Magia, mundos utópicos llenos de pensamientos sin límites. ¿Qué se te viene a la cabeza cuando digo "fantasía"?

La fantasía es mi herramienta de escape de la realidad. Porque cuando te sientes agobiado con el mundo cotidiano, deben de haber opciones para combatirlo, ¿no? O al menos yo le doy ese propósito.

La música, el arte, libros, series o películas que vemos a diario, todo se relaciona a las fantasías que salieron de la cabeza de personas experimentadas en el tema.

Algunas más apegadas a la realidad, otras que vuelan a un planeta diferente. Todas válidas y ligadas a nuestra capacidad para imaginar.

Yo con la música vuelo lejos. Con tan solo una melodía soy capaz de crear un videoclip musical, imaginar una escena ficticia, y más. ¿Qué has creado a partir de la música?

Aunque cabe recalcar que la música no fue mi primer acercamiento a la fantasía. Fueron las letras.

De pequeña, se presentaba un concurso en mi escuela, tú creabas un cuento y este era llevado a la realidad, actuado contigo de protagonista en el patio del colegio, con utilería y vestuario incluidos. Nunca me terminó de convencer la idea de ser la protagonista, pero sí la de ganar. Pero no, no gané con mi historia de apocalípsis mágico ni con ninguna otra. Después de ese momento me había dado por vencida, aunque mi imaginación no me lo permitió por siempre.

Algo que me marcó en la infancia fue el hecho de que la fantasía estuviera presente. Harry Potter, Narnia, Alicia en el país de las maravillas. Todas me hicieron ahondar más allá, llevándome a apreciar filmes como Puente a Terabithia, y debo añadir que no importa cuántos años hayan pasado, sigo llorando como una bebé con esa película.

Sí, soy de esa clase de personas que no pueden vivir sin imaginar. La vida sería tan aburrida sin ello.

Desde niña, era yo quien inventaba los juegos que nos entretendrían a mis hermanas y a mí. Y no se trata de estrategia o reglas complicadas, era pura imaginación, como la vez en la que nos compraron un videojuego de autos, y como era de un solo jugador, debía hacerlo divertido para todos. Fue cuando se me ocurrió posicionar las sillas del comedor simulando un auto y nosotras le dabamos el entusiasmo en cada choque, cada que nos seguía la policía o cuando nos mataban en el juego, brincando de los asientos.

Crear mundos en los que había magia de por medio siempre estuvo en un primer plano para mí. Pero, ¿qué pasaba? Nunca mostraba lo que escribía a personas fuera de mi círculo cercano. ¿Era tímida? Quizá, pero entre eso y otros factores me volví ultra introvertida hasta con lo que me apasionaba. Podía confiar en mi familia, pero fuera de eso, era un campo minado del que solo me salvaría eso que me coartaban a expresar.

Hoy soy capaz de soltarlo todo a algunas personas fuera de mi familia o publicar dentro de un seudo anonimato, de forma natural. Y sí, aún no soy libre de comentar esto al mundo sin disfraz, qué me vean cómo soy. Las inseguridades son latentes en un mundo en el que te incriminan por ser diferente. ¿Les ha pasado?

Aún recuerdo con cierta pesadez los días en los que eso era marcado. No puedo decir lo mismo de cómo es hoy en día. Mi creatividad surge como nunca antes.

Y volviendo a la fantasía, se puede decir que está más presente de lo que se puede pensar. Un libro, una serie, película, cómic, una imagen, música, juegos de todo tipo y más.

Muchos dicen que no tienen imaginación como para crear semejantes cosas, pero eso no les impide disfrutarlas. No hay duda de que es algo que todos consumimos. No me he encontrado a ninguna persona que aborrezca la fantasía en general. Hasta se me hace loco pensar que alguien así pueda existir. ¿Qué es de la vida sin fantasía?

Ahora, algo común es que se deteste a cierto tipo de fantasía, llegándose a disfrutar de otras. ¿Por qué? Todos tenemos gustos. A mí no me tienden a gustar ciertos clichés y no pasa nada.

Cuando hablamos del tema se ha de abordar un campo muy amplio. Son tantas cosas que me temo de olvidar algunas, entonces trataré de ser general y comentar a amplios rasgos.

Me considero más fantasiosa de lo que aparento, y según yo, aparento bastante. Se trata de sumergirte en situaciones idílicas y no tan idílicas. El detonante puede ser cualquier cosa, desde una palabra hasta un sonido en específico. Hasta una pregunta puede desencadenar que mi mente se aloque. Y no, no me refiero a un simple "¿qué pasaría si hago x cosa?". No, va mucho más allá. Puedo estar centrada en lo mío y cuando surge la duda me pongo en una situación de adrenalina extrema. Robos, hacer el ridículo o incluso crear una conversación de la nada sin que esta haya iniciado. Según yo, todos somos un poco así. Eso o enciérrenme en un manicomio.

Se trata de la cantidad de veces y la intensidad del asunto. No llevo la cuenta, pero me pasa eso de fantasear más de diez veces al día, es seguro, y a situaciones tensas llegó a darles su buena dosis de taquicardia. ¿Es normal? No sé, pero eso me hace considerarme creativa y fantasiosa, digo yo. Porque si puedo imaginar situaciones ficticias de la nada, piensen en cuantas cosas más podré crear a raíz de aquello.

Y en cuanto a filmes, siento que el mundo de Harry Potter tiene potencial como una de las mayores fumadas del planeta. Tan específico para responder las mil y un preguntas que surgen. Me he encontrado con animes que dan ese potencial. ¿Qué decir? Los japoneses están locos.

Para finalizar, quiero volver a la música, se trata de un arte y como muchos, requiere un reglamento. Pero pese a sonar rígido, da un millón de posibilidades. Se necesita fantasia para crear esto y más, pero como todo, hay gente dispuesta a intentar.

¿Estás dispuesto a sumergirte en fantasías?