🌼🌼Prólogo🌼🌼
Estaba nevando cuando Gulf salió del hospital, los copos de nieve se arremolinaban en el aire cayendo sobre sus largas pestañas, fundiéndose lentamente en agua helada.
El invierno en Londres era muy frío pero su corazón estaba incluso más frío que eso. Gulf se estremeció y ordenó su bufanda casualmente, con sus arrugadas pruebas del hospital en la mano: un certificado médico de leucemia.
Se dirigió a la parada del autobús y esperó a que esté llegará. Tenía los dedos rígidos por el frío, pero aún así intento marcar el número con el que estaba familiarizado, y marcó de nuevo, y otra vez después de que nadie respondiera.
Nadie respondió al final.
Gulf arrugó los trozos de papel y los dejó en el bote de basura, sintiéndose decepcionado. Media hora después, finalmente llegó el autobús. Habían pocas personas en él. Gulf se sentó junto a la ventana y marcó el teléfono nuevamente. Esta vez alguien lo recogió: "Hola"
- Hoy está nevando, se acerca el invierno - Mencionó suave y gentil, mientras las lágrimas caían silenciosamente por sus mejillas. Habían estado juntos durante 14 años.
Al otro lado de la línea, Mew levantó los dedos he hizo un gesto al bello chico que se encontraba echado junto a él, indicándole que guarde silencio y preguntó con impaciencia:
- ¿Hay algo que quieras decirme? Estoy tomando horas extras en el trabajo.
- ¿Llegarás tarde a casa? Hace mucho tiempo que no estás - Gulf frotó el anillo de plata alrededor de su dedo anular derecho una y otra vez, lágrimas brotaban de sus ojos, cruzaban su rostro y caían en el dorso de su mano.
- Mew frunció el ceño notando la extraña actitud del menor así que preguntó - ¿Te pasa algo?
- Gulf no respondió la pregunta; en cambio, volvió a preguntar con paciencia - ¿Volverás esta noche? Deberíamos comer dumplings para este día de invierno. Los prepararé para ti.
- Realmente no puedo volver - El ojinegro se rascó la cabeza resoplando, comenzaba a sentirse irritado, cansado de la monótona personalidad de Gulf - No voy a poder. Además no tienes porqué hacerlos, le pediré a Kao que te compre algunos, voy a colgar estoy ocupado.
Luego de haber dicho eso Mew cortó la llamada y Gulf se quedó escuchando el contestador del teléfono por un largo tiempo, su corazón dolía demasiado. Sus manos depositaron el móvil en su bolsillo muy lentamente.
¿Cómo es posible que una empresa se encuentre tan ocupada que incluso el mismo jefe no tenga tiempo para ir tan solo a casa a cenar?
Había alguien junto a Mew.
Él era inteligente y sabía muy bien que Mew lo había estado engañando durante 4 años. Pero se hizo de la vista gorda ante este hecho, no porque no le importará si no que temía que se separarán por completo si ponían ese tema en discusión. Había amado a Mew Suppasit por más de 10 años y prefería tolerar sus traiciones a dejarlo.
Gulf se mintió a sí mismo durante 4 años. Se convencía de que no podía oler el perfume de mujeres en el cuerpo de Mew, que no podía ver la marca de lápiz labial en el cuello de su camisa y que no había nada malo detrás de sus excusas poco convincentes.
Solían amarse tanto, ¿Qué nos pasó?
Cuando llegó a la estación, el castaño salió del auto. Sus ojos aún se encontraban un poco rojos y su rostro estaba demasiado pálido.
No compro comestibles ya que no sentía apetito. Hoy se esforzó tanto rogándole a Mew para que vaya a casa, él ama al castaño, lo ama con cada parte de su corazón aún si este se encontrará destrozado, él lo ama con cada fragmento que lo conforma. Puede hacerle tan feliz, pero Mew no estaba dispuesto a darle si quiera un atisbo de amor, incluso si es sólo regresar a casa por un momento. Gulf realmente no sabe si el próximo año, en la primera noche de invierno,
¿Aún podremos cenar juntos?
El asistente llegó rápidamente, el hombre de traje parecía haber salido recién de la compañía, entregando la caja de comida y saludando respetuosamente al Sr. Suppasit.
-Gulf agitó las manos avergonzado - De ahora en adelante, solo maneja los asuntos de la compañía. No te dejes presionar por Mew todos los días para hacer este tipo de recados Kao.
- Este sonrió - Es mi deber como asistente. Tengo que trabajar duro para justificar el sueldo alto que me da - Charló con el ojicafé y se fue.
Después de que se haya retirado, Gulf se sentó inmóvil en la mesa redonda protegiendo una pequeña caja de dumplings.
Había dos personas alrededor de esta mesa en los primeros 14 años. La mesa estaba llena de harina y monedas de caramelo. Mew le ayudaba a darle forma, y les echaba, al igual que un niño, un montón de monedas de caramelo.
- ¿Por qué le hechas tanto relleno a los dumplings - Preguntó el más pequeño al notar que los ingredientes sobresalían ligeramente de la mesa.
- Mew se volvió hacia el - Casi siempre te tocan los de la suerte y si le pongo poco seguro no me tocará ninguno - Dijo con un tono alegre.
Y Gulf sonrió.
Tomó dos pañuelos de la pequeña caja que se encontraba encima de la mesa y limpió la línea de sangre que recorría su rostro. Sufría de frecuentes hemorragias nasales. Él finalmente entendió porque tenía tal enfermedad. ¿No le ofreció toda su suerte a Mew desde un principio? Le entrego cada bolita de masa, todas ellas.
Gulf ya no tenía suerte en lo absoluto.
Solo se comió 4 de todas las bolitas que se encontraban en la caja. Cuatro son suficientes, pensó aturdido. Comenzaba a sentir fiebre y su situación emocional lo hacía sentir muy cansado. Necesitaba dormir para ahogar sus penas. Mañana será otro día.
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