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Capítulo 12

El fin de semana había acabado sin más sobresaltos. Su perfil seguía vacío, tan solo con un seguidor. Además, Kain le había mandado un mensaje informando a Edén que ya había terminado el trabajo, que se aburría y había empezado a hacerlo. Cosa que ella no se creyó, pero en cierta parte se alegraba porque él tenía mucha idea de física así que podía confiar en su criterio.

Edén se había levantado más temprano de lo normal para ver si Derek le daría el anillo o si por el contrario le daría malas noticias diciéndole que no había encontrado nada.

Se hallaba en la cafería mirando por todos sitios esperando encontrarle.

—Hola bicho raro —dijo a sus espaldas.

Edén se giró y se encontró con su sonrisa. Parecía estar más tranquilo que la última vez que se vieron.

—No te exaltes, lo tengo, lo tengo —afirmó divertido mientras sacaba algo de su bolsillo.

Edén sonrió ante el comentario del chico y observó lo que este le tendía. Lo agarró y lo miró detenidamente. Era igual que el que ella había encontrado.

—¿Lo encontraste? —preguntó sonriendo.

Este negó con la cabeza.

—Es otro completamente distinto.

Edén le miro sorprendida, luego observó el anillo y le dio muchas vueltas, ¿cómo es que había logrado encontrar uno idéntico? No recordaba haberlo detallado tanto en el dibujo. Le parecía extraordinario.

—¡Muchísimas gracias!

—Me debes un favor —dijo riendo.

Edén simplemente rio.

—¿Qué tal ha ido tu finde? —preguntó mientras la observaba con una sonrisa.

Edén recordó lo que había hecho el fin de semana: desde saber que no podría contactar con nadie de fuera, hasta el trabajo que tuvo que hacer con Kain o, mejor dicho, que hizo Kain solo.

—Pfff —gruñó recordando la prepotencia y frivolidad del chico.

—¿Qué ha pasado? —preguntó ya más inquieto.

—Hacer el trabajo de física con Kain es realmente tedioso. Además, apenas habla conmigo, es algo incómodo —dijo intentando que sus palabras no sonasen tan bruscas como en realidad lo pensaba.

—¿Cómo con Dante al principio? —preguntó risueño.

Esta dejó de observar su comida para mirarle directamente a los ojos. Ella en ningún momento había hablado con él de Dante ¿o lo había hecho, pero no lo recordaba? ¿La habría espiado? ¿O simplemente se le habría escapado algún día sin darse cuenta?

—No recuerdo haber hablado contigo de él —dijo en voz alta planteándole los pensamientos que rondaban por su cabeza.

Este la miro extrañado, pero en seguida comenzó a reír.

—Es alucinante —concluyó mientras no dejaba de mirarla a ella y a su reloj.

—¿El qué? —preguntó perpleja.

—Lo siento, quería verificar una cosa sobre el tiempo y lo extraño que es. —hizo una pausa para tomar aire—. En este mismo instante me estabas contando que Kain te recordaba a un chico nocturno llamado Dante y he querido comprobar si viajando en el tiempo unos minutos atrás y cambiando algunas cosas, esa conversación desaparecía. —Edén le escuchaba perpleja—. Y lo ha hecho, pero yo aún la recuerdo, ¿no es extraño?

Edén seguía observando sus movimientos mientras no dejaba de escucharle.

—No debería jugar con el tiempo, lo sé, pero hay una parte excitante en hacerlo que me vuelve loco —concluyó mirando su reloj—. Intentaré no hacerlo contigo.

Edén seguía perpleja ¿cómo era posible que no lo hubiese notado? ¡Tenía que aprender tantas cosas acerca de ese lugar!

Derek se marchó excusándose con que tenía que estar diez minutos antes de su primera clase para hablar con alguien. Edén, que ya había terminado su comida y una vez Derek se había ido, salió de la cafetería y se quedó cerca de allí, en un lugar donde le daba todo el sol de lleno. En ese instante pensó que ser diurna tenía partes muy buenas, y una de ellas era el calor que sentía cuando el sol incidía en ella. Comenzó a observar a las personas que estaban por ahí y vio una cara conocida: Kain.

Este no dejaba de mirarla, incluso cuando ella apartaba la vista y la volvía a colocar sobre él. Él ni siquiera parecía inmutarse ¿acaso no habían hablado con él sobre el respeto y la intimidad? —se preguntó—. Edén le miró con mala cara, pero él seguía ahí a lo lejos sin dejarla de mirar.

Esta, cansada de mantenerle la mirada y quitársela a los segundos siguientes, se marchó a su clase, no sin antes mirarle de nuevo y observar que él seguía los pasos de ella.

—Buenos días clase. —dijo en voz alta la profesora Chawkas—. Comiencen a correr durante diez minutos de calentamiento.

Todos en la clase empezaron a correr y mientras lo hacían, Edén se fijó en que el lugar donde había estado a punto de caerse la otra vez, estaba cerrado con un candado. Cuando pasaron ocho minutos corriendo, la profesora la llamó para que fuese a su encuentro.

—¿Qué tal te encuentras? —preguntó.

—Mejor, muchas gracias —dijo jadeando.

—Me gustaría hablar contigo antes de que acabe la clase.

Edén asintió. La profesora tocó el silbato y los hizo agruparse para hacer un ejercicio.

—Poneos en grupos mixtos de seis personas —gritó la profesora.

Edén se quedó esperando a que a un grupo le faltase una persona para poder colocarse con ellos, pero dio la casualidad de que eran impares y todos los grupos acabaron completos.

—Edén, busca un grupo. —Le dijo la profesora cuando se dio cuenta de que se había quedado sola—. Un grupo será de siete, ¿alguno quiere a Edén? —preguntó la profesora en alto, pero Edén sabía la respuesta. Ninguno quería a la humana allí.

—Sí, que se venga con nosotros —dijo una voz muy familiar: Kain.

—Edén, date prisa, vete con tu grupo. —Le instó la profesora.

Edén se dirigió a su lugar rápidamente. Ninguno de su grupo le recibió con una sonrisa, ni siquiera Kain. Era frustrante sentirse completamente rechazada.

La profesora les hizo hacer un circuito entre todos, ella intentó hacerlo lo mejor posible pero los otros muchachos parecían ganarla en todo. Además, no dejaba de pensar en lo que le diría la profesora, porque si le fuese a pedir explicaciones de lo que había pasado, ella no sabría que responder porque ni siquiera sabía qué había pasado.

—Haced parejas dentro de vuestro grupo. En el de siete haced un trío —gritó la profesora. El comentario del trío provocó la risa de algunas personas. De pronto una mano rápida cogió la mano de Edén. Al girarse, descubrió el cuerpo de Kain pegado al suyo.

—Tú conmigo —susurró.

Esto la puso muy nerviosa, que se había quedado estática ante su roce.

—Quiero que hagáis abdominales por turnos.

Kain cogió una colchoneta y la colocó al lado de Edén, la cual seguía estática por el acto de su compañero.

—Yo empiezo. —Se tumbó en la colchoneta y Edén le cogió de los pies mientras esperaba que la profesora diese el aviso.

Cuando todos estuvieron preparados, la profesora les dio la señal para comenzar y así empezó Kain como una bala mientras Edén intentaba contar cuantos hacía.

—Deberías colocar alguna foto tuya. Es interesante ver como gente que no conoces de nada te empieza a hablar —dijo Kain entre un abdominal y otro.

Edén sabía perfectamente de lo que hablaba, pero se hizo la loca.

—¿De qué hablas?

—De "LaRed", vi que una tal "Edén Binelli" me había seguido, supuse que eras tú —dijo jadeando.

Edén intentaba llevar el ritmo de la conversación, pero también llevaba la cuenta de los abdominales que estaba haciendo el muchacho.

—No sabía cómo funcionaba.

—¡Cambio! —gritó la profesora—. Recordad el número.

Edén se colocó boca arriba mientras Kain le sujetaba fuertemente los pies. Esa postura la incomodaba.

Cuando la profesora dio la señal, empezó a subir y a bajar rápidamente, aunque no tan rápido como lo había hecho Kain.

—He terminado el trabajo, luego si quieres te lo mando.

Edén intentó hacer un gesto con la cabeza en señal de asentimiento ya que no quería hablar para no cansarse.

—Estás en buena forma —dijo mientras susurraba el número al que había llegado Edén cuando la profesora dijo que se había acabado el tiempo.

Edén le confirmó al muchacho que le pasase el trabajo para así verlo. Después de que casi todos le hubiesen dicho las marcas de sus compañeros, Edén se quedó cerca de la profesora. Esperaba no tardar mucho, pues la siguiente clase era magia diurna, y no quería llegar tarde.

Cuando todos los alumnos se hubieron marchado, la profesora se giró hacia ella para hacerle una pregunta algo ambigua.

—¿Sabes lo que pasó el otro día?

—¿A qué se refiere?

—Detuviste el tiempo, Edén. Es la primera vez que veo a un humano hacerlo tan rápidamente.

¿Qué detuve el tiempo? —pensó Edén rápidamente—. Ella no sabía cómo o lo que había hecho para pararlo.

—¿No fue usted? —preguntó Edén intentando sacar algo en claro, pero la profesora negó con la cabeza.

—¿Así que no recuerdas haber sido tú? —preguntó—. No vi a nadie más hacerlo. Además, ningún alumno tiene tanto poder para moverte del lugar y colocarte a salvo. Tuviste que ser tú.

La profesora miró el reloj y dándose cuenta de la hora, despidió a Edén rápidamente.

—No importa, solo quería aclararlo contigo, pero si tú no sabes cómo pasó no voy a presionarte, si en algún momento recuerdas algo puedes venir a mi despacho. Márchate a tu siguiente clase, no quiero que llegues tarde. —dijo sonriendo mientras le acariciaba el hombro.

Edén asintió y se marchó a su siguiente clase, teniendo por seguro que uno de estos días iría a ver a Chawkas para intentar sacarle algo más de información.

Edén entró rápidamente en la clase y vio a Derek sentado en su sitio.

—Llegas tarde bicho raro. Me estaba empezando a preocupar —dijo sonriente.

Pero Edén tenía la cabeza en otro sitio, y lo máximo que pudo hacer fue esbozar una leve sonrisa.

—¿Te encuentras bien? —Le pregunto Derek al notar su ensimismamiento.

—Sí, sí —respondió rápidamente.

La puerta del aula se cerró mostrando una hermosa Auba Vasilinski con un vestido blanco pegado a su figura.

Edén se pasó casi toda la clase pensando en todo menos en lo que estaba explicando la profesora. Además, se estaba empezando a encontrar mal y no estaba muy segura del motivo.

—¿Alguna pregunta que alguien quiera hacerme? —finalizó la profesora.

Un chico en el fondo levantó la mano.

—Dime.

—¿Podría hablarnos de los bisiestos? —preguntó el muchacho provocando que casi toda la clase le mirase.

Edén miró pensativa al muchacho, después a la profesora y por último a Derek que también miraba al chico ¿qué era eso del bisiesto? —se preguntó internamente—.

La profesora sonrió abiertamente, pero le dio una negativa al muchacho.

—No soy yo quien debe hablarlo con vosotros, deberíais hablarlo con vuestro profesor de historia. hizo una pausa mientras dejaba de sonreír. La verdad es que esa mujer era completamente hermosa—. Bueno, si no hay más preguntas, que conciernan a esta clase. —dijo haciendo una aclaración mientras guiñaba el ojo—. La doy por finalizada.

Todo el mundo se levantó cuchicheando mientras Edén no dejaba de pensar en esa palabra. Sabía lo que era un año bisiesto, pero quizá aquí era distinto y significaba algo completamente distinto.

—Derek —Edén llamo la atención al muchacho.

Este se giró bruscamente mientras miraba el reloj de su muñeca.

—Dime —dijo acelerado.

—¿Te encuentras bien? —preguntó la muchacha tras ver como su rostro empezaba a palidecer.

—No, la verdad es que no, creo que voy a ir a la enfermería —soltó rápidamente mientras salía corriendo por la puerta.

De nuevo, Edén era la última en salir del aula.

NOTA DE AUTORA

Holaa a todos los que leen mi historia ¿Que les está pareciendo? Algún comentario, opinión duda que tengan pueden decirla sin problema.

¿Ya shippeais a la protagonista con alguien o es muy pronto?

Un besito y muchas gracias por leer ♥

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