— Dijo la polilla blanca dejando caer su alabarda sobre la cabeza de la hormiga, fue una muerte instantánea, las otras dos hormigas la miraron y gritaron con miedo. —¿Y ustedes tampoco hablarán?

Dimir esperaba que esto causara pánico en las hormigas y las persuadiera de seguir guardando silencio, después de todo eso era lo que hacían todos los cobardes cuando veían su vida en amenaza. Entonces miró incrédula como los dos subordinados asustadizos se ponían serios ante ella de un momento a otro.

—No hay forma polilla, no diremos nada— Dijo una hormiga siendo secuenciado por la otra —¡Nuestra diosa Reina jamás será traicionada por ninguna hormiga.

—Pfff Tonterías...— Bufo con rabia Kyros viendo todo desde un rincón.

Uno de los prisioneros se dio cuenta de su presencia —Un hermano que todavía no encuentra el camino. ¡No hay lugar al que esconderse, la gran diosa conquistó una vez este desierto en solo cuestión de semanas, volverá hacerlo y las hormigas volveremos a tomar nuestro lugar en la cima como dueñas del resto!

—Suficiente— Gritó dimir enfurecida —Me dirán que quiere ella con nosotros o no habrá mañana para que puedan ver a su diosa.

El escándalo de la voz de Dimir despertó a la somnolienta oruga quien salió de su bolso gorgoteando y buscando atención.

—Oh Ade querida, perdón te desperté— La polilla acarició la cabeza de la oruga con suavidad, está entusiasta desesperadamente busco que esa cálida mano se quedara sobre ella un rato más —No querida debo terminar con esto antes de poder mimarte...

—Oh demonio blanco disfruta de tu pequeña mascota por ahora— Dijo una de las hormigas con burla y una borboteante malicia —Ella también será convertida en comida para nuestras larvas en cuanto nuestra diosa pueda poner las manos sobre vuestro grupo.

Su compañero empezó a reírse, pero tan rápido lo hizo se calló en seco, tragando saliva y retorciendo sus facciones hasta mostrar un total desconcierto, la polilla blanca estaba erizada, sostenía su alabarda con firmeza y sus ojos daban una sensación inquietante, las hormigas no tardaron en darse cuenta de la sensación de peligro inminente que activaba sus antenas. Ninguna llegó a sentir miedo pues sus emociones se quedaron en un poderoso desconcierto antes de que la alabarda de Dimir separara sus cabezas de sus cuerpos incluyendo la del capitán ya muerto.

Dimir respiro pesadamente, como si una descarga explosiva de adrenalina la hubiera envuelto de un momento para otro, o como si aquella rabia interna la hubiera azotado tan rápido como lo hizo con las hormigas.

—Por las lágrimas de H'a wuha— Explamo Sharik con sorpresa — Te has pasado un poco—

Dimir respiro hondo, tratando de recuperar la concentración —Lo siento— Respiración profunda —Ha sido un pequeño despiste de mi parte...

—Bueno nos deshicimos de otra molestia— Hablo Malvin parándose sobre un gran banco para alcanzar a ver a Dimir y a Sharik a los ojos —Pero probablemente regresarán, puede que incluso con más soldados— Malvin miró a Sharik colérico— ¿Y adivinen de quién es la culpa? ¡Sharik, gracias a tu estupidez ahora enfrentamos un problema de persecución ¡Te juro por los grandes seres que si esas hormigas ponen un dedo sobre mi carroza te arrancaré las piernas y utilizaré tu cabeza como alcancia! —Sharik se encogió ante el banco horrorizada de sólo pensarlo, luego Malvin se giró a ver a Dimir —No debiste traer a la Mantis, solo es una alborotadora.

Dimir cabeceó hacia atrás meditando por un minuto —Déjame ayudarla, esta pobre Mantis está sufriendo por un dolor inimaginable.

—He recibido golpes de aguijones más grandes que mi cuerpo entero Dimir— Se quejó Malvin —Créeme que sé exactamente cómo se siente ser atravesado— Dijo sin atisbos de empatía en sus quejidos.

—No me refiero a ese dolor, son esos dolores que dañan el espíritu y la voluntad de seguir viviendo

—Bah— Escupió Malvin —Basura filosófica no me vengas con cuentos.

—Aunque no te guste, déjame hacerme cargo—Malvin y Dimir se enfrentaron en un intenso duelo de opiniones, ambos sabían que mantener a la Mantis era un riesgo pues las hormigas iban tras ella, sin embargo según recordó Dimir, la Reina hormiga también les buscaba, en palabras de la hormiga rey todos serían eliminados excepto por Dimir, por alguna razón que se escapaba a su conocimiento.

Parecía ser, que no había siquiera opciones para ellos.

—No hay salvación incluso si decides dejarla aquí, incluso ya le prometiste ayuda

—Agh yo y mi bocota

—Vamos Malvin, comprendes bien en qué situación se encuentra la Mantis, podemos darle nuestro apoyo hasta que se recupere al menos.

—Dimir es una Mantis, esas criaturas salvajes no conocen la palabra agradecimiento.

—Siempre hay redención para cualquier bicho, a menudo lo único que necesitan es una mano misericordiosa y un poco de bondad— Se encogió de hombros.

Malvin la miró seriamente, con fuerza pero sin llegar a gritar respondió —¡Por mi madre y mis cuarenta y nueve hermanos Dimir! Deja de acoger a cada pobre miserable, no son tus hijos ya habíamos hablado de esto.

Las palabras del pulgón golpearon con fuerza a la polilla, su rostro se entristeció, aunque por breves segundos, casi de inmediato respiro hondo y miró con mueca tambaleante de desafío a Malvin. Todos ya sabían lo que iba a pasar, cuando la polilla ponía esa cara se volvía notablemente más gruñona y menos cooperativa, podría decirse que verá su forma de ponerse sentimental.

Malvin refunfuñó y solo le dio la espalda a Dimir y Sharik —Hagan lo que quieran con la Mantis, pero todo lo que ella haga a partir de ahora será su problema— Dijo Malvin entre suspiros de agotamiento —¡Muevanse todos quiero todo listo para irse en cinco minutos!

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A lo lejos, una hormiga con gran visión vigilaba al grupo junto a otra que tomaba notas en su diario.

—Parece que se están marchando— Dijo la hormiga vigilante chasqueando sus mandíbulas con rabia —Esto fue una pérdida de recursos, la diosa no estará contenta de esto— Se lamentó colocando una mano sobre su frente y cayendo abatido a la arena.

Su compañero le dio un par de palmadas en la espalda. —Levanta esa cara, este ataque falló pero será aún peor si no volvemos con una solución— Esas palabras parecieron revivir el espíritu de su compañero.

—Tienes razón— La hormiga vigía volvió a ponerse en su posición de observación —Tu regresa al hormiguero e informa a nuestra amada reina, yo dejaré un rastro de feromonas para los refuerzos.

—Mantente alejado de ellos lo suficiente para que no te detecten, espera estaremos de vuelta en dos días a lo mucho.

La hormiga asintió sin despegar la vista de sus objetivos. —¡Por la gran Diosa Reina Hormiga!— dijo animado.

—¡Por nuestro resurgir glorioso!— Continuó el otro, para finalmente ambos terminar con —Por la muerte de esas sucias Mantis.

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Salvia se levantó de golpe agitada, los recuerdos de su batalla de hace rato se sentían dolorosamente recientes, a pesar de que ya habían pasado un par de horas el recuerdo se mantenía latente y casi se sentía como un evento que había ocurrido apenas unos segundos atrás.

Rápidamente se tocó el pecho notando que ya no sangraba, sin embargo puso una desagradable mueca al darse cuenta de que ahora había otra terrible cicatriz en su pecho en forma de X. Una vez más pensó, "eso no es tan malo, los mejores guerreros tienen cicatrices de batalla por todo su cuerpo" pero era difícil tragarse sus propias palabras cuando todos los que la miraban ponían esas estúpidas caras compasivas y lastimosas.

Y hablando de miradas, pronto se dio cuenta que estaba sobre el techo de la carroza de Malvin, la cual estaba en movimiento, y a su lado estaban todos los bichos causantes de su sufrimiento viéndola como alguna clase de atracción de circo. Al sentirse observada y un tanto incómoda lo primero que hizo fue cubrirse con lo primero que encontró, lo cual fue un trozo de tela sobre el techo del carruaje.

—Hey, no tires del toldo lo vas a romper— Le gritó Kyros, pero ni caso que le hizo. Todos la miraban con cautela, por un momento llegó a pensar que estaban planeando en comérsela, aunque pensándolo mejor, esa probablemente era la penúltima idea que estuviera cruzando por su cabeza, algo que quizás la mantenía un poco en calma y que no la hacía estallar en un explosivo impulso de lucha, es que se estaba empezando a plantear que el objetivo de estos desagradables bichos no era comérsela ni torturarla (Al menos no como las hormigas), aunque en esencia lo que habían estado haciendo con ella era algo parecido a la tortura.

La polilla blanca se levantó y se sentó frente a ella.

—Finalmente despiertas ¿Estás bien?— La pregunta desconcertó a Salvia, era una pregunta rara que no se solía hacer, denotaba preocupación y apego, ¿Se estaría queriendo burlar de ella?, no parecía el caso, como siempre las palabras de la polilla tenían un encanto genuino, o al menos todavía no era capaz de encontrar la maña en sus palabras. Se vio algo confusa en su situación, ¿debía responder, debía no hacerlo?, no tenía razón para hacerlo pero, tan poco tenía razón para no hacerlo, estaba de nuevo en el techo de la caravana, y sus heridas estaban curadas quizá y solo quizá debería estar un poquito agradecida.

Sin despegar la mirada de la polilla asintió lentamente, Dimir suspiró —¿Estás segura?— La polilla extendió su mano hacia ella, alarmada por si le fuera hacer algo trató de alejarse de la polilla saltando hacia atrás, pero apenas y pudo levantarse un poco y dar un torpe pasó, después del cual cayó agotada.

Sus brazos y piernas le dolían, también su torso y más lugares que no llegaba a concretar por la presión de sus dolores principales. Dimir hizo un par de señas a la libélula del grupo.

Densan entonces se acercó a Salvia con un frasco entre sus manos envueltos en hojas verdes, se acercó a ella con una especie de pasta blanca algo prístina. De inmediato Salvia le detuvo las manos las manos al macho apretando con todas sus fuerzas su muñeca.

—¿Qué crees qué haces?

—¡Tranquila!, es un ungüento, es para ayudar con el dolor— Dijo Densan con mueca adolorida.

Salvia le quitó de las manos el mismo frasco —Se como ponérmelo— Replicó procediendo a tomar una buena cantidad de la pomada con su garra, lo que inmediatamente hizo alarmar a Densan.

—Oye te sugiero que no utilices tanta, ¡es una variante mucho más fuerte de lo que tu...— Pero fue muy tarde, la Mantis testaruda frotó su cuerpo con la pasta, cubrió su cuerpo entero con la pomada menos la espalda y parte de su cola, ya que no se alcanzaba a tocar ahí. De inmediato entendió la advertencia de la libélula, un frío intolerable le recorrió el cuerpo entero, el dolor físico desapareció al instante, tan intenso era el frío que sentía que la quemaba, a pesar de eso su cuerpo se encontraba a una temperatura normal para el sol que había, lo notaba al sentir su cuerpo con su garra.

Pasó un buen tiempo inmóvil haciendo frente al dolor en su cuerpo, los demás miembros de la caravana la miraron entre pena y unas ganas inigualables de reírse a todo volumen, sería tan humillante que lo hicieran, pero por suerte ninguno lo hizo, ser paralizada por su propia estupidez ya era suficiente.

Poco a poco su cuerpo se fue recuperando del dolor, entre la espera a que su cuerpo inmóvil recuperara sus fuerzas el sol estaba por hundirse en el horizonte. Quizá la potencia de ese medicamento fuera fuerte pero también su efectividad, ya no le dolía nada, solo la zona en donde no alcanzó a colocarse la pomada.

Fue asombroso, era el equivalente a una nueva muda de piel, sin embargo fue sacada abruptamente de su asombro cuando la caravana entera empezó a moverse.

Malvin gritaba por todo lo alto —¡Armar la tienda, no hay tiempo!— Carraspeo y volteó a ver a Vyne —¡¿Vyne quieres ser acaso cena de una moradora?! ¡Deja de pavonear tus vestidos y levanta esas telas!

—¡Son Túnicas!— Se escuchó al apresurado bicho replicar en la distancia.

—¿Qué es una moradora?— Preguntó Salvia.

—Unas bestias enormes— Dijo Malvin con vigor —Fauces terribles y pies tan Grandes que podrían atravesar a un escarabajo como Octavio de un pisotón.

—Yo podría cazarlos.

Malvin se echó a reír —No seas absurda, apenas pudiste contra las hormigas, no podrías contra esas bestias que se cuentan son capaces de acabar con ejércitos, sus corazas son tan fuertes que ni los aguijones más afilados los traspasan. Por suerte solo salen de noche y tienden a alejarse de las ciudades, le temen a la luz y sin embargo, poco sirve la luz en su contra si detectan un banquete de bichos listo y servido para ellos.

La descripción de la presa era intrigante, lejos de temerle Salvia estaba pensando que algo así podría suponer una ofrenda más que aceptable para solicitar el perdón de su tribu.

Los bichos de la caravana rápidamente colocaban una especie de carpa, pero no rústica y simple como lo hacían las mantis, esta era una tienda enorme, en la que podían caber tanto ellos como la carroza de Malvin. Fuera, Sharik colocó dos anillos de faros alrededor de la carpa, los faros tenían en su interior lumélulas que brillaban de un color pálido algo tenue. Salvia no conocía a tales bichos, tenía la curiosidad de saber más de esos insectos con luz propia y de por qué no usaban antorchas o algo que diera más luz. Pero mientras por dentro de la tienda también iban haciendo cosas, rápidamente sacaron un tapete con patrones intrigantes y muy llamativos para la Mantis, limpiaron un poco la alfombra y luego encendieron una fogata en el interior, pero justo encima de esa fogata abrieron una trampilla en el techo de la carpa, una lo suficientemente grande para permitir el escape del humo.

Antes de que la noche cayera ella y todos los bichos estaban dentro de un refugio bastante grande pero modesto.

—Muy bien holgazanes— Dijo Malvin con sutil tono orgulloso en sus halagadoras palabras —Tenemos una hora de comida, nada de carnes ni especias, ya lo saben, y llegada la luna a tres cuartas partes del punto más alto se apaga la fogata. — Malvin aplaudió y todos dieron un profundo suspiro de alivio.

—¿Bueno entonces quién cocina esta vez?— Pregunto Sharik

—Le toca a Densan me parece— Respondió Kyros —Densan anda prepárate algo rico—

El tal Densan se paró con rostro enfadado y refunfuñando a Kyros —Ya voy ya voy— Para luego decir entre dientes —Ya se que me toca, no necesitas recordármelo sucia escoria tramposa.

Densan se dirigió a la carroza, de una caja colocada en la parte trasera de esta sacó varios envoltorios, latas, platos y vasos.

La cola de Salvia se movió ligeramente con impaciencia por su emoción, a pesar de que con su cara mostrara indiferencia.

Densan sacó de los envoltorios unos discos oscuros de pan plano y de las latas montones de setas azules y algunas verduras, puso un poco de ambas sobre el pan y luego lo enrolló. Repitió ese mismo proceso un par de veces hasta tener una bandeja llena de esos rollos.

Ágilmente, lo más ágil que pudo gatear hasta la bandeja tomó un par de los rollos y regresó a una esquina de la carpa. Todos se le quedaron viendo por su retirada impetuosa, y Salvia devolviendoles una mirada de muerte, como si alguno se le fuera a abalanzarse por la comida, se echó un rollo a la boca.

No hubo una explosión de sabores que dejará a la Mantis embelesada como la otra vez, probablemente por qué no había nada cocinado en su plato, eran verduras crudas, pero igual era mucho más sabroso que cualquier cosa que haya comido en su tribu.

—Diablos, la comida de estos bastardos hace que la comida de la tribu sea basura...— Dijo para sí misma pero de todos modos Densan la oyó y eso puso una sonrisa orgullosa en su rostro.

Los demás miembros de la caravana la voltearon a ver soltando una pequeña risa al oírla, Salvia les dio la espalda en respuesta.

Mientras Malvin se dispuso a dirigirse a su comunidad para presentar a la polilla marrón como su nueva compañera de trabajo. La polilla marrón fue recibida por todos con mucha aceptación, "bien" pensó Salvia, "que los bichos tontos hagan sus cosas de tontos" dijo mientras ocultaba su cara entre sus piernas con la intención de irse a dormir pronto y pasar al siguiente capítulo de esta tortura que era su historia.

Pero entonces la polilla marrón hizo una pregunta un tanto tonta a Malvin.

—Hey, y-y-y a ella no la presentarán al resto— Malvin respondió con el ceño fruncido —Pregúntale a sus niñeras, yo no voy a aguantar más insensateces de esa salvaje— Malvin salto a su caravana —Yo ya me duermo, no estoy para más dolores de cabeza por hoy— Dijo azotando la diminuta puerta de su carruaje debajo de la puerta de su carruaje.

La polilla marrón volteó a ver a Dimir y a Sharik con expectativa, las hembras estuvieron así un rato hasta que de manera tácita se dispusieron a traer a Salvia al centro del grupo. Por supuesto, Salvia no iba a dejarse mover tan fácilmente, por lo que entre las dos tuvieron que traerla por la fuerza apresando sus pies y garras. Todos las vieron incrédulos acercarse con una Mantis malhumorada y gritando —Suéltenme asquerosas escorias ¡Ya les dije que no me hagan parte de sus tontería!—

—No seas antipática querida, sé linda y déjate presentar— Dijo Sharik.

—¡Me niego!—

Luego Densan agregó —¿Quieren presentar a la Mantis como un miembro de nuestra compañía o cómo su prisionera?

—Está bien, está bien—Dijeron la polilla y la araña al unísono. Dejaron a la Mantis libre pero le dejaron bien en claro que no podía levantarse ni irse a ningún lado hasta que terminaran y para que no sufriera tanto le dieron más comida, esta vez néctar en vaso y una divertidas y adorables "galletas" con forma de escarabajos redondos, eso logró calmarla un poco.

—¿En serio a quien le pareció buena idea traer esta locura? Es una Mantis Salvaje; literalmente tiene solo dos ideas en mente, matar y comer, matar y comer— Dijo Kyros.

—Oye las Mantis pueden ser sorprendentemente listas— Respondió Sharik —¡Y verlas enojadas es adorable!

Luego Vyne tomó la palabra—No seré experto, pero nunca he oído de una Mantis civilizada, pese a eso, si el acertado juicio de la lozana Dimir dice que puede adiestrar a esta cosa, yo confío en ella— Dijo guiñándole el ojo a Dimir.

Dimir bufó molesta.

—Acabas de decir ¿Adiestrar?— Preguntó Octavio —¿Como a un bicho salvaje?

—Por favor, Todos los expertos reconocen a las Mantis como alimañas salvajes—

—¡Voy a arrancarte esos estupidos vellos que tienes en la cara maldito idiota!— Respondió Salvia, frustrada por no poder hacer valer sus palabras y defender su honor.

—¡Observen! Salvajes sin clase, solo saben seguir sus instintos primarios.

La conversación fue acalorándose más y más.

—Yo estoy de acuerdo— Dijo la polilla marrón —Los libros lo confirman, las Mantis son salvajes sin mucha inteligencia para ser civilizadas— Dijo con aires intelectuales, pero tan pronto terminó su frase con pánico se apresuró a tratar de excusarse —Ah pero, los libros dicen también que por ejemplo la mayoría de ciempiés son bestias, lo que no impide que haya algunos ciempiés sociables y muy listos...—Salvia amenazó con la mirada a la polilla, en respuesta esta se hizo bola de la vergüenza. —Ya no digo nada—

—Es decir, como no van a ser animales, se comen entre ellas y duermen en la tierra ¡Ugh! Repugnante— Volvió a intervenir Vyne.

—Que raro, yo entendía que dormían en hamacas, como el resto de bichos— Cuestionó Sharik

Salvia entonces alzó la voz roja de la vergüenza y furia —¡Ya basta! No soy su juguete para que puedan hablar mal de mi y de los míos como si yo no estuviera aquí, ninguno de ustedes lo entendería, las formas y tradiciones de nuestra tribu, se basan en la lógica misma, y me importa un bledo sus opiniones— Salvia continuo gritando hasta quedarse sin voz —Lo que sea que pretendan hacer conmigo, les sugiero que dejen de jugar y si tienen pensado matarme lo hagan antes de que me fortalezca y los atraviese a todos con lanzas.

Después de eso los gritos desesperados de Salvia encontraron su final abrupto cuando el inmenso golpe de la pequeña puerta de Malvin sonó —¡Quieren callar ya a esa cigarra escandalosa, no puedo dormir así!— azotó la puerta de nuevo.

Todos se callaron por unos minutos hasta que Dimir volvió a hablar —Bueno, creo que igual hubo una confusión, aquí nadie quiere comerte ni tratarte como animal.

—Si, así es— Asintieron el resto de los miembros del grupo.

—Vamos a olvidar los detalles, seamos civilizados y respetuosos y vayamos al grano

—Pero yo...

—¡Tú cierra la boca Vyne!

Ahora que reinaba la calma Kyros se levantó del suelo, —Ejem, Ejem— Se aclaró la garganta —Muy atenta Mantis, Ya conoces a La polilla que ahora hace en el suelo como un trapo mojado, también a la excusa de sabio que es nuestra navegante y guía.

—Kyros eres muy grosero— Chillo la araña.

—A la incontenible madre y profesional exterminadora de vidas, Dimir. Al callado y muy propio de Octavio, un tipazo y un pan de wyrm, aunque también el lamebotas favorito de Malvin. —Octavio se hizo el desentendido de esta frase— Y como no, Densan, un tipo muy amable, pero cuidado por qué es un pésimo perdedor, gánale una vez y te odiará eternamente.

—¡Bastardo, hiciste trampa!— Grito Densan.

—Cuántas veces te tengo que decir que no es trampa si dejas tus cartas a la vista.

—En fin, como decía, El payaso con aires de grandeza de allá se llama Vyne, te contaría más de él pero es tan interesante como lo es este— Tomó una roca de la arena— Trozo de arena. Y esos somos todos.

—¿No se te olvida alguien?— preguntó Sharik.

—Mhh no lo creo.

—Jejeje— Con gran agilidad Sharik tomó de Dimir su bolsa y la arrojó hacia Kyros. La hormiga se puso pálida al darse cuenta de lo que tramaba la Araña con mucha malicia, se apresuró a atrapar la bolsa, pero su cara de terror no disminuyó, si no que ahora que la bolsa estaba en sus manos miraba con aún más miedo esta misma.

La bolsa se movió con intranquilidad, entonces la pequeña oruga azabache asomó la cabeza al borde de las lágrimas, pero tan pronto vio a Kyros empezó a emitir alegres chillidos.

—¡Ahhhhhhh!— Gritó con pánico Kyros

—¡GYGY!— río la pequeña oruga.

Salvia se quedó desconcertada ante la aterrada expresión de Kyros, como si lo que sostenía no fuera una cría pequeña, sino la peor de las pesadillas.

—Si— La volteó a ver Sharik con unas ganas irrefrenables de estallar en carcajadas —Ese hablador le tiene un miedo terrible a las mariposas, y eso se extiende incluso a sus larvas.

—¡Quítenmela Quítenmela!— Chillo aún más.

—¡¡GYLALALA!!— Se río la bebe tratando de subir a la mano de la hormiga.

—Me va a comer, desgraciados ayúdenme, es un monstruo— Gritó casi llorando. Fue así que sin más que hacer, Kyros arrojó a la pequeña cría a quien tuvo más cerca, en ese caso fue Vyne.

La oruga voló por la habitación hasta caer en la suave túnica de Vyne. Quien con más calma y aprecio la sostuvo en sus manos. —Inútil esas no son las formas de tratar a una cría ¿Verdad que no princesa?

—Gua..Gua...Gua...— Afirmó la oruga mareada.

—Ya les dije que no me— Antes de que pudiera continuar, Kyros recibió un golpe en toda la cara de Dimir, quien con su otro brazo agarraba una de las patas de Sharik, torciéndola de tal forma que a la Araña le doliera.

—Les dije que si lastimaban a Adelaida de esa forma les cortaría las piernas a ambos.

—Dimir espera por favor— Suplicaron ambos al unísono.

—Nada le pasó a ese mons— Sharik le pegó un codazo a Kyros —Cría—

—Si así es— Suplicó Sharik —Mirala está a salvo con Vyne. El raro bicho de bigote tenía a la niña en brazos la cual miraba a Vyne atentamente ante un espectáculo de lanzamiento de cuchillos.

—Son un montón de bufones— Quejó Salvia.

—Bueno Vyne lo es, de profesión— Respondió Sharik

—¡Es arte callejero! ¡Arte Callejero Vulgares, Corrientes!

De pronto interrumpió Dimir —Ya está bien— Dejó a los dos insectos y se dirigió al bicho del bigote —Vyne dame a Adelaida—

—Por supuesto belleza ¿Pero que vas a darme tu a mi a cambio?— Soltó una risa vanidosa.

—Una tarta de puñetazos si no me la das ahora y sin vaciles.

—Je je..je— Vyne se apresuró a extenderle a la cría. La pequeña oruga abrazo fuertemente la mano de su portadora quedando colgada en esta.

Dimir volteó a ver a todos menos a los no involucrados con una faz agresiva —Bien, odio tener que repetirme, pero, recuerden que tocan a mi pequeña Adelaida lo pagará con sus extremidades.

—Ya te oímos, no le pasa nada Dimir, tenos más confianza— dijo Vyne. Dimir gruño un poco pero se relajó rápidamente para volver a adoptar un porte solemne. —Voy a ir a la entrada a hacer guardia, no se duerman tarde, ya oyeron a Malvin salimos de madrugada. Si me disculpan...— Dimir se retiró hasta el fondo de la habitación en donde estaba la entrada.

—Ghyquwuiw a-plll— Se despidió Adelaida

Salvia por segunda vez en el día se iba a tener que tragar un poco su orgullo para curar la picazón de curiosidad que la estaba molestando.

—¿No es su cría o si?

—Nah— Respondió Kyros. Luego respondió Octavio —La señorita Dimir tiene un corazón muy bondadoso, adoptó a la joven Adelaida cuando la encontró perdida en un bosque, o al menos eso nos contó.

La mantis reflexionó al respecto, entre las Mantis no era extraño adoptar hijos de compañeros caídos, con la vida tan pesada que tenían que soportar no era extraño que algún padre muriera de vez en cuando, y cuando uno de los miembros de la pareja moría, debido a su sistema de tributos no era extraño que la otra lo hiciera, en ánimos de conseguir la suficiente comida y cumplir con su parte para tener derecho a la comida de la Mantis como de la cría se tomaban más riesgos que no siempre resultaban compensados. Y cuando eso sucedía, los vecinos podían decidir tomar a la cría en su cuidado tuvieran crías de antes o no, aunque en el caso de ya tener crías, el adoptado era muchas veces percibido como una competencia más directa y amenazante que los propios hermanos. Y la educación de los padres a sus hijos podría intensificarse si notaban que el adoptado los iba superando.

Podía entender entonces que entre similares se adoptarán a las crías, pero lo que le chirriaba es que Dimir y la larva no eran de la misma especie siquiera, era una polilla y una mariposa, tan diferentes, ni siquiera a la misma raza pertenecían, quizá por eso no la estaba cuidando apropiadamente, esa gorda masa redonda de ternura estaba siendo criada para ir directo al matadero. A esa larva deberían meterla a un entrenamiento intensivo hasta el punto de que sude toda esa grasa de su cuerpo.

Quizá no fuera muy lindo y dicho así en su cabeza algo le producía inquietud, pero ella sabía que sus métodos eran útiles, así siempre se asegura que las Mantis serán fuertes, todo al final recae en la idea de volverse más y más fuertes, para sobrevivir, para vivir con orgullo y honor, para que en el día del juicio final y de ser convertido en alimento ese cuerpo avive el resto de los cuerpos de la tribu. Esa era la manera de las Mantis, la forma correcta.

Y para su desdicha, tenía que resguardarse con la parte débil, con los bufones, los cobardes, los enfermos, que por alguna razón el destino cruel y caprichoso había decidido dejar vivos para atormentarla un tiempo. Tenía que admitir que se estaba engañando un poco, siendo justos e esté grupo había personas muy fuertes indudablemente, pero con el defecto de estar enfermos y locos mentalmente.

Y aún así sabiéndolo, su interés estaba continuamente poniéndose a prueba, decían cosas raras, utilizaban palabras raras, la más pronta que recordaba "Bosque". ¿Qué era eso? Tenía curiosidad y quería preguntar, pero el hecho de tan solo pensarlo le provocaba un remordimiento muy grande y una carga emocional muy pesada.

Salvia suspiro —Ojalá despertar ya de esta pesadilla— Y se fue a dormir.

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Hey!!

Feliz Año Nuevo, hasta el último minuto del año estuve presionado para sacar el capítulo, pero por suerte aquí está, iniciamos el año con nuevo capítulo. Así esperemos que sea capaz de terminarlo xd

La verdad no soy mucho de palabras y seguro ustedes en sus casas ya han oído muchas de ellas. Pero estoy obligado a hacer sus respectivos agradecimientos a los fieles lectores y a mis amigos que me animan a continuar. A todos ellos muchas gracias, sin ustedes no estaría levantándome de madrugada con unas unas ojeras del demonio y cuatro litros de café en sangre para continuar esta historia, ojalá sigan leyendo y comentando, así podré darme cuenta de su existencia.

Ha sido un placer

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