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🌼🌼Capítulo 8🌼🌼


Gulf luchó para ponerse de pie debido a que sus piernas se encontraban entumecidas y con pasos vacilantes se dirigió al baño del departamento, sufriendo la angustia ya que el cariño entre él y su esposo había desaparecido.

La mayoría piensa que lo más doloroso es cuando no puedes encontrar a tu verdadero amor.

Estaban muy equivocados.

Lo más doloroso comenzaba cuando ya lo tenías, y este se escapaba de tus manos.

En un inicio Mew tenía la intención de descargar la ira que le restaba en el pelinegro, ya que de verdad se irritó por la crueldad de sus palabras, se preguntaba qué le había pasado a Gulf para que incluso se atreviera a romper con él.

Estaba a punto de hacerlo, pero se congeló al ver la camisa de su esposo manchada de sangre.

Ya en el baño, Gulf se quitó la ropa, abrió la ducha y se puso de bajo de la regadera. El agua caliente fluyó por todo su cuerpo, limpiando cada centímetro de su piel. Al verse reflejado en las baldosas noto que se veía incluso más delgado en el vapor.

- ¿Qué es lo que estabas haciendo afuera? - Preguntó el mayor con la camisa manchada de sangre en sus manos.

- Me sangró la nariz - Argumentó con un tono plano y levantó la mano para limpiarse el agua de la cara.

- ¿Y qué, acaso no sabes tocar la puerta? Si lo hubiera sabido te habría dejado entrar - Mew tiró la camisa manchada de sangre a un lado. Cerró la puerta del baño y camino hacia el más pequeño, mientras se quitaba la ropa y la arrojaba a un cesto, sostuvo a Gulf en sus brazos acercándolo a él, comenzando a besarlo.

- Un espasmo recorrió el cuerpo del ojicafé cuando sintió la punta de la lengua de Mew deslizarse sobre sus labios. Solo fue un simple rose, húmedo y caliente. Pudo sentir como las grandes manos de su esposo acariciaban su cintura tanteándola hasta el pecho provocando que jadeará ligeramente. Fue en ese momento cuando Mew reaccionó y frunció el ceño - No me digas que te has estado drogando y por eso se te notan hasta los huesos.

Gulf no dijo nada.

Mew ignoró su indiferencia y extendió una mano para cerrar la ducha. Luego pegó a su esposo contra la pared, inmovilizándolo y nuevamente estrelló con fuerza sus labios contra los del castaño mientras su mano se dedicaba a masajear cada vez más la delgada cintura, sabía que era una de las zonas erógenas del menor.

Este se estremeció cuando su espalda tocó las gélidas baldosas de cerámica. Estaba demasiado cansado para atender las necesidades del castaño; sin embargo, Mew no se rindió e hizo todo lo posible para despertar su deseo, lo que solo hizo que sintiera aún más enfermo. Aunque Gulf no contrató a un detective para fisgonear a Mew, sabía claramente que él dormía con muchos amantes allá afuera.

- Déjame, no quiero hacerlo. Estoy muy cansado - El ojicafé volvió la cabeza y cerró los ojos con cansancio.

- Mew se detuvo por un segundo y extendió su mano para agarrar fuertemente la barbilla del menor obligando a que lo mire - ¿No te gusta que te toque? - Refutó enojado, dirigiéndole una mirada sospechosa.

- Gulf sintió dolor e intentó apartar su mano, pero falló así que dejó de luchar y dijo con indiferencia - Piensa lo que quieras.

Fue como si una bomba hubiera explotado en el corazón del castaño encendiendo por completo su enojo.

- Entiendo - Su mandíbula estaba tensa y con una carga de rabia palpable en su rostro agarró a Gulf por la muñeca, sacándolo del baño - Pero primero déjame revisar tu cuerpo para aclarar si no te has acostado con otros hombres.

Mew lo arrastró al dormitorio principal y cuando lo empujó boca abajo en la cama, el menor comenzó a sufrir fuertes mareos. Se sentía vulnerable y expuesto, su corazón se había roto de la angustia cuando escuchó aquellos comentarios difamatorios.

Ambos no se secaron, así que la sabana pronto se mojó. La temperatura en la habitación era baja porque el castaño ni siquiera había encendido el aire acondicionado. Gulf yacía completamente desnudo en la cama, sintiendo un frío agudo colarse por sus huesos y como su cuerpo temblaba levemente.

Mew era mucho más alto que él. Medía 1.85 cm de altura y como una especie de impulso opresivo Gulf solía sentirse protegido cuando estaba con él. Pero ahora solo sentía pánico. Se removió fuerte para sacarlo de encima porque no quería ser tratado como una herramienta para desahogar la lujuria por parte del castaño. Lo hacía sentir humillante. Pero en ese momento, Mew había perdido todas sus casillas.

En dos días el mayor se encontraba abrumado por la ansiedad subconsciente y el miedo de perder a Gulf, por lo que necesitaba tener sexo con él para asegurarse de que este no lo dejaría. De lo contrario, se volvería loco. Así que con manos ágiles sometió al ojicafé haciéndolo levantar sus brazos, colocándolos por encima de su cabeza y con una corbata apresó sus muñecas.

Y si el menor antes tenía miedo, luego de las acciones de Mew había quedado completamente atemorizado.

El castaño lo acercó más a su pecho y llevó dos de sus dedos a la boca de Gulf, él los aceptó de una sola vez ya que no quería saber lo que podría pasar si se negaba. Mew comenzó a moverlos de arriba a bajo deleitándose con los finos y rojizos labios de su esposo. La saliva se aglomeraba en su boca mientras lo succionaba y sus ojos se pusieron vidriosos por la dificultad que tenía para respirar.

Mew maldijo internamente y sacó los dedos, para después deslizarlos por la división de los glúteos de Gulf, presionando con su pulgar él rozado orificio del ojicafé, podía sentirlo palpitar en sus manos. Comenzó a darle fuertes estocadas viendo como sus piernas comenzaban a temblar debajo de él. Se sorprendió de como su deseo por el pelinegro crecía de manera desmesurada.

Gulf quería gritar y si no fuera por lo débil que se sentía hubiera escapado. Mew todavía era joven y lo suficientemente fuerte como para atraparlo en sus brazos. Así que dejó de luchar, cayendo en la desesperación.

- Eres mío - Mew ronroneo en su oído, seguidamente mordisqueó y lamió
la dulce piel de sus clavículas, depositándole besos en la barbilla.

Sacó sus dedos de esa deliciosa estrechez y ayudó a su amante a voltear su cuerpo, logrando visualizar su rostro. Lo primero que notó fueron las espesas lágrimas que caían de sus hermosos fanales ojos, tenía las mejillas rojas, y el agua de la ducha hizo que su cabello se pegara en la frente, sin duda un espectáculo digno de ser apreciado. La manera en que su pecho subía y bajaba con rapidez, dejando a la vista las costillas que sobresalían sobre su piel hizo a Mew relamerse la comisura de los labios.

Llevó las piernas de Gulf a sus caderas y apoyó una mano a un costado de su cabeza. Alineó su miembro sobre la entrada del pelinegro y tomó sus labios con urgencia antes de enterrarse en él. Gulf sintió como la lengua de Mew lo invadía y solo se limitó a cerrar los ojos,arqueándose debido al ardor punzante en su entrada.

El castaño lo penetro, introduciéndose fuertemente entre aquellas calientes y suaves paredes.

- Tan estrecho - Susurro con voz pastosa. Pegó su frente a la de Gulf y se impulsó con los talones en el colchón, hundiéndolos para poder dar la primera embestida. Mew estaba siendo duro y tosco. Lo penetraba en un vaivén profundo, haciendo a su cuerpo contorsionarse del dolor.

- No lo quiero, así no lo quiero - Rogaba, las lágrimas se escapaban de sus párpados cerrados, él luchó, el de verdad se esforzó para liberar sus manos de las ataduras pero todo fue inútil.

- Las penetraciones se volvieron incluso más rápidas y profundas. El líquido preseminal del castaño chorreaba de su miembro generando una fricción húmeda y viscosa entre ambos logrando así que alcance su primer orgasmo; sin embargo, al poco tiempo volvió a estar duro así que lo giró y sus manos se colocaron nuevamente sobre los glúteos de Gulf, enterrándose en ellos. Con sus ásperas manos agarró fuerte la cintura del pelinegro y dijo con una sonrisa maliciosa en su rostro - Parece que te volviste más inteligente que antes. ¿Este es un truco de coqueteo? Me gusta. De hecho, es mucho más fascinante en comparación de hacerte el inocente en la cama.


Gulf sufrió mucho esa noche.

Se encontraba envuelto en las sábanas, cerrando los ojos, tratando de calmar su respiración y los pequeños hipidos que escapaban de sus labios. Suplicaba al cielo poder sumirse en un sueño eterno y en el cual no pueda despertar jamás.

Por fin Mew lo había lastimado, ya que no supo como controlar su fuerza el menor había desarrollado un sangrado y él sabe que sería imposible detenerlo, porque él sufría de coagulopatía.

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